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33

Evimeria.Zona Noreste.

Yo temía en desmayarme en cualquier momento.Me sudaban las manos a mi manera,congelandose. Se me olvidó especificar que Andrea se había detenido a quitarse la tirita de su nariz.Si,el siempre había llevado una.Jamás le había visto sin ella los pocos días que nos conocíamos. Al quitarla,vi como dejaba al aire una cicatriz curada,una que tomaba todo el arco que realizaba su nariz. ¿Qué demonios hacia este chico en sus tiempos libres?
Me miró,y tras dedicarme una mirada llena de superioridad,se dirigió a Keith,esbozando una sonrisa falsa pero segura.Sus dientes blancos relucian a la par que salía por la puerta.Yo iba junto a Jane,que iba detrás de su fiel amigo.Lydia imitaba a Jane,pero cambiando a Keith por mi.
Keith salió.El gorila tan sólo le observó.
Andrea salió,con miedo.El gorila tan sólo le miró con detalle.Tal vez la capucha le diese un aire diferente.
Jane salió,y el gorila supo de sobra que no era nadie "importante".
Salí yo.Me temblaban las manos. Creo que se quedó observandome,pero no como a Keith.Me observó con detenimiento.
Lydia salió con algo de prisa,disimulando de una forma un tanto...penosa.
Oir una voz grave detrás mia no me ayudó.Y aún menos sabiendo que era de aquel gorila.

Eh tu, quello con i capelli bianchi! (¡Eh tu,el chico de pelo blanco!) -Me llamaba.Me estaba llamando.Tenía miedo.Sentí una mano en mi muñeca,la que inevitablemente me giró. - Il tuo viso mi suona... (Tu cara me suena...) -yo negué.No entendía nada.Era italiano,el mismo que hablaba de vez en cuando Andrea.

-L-Lo siento,yo no...-me miraba con ansia.Dios,su mirada se sentía como agujas en el cuerpo.Tragué saliva,tratando de zafarme de su agarre.-Tengo prisa...

-¡Venga enano,no tenemos todo el día!-una voz familiar pero a la vez diferente me "llamó".Y digo "llamó"por que no era mi nombre,y sabía de quien se trataba.El que ocultaba ahora su cabello tenía su rostro suavemente ladeado,oculto.

-Quella voce... (Esa voz...)-me zafé del agarre en el momento que aquel tipo grande comenzó a filosofar ante aquella voz.Miré mi mano:congelada. Me dirigí rápido a Keith,tanto como mis piernas me me dejaron.

-Tenemos que irnos.

-Eso hacemos...-musitó Keith apretando sus dientes.

-No lo entiendes.-mire a Keith,y con un gesto por parte de mis cejas,indiqué que mirase mis manos. Otra vez la misma historia.-Creo que nos ha pillado.

-Hay que correr.-y tardamos poco en hacerlo.Andrea se sorprendió ante aquella carrerita. Al mirar atrás sólo pude ver como aquel tipo usaba su teléfono para llamar a alguien.
Teníamos que irnos de aqui, y ni si quiera habiamos conocido con detalle el lugar.
Llegar al hotel fue fácil.
Guardar lo poco que considerabamos pertenencias también.El problema era bajar.
Nos encontrábamos en las escaleras de la recepción, esperando a Keith.

-Tú y tu estúpido pelo.-espetó Andrea.Le miré.Hola Andrea borde,te echaba de menos.

-¿Estas asimilando que es mi culpa?

-Si,es que ha sido tu culpa.-me miraba con molestia.Desvíe mi mirada totalmente fascinado.Ahora era mi culpa,por existir y por tener mi pelo de color natural.Bueno,lo de natural es otra historia.

-Esto es increíble.¿Y si tal vez nos han pillado por alzar tu la voz?-el otro soltó una carcajada de forma irónica.

-Ahora me pasas la bomba por que he hablado tratando de defenderte.

-¿Eso era defenderme?-dije alucinado.

-¿Pretendes que vaya a tu lado,le enseñe mi cara y se acuerde de mi mientras digo "Perdona,sueltale la muñeca"?-soltó un bufido que mostraba su enfado creciente.Yo tan sólo miré un punto fijo.Ahora me volvia a sentir mal. -Me conocen todos.Ahora saben donde estoy.Donde estamos.Si nos defendemos sabrán sobre nuestras cosas. Estamos en un lio,Benjamin. -mi mueca cambió de un ¿De que vas? a un Lo siento.
Y tras ello,silencio.De nuevo hice acto de presencia.

-Oye...¿qué te paso en la nariz?-me miró,y con la misma desgana de siempre, dejo de mirarme.

-Nada de tu incumbencia. -ojala tuviese respuesta a aquella actitud.Era tan...desagradable.Tan borde...tan... - Cosas del pasado. - tan frágil.

-Chicos, nos vamos. -Keith volvía tras pagar el gasto del hotel. Y volvía con unas bolsas. - ¿No rondará ningún tipo de esos por aqui, no? -le hice un favor y me asomé.

-No,tranquilo. -me acordé de algo: "Tú y tu estúpido pelo". Tenía que hacer algo.Me levanté,busqué lo poco que tenía de dinero en mis bolsillos y mire a Lydia. -Acompañame Lydia.

-¿Dónde vas?-pregunto Keith.

-Tengo que comprar una cosita. Es urgente.-y mientras aceleraba mis pasos hacia la tienda que estaba cerca del hotel, justificaba mis actos. -¡No tardamos!
Fue entrar,ir a la sección de "belleza" y pagar lo que cogí. Tinte rubio platino. No podía ir con el cabello blanco.¿Acaso todos los días ves a un chico con cabello blanco? No, te aseguro que no. Pagué aquello y volví con mis compañeros.
El viaje de vuelta a la zona norte fue aburrido.De nuevo llovía.¿Qué tiene este pueblucho que siempre llueve? Observaba con detenimiento caer las gotas en el cristal de una de las ventanas.Algunas se colaban por el fino hilo que Keith dejaba entre su ventana y el coche.El chico tenía de nuevo atrapado un cigarro entre sus labios.Jane de nuevo delante, en el copiloto,apoyada con cansancio en la puerta del coche.Creo que también observaba las gotitas de agua hacer carreras con sus otras amigas.
Lydia estaba a un lado,observando fascinada aquel espectáculo meteorológico. Andrea estaba ocupado en mover su pierna con nervio. Le miraba de reojo, y el parecía no darse cuenta. Volvía a tener aquella tirita tan antiestetica en su nariz. Algo ocurría con esa cicatriz. Pero si algo sabía es que no era buena presionar a la gente con las cosas. No le diría nada.
Al llegar Lydia corrió a su cuerpo,y con ansias me miró.

-¡Es bonita la lluvia,mira la ventana! -sonreí con dulzura,volviendo a leer la caja del tinte.

-Siempre es bonita mientras no te cale los huesos o te empapa de barro. Salí del cuarto tras avisar a Lydia a lo que me disponía. Me cedió su ayuda y yo la rechacé. Sabía de sobra que el olor del tinte le disgustaria.
En la cocina, exactamente en la mesa que dividía el salón de la cocina, estaban Andrea y Keith, hablando de cosas que mi cabeza no me dejo escuchar. Sólo se que jugaban a las cartas, y que en la mesa gobernaban las mencionadas y un cenicero con ceniza y varias colillas apagadas.
Ya en el baño abrí la caja, seguí los pasos y ... creo que el baño acabo con más tinte del que venía.No conseguía contarme de forma correcta, mis manos estaban tontas y mi mente totalmente nublada, tanto por el olor del tinte como por mis pensamientos.

-Benjamin,¿necesitas ayuda?-una voz que poco se oía en la casa se hizo presente detrás mía. Pude ver a Jane desde el espejo.

-Eh...-cogí aire para responder, o al menos intentarlo. Iba a negarme. -Si ... Por favor.-me dedico una sonrisa suave y dulce,sabia que no volvería a sonreír así en mucho tiempo.

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