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ȶաօ: ҡเรร

Convencer a Hye de que no era necesario que me acompañara, era una misión imposible.

-¡Vamos, JungKook!-insistió haciendo puchero-. No te molestes. Si lo hago es porque quiero.

En realidad, no estaba tan molesto.

Más bien estaba concentrado en sus rojizos labios en forma de puchero.

Si seguía con esa mueca, la besaría hasta el cansancio.

Y sí. Le robé un beso estando en el parque, pero de veras sus labios se veían más apetecibles que de costumbre hoy.

Ya lo he dicho. Jamás le había besado.

Aunque...me contenía por respeto.

Se supone que ella era mi amiga...con derecho a orales, pero seguía siendo mi amiga.

-¿Qué puedo hacer para que no estés molesto?-seguía con el puchero en sus labios.

-Quita ese puchero de tus labios-murmuré.

-¿Por qué?-hizo caso omiso a mi petición.

-¿Quieres que te coma la boca?-amenacé.

Ella se quedó en silencio y un rubor cubrió sus mejillas.

Sin embargo, después de aplanar sus labios, volvió a hacer un puchero.

-Te lo buscaste, HyeSung-susurré antes de apresarla entre mis brazos y cubrir su boca con la mía, comenzando un lento vaivén con nuestros labios, acorralando su cuerpo en el escritorio de mi habitación.

Hye y yo nos conocimos en el trabajo. Ella es modelo de la televisora, y yo soy productor, ayudando en la filmación de películas y telenovelas, justo como mi madre.

Llevamos tres años de amistad, en los cuales, he de confesar, no he dejado de soñar con ella.

Húmedos y sucios sueños donde la hago mía en todas las posiciones existentes.

Claro que, por respeto a nuestra amistad, no he hecho eso.

Pero ella fue quien se lanzó primero y me propuso ser lo que éramos en aquel entonces: amigos con derechos.

Mas nunca habíamos tenido sexo fuerte y duradero, sólo sexo oral, y mucho menos nos habíamos besado.

Justo como lo hacíamos en ese momento.

Sus manos jugueteaban sobre mis hombros, y las mías sobre sus mejillas.

Su lengua fue la primera en romper el hielo para profundizar el beso.

Pero como todo no es color de rosa, justo como pensaba que era en aquel instante, mi madre toca la puerta.

Y sé que es ella, porque aquí sólo vivimos nosotros dos.

Jeon MiYoung, mi madre, es una ex-actriz pornográfica. Mi padre también lo es...o era, aunque sinceramente ni ella, ni yo, sabemos quién es. Pero de todas formas nunca me ha hecho falta un padre. Con mi madre es suficiente.

Ella es quien dirige la mayoría de las novelas que yo me encargo de filmar, y tiene adoración con HyeSung desde el momento en que la vió.

-Hijo, ya está la cena. Dile a Hye que venga con nosotros, que sé que está ahí.

Sí. No sé que tiene mi madre, pero comenzaba a pensar que era adivina.

Hye queda con los ojos cerrados luego de habernos separado del beso, por falta de oxígeno, y por la orden de mi madre.

-¿Qué fue eso?-murmuró.

-No sé-me encogí de hombros, aunque ella no pudiera verme por seguir teniendo sus ojos cerrados-. Yo te advertí que no hicieras puchero.

Ella sonrió de medio lado, negando con la cabeza, abriendo finalmente sus preciosos ojos color tierra.

¿Ya dije cuánto me encantan?

¿No?

Pues sí. Amo los ojos de Hye.

-Por cierto, lávate la cara antes de salir-ordena, caminando hasta la puerta.

Mi ceño se funce y ella ríe.

-Mírate en el espejo-rió antes de salir, cerrando la puerta tras de sí.

Me detuve por un momento a mirar mi cuarto.

Los grandes ventanales dejaban entrar los anaranjados rayos del atardecer, iluminando mi cama, mi escritorio, el armario, el espejo, y la puerta del baño.

El ambiente es perfecto, y mi mente decidió volvió a repetir lo recién ocurrido.

¡Oh! Claro que lo disfruté.

Y deseo en este momento tener a Hye bajo las sábanas de mi cama, desnuda, viendo como la anaranjada luz ilumina su precioso cuerpo.

Pero bueno...no todo se puede tener en la vida.

Encogiéndome de hombros, camino hacia el baño, observando mi reflejo en el espejo.

Enseguida suelto una risilla.

-Se me olvidó eso del li...lip...Eso mismo-bufo.

Definitivamente nunca lograré pronunciar esa palabra. Tal vez si Hye me la repitiera miles de veces más, hay una pequeña posiblidad de que me la aprenda.

Con rapidez, hice mi mayor esfuerzo por limpiar mis labios sin que estos quedaran colorados debido a las tantas veces que me tuve que restregar.

Mi piel es demasiado pálida, por ende, la coloración no se iría inmediatamente, así que preferí salir de mi cuarto de una vez por todas.

Y sabía que eso me iba a traer problemas con mi madre.

-No era necesario que te quitaras el lip gloss, hijo-me dice una vez estamos los tres sentados a la mesa.

Y con problemas me refiero a eso: sus burlas.

Por cierto...¿Es idea mía, o ella acaba de mencionar la palabra rara que no soy capaz de aprenderme?

-¿Li...qué?-pregunto.

HyeSung suelta una gran carcajada mientras mi madre rueda los ojos.

-¿En serio?¿Lo que más te importó de mi comentario fue la palabra: lip gloss?-alza una ceja y yo me encojo de hombros.

De reprente siento la mano de Hye sobre mis muslo, dando un leve apretón.

Su ceño fruncido me dice que ha estado hablando con mi madre, y evidentemente ella sabe algo que mi madre, no.

Sí, porque así de bien la conozco.

-Entonces...-carraspea mi madre ante cierto silencio incómodo que se forma-¿Cuándo pensabas contarme sobre tu trabajo?

Sabía que estaba molesta, aunque no lo aparentara.

-Estaba haciendo mi rutina de todas las mañanas, y mientras corría por el parque, un señor me detuvo-comencé a explicar. Ninguno de los tres había tocado la comida bajo nuestras narices, y sabía que no lo haríamos hasta que no terminara de contar todo-. El hombre me dijo que tenía buen cuerpo, buen rostro, y que me vería perfecto en su negocio. Me propone la plaza de actor...-mi madre asiente, soltando un suspiro-. Pero actor porno.

Mi madre se queda estática.

-¿Actor porno?-pregunta y yo asiento.

-Yo lo voy a acompañar-Hye alza su mano y mi madre la mira asombrada.

-¿Y por qué harías eso, Hye?-pregunta mamá.

-Sí, eso. A ver si a ella sí le respondes-me crucé de brazos, girando mi cuerpo para verla mejor, ya que estaba sentada a mi lado, y mi madre frente a nosotros.

-¡Espera!-sonríe mamá-. Ya sé por qué. No hace falta que me digas.

Hye iba a abrir la boca. Pero mi madre fue más rápida.

-Ya sabes mi experiencia con respecto a eso, JungKookie-asiento ante su comentario-. Nunca me gustó, y al parecer necesitaba salir embarazada de ti para darme cuenta de que eso no era lo que quería para mi vida.

No me aterra que cuente nuestra historia frente a Hye. Ella lo sabe todo.

-Lo sé, mamá-digo-. Sabes que desde pequeño mi sueño siempre ha sido actuar, y a mis veintidós años, después de haberme presentado a tantas audiciones, esta es la única oportunidad que tengo en mis manos. No puedo dejarla ir.

La conversación quedó en ese punto, pues preferimos dedicarnos a comer.

★。+゚☆゚+。★

Como hacía cada vez que Hye se quedaba conmigo a pasar las tardes, la llevé a su casa.

-No hace falta que vayas conmigo, Hye-le dije, reteniendo su mano entre la mía.

-Ya está decidido, JungKook-me sonrió-. Y no habrá forma de hacerme cambiar de opinión-sentenció.

Suspiré rendido.

-¿Y tus padres? Ellos se enojarán. Sabes que son capaces hasta de echarte de casa por "manchar la pulcra imagen de la familia"-hice comillas con los dedos de mi mano sobrante.

-¿Crees que me pueda quedar en tu casa mientras ahorre dinero para comprarme un depa o algo así?-preguntó algo incómoda.

-Sabes que en mi casa siempre serás bienvenida-sonreí, besando su frente-. Ahora, entra. Está haciendo algo de frío-animé.

Ella asintió y obedeció, no sin antes dejar un sonoro beso sobre mis mejillas.

-Nos vemos mañana en el lugar-la oí decir.

-Piénsalo mejor, Hye-fue lo último que dije.

★。+゚☆゚+。★

Recién regresaba a casa y me percaté de que mi madre me esperaba sentada en la sala.

-Voy a estar bien, mamá. Mi sueño es ser actor, y lo voy a cumplir-beso su frente, dándole un mini abrazo.

Sabía que era lo que le preocupaba exactamente: que me metiera en un mundo donde, al final, no deseo estar.

Pero iba a estar bien.

Además, Hye estaba conmigo.

Con pasos pesados, me adentré en mi cuarto, despojándome de mis ropas, quedando en boxers, y lanzándome de cabeza a mi cama.

La luz de la Luna y los edificios eran las únicas en alumbrar mi cuarto.

Estaba tan cansado...

Pero quería irme a soñar con el recuerdo de los labios de Hye contra los míos.

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