Canción: Light Headed – Sia ft. David Guetta.

| Somos uno. |

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"Tú y yo somos uno esta noche."

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Suspiró, viendo fijamente como Tony dormía en su cama.

Las cosas entre Tony y él habían estado más que bien desde que el mayor había hablado con Steve. No eran nada oficialmente, pero el sentimiento de algo más que un novio estaba ahí, siempre presente.

No le importaba no ser oficial, la simple compañía de Tony causaba más en él de lo que había querido admitir en el principio.
El sentimiento de protección y amor que le transmitía no lo había sentido con nadie más. En su relación con Simón, él había sido el que había tratado de mantener a flote a su pareja, ahora era casi todo lo contrario.

Su amor por Tony era más grande que el que había sentido por Simón, las cosas no se podían comparar y aunque su virginidad la había perdido con Simón, estaba seguro de que eso era algo a lo que Tony no le daba tanta importancia.

La culpa había comenzado a desvanecerse, su estado de ánimo era mil veces mejor que antes y ahora se sentía más listo en cuanto a los sentimientos que tenía por Tony. Era innegable que estaba enamorado de él, pero por el hecho de tener miedo a dañarlo no había dicho nada antes.

Ahora estaba completamente seguro de que se quería arriesgar a cualquier cosa con Tony.

—Casi te puedo escuchar pensar —se sobresaltó un poco al darse cuenta de que Tony ya estaba despierto, pero le sonrió con rapidez.

—¿De verdad? —Tony asintió con suavidad y se sentó con pereza en medio de la cama.

—¿En que piensas? 

La curiosidad de Tony es evidente, cosa que le causó una sonrisa.

—En nosotros.

Los ojos de Tony brillaron.

—¿Sí?

—Sí —confirmó—. Pensaba en el miedo que tenía al principio. No es fácil, ¿sabes? Sufrí mucho cuando Simón murió, no quería que tu pasaras por lo mismo. Pero las cosas no se dan como uno las quiere.

Bajó la mirada, antes de que Tony le alzara el mentón para besarlo. Sus manos fueron al cuello de Tony al mismo tiempo que sus salivas se mezclaron. La forma en la que las manos de el mayor se posaron en su cintura se sintió perfecta.

—No tienes que pensar tanto.

Negó con suavidad.

—Lo sé, pero ahora realmente no tengo nada en lo que pensar, ¿sabes? Sólo sé que te quiero conmigo y te quiero a ti, ¿importa lo demás? Probablemente debería, pero no ahora. Quizás después tenga tiempo para preocuparme. Ahora lo único que quiero es estar contigo.

Los labios de Tony vuelven a capturar los suyos para hundirse en un profundo y dulce beso, además de húmedo. 

Era consciente de que su relación había sido bastante rápida, pero no creía que apresurada. Ambos creían en el amor a primera vista aunque uno estuviese roto y el otros dañado.
Ambos causaban el mismo efecto en el otro, aunque de distinta manera.

—Te amo —Tony susurró sobre los labios de Peter mientras comenzaba a deslizar la playera fuera de su cuerpo, dejando su pecho expuesto.  Él hizo lo suyo con Tony.

El sexo era una forma más de desahogarse que tenían las personas, pero hacer el amor era conectar tu alma con la de otra persona. Era darle seguridad y amor suficiente. Más que una conexión carnal, era una conexión espiritual de las almas.

Las manos de Tony trataron de acariciarle la mayor parte de piel que estaba a su alcance y él sólo se dejó hacer.  Amaba el contacto de Tony sobre su piel, sentir el calor de la piel contra la suya le hacía estremecerse.

Los labios de Tony capturaron uno de sus pezones, haciendo que un gemido se escapara de sus labios. Se estremeció completamente, siempre había sido muy sensible y el simple contacto de los labios del mayor contra sus pezones había hecho que cada terminación nerviosa se activara en su cuerpo.

Los dedos de Tony acariciaron sus clavículas, sin dejar de besar su pecho y sus pezones. Cuando sintió que era suficiente, porque ya se sentía demasiado excitado, atrajo a Tony más encima de él para besarle con más profundidad, la ropa de ambos terminó perdida en alguna parte de la habitación.

Todo se sentía tan correcto, cada caricia sobre su piel, cada beso, cada mordida, cada susurro, todo simplemente le hacía sentir bien.

Sin ningún temor, le hacía sentir seguro.

Tony lo preparó con suavidad y lentitud, haciéndole arquearse sobre la cama y suplicarle por más. Bebiendo cada gemido él daba y disfrutándolos.

—Tony...—su voz tembló ante la sensación de los dedos de el mayor acariciar su próstata de nuevo.

Cuando pasaba, oleadas de placer recorrían todo su cuerpo empujándolo cada vez más al borde.

—Shh...—Tony susurró, los ojos whisky completamente oscuros y dilatados. Se inclinó hacia adelante y chupó sus clavículas con lentitud haciéndole arquearse más—. ¿Qué quieres, cariño? Necesito saberlo, pero quiero que me lo digas con claridad.

Era claro que Tony estaba disfrutando de la situación.

—Que me toques más...—él murmuró en voz baja, Tony lo hizo, deslizo la mano por sus muslos con lentitud, haciendo que su cuerpo se arqueara—. Joder, Tony... por favor...—Tony le hizo callar con un beso antes de sacar los dedos se su interior.

Tomó todo su oxígeno, luego se separó dejándolo jadeante y mareado. Si alguna vez hubiese consumido drogas, estaría seguro de que se sentía la misma sensación que en ese momento. Incluso sentía que podía tocar el cielo sólo con una mano.

El mayor se colocó entre sus piernas con suavidad y lubricó su pene. Él se acomodó mejor en las almohadas para no sentirse incómodo después.

Su interior quemó cuando Tony comenzó a penetrarlo con lentitud, arrastrándose en lo más profundo de su ser con cuidado. Él gimió ante la sensación de dolor y envolvió sus brazos en el cuello de Tony tratando de no hacer demasiada presión.

—Tranquilo...—Tony gimió, tratando de controlarse, la calidez y lo apretado que estaba Peter le iba a hacer correrse vergonzosamente rápido—. Ya va a pasar, mi amor... —él gimió ante la última palabra, sintió que Tony besaba sus párpados quitando una lágrima que se había caído sin su consentimiento.

Trató de relajarse, tener el pene de Tony en lo más profundo de su ser era más que doloroso. Un dolor que tiraba un poco al placer, pero de igual forma, siempre era dolor.

Se relajó bastante y respiró profundamente cuando el dolor comenzó a disminuir.

—Muévete...—su voz había sido en un hilo, Tony dudó, pero el movió las caderas levemente para que le hiciera caso.

Tony se deslizó fuera de él con lentitud y luego volvió a penetrarle esta vez un poco más profundo haciéndole gemir. El mayor estableció un ritmo lo suficientemente equilibrado como para que no le doliera demasiado y sintiera placer cada vez que lo penetraba.

—Estás tan apretado —Tony murmuró sin oxígeno en su lóbulo, antes de morderlo y respirar pesadamente sobre este.

Sus labios besaron la suave piel de la garganta de Tony, mordiendo levemente sobre la yugular.

—Te sientes increíble...¡ah! —gimoteó largamente al sentir el pene de Tony golpear su próstata.

El mayor no dudó en seguirlo penetrando, aumentó la fuerza de sus embestidas, haciéndolo gemir de placer, ya que en cada penetración golpeaba su próstata y hacía que el placer se adueñara de su cuerpo.

—Joder —Tony gimió, mientras toma su miembro entre sus manos y comienza a masturbarlo.

—Te amo —dijo en un hilo de voz, Tony le miró fijamente con la expresión más feliz que él jamás había visto y luego besó sus labios.

—Yo también te amo —respondió, mientras lo seguía penetrando.

Sabía que no iba a durar mucho más, así que besó a Tony, intentando transmitirle todo lo que estaba sintiendo en ese momento.

El placer, el amor, pero, sobretodo, la protección.

La piel de Tony caliente contra la suya es lo único que necesitó para correrse clavando las uñas en la espalda de Tony. Las tiras de semen mancharon sus pechos y abdomen.

Tony gimió ronco, él sintió como el caliente y espeso líquido se derramó en su interior mientras ambos sentían los espasmos del orgasmo.

El mayor se acomodó a su lado, él se hizo un ovillo contra su pecho, antes de besarlo largo y profundamente, luego se quedó dormido con los brazos de Tony siempre a su alrededor.

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Gimió involuntariamente al sentir a Tony removerse contra él.

—Despierta —Tony pidió, con voz ronca y gastada.

Abrió los ojos con pesadez.

—¿Qué quieres?

Una risita divertida de Tony suena en la habitación, está seguro de que es lo mejor que ha escuchado en mucho tiempo.

—Es tarde, ¿irás a la Universidad? —gimió lastimeramente al recordar la Universidad.

Podría faltar ese día, ¿verdad? No es como si le fuera afectar a un futuro de todos modos.

—No iré —su voz tiembla y maldice en su interior.

Caer en la realidad de nuevo no era nada fácil.

—Mmm, bueno —Tony no menciona lo sensible en su voz y él le agradece en su mente—. Yo también podría quedarme y pasar el día contigo.

Sonrió involuntariamente mientras asentía.

—Eso sería magnífico.

Una hora más tarde deciden ir a Starbucks por un café y ambos aprovechan para charlar un rato mientras se toman el café.

Tienen tantas cosas de las cuales hablar, que el tiempo pasa rápido y cuando se dan cuenta, ya es mediodía.

—Vamos a mi penthouse.

Asintió, de acuerdo. La mayoría de las veces la pasaban en su departamento, un cambio de ambiente no les iba a hacer daño de ninguna manera.

Cuando llegan, van directamente al sofá y ven una serie en el portátil de Tony, antes de preparar un almuerzo juntos.

La sensación de paz que hay en su pecho el mismo día en la noche mientras esta acostado sobre el pecho de Tony es única.

No puede evitar llorar cuando Tony se duerme. Todo era malditamente injusto. Él jamás había dañado a nadie, sin embargo, estaba entre la vida y la muerte.

Quizás si hubiese conocido a Tony antes hubiese luchado, pero ahora ya era demasiado tarde para ambos.