𖹭.ᐟ
💖(POV: TOUMA)💖
En el momento en el que dije "mejor amigo" Kusuo bajó levemente la cabeza, como si le hubiera molestado. Siempre me sorprende con acciones que no llego a entender del todo, ¿Fué una indirecta? Para ser sincero, era la verdad, el y yo somos mejores amigos desde siempre, o al menos eso pensé hasta esos momentos de confusión interna.
-Kusuo, ¿dije algo que te molestó? ¿Fué porque dije "mejor amigo"? Si es así, te pido disculpas. Es que para mí esa fué nuestra relación desde siempre y...-
-"Esta bien, solo...no te disculpes".-
-Mmhh de acuerdo, Kusuo ¿Puedo hacerte una pregunta?-
-"Depende".-
-Sobre tu secreto.-
-"Si quieres saberlo tendrás que esperar".-
-Ya veo, pero ¿Cuánto tiempo?-
-"No mucho, solo...- Dejó de mirarme- unos días".-
-¿Que asunto trata ese secreto?-
-"Espera".-
-Debe ser importante si decides esperar algunos días pero no lo suficiente si aceptaste decírmelo, estimo que debe ser algo relacionado con tus poderes, quizás por eso decides esperar, para poder controlarlo mejor y estar seguro que es algo que puedas mostrarme sin lastimarme a mi ni a ti, por lo tanto...-
Kusuo me interrumpió.
-"Silencio, si esperas un poco te lo diré hoy, solo para".-
-¡Muchísimas gracias Kusuo, no se lo diré a nadie sea lo que sea, te lo juro, realmente te agradezco que confíes en mí para contarme un secreto tuyo, te lo compensaré de alguna manera, muchas gracias!-
Estaba realmente emocionado por saber el secreto que me iba a confiar, y agradecía poder estar viéndonos el fin de semana, la estaba pasando muy bien.
Charlé un rato con él sobre las incógnitas del razonamiento humano cuando llegó nuestro pedido. Ví como los ojos de Kusuo se iluminaron y me sorprendió bastante ver cómo sonrió mientras comía la gelatina de café. Por razones que hasta ese momento desconocía, me quedé fascinado viendo su sonrisa, hasta que subió su vista y mi miró fijamente. Creo que me había vuelto a sonrojar.
-"¿Que pasa?".-
-N-Nada Kusuo, es que no te había visto sonreír desde que éramos niños y me sorprendió que lo hicieras ahora, solo eso.-
Siguió comiendo como si nada. Hice lo mismo.
Luego de un rato rompí el silencio.
-Kusuo, ¿a dónde quieres ir ahora?-
-"Podemos ir a mi casa si quieres".- Dijo levantándose y caminando hacia la puerta.
-¡Me encantaría, gracias por invitarme!-
Salimos de la cafetería sin apuro, hasta que ví el cielo nublado amenazando con llover. Kusuo dobló en un callejón y nos teletransportó a la puerta de su casa.
Su madre nos recibió con cariño, nos quitamos los zapatos y subimos a su habitación.
-Kusuo, ¿Me dirás tu secreto?-
Estuvo en silencio unos segundos.
-"No".-
-¡Aaaaah, me engañaste!
-"No te lo pensaba decir de todas formas, eres inteligente, descúbrelo por ti mismo".-
-¿Y si lo descubro que harás?-
-"Ya lo verás "-
Estuve con el al rededor de una hora y media, cuando comenzó a llover, Kusuo decidió teletransportarme a mi casa para no preocupar a mi madre.
La mañana del sábado fue tranquila y fría, me mantuve un rato en mi habitación pensado. Recordando todo lo ocurrido el día anterior, no podía evitar pensar en Kusuo, era un cosquilleo constante en el estómago y un sonrojo repentino cada vez que lo recordaba. Esa misma sensación me invadió la primera vez que ví a Teruhashi Kokomi, tan linda y dulce, aunque me decepcione cuando noté su actuación y falsedad, pero no valia la pena pensar en ella.
Me dí cuenta de que estaba enamorado de Kusuo.
Era algo realmente relajante aceptar que me gustaba, y prefería quedarme con ese lado de la moneda, ignorando lo triste que era enamorarme de alguien totalmente imposible.
Mi mañana se basó en quedarme en mi cama pensando en cómo sería estar con el, y tanto divagó mi mente que llegue a pensar en la intimidad. No tenía planeado pensar eso, me moría de vergüenza con la idea de tener relaciones con el.
Dejé de pensar en eso para no estimularme mental y físicamente hablando de lo sexual, prefería relajarme.
Ahí fue cuando recordé que Kusuo sale a hacer mandados las mañanas de los sábados, fué muy fácil memorizar su rutina luego de observarlo seis meses.
Sin pensarlo dos veces me puse mi saco marrón hasta los tobillos, y salí afuera (no sin antes saludar a mi madre) en busca de Kusuo.
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