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𝟬𝟭. El inicio de todo



Esta no es una historia feliz, así que si buscas eso, te recomiendo que vayas a leer otra.

Mi historia empieza de una manera peculiar por así decirlo.

Todo empezó cuando estaba en la biblioteca pública junto a dos de mis hermanos.

Jennifer y Jackson, no sé si diría que son mis hermanos favoritos... pero lo son.

Estábamos leyendo tranquilos cuando una voz nos hizo salir de nuestras respectivas lecturas.

Era el señor Casewell, él era un amigo de papá, trabajaba en servicios sociales, pensábamos que tal vez papá lo había mandado para que nos llevara a casa.

-Jennifer, Madeline, Jackson. Sus padres murieron.

Los tres soltamos nuestros libros en shock. No es algo que esperas escuchar en una conversación normal, y lo había dicho como si fuera algo de lo que hablara todos los días, aunque tal vez lo era.

-Es una broma de muy mal gusto señor-Dijo Jackson rápidamente.

-Me temo que no es una broma.

Empecé a escuchar la respiración agitada de Jenny, estaba teniendo un ataque de ansiedad.

-Mierda.

Tuve que dejar mis propios sentimientos de lado para ayudar a mi hermana.

La hice mirarme y le di un patrón de respiración el cual debía de seguir conmigo, poco a poco empezó a relajarse y su pulso volvió a la normalidad. Aún estaba inquieta, pero estaba mejor que hace unos minutos.

-¿Cómo murieron?-Pregunté volviendo a mirar al hombre frente a nosotros.

-En un incendio en su casa.

-Entonces...

-Si, sus otros hermanos también murieron.

Se me hizo un nudo en la garganta, éramos seis hermanos, ahora solo somos tres.

-¿Y que pasará con nosotros?–Jackson se cruzó de brazos, tratando de parecer rudo para que no nos asustáramos.

-Esa es una buena pregunta mi querido Jackson. Ustedes se quedarán con su familiar más cercano.

Sacó un papel de su bolsillo y se puso sus lentes.

-Un tal Conde Olaf.

-No conocemos a ningún Conde Olaf-Aseguró Jennifer.

-Es un primo lejano de su madre.

-¿Tan lejano que nunca habíamos escuchado hablar de él?-Cuestione.

-No fue mi decisión niños, tuvimos que hacer una búsqueda exhaustiva para esto, pero no se preocupen, él será un buen tutor, además de que no estarán solos ahí, también estarán unos niños de apellido...

Mientras él trataba de recordar el apellido de aquellos niños yo me quedé mirando a la nada, es extraño como la vida puede cambiar en cuestión de segundos, hace poco solo estaba leyendo Orgullo y Prejuicio, y ahora estoy escuchando como toda mi familia había muerto y tendría que mudarme con un total desconocido.

-Bau-Baudelaire, creo.

Se sintió orgulloso de sí mismo por recordarlo.

-Bien, iremos a conocer a su tutor mañana por la mañana, hoy se quedarán en un hotel que reserve especialmente para ustedes.


-¡Todo esto es una mierda!

Mi hermano tiene serios problemas de ira. No solo lo decía porque si, realmente estaba diagnosticado, y lo único que lo calmaba era tocar el piano, cosa que ya no podía hacer porque nuestro piano se había quemado en el fuego.

-Tranquilo Jack-Hablé mientras peinaba el cabello de Jenny.

-¿Cómo pides que me tranquilice Maddie? Nuestros padres y hermanos están muertos, y parece que no importaran.

-Si importan.

-No parece, ya me imagino el titular mañana del maldito diario "Huérfanos Roberts: Incendio mata a toda su familia".

-No creo que alguien sea tan cruel como para escribir eso Jack-Dijo Jenny.

-Te sorprendería lo que la gente es capaz de hacer solo por dinero ¿Qué harías tú por dinero?

-Preferiría que nuestros padres y hermanos vivieran, antes que cualquier maldito dinero que pudieran darme.

-Pero no todos son tú Jenny...

-¡Basta los dos! Dejen de pelear, pelear no nos servirá de nada, ahora solo nos tenemos a nosotros y pelear no es la mejor opción.

Jack suspiró, asintió con la cabeza y luego salió de la habitación.



Estaba terminando de arreglarme antes de que llegara el señor Casewell a llevarnos con ese tal Conde Olaf. No sabía que ponerme o que no, era una situación anormal que se sentía como si estuviéramos en una pesadilla.

-¿Creen que sea buena persona?

-Jenny, si no fuera buena persona, no nos dejarían con él, recuerda que el señor Casewell dijo que lo investigaron bien-Jackson trató de tranquilizarla.

Tocaron la puerta y yo fui a abrir.

Era el señor Casewell.

-¿Están listos niños?

Voltee a ver an mis hermanos, estábamos lo más listos que podríamos estar en esta situación.



-Su tutor es un actor reconocido.

-¿En serio? ¿En qué películas sale?-Pregunté, tal vez si lo hubiésemos visto en alguna película sabríamos más o menos como se vería.

-Bueno, es reconocido en el mundo del teatro.

A veces papá y mamá nos llevaban al teatro, pero como no a todos nos gustaba, no era muy seguido.

-¿Tiene esposa?

-No, no que nosotros sepamos claro.

-Se supone que lo habían investigado-Dijo mi hermano y yo le di un codazo.

-Si lo hicieron, pero yo no sé todos los detalles.

Jackson iba a seguir peleando, pero yo lo miré mal antes de que lo hiciera.

Llegamos a una hermosa casa, era igual a las otras de la calle, pero había algo en ella que la hacía sentir diferente.

De ella salió una mujer con una peluca blanca y una toga.

-Disculpe ¿Aquí vive el Conde Olaf?

Ella nos volteó a ver, parecía emocionada.

-Oh, hola, no los había visto, mi nombre es justicia Strauss.

-Hola-Dijimos mis hermanos y yo al mismo tiempo.

-¿Cuál era su pregunta?

-¿Aquí vive el conde Olaf?

-Oh no, el Conde es mi vecino de enfrente.

Volteamos a ver la casa, era totalmente diferente a esta, Jack quería irse, pero lo mantuve en su lugar.

Caminamos a la casa de enfrente con miedo.

Tocamos el timbre que inmediatamente soltó un sonido extraño.

Después de unos minutos escuchamos una voz ensayando unas palabras.

Abrió la puerta dejando ver a un hombre muy alto y delgado de pelo blanco y con un tatuaje de un ojo en el tobillo izquierdo.

-Hola, hola, hola. ¿Son los Baudelaire?

-No, son los niños Roberts.

-Oh, cierto, cierto, pasen huérfanos Roberts.

La casa estaba hecha un desastre total, ni siquiera mi habitación cuando estaba desordenada lograba verse tan mal.

-¿Necesito firmar algún recibo?

¿Recibo?

-No, obviamente no, son niños.

-Okey, entonces, adiós señor.

El señor Casewell iba a decir algo pero el Conde lo sacó de la casa.

Después de cerrarle la puerta en la cara vino hacia nosotros, debo de admitir que, la verdad, si me dio miedo.

-Esto será interesante.

✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶

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