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OCHO

Los ojos de Jimin se abrieron despacio adaptándose a la luz, moría de sed así que se quiso levantar para ir por agua, pero no lo consiguió.

—Ay —se quejó antes de volver a acostarse de nuevo.

Su cuerpo entero dolía y sentía una sensación de ardor, levantó su mano para verla y marcas rojas decoraban su muñeca y un haz de recuerdos se proyectaron en su cabeza. Su rostro se sonrojó al instante cuando recordó lo que le había pasado. Miro alrededor para confirmar que no estaba en su habitación y no había sido un sueño, aunque sabía perfectamente que había sido real, recuerda todas sus palabras y acciones.

—Despertaste —dijo Jungkook entrando a la habitación.

—Tú… —comenzó a decir Jimin pero se interrumpió al escuchar lo ronca que se escuchaba su voz.

Jungkook de inmediato le acercó un vaso con agua y lo ayudó a sentarse, Jimin aceptó todo sin quejas porque realmente moría de sed. Mientras bebía su mano libre apretaba con fuerza la sábana enredada en su cintura, sabía que continuaba desnudo. Cuando terminó de beber, Jungkook dejó el vaso sobre la mesita y se sentó de nuevo en la cama junto a Jimin quien se alejó de inmediato de él.

—¿De qué tienes miedo? —preguntó el mafioso extendiendo la mano para acariciar suavemente su mejilla y Jimin hizo a un lado la mirada con enojo.

—No te metas conmigo —dijo Jimin y Jungkook levantó una ceja levemente con una suave risa que salió de su garganta.

—¿Hasta ahora me vienes a decir eso? —preguntó bromeando y Jimin frunció los labios.

Jimin se sorprendió cuando al mirar por la ventana descubrió que ya estaba oscuro afuera.

—¿Qué hora es? —preguntó de inmediato.

—Ya son las siete de la tarde —respondió el pelinegro.

Jimin volvió a verlo con enojo. Había salido de la oficina al mediodía para comer y no había vuelto.

—¿Por qué no me despertaste? Oh por dios. En mi trabajo deben estar preocupados por mí —se quejó el castaño.

—No te preocupes, llamé a tu trabajo y dije que no te sentías bien, no quería despertarte, quiero que descanses —dijo Jungkook haciendo que la cara de Jimin se sonrojara.

Se sentía extremadamente cansado, recuerda perfectamente todo lo que hizo con el pelinegro, no podía contar cuántas rondas habían completado exactamente, pero cada una era bastante duradera, su cara se puso más roja al pensar en eso.

—¿Estás pensando en lo que pasó en la tarde? —fingió preguntar aunque ya sabía la respuesta.

—¡Loco! ¡Claro que no pienso en esas cosas! Dame mi ropa, me iré —dijo Jimin con voz severa, para cubrir la vergüenza.

—Claro, te llevaré de regreso, pero primero tenemos que llegar a un acuerdo —dijo el mafioso en tono serio.

—¿Qué pasa? preguntó Jimin poniéndose nervioso.

—Vendrás conmigo a mi casa.

—No, definitivamente no voy a ir contigo —respondió el castaño rápidamente.

—Pensé que ya estaba claro que nos entendíamos.

—¿Entender? ¡Tú eres el que no entiende nada! ¡Te dije que no voy a ir contigo a ningún lado! —gritó Jimin tratando de no moverse demasiado porque aún le dolía el cuerpo.

Jungkook suspiro cansado, nunca antes había hecho algo así pero no iba a seguir jugando, se puso de pie y levantó a Jimin tomándolo por los hombros, causando un estremecimiento en el chico.

—No me importa si estás de acuerdo o no, te daré tres días para que te prepares, mañana tengo que volar por negocios a Japón, y cuando regrese yo mismo iré a recogerte a tu casa, ¿entiendes? —ordenó ignorando la negativa de Jimin que lo miró con enojo.

Después lo soltó y le entregó la ropa que le había encargado comprar a uno de los guardias, porque la que traía había quedado inutilizable. Jimin rápidamente se la puso con los ojos de Jungkook constantemente mirándolo, cuando terminó de vestirse, el mafioso se acercó y abrazó su delgada cintura, al principio se resistió, pero no pudo contra la fuerza de Jungkook.

Cuando salieron del dormitorio los subordinados del pelinegro inmediatamente se pusieron de pie y lo saludaron, causando que Jimin se estremeciera un poco. Tanto que agarró accidentalmente el brazo de Jungkook que sonrió con satisfacción.

—Vayan a preparar el auto, iré a dejar a mi esposa a su condominio —ordenó.

Cuando llegaron al estacionamiento, Jimin trató de irse él solo, pero Jungkook no lo dejo abrazando con más fuerza su cintura y lo obligó a subir al auto.

—¿Por qué estás huyendo de nuevo? Ya te demostré lo bien que nos llevamos los dos —comentó una vez dentro haciendo que Jimin rodará los ojos.

Sabiendo que era inútil seguir discutiendo sobre eso el chico no dijo nada, solo se giro para mantener la vista puesta en la ventana del auto, de toda esa situación él era el único culpable y eso lo hacía enojarse consigo mismo.

¿Quién se satisfacía con esas acciones en la cama? Jungkook iba tras su cuerpo y lo lastimaba, ¿por qué eso lo hacía sentir bien? Y es que no se podía negar cuánto había disfrutado todo lo que el mafioso le había hecho.

Eso era lo que más confusión le causaba. No sé comprendía a si mismo, nunca antes había experimentado algo así, sus encuentros previos con Jackson aunque rudos jamás habían llegado a esos extremos y le gustaban, pero porque ahora sentía que hasta que Jungkook lo hizo suyo se sintió realmente liberado, se sentía tan lleno y eso mismo le causaba un miedo inexplicable.

Permaneció en silencio durante todo el camino hasta su edificio; cuando llegaron a pesar de que le había prohibido la entrada a su departamento, Jimin sabía que Jungkook lo haría de todas maneras, y no se molestó en discutir, los dos subieron hasta el piso donde estaba su pequeño hogar, mientras los guardaespaldas esperaban por su jefe en el estacionamiento y en la recepción del edificio.

—Descansa un poco, me gustaría llevarte ahora mismo a mi casa, ahí estarás mejor atendido pero quiero que te prepares primero y guardes lo que realmente necesitas —dijo Jungkook como si él ya hubiera aceptado.

Jimin continuó callado, apretando los puños para no golpearlo.

—Jimin, ni siquiera pienses en huir de mí, puedo hacer más cosas de las que piensas, ¿entiendes?

Jungkook lo amenazó de antemano. Jimin puso los ojos en blanco y lo miró con desaprobación, tanto así que por un momento el pelinegro sintió que se amenazaba a sí mismo al ver los ojos del chico.

En lugar de ofenderse, sonrió de medio lado y acarició suavemente su mejilla.

—Eres como un gato, podrás estar enojado pero luces adorable.

—Soy un hombre, no un animal —argumentó Jimin a regañadientes.

—Yo no dije lo contrario —se burló haciendo que el castaño enfureciera más.

—Ya vete, sal de mi casa ahora mismo.

Jimin ya no quería estar cerca de ese hombre, esos ojos oscuros que lo veían le daban demasiado miedo. Pero no un miedo literal, sino que lo intimidaban, temía perderse en ellos y no poder sacarlo de su mente.

—Está bien, me voy. Pero no olvides que vendré por ti en tres días, no huyas, no busques a nadie más, mis hombres te estarán cuidando.

Después de eso se inclinó y le dejo un beso en su sien antes de salir, de su habitación y de su casa.

Ya a solas se recostó sobre la cama y usó sus manos para abrazarse. Pensaba en los brazos de otro hombre, una persona que forma parte de su pasado.

—¿Por qué no puedo recordar tus brazos Jack? ¿Por qué? —se preguntó en voz alta porque realmente no lo recuerda.

¿Qué tipo de sentimientos tenía cuando Jackson lo tocaba? ¿Por qué ahora solo recuerda las caricias del hombre que acaba de salir de su casa.

—Realmente me hiciste olvidar las caricias de Jackson, Jeon Jungkook.

Fueron sus palabras antes de cerrar los ojos lentamente por el agotamiento.

—Jimin ¿cómo estuvo ayer? Estábamos muy preocupadas por ti, no podía contactarte. Si el señor Jeon no me hubiera llamado habría ido a denunciar tu desaparición —dijo Lisa en cuanto lo vio entrar a primera hora del día.

—No es gran cosa, perdona por preocuparte —se disculpó.

Aunque aún sentía el cuerpo adolorido no quería seguir faltando a trabajar, así que solo se tapo las marcas que había hecho Jungkook con una camisa de cuello alto mangas largas para tapar sus muñecas.

—Entonces ¿Estás bien? Digo… el señor Jeon…

Jimin sabía que su socia quería saber sobre lo que Jungkook había dicho ayer frente a ellas y Choi San de que era su esposa, pero ni ella se atrevía a formular la pregunta, ni él tenía ganas de responder así que cambió el tema bruscamente.

—Lis, ¿tienes algún documento para que lo vea? —interrumpió la conversación enfocándose en el trabajo.

—Si, puedo llevarlo a tu oficina —respondió la mujer asintiendo antes de entrar a su oficina.

Jimin camino directo al ventanal y abrió un poco la cortina para ver hacia afuera y suspiro al ver el carro negro estacionado afuera. Desde que dejó su casa vio que alguien lo seguía, y ahora lo comprobaba al ver a uno de los subordinados de Jungkook salir del auto.

Esa misma mañana Jungkook le llamó por teléfono solo para recordarle que estuviera listo dentro de tres días, Jimin estaba tan molesto que le cortó la llamada y para su buena suerte no volvió a marcar. Después un día lleno de trabajo Jimin salió solo para ver a los empleados del pelinegro volver a seguirlo.

Intentó perderlos acelerando el auto, pero sin importar lo que hiciera, no lograba escapar, los guardias de Jungkook no se lo permitieron. Ya en su departamento estuvo pensando la manera de escapar de ese hombre loco, pero no encontraba ninguna. A la casa de sus padres no podía ir porque probablemente Jungkook sabía dónde estaba su casa.

En el transcurso de ese día Jungkook lo llamó varias veces, pero se negó a responder, y tuvo el descaro de llamar a uno de los guardias que lo vigilaban y pedirle que le llevará el teléfono. Jimin contestó solo para gritarle que lo dejara en paz y colgar.

—Jimin ¿Tienes algún problema ? Sabes que puedes contar conmigo —le dijo Lisa preocupada al ver lo estresado que estaba desde que había llegado, sabía que alguien estaba tras de él y eso lo tenía así.

—No es nada que no pueda manejar Lisa.

Jimin no quería preocupar a su socia, ni tampoco a Rose.

—¿Por qué no te vas a descansar? Déjame encargarme del trabajo a mi, ¿por qué no sales con algunos amigos a un bar a relajarte? —sugirió la mujer y a Jimin se le iluminaron los ojos.

Amigo...

Después de pensar en la palabra amigo a Jimin se le ocurrió algo.

—Gracias Lisa, lo pensaré —dijo y apenas su socia salió de su oficina tomó el teléfono y marcó un número que pensó no volvería a ocupar.

Espero un momento antes de que la llamada fuera atendida.

[Hola Jimin]


—Hola Jack, ¿estás en tu casa? —le preguntó de inmediato.

[No, vine a la provincia, ¿qué pasa?] Le preguntó Jackson, en su tono frío de siempre.


—¿Mark te acompaña?

[Sí, ¿qué es lo que quieres Jim?]


Jimin sabía que Jackson no quería ser grosero con él, esa era su manera de ser, pero aún así se sintió mal.

—¿Cuándo vuelves?

[Está noche, mañana temprano]


—Cuando llegues me puedes decir, tengo algo que decirte por favor.

[Si es urgente, dímelo ahora] le respondió Jackson ya con un ligero tono de sospecha, por su reticencia a hablar.


—No es urgente, solo necesito pedirte algo, cuando vuelvas me avisas por favor.

[Okay yo te aviso]


Después colgó y se quedó viendo el teléfono un rato, mientras se preguntaba qué sentiría cuando viera a Jackson.

—Jimin —habló Rose con genuina preocupación cuando lo vio salir de su oficina con sus cosas.

—Me voy, descansaré un rato, ¿puedes mandarme lo que falta por correo? Si alguien pregunta por mí, solo dile que no sabes dónde estoy —dijo Jimin después de haber pensado una forma de escapar.

—Sí, está bien —respondió su secretaria.

Jimin se despidió pensando en que todo saliera bien.









Jungkook: No huyas

Jimin: Que me escape dice jejeje

¿Que pasará cuando Jackson y Jimin se vean y Jk se entere?

Nos leemos bellezas...
        Besitos 😘😘😘

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