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Llevaban casi dos meses en el laboratorio, tiempo que aprovecharon para familiarizarse con cada rincón del lugar, desde los momentos más ocupados hasta los más tranquilos. También aprendieron los horarios de cada doctor y miembro del personal, llegando a conocer cada movimiento dentro y fuera de la instalación. Con el tiempo, ganaron la confianza del equipo y se les permitió acceder a zonas antes restringidas, como aquellas donde se encontraban los Omegas en cinta o se llevaban a cabo experimentos.

Durante ese tiempo de investigación, lograron hacer un importante descubrimiento: dieron con uno de los carteles más buscados por su agencia. Estos individuos estaban vinculados con actividades aberrantes:

secuestraban Omegas para luego transformarlos aquí con el fin de mejorar su calidad. Descubrieron que mediante la combinación de ADN de diferentes fuentes podían crear lo que llamaban “Omegas de calidad”. Estos Omegas comunes eran sometidos a una dolorosa transformación, donde se les inyectaba una sustancia verdosa conteniendo un ingrediente especial, junto con células madre de los Aquatálidos.

Durante su transformación, los Omegas sufrían intensamente. Al ser expuestos a una sustancia misteriosa, su cuerpo entraba en estado de shock, provocando síntomas como fiebre alta, vómitos, fatiga, dolores musculares y una transformación forzada en la que partes de su cuerpo mutaban. Muchos Omegas no sobrevivían al procedimiento debido a la extrema agonía que experimentaban.

Aquellos que lograban completar la transformación con éxito adquirían un aspecto mutante único, determinado por la célula introducida en su organismo. Sin embargo, solo los especímenes más hermosos y perfectos superaban la prueba de calidad. Algunos Omegas desarrollaban deformidades o crecimientos en áreas inapropiadas, eran sacrificados o enviados al ‘Hoyo Negro’

Ese lugar se asemejaba a una fábrica de juguetes donde los sueños se realizaban en forma de criaturas. Solo bastaba expresar cómo querías que fuera y con qué características, y tus deseos se hacían realidad. La demanda por una raza pura superaba con creces a la de las fabricadas, lo que llevaba a la organización de una subasta anual.

En este evento, los compradores se reunían para competir en las ofertas por una ‘Raza pura Aqua’ y llevarse a casa a uno de estos ejemplares, independientemente de su género. Los precios alcanzaban cifras millonarias, ya que tener uno de estos seres en sus manos era un privilegio codiciado por muchos.

—Comandante, el próximo mes se llevará a cabo la subasta —informó el alfa, Roger.

Estaban reunidos en la habitación del comandante, la cual se encontraba apartada del resto y era considerada la más segura, dado que él era el médico principal de su equipo.

—La ORO ya está preparada para ese día —informó la alfa llamada Rhea, dirigiéndose también a su superior.

—¿Les informaste sobre la trata de Omegas y la transformación que realizan con ellos? —preguntó el comandante.

—Sí, señor. Estamos investigando ese caso y también seguimos la pista de los Omegas, alfas y betas que han logrado escapar de aquí.

Esa fue una información secreta que encontraron en una de las oficinas de los líderes. Descubrieron una gran variedad de seres que desaparecían misteriosamente, sin conocer ni cómo ni quién los ayudaba. Este fue el desafío que los agentes se impusieron: investigar y encontrar a la persona que los ayudaba a escapar, para luego aliarse con ella.

—Bien. ¿Y tú, Calix, lograste hackear la vigilancia de todo el lugar?

—Sí, señor. Todo está bajo control. Tenemos este mes para adentrarnos en el lugar, evaluar la situación y planificar nuestro ataque —respondió el alfa Calix.

—No. Debemos actuar lo antes posible. Hoy mismo haremos una inspección del lugar para obtener información sobre los rehenes y su situación —ordenó el comandante—.  Prepárense. Hoy realizaremos la primera inspección.

Los agentes recibieron la orden de su superior y se prepararon rápidamente para la misión de esa noche.

—Toda la familia Wood estará reunida ese día, ellos son los anfitriones de esa celebración, así que es nuestra oportunidad para atraparlos a todos —comentó el comandante. Era su oportunidad para capturar a más de un criminal y liberar a los rehenes; no podían fallar, esta sería su única oportunidad y todo debía salir perfecto.

—Ya todo está listo para la inspección, comandante —dijo Rhea, entregando un pequeño audífono a todos sus compañeros.

—El plan para esa noche dependerá de la información que recopilemos durante este mes, así que estén muy atentos —ordenó el comandante.

—El plan “El conejo en la madriguera” comienza ahora —comentó Roger emocionado, comenzando a asignar las tareas a cada uno—. Calix y yo estaremos monitoreando las cámaras de seguridad, mientras usted y Rhea se adentran en el lugar —terminó de explicar Roger el plan.

—Muy bien, muchachos, tomen sus posiciones y no dejen que los atrapen, porque si nos atrapan, estamos perdidos —añadió el comandante.

Su corazón golpeaba con fuerza en su pecho, una mezcla de emoción y ansiedad lo embargaba. No sabía qué le esperaba al otro lado de esa puerta, pero no había vuelta atrás; debían completar la misión lo más rápido posible y con éxito.

—¿Todo en orden por ahí? —preguntó Rhea a través del audífono a Calix y Roger.

Todo preparado. Pueden avanzar —respondió Calix, dando la señal para proceder.

El comandante y Rhea avanzaron sigilosamente, conscientes de que las cámaras estaban siendo monitoreadas por su equipo. Con las armas en mano, se mantuvieron alerta, cuidando mutuamente sus espaldas mientras avanzaban.

Roger informó—: Hay un guardia en el pasillo cinco.

Rápidamente se detuvieron para dejar pasar al guardia, ocultándose entre las sombras para no ser vistos. El guardia pasó junto a ellos y continuó avanzando sin sospechar nada. Así, superaron ese único obstáculo hasta llegar a la puerta de metal.

—No toleraré errores —sentenció el comandante a través del auricular, dirigiéndose a todos.

Avanzó hacia la enorme puerta y sacó una tarjeta, la misma que usaban los líderes. La pasó por el lector de la pantalla, abriéndola de inmediato. Había obtenido la tarjeta al adentrarse en la oficina de uno de ellos, lo que facilitaría el acceso a toda la seguridad que había allí.

—Mantente alerta, Rhea —dijo, mientras aseguraba su arma y apuntaba la linterna hacia adelante.

Era un lugar sumamente oscuro y silencioso, tanto que llegaron a dudar de la presencia de algo en ese lugar. Sin embargo, al adentrarse más, fueron golpeados por un fuerte olor a feromonas que provenía de todas direcciones, sin ningún olor distinguible pero impregnadas de miedo. Rhea no pudo soportar el olor y retrocedió por donde habían entrado, dejando al comandante solo para enfrentar la situación sin compañía.

¿Deberíamos encender las luces? —preguntó Calix, ya que el lugar estaba muy oscuro y apenas podían ver a su comandante.

El comandante negó con la mano hacia la cámara, sabiendo que sus compañeros lo observaban. Debía ser cauteloso con el ruido para no alertar a los posibles ocupantes del lugar. Sin embargo, era inútil; un silencio ensordecedor reinaba en la solitaria sala. Cada paso y movimiento resonaba, hasta su propia respiración resultaba audible.

El lugar estaba sumido en un silencio opresivo, pero con sus sentidos altamente desarrollados, podía percibir la presencia de personas en el lugar, confirmando que no estaba solo. Decidió avanzar por el pasillo sin preocuparse por esconderse, iluminando el camino con la linterna de su arma para descubrir qué secretos guardaba con tanto recelo.

El lugar estaba repleto de celdas habitadas por los experimentos fallidos; aquí los encerraban y los sometían a más experimentos que, en muchos casos, resultaban en la muerte de los sujetos. Este lugar era conocido como el Hoyo Negro.

También escondían a las especies “Originales”, pero estas estaban encerradas en celdas más cómodas en comparación con los experimentos fallidos.

A medida que se adentraba más en el lugar, el comandante se daba cuenta de la cantidad de seres que había allí. Estos le observaban con pánico, temerosos de ser los siguientes en ser sacrificados. El comandante sentía impotencia y rabia al ser consciente de lo que estos seres estaban enfrentando.

Experimentaba repugnancia hacia las personas que, afuera, dormían plácidamente sin remordimientos, a pesar de cometer actos atroces contra estos seres inocentes que solo anhelaban su libertad.

—Omega.

Se detuvo de golpe al escuchar un gruñido en su interior, una llamada que resonó desde lo más profundo de su ser y envió vibraciones a través de todo su cuerpo. Este llamado sacudió su cuerpo, tensándolo y erizando su piel.

El ser que habitaba en su interior, aquel que nunca se había presentado y que yacía dormido en lo más profundo de su ser, se despertó y mostró actividad al percibir algo.

Esto provocó reacciones desconocidas en todo su cuerpo; experimentó un estremecimiento delicioso al detectar un aroma exquisito que inundó sus fosas nasales, nublando por completo sus sentidos. Ondas de emoción se dirigieron directamente a su corazón, acelerándolo desmesuradamente al descubrir la causa de este sentimiento abrumador.

—Caramelo. 

Sus ojos adquirieron un intenso color dorado, evidenciando la presencia de su lobo interior. Sin embargo, el comandante no permitió que este tomara el control por completo.

Ambos, tanto él como su lobo, estaban conscientes del entorno que los rodeaba y del peligro al que se enfrentaban si se dejaban llevar por sus instintos. A pesar del atractivo aroma que los envolvía, se resistieron a ser dominados por él, luchando así contra su necesidad de alcanzar a su Omega.

Sus sentidos, ya agudos, se intensificaron aún más, captando cada sonido, olor y visión con claridad. Todo se volvió nítido mientras perseguían cada detalle del lugar.

Y como si estuviera poseído, comenzó a caminar de forma mecánica, ignorando las demás celdas y dirigiéndose hacia una en particular. Con cada paso que daba, su pulso y su necesidad por llegar aumentaban.

Cada paso era un tormento para su corazón, ya que sabía lo que encontraría en ese lugar y no quería… no quería creerlo. No quería confirmar sus sospechas porque temía cómo reaccionaría al ver a su Omega en ese estado.

A medida que se acercaba, su furia y su deseo de destruir ese lugar crecían más. Nunca imaginó encontrar a su Omega en ese maldito lugar, y al darse cuenta de ello, su odio hacia esas personas aumentaba.

No había pensado en encontrar a su Omega, no porque no quisiera, ya que era lo que más anhelaba en esa vida, pero no esperaba encontrarlo en esas circunstancias.

Todo cobró más realismo cuando finalmente llegó a la celda. Se quedó estático, con la mirada fija al frente, sin atreverse a voltear hacia la celda donde… donde sabía que estaba su Omega.

Comandante, ¿ocurre algo? —preguntó Calix al verlo estático en medio de las celdas, con la mirada perdida. Pero, no obtuvo respuesta; en cambio, lo vio darse vuelta bruscamente y ordenar con voz demandante y ronca:

—Aborten la misión.

¿Qué? ¿Comandante, qué está diciendo? —Calix y Roger se alarmaron por la orden de su superior.

¡Que aborten la maldita misión! ¡Ahora mismo! —rugió colérico, con voz grave y agresiva—. Voy a hacer pedazos este lugar. Llama a la base principal; voy a hacer arder este maldito lugar hoy mismo.

—¡Comandante, no puede hacer eso! ¡Es demasiado peligroso actuar de manera imprudente en este momento! Dígame, comandante, ¿qué está pasando para que cambie de opinión?

—Mi… mi Omega está aquí.

Y ahí lo entendieron todo.

El comandante sentía su corazón en la boca, latiendo tan fuertemente que parecía escuchar su eco resonando en cada rincón de ese lugar.

Sus puños se apretaron con tanta fuerza que sus dedos crujieron, emitiendo un sonido doloroso en la sala. Su respiración se volvió errática y entrecortada, como la de una bestia enjaulada, obligada a permanecer encerrada en contra de su voluntad.

Y con el más mínimo descuido, sabía que esa furia desbordante lo consumiría por completo. Sentía una ira descomunal, una furia que nublaba cada fibra de su ser con cada minuto que pasaba.

Sin embargo, se sentía un cobarde al no querer enfrentarse a su Omega. No era porque no deseaba verle, sino porque sabía que, al ver su estado, perdería todo control y arrasaría con todo a su paso.

Estaba decidido a cumplir con su pensamiento destructivo, a destruir cada rincón de ese maldito lugar sin importar nada más que su Omega. Estaba dispuesto a terminar con sus propias manos con cualquiera que hubiera dañado y maltratado a su Omega, porque no necesitaba verlo para saber lo que le habían hecho.

Estaba seguro de que no podría soportarlo y se quebraría en ese mismo lugar, y no quería eso. No quería mostrarse débil, especialmente en ese momento en que necesitaba mantenerse cuerdo para proteger a su Omega.

Aunque, sus planes destructivos se vieron interrumpidos cuando una suave y temblorosa voz lo llamó ansiosamente.

—A-alfa.

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𝑃𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑎 𝑎𝑐𝑙𝑎𝑟𝑎𝑐𝑖𝒐́𝒏:

-𝑳𝒂 𝒆́𝒑𝒐𝒄𝒂 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒓𝒆𝒂𝒍𝒊𝒛𝒂𝒅𝒂 𝒍𝒂 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝒆𝒔 𝒎𝒐𝒅𝒆𝒓𝒏𝒂, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒍 𝒑𝒖𝒆𝒃𝒍𝒐 𝒚 𝒍𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒏𝒂𝒅𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒎𝒆𝒏𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒏 𝒏𝒐 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒂𝒓𝒐𝒏 𝒄𝒐𝒏 𝒍𝒂 𝒆́𝒑𝒐𝒄𝒂; 𝒎𝒂𝒏𝒕𝒆𝒏𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐𝒔𝒆 𝒂𝒔𝒊̀. 𝑷𝒐𝒓 𝒆𝒔𝒐 𝒍𝒂 𝒕𝒆𝒄𝒏𝒐𝒍𝒐𝒈𝒊̀𝒂 𝒄𝒂𝒔𝒊 𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒗𝒊𝒔𝒕𝒂, 𝒎𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒍𝒖𝒂𝒈𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒐𝒏 𝒎𝒖𝒚 𝒂𝒍𝒆𝒋𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔.

𝐄𝐬𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐯𝐚𝐲𝐚𝐧 𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐦𝐚́𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚, 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐯𝐞𝐧 𝐲𝐚 𝐬𝐞 𝐦𝐨𝐬𝐭𝐫𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚𝐬 𝐩𝐢𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞𝐬 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐬𝐞 𝐯𝐚 𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐭𝐚𝐫 𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐦𝐢𝐧𝐢𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚.   𝐘 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐬𝐢 𝐟𝐮𝐢 𝐜𝐥𝐚𝐫𝐚 𝐚𝐥 𝐫𝐞𝐯𝐞𝐥𝐚𝐫 𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞́ 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐦𝐚𝐧𝐝𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐬𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐚 𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚𝐧̃𝐨 𝐲 𝐬𝐮 𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞́𝐧.... 𝐒𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐞 𝐀𝐪𝐮𝐚.

𝖤𝗅 𝗌𝗂𝗀𝗎𝗂𝖾𝗇𝗍𝖾 𝖼𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗌𝖾 𝗏𝖺 𝖺 𝗏𝖾𝗋 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗌 𝗅𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗉𝖺𝗌𝖺 𝖽𝖾𝗇𝗍𝗋𝗈 𝖽𝖾 𝖾𝗌𝖾 𝗅𝖺𝖻𝗈𝗋𝖺𝗍𝗈𝗋𝗂𝗈 𝖺 𝗆𝖺́𝗌 𝖽𝖾𝗍𝖺𝗅𝗅𝖾, 𝗍𝖾𝗇𝗂𝖾𝗇𝖽𝗈 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝗉𝗋𝗈𝗍𝖺𝗀𝗈𝗇𝗂𝗌𝗍𝖺 𝖺𝗅 𝗈𝗆𝖾𝗀𝖺 𝖽𝖾𝗅 𝖢𝗈𝗆𝖺𝗇𝖽𝖺𝗇𝗍𝖾....

𝘎𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘪𝘳 𝘭𝘦𝘺𝘦𝘯𝘥𝘰.. ! 😍☺️

𝘚𝘦𝘳𝘪𝘢 𝘮𝘶𝘺 𝘧𝘦𝘭𝘪𝘻 𝘴𝘪 𝘮𝘦 𝘳𝘦𝘨𝘢𝘭𝘢𝘯 𝘶𝘯𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘳𝘦𝘭𝘭𝘪𝘵𝘢 ⭐ 𝘺 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘦𝘳𝘢𝘯 𝘮𝘪 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢..... !! 💗

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