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ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠𝕍𝕖𝕚𝕟𝕥𝕚𝕕𝕠𝕤

Aker observaba con fascinación el rostro dormido de su Omega. Este estaba aferrado a él con fuerza, y ya no se sabía dónde comenzaba cada extremidad del otro; eran un enredo de cariño. La ternura y adoración se reflejaban en sus ojos, dedicando su completa atención a cada rasgo de Denix. Sentía que aún le faltaba por descubrir más para engrandecer su amor.

Su nariz algo enrojecida y sus ojos hinchados reflejaban que la historia de sus padres le había calado en el alma, al igual que a él cuando su madre se la contó por primera vez. A pesar de la revelación sobre su verdadero origen, lejos de sentirse decepcionado por el actuar de sus padres como su madre le advirtió que podría suceder, sintió admiración por ellos y no juzgo sus decisiones, y al revelarse que Osiris no era su progenitora biológica, le expresó su agradecimiento por haberlo cuidado y no abandonarlo. Le demostraba su amor a diario, recordándole lo mucho que significaba para él. Cuando ella se fue, experimentó un vacío inmenso en su pecho, tan grande que consideró salir del bosque y permitir que la bestia en su interior quedara libre, con la esperanza de olvidar por completo ese sentimiento de angustia.

Pero llegó esta personita que sostenía en sus brazos y le devolvió la luz a su oscurecido corazón. Le agradecía enormemente por aparecer ese día, ya que sin ese encuentro, no estaría ahora mismo disfrutando de su pequeño ser travieso.

—Bebé, necesito levantarme y supervisar el entrenamiento de mis hombres —comentó con voz ronca, pero en lugar de eso, Denix lo abrazó más fuerte, hundiéndose en su pecho y restregando su cara allí mientras aspiraba profundamente, arrancándole risas divertidas a Aker—. Vamos, suéltame, bebé —Denix continuaba aferrado a él sin intenciones de soltarlo, incluso le gruñó.

Aker no insistió más y disfrutó de esa mañana abrazando a su pequeño Omega. Sus manos grandes se desplazaban acariciando los brazos y piernas expuestas, ya que solo llevaba puesta una de sus camisas. Llegó hasta su cabello, donde resaltaban unas orejitas que acariciaba con delicadeza y ternura. Se dio cuenta de que Denix aún no controlaba completamente esa transformación, ya que solo sus orejitas eran las que resaltaban.

Aunque le encantaría pasar todo el día en la cama, no podía retrasar más sus responsabilidades. Al escuchar solo los pequeños ronquidos de su Omega, lo movió con cuidado para liberarse de esa dulce prisión. Una vez libre, cambió su ausencia con la almohada, la cual fue rápidamente apresada por Denix, quien la olió. Sin embargo, el aroma de su Alfa en ella hizo que la abrazara con más fuerza. Aker se quedó unos minutos más apreciando a su hermoso Omega, tan tierno. No pudo resistirse, como siempre que se trataba de Denix, a cubrir esas mejillas rojizas de besos, creando sonoros "mua, mua", pero ni así logró despertar a Denix de su sueño.

Él se encaminó hacia el baño de la habitación y luego se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. Habían vuelto a la casa principal, ya que estaba más cerca del campo de entrenamiento. Además, Denix aún no conocía el lugar y podría perderse en ese solitario rincón.

Yiran regresaba al pueblo hoy después de dos años de ausencia, y Aker ansiaba presentar a sus dos personas favoritas para que se conocieran.

—¿Por qué no me despertaste? —murmuró una dulce voz adormilada a sus espaldas, notando luego las pequeñas manos de su Omega deslizarse por su torso y aferrarse a él—. Me dejaste solo y me engañaste con la almohada -se quejó, mordiendo la espalda cubierta de Aker.

Aker río roncamente continuando su tarea de cortar fresas.

—Lo hice, cariño, pero no despertabas por más que lo intenté. Solo logré que me gruñeras.

—Mm, pero no me engañes con una almohada la próxima vez -se quejó, tomando a ciegas una fresa y devorándola en segundos para evitar un regaño. Sin embargo, recibió precisamente eso al meter descuidadamente las manos mientras Aker las estaba cortando.

—¡Hey, travieso! ¡Eso fue peligroso! Podrías cor...

Denix rió traviesamente, burlándose de Aker por no mostrarse serio en su regaño. Para evitar que continuara, deslizó sus pequeñas manos bajo la camisa de Aker, explorando su torso fuerte y acariciando los músculos duros y atractivos de su Alfa. Esto dejó a Aker sin palabras. Deslizó sus manos por los abultados pectorales de Aker, apretándolos y jugando con ellos. Luego, bajó su otra mano y la adentró en los pantalones de Aker, tocando directamente su miembro ya erecto y masajeándolo suavemente, arrancándole suspiros placenteros.

—Nene travieso —murmuró con voz grave—. No tuviste suficiente con lo de anoche, pequeño insaciable.

—Mm, sí, pero nunca es suficiente —comentó acariciando el glande hinchado y goteante—. A-Alfa ~

—Mierda, vas a matarme, bebé.

Aker soltó el cuchillo y encaró a su pequeño Omega travieso. Lo tomó por debajo de las axilas y lo sentó en la encimera, abriendo sus piernas para internarse entre ellas. Estampó sus labios en los labios de Denix, comenzando un beso salvaje y desenfrenado donde las mordidas y succiones fuertes eran protagonistas. Denix enredó sus piernas alrededor de Aker, atrayéndolo más hacia su cuerpo y disfrutando de la dureza que chocaba con su vientre, sintiendo también su miembro despierto.

Alfa ~ —gimió con voz extremadamente dulce.

Omega.

Denix no era el único que ahora portaba sus rasgos lobunos; tanto Omega como Alfa estaban presentes en ese fogoso beso apasionado. Olvidaron el desayuno para concentrarse en ellos y devorarse la boca con frenesí. La mirada azulada y dorada resplandecía intensamente, hipnotizando al otro con su intensidad.

Aker bajó bruscamente a Denix y lo volteó de manera ruda.
Levantó la camisa, dejando al descubierto un trasero enrojecido y marcado, estampando su palma en el glúteo derecho y dejando una huella rojiza. Los instintos posesivos del Alfa de Aker surgieron al sentir celos de que solo su parte humana disfrutara de su Omega. Quería marcar territorio, a pesar de saber que eran uno solo. Bajó su pantalón, sacó su miembro endurecido y lo golpeó contra la prominente pompa rojiza de su Omega. Esa escena lasciva le fascinó, tenía planes más sádicos para cumplir con su Omega, a diferencia de su parte humana, que era más suave.

A-Alfa~ ma-más —gimió el omega masoquista, anhelando la posesividad de su Alfa, quien a través del lazo le transmitía un fuerte sentimiento de posesión y deseo.

El Alfa casi enloquece con esa petición y la cumplió estampando de la misma manera su mano en el otro muslo, igualando al primero.
Separó las masas rojizas, dejando a la vista la muy ansiosa entrada que se desbordaba en lubricante. Colocó su miembro entre ellas, deslizándolo suavemente y llenándolo del líquido viscoso. Sus manos no se quedaron quietas, recorriendo la piel marcada de su Omega. Aunque sabía que había sido él quien marcó el precioso cuerpo de su Omega, en ese momento no lo sintió así; dejaría sus propias marcas aún más visibles.

Con sus garras afiladas, arañó la espalda de su Omega, quien había perdido la camisa hace rato. Los hilos de sangre se deslizaron, manchando su piel nívea. El Alfa rápidamente se inclinó para pasar su lengua por las heridas, observando fascinado cómo sanaban al instante, dejando solo la piel rojiza.

¿Tanto deseas mi verga enterrado en tu ansioso culo? —preguntó con voz grave y seductora. El Omega asintió frenéticamente, ansioso por sentir esa carne invadir su interior.

¡Sí, Alfa! ~  —gimió meloso, restregando su trasero contra la erección del Alfa, provocando que el glande se adentrara en su interior—. ¡Mhm, ah-ah!

El Alfa de ojos dorados apretó la pequeña cintura de su Omega, deteniendo todo movimiento y provocando que este se quejara.
En respuesta, le propinó una nalgada que generó gemidos frustrados en el Omega. Luego, presionó al Omega contra su pecho, haciéndolo chocar contra los azulejos. Colocó su palma abierta en el centro de la espalda y la otra la llevó a la pequeña boca semiabierta de su Omega, introduciendo sus largos dedos en ella y sintiendo cómo eran succionados lascivamente.

Eres una belleza de Omega, y eres solo mío, ¿verdad? —preguntó mientras se adentraba de golpe en la apretada entrada—. ¿Eres mio, verdad? —el Omega negó frenéticamente—. ¿No? -preguntó con la mandíbula apretada, conteniendo sus pensamientos asesinos por quien sea la persona que le quite la atención de su Omega.

Tuyo y de A-Aker.

El Alfa se carcajeó burlándose de sentir celos de sí mismo, pero no podía evitarlo; su Omega era hermoso y perfecto. Desearía tener a ese divino ser pegado a su cintura todo el día y en cada hora, pero sabía que no podía ser tan obsesivo, aunque todo su ser le gritara estar solo encima de él.

Satisfecho con la respuesta de su Omega, le repartió besos por todo su rostro, limpiando las lágrimas que rodaban por sus mejillas. Le encantaba verlo llorar de placer, y ser él quien las provocara lo volvía más posesivo.

Se-se, hizo más gra-grande ah~

El Alfa no perdió tiempo y comenzó a embestir fuerte y preciso, yendo directo al punto dulce del Omega. Este no tenía tiempo ni para gemir ante tanto placer, las feromonas entrelazadas de ambos eran más espesas en el aire, drogándolos y llevándolos a un disfrute más intenso.

Los jadeos y suspiros gustosos llenaban la cocina, acompañados por el frenético choque de sus cuerpos al unirse. Era un encuentro apasionado entre dos lobos enamorados que se entregaban a sus más bajos placeres carnales, explorando terrenos que sus formas humanas no se atrevían a atravesar. Su conexión era tan profunda que, con solo mirarse, sabían lo que el otro deseaba. Eran una pareja destinada, destinados a encontrándose en todas sus vidas.

La Diosa Luna los bendijo desde su nacimiento en su primera vida, uniéndolos con un hilo dorado que jamás podría romperse, ni por la más poderosa bruja ni por ningún otro ser místico, ni siquiera por la propia Diosa Luna.

Eran amantes eternos, buscarse y encontrase una y otra vez era su karma.

Su encuentro culminó en un nudo muy esperado por el Omega, anhelando el día en que la marca se completara para dar la bienvenida a los cachorros que tanto deseaba criar con su Alfa. Sin embargo, se conformaría con el nudo al que ya se había acostumbrado; ahora solo le provocaba placer y deseos de recibirlo más a menudo.

Alfa, quiero mu-muchos cachorritos —comento con voz cansada.

¿Muchos, muchos?

Muuuuchooos.

Entonces, tu Alfa, te dará todos los que tú quieras. ¿Ves, todas las habitaciones en esta casa? —pregunto.

El Omega asintió rápidamente; esa casa era enormemente grande, con quizás ocho habitaciones o más. No las había contado todas.

Pues, tendrán al menos, dos o tres cachorritos árticos por cada una.

¡¿Si?!

¡Claro yo mismo me aseguraré de ello!

¡Si quiero!

Al final, Aker no salió de la casa nuevamente. Se centró en cuidar a su Omega después de la intensidad que su lobo había desatado. Él era fuerte en el ámbito sexual, pero su lobo era un salvaje que se dejaba llevar por sus instintos. Incluso temió que su lobo llegara a marcarlo, pero fue muy responsable al no hacerlo.

Denix quedó con sus pompis más rojas de lo que estaban, y esta vez no pudo ni levantarse de la cama. Sin embargo, no se arrepentía de lo que había sucedido. Ahora, pensaba en cómo sería su Alfa en la misma situación, ya que esta vez era más el Omega disfrutando. Así que, para la próxima vez, no se dejaría dominar por él.

—Hoy vendrá mi hermana a conocerte. Ella es amigable, y estoy seguro de que se llevarán bien.

—¿A mí, hoy? Pero me verá así ¡qué vergüenza!

—Yo te veo igual de hermoso.

—Está bien, pero hazme un masaje; me duele todo el cuerpo.





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𝑼𝒏 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒖𝒏 𝒑𝒐𝒄𝒐 𝒅𝒆 𝒕𝒆𝒓𝒏𝒖𝒓𝒂 𝒚 𝒑𝒂𝒔𝒊𝒐𝒏 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒆𝒏𝒔𝒂𝒓 𝒆𝒍 𝒕𝒓𝒂𝒈𝒐 𝒂𝒎𝒂𝒓𝒈𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒂𝒏𝒕𝒆𝒓𝒊𝒐𝒓....

ᴇsᴛᴏs ᴅᴏs ʟᴏʙᴏs ᴊᴜɴᴛᴏs sᴏɴ ᴜɴᴏs ɪɴᴛᴇɴsᴏs ʏ ᴘᴇʀᴠᴇʀᴛɪᴅᴏs...(*^_^*)

Ⓢⓟⓞⓘⓛⓔⓡⓢ: 𝑵𝒖𝒆𝒗𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒆𝒋𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒃𝒍𝒐𝒒𝒖𝒆𝒂𝒏𝒅𝒐𝒔𝒆....✺◟(∗❛ัᴗ❛ั∗)◞✺

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