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El de cabellos castaños estaba sentado en la sala de la casa de su amiga.
EunJi y SoYeon descansaban plácidamente en sus habitaciones, mientras él veía algo en la televisión.
Sin embargo, la noche no sería tranquila.
TaeHyung apagó el televisor y se puso de pie al sentir murmullos y pasos en la entrada de la casa.
Con cuidado, se acercó a la puerta y alcanzó a oír algo.
-¿Debemos matarlos a todos?-decía una voz.
-Con uno nos basta, pero si los aniquilamos a todos, será mayor nuestra venganza-se escuchó otra voz.
-Debemos vengar la muerte de MinJae-y esa fue una tercera voz.
Y ahí fue cuando TaeHyung entendió todo.
Esos tres buscaban venganza por la muerte de MinJae a manos de su sobrino, y su objetivo era aniquilar a la familia Jeon...y él estaba incluido.
No quería arriesgar la vida de EunJi y SoYeon, por lo que decidió salir él.
Los tres tipos lo miraron y una sonrisa malévola se cruzó por sus brazos.
-No hay nadie más en casa, así que se tendrán que conformar conmigo-dijo tranquilamente.
-No importa...Esto será muy divertido-dijo uno, sonriendo de forma malévola.
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Dentro de poco más de de una hora, YangMi debía comenzar a prepararse para realizar los entrenamientos diarios, y luego hacer los papeleos correspondientes.
Sin embargo, la chica no estaba durmiendo.
-Maldito Jeon-murmuraba entre callados gemidos.
Sí.
Su mente no podía dejar de revivir aquel momento cuando JungKook le había regalado un delicioso orgasmo con tan sólo su lengua y sus dedos.
Y no podía mentir. Le había encantado.
Tanto así, que hacía ya varios días que se tocaba a sí misma recordando los hechos.
Estaba a horcajadas a mitad de la cama. Nuevamente estaba desnuda, su mano derecha acariciando su excitada zona mientras su cuerpo se meneaba hacia adelante y hacia atrás contra su mano. Su mano izquierda acariciaba su seno y sus ojos estaban cerrados, disfrutando del placer que se otorgaba a sí misma.
-Jeon~-gimoteó por lo bajo.
-Aquí estoy, preciosa-susurró en su oído.
Al principio YangMi se alarmó, pero no dudó en gemir cuando sus manos fueron sustituidas por las ajenas.
JungKook desde hacía ya tiempo la observaba entre las sombras, deleitándose con la escena de su mayor tentación tocándose a sí misma mientras pensaba en él. Por lo que, no dudó en sentarse en la cama detrás del cuerpo de la chica, rodeando este con sus piernas.
-Tu piel es tan suave, preciosa-gimotea al oído de la chica, quien se mantiene restregando su cuerpo contra la mano contraria.
-Maldito Jeon-murmura.
El chico suelta una risilla y acerca sus labios al cuello de YangMi, dando una fuerte mordida que la hizo gemir aún más alto.
Ella estaba cegada de placer.
La sensación de tener los dedos del chico acariciando su zona íntima...o inlcuso entrando y saliendo de ella, era inigualable.
La otra mano de JungKook fue a parar a su seno, masajeándolo y apretándolo a su gusto.
YangMi sólo se limitó a gemir, y posar una de sus manos sobre la que estaba en su seno, y la otra acariciando la nuca contraria.
JungKook no quería dejar quieta su boca. Quería morder y lamer hasta el cansancio el cuello de YangMi.
Y así lo hizo.
Luego de un par de minutos, YangMi llegó a su orgasmo, soltando un fuerte grito, y apretando con fuerza el cabello del chico.
La chica estaba agitada, respiraba con dificultad, mas, cuando entró en razón, intentó voltearse y encarar a JungKook.
Pero como era de esperarse, este se lo impidió, aferrándose más al cuerpo de la muchacha.
-Joder, déjame quedarme aquí un rato más-murmuró, apoyando su cabeza en el hombro de la chica.
-¿Por qué?-pregunta curiosa.
-Estoy cómodo...Además, así puedo restregar un poco más mi erección contra tu hermoso trasero.
A pesar de estar vestido, su pijama era tan delgada, que lo hacía tener una mayor sensibilidad.
La chica bufó risueña.
-Pues aprovecha, Jeon. En unos minutos suena mi alarma.
Y sólo eso bastó para que quedaran así, en la misma posición, sólo que ahora, ella también recostaba su cabeza en el hombro contrario, y relajaba su cuerpo.
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-¡Vamos, chicos!-ordenaba YangMi, viendo las filas que dirigía, marchar de forma pareja.
Estaba de muy buen humor y era lógico después de lo sucedido en la mañana antes de que su día comenzara.
-Bien, pueden tomarse un descanso-declaró sonriente luego de unos minutos.
Sus soldados se estaban esforzando mucho, por lo que optó por dejarlos descansar un par de minutos. Habían estado toda la mañana marchando.
-¿Está de buen humor hoy, jefecita?-dice uno.
YangMi sonríe, y mira discretamente a JungKook, quien sonríe orgulloso.
-Así es, JiKyung-confiesa.
-Eso sólo puede ser sinónimo de un buen orgasmo, jefecita-comenta JiKyung y YangMi bufa risueña-. No sabe el honor que me haría si me deja proporcionarle unos buenos orgasmos.
YangMi ríe y niega con la cabeza.
-Lo siento, JiKyung. Ya tengo quien me complazca-dice, mirando de reojo a JungKook, quien la mira directamente con una gran sonrisa plasmada en sus labios.
Un fuerte "¡Uh!", se escucha alrededor de las filas, a modo de burla.
-Vaya, jefecita ¿Se puede saber quién es el afortunado?-comenta uno.
YangMi estaba a punto de decirle que no era de su incumbencia, mas una voz la detuvo.
-Jeon JungKook-todos giraron a ver a SunMi.
-Ordene-dijo el mismo, haciendo un saludo militar hacia SunMi.
-Necesito que vengas conmigo-habló dando media vuelta.
JungKook miró a YangMi, pidiéndole permiso con la mirada, y ella aceptó asintiendo.
El chico se fue, y YangMi volteó a ver a sus filas.
-Vamos, hay que seguir con el entrenamiento-declaró.
-¿No nos va a decir quién es el afortunado que le da tan buenos orgasmos como para que esté de buen humor?-se burló otro de los soldados.
-Eso no es de su incumbencia-dijo medio molesta-. Ahora, a marchar. Se acabó su tiempo de descanso.
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YangMi terminaba de formar a sus soldados, cuando todos divisaron a JungKook correr por los pasillos hasta llegar a su cuarto y cerrar la puerta de un portazo.
-Líder YangMi-habló SunMi a sus espaldas, provocando que ésta se diera media vuelta.
-General SunMi-hizo un saludo militar.
-Vaya con su soldado. Créame que la necesita-murmuró cerca de ella-. Yo me encargo de sus hombres.
YangMi asintió, y cuando estaba dispuesta a irse, JiKyung la detuvo con su comentario.
-¿Por qué siempre es él? JungKook es el preferido de la líder-bufa-. No me parece justo que nosotros estemos entrenando mientras él tiene su berrinche de niño mimado.
YangMi apretó con fuerza sus puños, y volteó hacia el chico, encarándolo.
-El día en que luches mejor que él, y tengas mayor fuerza y habilidad que él, serás el preferido, al que hay que aguantarle los berrinches. Pero mientras no lo seas, te metes la lengua en el culo ¿Entendiste?
El chico, asustado por el furioso semblante de su líder, asintió, y ella se dio media vuelta, dispuesta a ir a la habitación de su mano derecha.
Al entrar en la habitación, juró sentir el fuerte latir de su endemoniado corazón contra su pecho al ver a JungKook de tal forma.
Estaba sentado sobre la cama, recargando sus codos en sus rodillas, y ocultando su rostro entre sus manos.
Estaba llorando desesperadamente, a pesar de intentar callar sus sollozos.
YangMi se arrodilló frente a él, apoyando las palmas de sus manos sobre sus muslos, cosa que hizo a JungKook alzar la vista.
La chica le regaló una triste sonrisa, y él intento devolvérsela, mas volvió a romper en llanto.
YangMi se sentó a su lado, y pasó la mano sobre su espalda, dando dulces caricias en aquella zona, con el objetivo de calmar al chico.
-Sería bueno que te dieras un baño para que te relajes un poco, y luego te acuestes a dormir.
El chico la miró con los ojas abiertos de par en par, y antes de que pudiera decir algo, YangMi lo interrumpió.
-No sé que te sucede, pero debe ser grave como para que estés llorando de esa manera...Te noto destrozado, y es por eso que te estoy dando el día libre-le sonrió de lado-. Vamos-se puso de pie, y le extendió su mano-. Te ayudaré a quitarte la armadura. Sé que es pesado y ahora mismo no debes tener ganas de nada-arrugó la nariz al ver la pequeña sonrisa que se formaba en los labios de JungKook.
En total silencio, lo ayudó a quitarse la armadura, inportándole muy poco que lo dejara sólo en boxers. Ninguno de los dos pensaba en sexo a esas alturas.
-Ya está...Ahora ve a darte una buena ducha-señala el baño, el chico asiente, y se dirige cabizbajo hacia la puerta del baño.
YangMi está a punto de irse, pero se da media vuelta para hablarle a JungKook.
-Jeon...-el chico la mira desde la puerta del baño-. Cualquier cosa que necesites...Estaré en mi habitación-sonríe de medio lado, y cierra la puerta tras de sí.
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YangMi se dio una larga ducha luego de terminar con su trabajo...al menos por ese día.
Su pequeña pijama de tela delagada, le brindaba una gran comodidad, sobretodo cuando estaba dispuesta a tumbarse sobre su cama.
Pero, por alguna extraña razón, no podía dejar de pensar en JungKook...
En lo destrozado que se veía...
En los sollozos que se esforzaba por ocultar...
En las lágrimas que nunca pensó ver en su rostro...
Intentó no pensar más en ello.
A fin de cuentas, Jeon no era familia suya.
Dispuesta a irse a la cama, ya destapando las sábanas, tocaron a su puerta.
Inmediatamente una persona se le vino a la cabeza.
-JungKook...
Corrió a abrir la puerta...Y sí, en efecto. JungKook estaba de pie frente a su puerta. Sus ojos estaban hinchados y sorbía su nariz a cada rato.
-¿Qué pas...?
Su pregunta quedó en el aire cuando los brazos de JungKook la envolvieron, y luego de haber cerrado la puerta, se echó a llorar en su hombro.
YangMi sintió un nudo en su garganta.
También quería llorar con él. No le gustaba verlo así.
De hecho, se ponía así cada vez que JiMin lloraba, y de ahí sus fuertes deseos por querer llorar junto a JungKook.
Simplemente no soportaba ver llorar a las personas que apreciaba.
-Ven, vamos a la cama-dice, alejándose un poco del cuerpo contrario-. Estaba a punto de acostarme. Puedes venir conmigo.
JungKook aceptó, y, sin soltar a la chica, se lanzó junto a ella a la cama.
Con cuidado de no separarse de JungKook, YangMi los envolvió bajo las sábanas, y se quedó mirando fijamente al de cabellos oscuros, quien la miraba desde un principio a ella.
El labio inferior del chico comenzó a temblar, y YangMi pegó su cabeza a su pecho.
-Llora todo lo que quieras, JungKook...Aquí estoy para ti. Esperando a que quieras desahogarte...o simplemente sirviéndote de consuelo...
Y con sólo esas palabras bastaron para que JungKook se echara a llorar, aferrándose aún más al cuerpo de YangMi, quien acariciaba su cabeza y cabellos con parsimonia.
Luego de un buen rato, y a pesar del llanto, JungKook se calmó...y decidió abrirse con YangMi.
-Mi tío TaeHyung está muerto-confesó y YangMi quedó paralizada-. Y lo peor de todo es que no me dejan salir de aquí hasta dentro de tres días, y mi madre y SoYeon están solas...sufriendo al igual que yo.
Si bien TaeHyung había sido amigo de su madre y EunJi, no había estado con ella desde que nació, muy por el contrario de JungKook, el cuál sí compartió con él, y le tenía mucho aprecio. Era como un segundo padre para él, y por eso ella entendía su dolor.
-Lo siento, JungKook...-murmuró.
-Yo también lo siento, YangMi...Alguien buscaba venganza por la muerte de MinJae...Y él...él se arriesgó por salvarles la vida a mi hermana y mi madre-confesó con un nudo en la garganta-. Pero ni los tipos, ni él quedaron con vida...Supongo que...-tragó saliva fuertemente-...el combate fue muy fuerte.
Todo se mantuvo en silencio durante un par de minutos más, hasta que YangMi habló.
-¿Sabes? De pequeña siempre tuve un sueño...-confesó. Se sentía dispuesta a abrirse ante JungKook, y al parecer, él estaba dispuesto a escucharla-. Mi madre no tiene nada que ver con este Infierno...mucho menos mi hermano que ni siquiera sabe lo que es una vagina aún-soltó una minúscula risita, al igual que el chico cuya cabeza aún estaba refugiada en su pecho-. Por eso mi sueño es sacarlos de aquí...Y por eso estoy en el Ejército...Para que, por mis honores, me concedan ese deseo...
-Yo también deseo lo mismo...-confesó él-. Deseo llevar a mi hermana y mi madre al lugar al que pertenecen: El Cielo....También deseé llevarme a mi tío, pero...
-Va a reencarnar en la Tierra-afirmó segura-. No lo conocí tan bien como tú, pero puedo decirte que era merecedor de reencarnar en un lugar mejor...
JungKook alzó un poco la cabeza para ver a la chica. Sus miradas coincidieron, y él se arrastró hasta que sus rostros quedaron a la misma altura.
-Yo también entré al Ejército para cumplir mi deseo...-dijo él-. A pesar que en realidad me guste todo esto-señala a su alrededor.
-Entonces te propongo que cumplamos de una vez nuestros sueños-dice, acariciando la mejilla del chico-. Nuestros logros son suficientes para lograr nuestro cometido.
JungKook sonrió y asintió.
-Mañana mismo vamos a pedir una cita con el señor de las llamas-se burla YangMi.
-No te burles de Lucifer. Capaz que te oiga y no nos quiera ayudar-regañó risueño.
-Vale, me callo-aceptó encogiéndose de hombros.
Se quedaron viéndose el uno al otro por largo rato hasta que el chico habló.
-¿Puedo quedarme a dormir contigo?
La chica asintió.
-¿Puedo abrazarte?
Y a pesar de que la pregunta la habiera tomado por sorpresa, YangMi volvió a asentir.
JungKook se recostó en su pecho nuevamente, y se aferró a su cintura como si fuera un niño en busca de cariño.
A ambos les resultaba extraño encontrarse en una situación como esa.
Pero ninguno tuvo el valor de moverse.
Estaban comodos así.
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