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   ★𝘕𝘢𝘳𝘳𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘰𝘮𝘯𝘪𝘱𝘳𝘦𝘴𝘦𝘯𝘵𝘦★
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La verdad sobre el profesor Iguchi ya no era una novedad. Los alumnos se habían acostumbrado a su cara de pervertido y sus comentarios fácilmente dados para el mal pensamiento. Ahora lo veían con una perspectiva más sana, dentro de lo que se podía.
Aún así, las burlas siempre están presentes.

El pobre profesor casi se cae de su asiento en la sala de profesores cuando encontró, entre sus pertenencias, una carta. De amor. Una carta de amor. Con un remitente anónimo.
¿Recuerdan cuando a Nendou le llegó una? Exactamente así. Kusuo no lo podía creer. O, bueno, si lo creyó, porque en este caso no fue una carta real.
La misma broma que Takahashi y sus dos amigos (Yokota y Shuuji) le habían hecho a Matsuzaki, el profesor de Educación Física, fue reutilizada. Y fue más gracioso para ellos, porque había una probabilidad muchísimo más baja de que alguien respondiera por ella, nadie se atrevería. Kusuo tampoco planeaba hacerse pasar por una alumna más, como la primera y última vez.

Iguchi no sabía que hacer. Su moral no le permitía responder, y su vergüenza le impedía decirle a alguien al respecto. Así que optó por quedarse callado y deshechar la carta, la primera carta de amor que recibió en su vida. Le tocó una fibra sensible en su incomprendido corazón.
Ahora se encontraba más inseguro que de costumbre, y sus precipitadas conclusiones aumentaron con la llegada de más anónimas dedicatorias. Comenzó a comparar incluso la caligrafía de sus estudiantes con las palabras románticas, sin resultados. La letra afilada y delicada no coincidía con ninguna mano. Hasta Kusuo se sorprendió.

Y como si no fuera poco, comenzaron a esparcir rumores.

— ¿Quien será la que le da cartas al profesor Iguchi?—

— Ay, no lo sé, pero no quiero saber. Debe ser una chica...—

— Ni lo digas.—

Que sea un profesor era lo de menos, para los alumnos. Lo inquietante era que alguien lo encontrara atractivo. Bueno, en caso de los tres graciosos que iniciaron la broma que se prolongó un poco más de lo debido.

Iguchi no tenía pensado arruinar su reputación. O mejor dicho, volver a recibir desconfianza y malas miradas. No se le pasó ni un momento por la cabeza corresponder las cartas, ni los sentimientos, ni las palabras, por más dulces y envolventes que fueran. Era un hombre correcto, de principios y un gran profesor, aunque su cara no coincidiera con esta descripción.

Kusuo, como el espectador principal, pensaba "seriamente" si intervenir, frenar la broma antes de que se saliera de control, o dejar que las cosas siguieran así. Realmente no tenía ganas de volver a ser rechazado, o peor, multado y sermoneado, conociendo al profesor, así que optó por intervenir se forma mínima.

— ¿Qué es esto...?—

— ¿Eh? ¡A-Ah, profesora Shima, no es nada, es solo...!— Balbuceó el de pelo verde.

Ella leyó la carta que había encontrado en la sala de profesores con rapidez y atención, para luego mirar con una expresión ilegible al otro.

— ¿Será posible que... finalmente se te declaró?—

— ¿Q-Qué? ¿De quién habla?—

La profesora comenzó a saltar de alegría y a abrazar a Iguchi, quién no entendía nada.

— ¡Matsuzaki de verdad me escuchó! Es bastante tímido para decírtelo en persona...—

— ¡¿QUÉ?!—

—"¿Qué?"—

El mencionado entró en la sala con tres alumnos castigados, a los que había encontrado hurgando entre las pertenencias del profesor de pelo verde.

— ¿Qué?—

Takahashi, Yokota y Shuuji quedaron helados, teniendo en cuenta de que no habían dejado en la sala de profesores ninguna carta. Iguchi estaba rojo, así como Matsuzaki.

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Buenas trébor, aquí chavales.
JAJAJ HOLA TANTO TIEMPO
Les pido perdón de todo corazao, pasaron cositas (casi me mato)
Bueno nada, quería dejarles este coso q hice, ni siquiera me gustó como quedó pero tenía muchas ganas de escribir, spoiler, estoy trabajando en el próximo capítulo de la historia principal
Díganme si les gustó plis, y si quieren q siga con este pequeño relato JAJA

LOS AMO VERY MUCHO 💖‼️