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Jimin se encontraba muy emocionado, pues hoy tendría una cita con Suga, ¡El chico que lo había salvado en más de una ocasión! Aquel que de la noche a la mañana se había convertido en el dueño de sus suspiros y sus pensamientos.
Extrañamente el pelinegro había ganado fácilmente su confianza y cariño, y ¿cómo no? Si le trataba tan dulcemente y lo salvaba cada que se encontraba en apuros.
Pero lamententable tenía que admitirlo, sentía miedo. Miedo de las consecuencias por confiar ciegamente en sus sentimientos y en lo que el pelinegro ocasionaba en él. Sólo esperaba que ninguno de los dos salgan lastimados, así como se lo han advertido tantas veces.
Aunque no tiene nada de que preocuparse, Suga y él simplemente son amigos, amigos que se sonríen cada que se ven, que adoran la presencia del otro, que comparten anillos y que se sonrojan cada que se ven, sí, eso hacen los amigos, y si no lo sabían es porque nunca tuvieron uno de verdad...
Se encontraba frente al espejo, observando detenidamente el conjunto de ropa que traía puesto. Era el séptimo que se probaba y ninguno era de su agrado.
-¡Jimin, es el octavo que te pones!-Se quejó su amigo JungKook, quien se dejó caer sobre la cama ante la desesperación.
-No es verdad, es el séptimo.
-¡Ves! Ya van demasiados y ninguno te gusta.
-Es que ninguno es el indicado.
-Solamente va a ser una cita con el gruñón ese, ¿por qué te esfuerzas tanto en tu vestimenta?
-Para empezar, no es un gruñón, y segundo yo siempre me esmero en mi vestimenta.-Cruzó sus brazos indignado.
-Mmm, como que aquí hay gato encerrado.-Frunció su ceño.-¿Acaso hay algo que no me has contado respecto al amargado?-Lo miró fijamente, esperando que este comenzara a ponerse nervioso y le dijera la verdad.
-N-no...-Titubeó.-Y-y, ¿tú?
-¿Yo qué?-Alzó sus cejas, sorprendido de como este le había cambiado la jugada.
-¿Acaso hay algo que no me has contado respecto a tu primo Taehyung?
-¡¿Q-qué?!
-Aquí hay gato encerrado...-Le alzó una ceja, comenzando a balconearlo.
-A-ah, ¡Pero mira nada más la hora que es! ¡Llegarás tarde a tu cita y no tienes nada que ponerte! Además, y-yo, voy a-a mi casa ha hacer tarea...-Le dió un casto abrazo para después dirigirse a toda prisa a la puerta de la habitación del pelirosa.-¡Adiós!
-Ja, ja, por poco y lo descubro.-Rió, para después volverse a los atuendos que quedaban en su cama, aquellos que aún no se probaba.
Pero antes de tomar uno de ellos la puerta se abrió, y el bello rostro de su hermano SeokJin se asomó por esta.
-¿Puedo pasar?
-¡Hyung!-Corrió hasta él, para después tomar su muñeca y dentrarlo a la habitación.-Usted sabe mucho de moda y necesito urgentemente que me ayude a escoger mi outfit.
-¿Outfit? Pero, ¿qué no acabas de salir de clases?
-No lo necesito para la preparatoria, es para una...-Jugó nerviosamente con sus dedos.-cita.
-¡¿Cita?!
-¡Shhhh!-Cubrió rápidamente su boca.-Nadie lo sabe más que usted. Me han prohibido tener parejas sentimentales y si se enteran que voy a una cita no me dejaran salir.-Le hizo saber por medio de un susurro, a lo que SeokJin asintió, para después apartar la mano de su hermano de su boca.
-¿Entonces necesitas mi ayuda para elegir un buen atuendo?
-¡Sí! Me estoy quedando sin tiempo. Suga está por llegar y tengo miedo de que al momento en que llegue yo aún no esté listo...
-¡Alto, alto ahí! ¿Acaso dijiste Suga? ¿El hijo de Hades? ¿Ese Suga?
-A-ah...-Titubeó al encontrarse balconeado. Había hablado de más y lamentablemente no podía huir como lo había hecho su amigo JungKook.-Prometo que se lo contaré todo después, Hyung. Por lo pronto necesito que me ayude.
-Bien, solamente porque muero de ganas de rebuscar en tu armario y combinar tus accesorios.-Avanzó en dirección al closet irreal del pelirosa, el cual no parecía tener fin, por eso mismo es que era tan extraño cuando Jimin se quejaba de que nunca tenía nada que ponerse.
Una vez que su hermano mayor se encontró rebuscando dentro del armario, se permitió soltar el aire que había retenido en sus pulmones. Al menos no tendría por que contarselo hoy.
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Incómodo. No había otra palabra que pudiera describir el estado actual de Jimin. Se sentía incómodo usando todo lo que su hermano le ponía sobre la cama. Tacones de plataforma baja, faldas y hasta tops, su hermano tenía un estilo algo...femenil. Algo que para nada era su gusto, no le desagradaba, pero sentía que llevar falda a la primera cita con el pálido no era lo más adecuado.
-Sólo te advierto que está a nada de llegar y si no te decides por algo tendrás que irte en pijama...-Apuntó a la pijama que traía puesta, la cual era muy adorable, pero no era adecuada para una cita.
-¡Lo sé, lo sé! Es sólo que no hay nada que me gust-...-Sus palabras quedaron suspendidas cuando unas trompetas resonaron por todo el lugar, era el timbre. Suga había llegado y no estaba listo.-¡Ya llegó! ¡Ya llegó! ¡¿Qué hago?!-Corrió desesperadamente de un lado a otro, tratando de pensar, pero desafortunadamente se encontraba bloqueado por los nervios.
SeokJin detuvo su ataque de pánico con unas delicadas cachetadas, para después tomarlo por los hombros.
-¿Cuál atuendo crees que lo deje más con la boca abierta?
-A-ah, tal vez ese...-Señalo a la cama, donde se encontraba una falda corta de tablón color azul marino y una chaqueta plateada.-¡No esa! O ¡No, mejor esa!-Apuntó a diferentes direcciones, donde descansaban diferentes atuendos. SeokJin comenzó a fastidiarse de la actitud indecisa de su hermano y agarró la primera opción que este había elegido para después entregársela y empujarlo hacia el probador.
-¡Cambiate ya! O sino se irá.-Jimin no renegó esta vez e hizo caso al mayor, para luego apresurarse.
Por otro lado, SeokJin abandonó la habitación en cuanto Jimin comenzó a ponerse el atuendo que le había asignado. Se apresuró a dirigirse a la entrada del templo, donde esperaba ser él el que recibiera a la cita de su hermanito, sino todo su esfuerzo por crear un outfit perfecto se iría a la basura. Todos hecharían a patadas al pobre chico, a excepción de su madre, quien simplemente le daría igual y lo dejaría pasar sin preguntarle absolutamente nada.
Una vez que se encontró en la gran puerta, pidió a los guardias que lo dejarán pasar, para después acercarse lentamente hacia este, mostrando seguridad y firmeza en cada paso que daba. Debía intimidar al chico aunque sea un poco, aunque claro, era imposible, el mocoso era hijo de Hades.
-¿Qué necesitas?-Preguntó firmemente, intentando sonar lo más rudo posible.
-Vengo por Jimin.-Respondió secamente, importandole poco el tono que acaban de usar con el.
-Jimin tiene prohibido tener relaciones sentimentales.
-¿Ah así? Pues nunca me lo dijo.
-Y no te lo dirá, así que puedes volver por donde viniste.
-Hicé algo de esfuerzo para llegar hasta acá, así que no creas que será tan fácil hecharme de aquí.
-No es necesario hecharte, mis guardias pueden enseñarte la salida con gusto.-Al momento de decir esto, los mencionados hicieron sonar sus espadas y armaduras de metal, las cuales no causaron ni un poco de impresión en el pálido.
-Ow, que tiernos, pero no gracias. No me iré de aquí si no es con Jimin.-Cruzandose de brazos.
-Y, ¿que pasa si no te dejo verlo?-Se cruzó de brazos al igual que el pelinegro.
-No me gustaría tener que crear guerra por la mano de Jimin, la cual me corresponde por azares del destino. Además de que sería demasiado cruel para su dulce corazón.
-Tienes agallas para decir que su mano te corresponde por mera coincidencia.-Sonrió ladinamente, ante la seguridad con la que decía las cosas.-Pero tienes razón, sería demasiado para su corazón, así que no se metan en problemas, que mi padre y mis hermanos no serán iguales de gentiles que yo...-Se dió la vuelta, para después adentrarse nuevamente al palacio, no sin antes decirle algo último.-Jimin está por bajar...
-Amh...gracias.-Carraspeó algo incómodo por la situación tan extraña que acababa de vivir, para después seguirlo hacia el interior del palacio.
Si que la familia de Jimin era demasiado extraña.
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