|| Capítulo 24 ||
—Fred, ¿dime qué está pasando?
El mencionado sólo seguía caminando por los pasillos en silencio, sin soltarla de la muñeca. Parecía no escucharla.
—Fred, ya para, por favor, necesito que hablemos.
Nada.
— ¡Fred!
"Espero que podamos hacer las paces otras vez, ya sabes, como en los viejos tiempos. Y conocer a tus nuevos amigos."
Frunció el ceño ante ese recuerdo, apretando los dientes con rabia, haciendo mucha más fuerza en el agarre.
[...]
"Tú debes ser el chico nuevo"
"¿U-uh? Perdona, pensaba que nadie venía a este sitio"
"Siempre estás solo por aquí ¿no?"
"No soy muy bueno haciendo amigos"
"¿Cómo te llamas?"
"Freddy, Freddy Fazbear"
"¿Freddy Fazbear? mucho gusto, mi nombre es Helen, espero que podamos ser muy buenos amigos"
[...]
— ¡Fred! M-me estás lastimando.
Él reacciona y se detiene en seco.
Lo primero que miró fueron sus manos, notando que su agarre era fuerte y como la muñeca de Joy ya no tenía su color claro y delicado, sino rojizo alrededor de sus dedos.
De inmediato bajo la fuerza, donde la forma de su mano quedo marcada en su piel por la brusquedad del agarre. Aquello le envió una punzada de odio hacia el mismo, ¿cómo puede tan si quiera permitir que otras personas lo hagan perder los estribos de esa manera?
Sin soltarla, se paró al frente de ella, manteniendo cierta distancia, ni siquiera podía verla a los ojos.
—Yo... —Comenzó— Perdóname. —Murmuró avergonzado, debía controlarse, ella no tenía por qué pagar con su mal genio.
Joy quedó en silencio, era muy inusual escuchar a un Fred pedir disculpas.
Nota como Fred estaba guiado su mano hasta colocarla sobre su propia mejilla, dejando su muñeca marcada cerca de él, en donde dejo un pequeño beso. Aquello no podría hacer que la marca de la muñeca desapareciera más rápido, pero lo hizo más que todo para mostrar arrepentimiento del maltrato a aquella zona.
—Descuida. —Contesta, aprovechando la posición de su mano para acariciar su mejilla, en señal de consuelo— No es algo grave.
Él suspira con pesadez, aún decepcionado de su actitud, sentía una extraña necesidad de seguir disculpándose unas cuantas veces más, aunque sabía bien que Joy no lo dejaría,
—Fred. —Llamó buscando su atención.
—No sé por qué dejé que...
—Estaré bien. —Aseguró sin rodeos, mientras dió unos pasos hacia él, pensó que quizás así él podría sentirse menos culpable al saber que ella no le tiene algún tipo de miedo a acercarse, mirándolo con compasión— Sólo estoy muy... confundida, no entiendo del todo que acaba de ocurrir en el auditorio. —Admitió, por lo general no era de pedirle directamente alguna explicación, pero en ese caso, necesitaba de sus respuestas o si quiera una pista de lo que estaba pasando.
Fred desvió sus ojos de ella.
—Es... una larga historia. Una que no me gusta recordar tan seguido, la verdad.
—Oh... yo...
—No importa. De todas maneras en algún momento te terminaríamos contado todo, cuándo ameritará la situación supongo, aunque debo admitir que no imaginaba este escenario. —Vuelve a suspirar, tomando una decisión, se acerca a ella, dejando un beso en su frente— Dejaré a Freddy en tus manos, ¿vale?, podrá contarte todo mejor que yo.
—Está bien.
—Y... —Entrelazó sus dedos con los de ella— En serio lo lamento.
—Si lo piensas un momento, es raro escucharte pedir tantas disculpas en un solo día.
—No es un buen momento para que me hagas sentir peor.
—Perdona.
—Venga, ¡no te disculpes tú ahora!
—Entonces deja de hacerlo tú, no ocurrió nada que lamentar.
—En ocasiones eres tan terca como Freddy.
—Tomaré eso como un cumplido. —Aceptó, para luego ponerse en puntillas y alcanzar sus labios un momento, detalle que él recibió agradecido, a veces esos pequeños tipos de trato podían hacer una diferencia, al menos en él, consiguió bajar un poco su grado de culpabilidad y estrés— Deja que me encargue de Freddy.
Él acepta más tranquilo. Ella esperó notar un cambio, el cuerpo calmado comenzó a ponerse tenso nuevamente, y los ojos del joven, ahora tenían un aire más temeroso.
—Freddy. —Llamó ella.
Notó que él miraba dónde se encontraban, con cierta confusión.
—Nosotros...
—Salimos del auditorio. —Explica ella— La actividad ya terminó.
Él tomó su cabeza un momento.
«N-no recuerdo del todo lo que...»
«Ya sabes lo que pasa cuándo me dejas el control estando tan alterado, luego te refresco la memoria, Joy está muy confundida ahora»
—Yo... lamento... haber salido de esa manera del auditorio Joy.
—Fred me dijo que tu podías explicarme mejor que es lo que ocurre, pero... —Tomó su mejilla— Creo que lo más conveniente para ti es tomar primero un poco de aire fresco, si aceptas la idea incluiremos una buena taza de helado ¿te parece bien?
— ¿Escapar antes de la hora?
Ella le sonríe.
—Es por una buena causa.
- - - - ( ♪♫ •New Freddy• ♪♫ ) - - - -
Afuera los autos pasaban de un lado a otro, junto con las personas transitando a pie despreocupadas de los asuntos ajenos. Observar todo desde el cristal de aquella heladería era lo más interesante que se podía hacer mientras se esperaba. La tarde en aquella ocasión en especial estaba tranquila y con una reducida cantidad de clientes dentro del local, detalle que a Freddy le parecía mejor.
Observó nuevamente el establecimiento desde el último puesto más apartado, para ser sólo una heladería, no era tan pequeña, y los asientos resultaban ser muy cómodos, los trabajadores del local pasaban de un lado a otro limpiando mesas o hablando entre ellos, aquella poca preocupación era otro ejemplo de que el lugar estaba sin mucho que hacer.
Volvió a ver a la ventana, su mano descansaba en su mejilla en gesto de aburrimiento, aunque sólo estaba perdido en su mundo mientras esperaba por Joy, que le ordenó quedarse sentado y ser paciente.
«Hablaste con ellos, ¿no es así?» —Le soltó a Fred de repente entre sus pensamientos, mirando al asiento vació que estaba enfrente de él, donde el mencionado se encontraba "sentado" en una posición más despreocupada, cruzado de brazos, mirando entre el cristal todo lo ajeno que ocurría afuera.
Fred ante la pregunta lo miró un momento y volvió a enfocar su atención al cristal.
«Antes de que empieces con tu drama, te aclaro que yo intente evitarlos, ellos fueron los que comenzaron a hablarme. —Aclaró en su defensa, y luego frunció el ceño— Siguen siendo los mismos inútiles de siempre»
Freddy mira hacia la ventana, entre cerrando los ojos, con cierta pena.
«Ya deja de pensar en eso Freddy» —Se quejó.
«Tú no lo has dejado de hacer»
«Da igual, ellos no se acercaran a nosotros, si saben lo que les conviene»
«Ya te dije que no quiero más problemas»
«Déjame hacer esto a mi manera, puedo manejarlo bien por mi cuenta»
«Por si no lo has notado, las cosas a tu manera nunca resultan bien»
«¿No me digas que te hace sentir mal en tratar a esas personas como los idiotas que son?»
«...»
«Por supuesto que te hace sentir mal. —Acusó— Siempre con tu absurda e inútil bondad Freddy»
«No quiero ser como ellos»
«Te estas mintiendo»
«¡No me estoy mintiendo!»
«¿Entonces por qué demonios estoy yo aquí? ¿Eh? Soy la prueba de que en algún momento quería ser así»
«¿Tú quieres seguir siendo así?»
«Soy un caso diferente, después de todo, soy como tú me visualizaste, si sigues viéndome como un parásito, no esperes lo mejor de mi»
Freddy mantuvo silencio.
«En todo caso, ¿Qué importa ahora?, sólo tendremos que soportarlos unas semanas y todo volverá a la normalidad, sólo déjame el control a mí, y fin del problema»
—Te ves muy pensativo.
Él reacciona.
—Pedí nuestro favorito, helado de chocolate y mantecado. —Sonrió Joy dejando un buen embace de helado en la mesa, tomando asiento a su lado— Y para que veas que soy buena, pedí que te colocaran doble ración de mantecado. —Termina de decir mientras extiende una pequeña cuchara.
—No hacía falta hacer todo esto por mí.
—Intento recrear tu bonito detalle del chocolate de aquella vez en la cafetería, así que mejor será que cooperes conmigo, luego tú me dirás si lo he hecho bien.
Él mira el helado y sonríe un poco.
—Vas bien.
—Y eso que aún no lo has probado, los helados aquí son muy buenos. —Animó ella, tomando una cucharada y probar de inmediato, sus expresiones se animaron por el sabor, robando otra cucharada sin pensarlo.
— ¿Sueles venir por aquí?
—Sí, es uno de mis locales preferidos, no se llena mucho y es muy tranquilo para venir un rato. —Toma otra cucharada, pero esta vez extendiéndola a la boca de Freddy, el joven no tuvo más que aceptar y abrir su boca— Me gustaría que estuviera un poco más cerca del colegio, pero vale la pena a pesar de caminar un poco más.
—Está bueno. —Admitió, tomando un bocado por su cuenta.
—Es todo tuyo.
—No seas tonta, me ayudaras a terminarlo. —Acusa, acercando un bocado a ella.
Joy sonríe y abre la boca.
—Esta vez te daré la razón. —Continua Freddy— Si me hacía falta salir del colegio un rato.
—Después de toda esa tensión en el auditorio, por supuesto que sí. —Sigue probando nuevamente el helado.
— ¿Qué ocurrió exactamente?
Ella lo miró.
— ¿No lo recuerdas?
—No del todo, suele pasarme cuando yo... bueno, seguro notaste que no era yo quien regresó al auditorio sino...
—Fred.
—Sí.
—Pues... todo ocurrió tan rápido, Fred quería que nos fuéramos del auditorio, y los nuevos comenzaron a hablarle. Cuándo esa chica me quiso saludar él de repente se mostró tan frío y directo, casi amenazante, dijo cosas muy duras. —Contó con las primeras cosas que venían a su mente— Creo que la chica se llamaba Helen, la de cabello rizado.
Freddy dejó de comer, meditando un momento lo contado por la joven, el silencio de Fred solamente le estaba dando más verdad al relato de Joy.
—Después de eso, llegó el maestro Nick y salimos del auditorio.
—Que desastre.
—Entonces... ¿realmente conoces a esas personas?
—Solían... ser... mis compañeros en mi antiguo colegio.
—Oh, ¿eran amigos?
"Amigos"
Freddy dejó la pequeña cuchara clavada en lo que quedaba de helado, gesto que Joy no sabía cómo interpretar, guardando silencio esperando palabras de Freddy.
Él simplemente negó con la cabeza.
—Quisiera preguntarte otra cosa. —Mencionó ella, mirando nuevamente el helado.
—Dime. —Aceptó él.
— ¿Ellos fueron la razón que causó que salieras del auditorio?
Freddy sólo suspiro en respuesta, con cierta frustración.
—Realmente no sé cómo explicarte todo esto Joy. —Confesó.
—Si es algo que te incomoda hablar, entonces no tienes que...
—No es eso. —Aclaró— Y tampoco me parece justo que estés aquí preocupándote por mí sin ni siquiera saber la razón de mi comportamiento, quiero dejar de ocultarte tantas cosas. —Hace una pausa, tomando una decisión— Te explicaré todo Joy. —La mira—Pero debo contarte las cosas a partir del principio.
— ¿Estás seguro?
— Sí. —Sentenció.
Ante la seguridad que escuchó en esa respuesta, decidió no dudar más y dejar que Freddy le cuente todo, dejándose recostar en su hombro. Freddy la acepta a su lado casi automáticamente, dejando salir el aire de sus pulmones unos segundos y buscar la manera de comenzar.
— ¿Alguna vez te has preguntando de dónde viene Fred? —Habló a lo bajo.
Ella abre sus ojos con sorpresa ante la pregunta, no pensó que la historia tocaría ese tema.
—Su mera existencia no debería ser real. ¿No lo crees? —Continua Freddy.
—Pero existe. —Puntualiza ella.
—Existe ahora, pero antes... mucho antes... se me podría haber considerado ser una persona normal.
[...]
Supongo que todos los problemas comenzaron cuándo era un niño, vivía en otra ciudad, con mi padre, era un amante del baloncesto, autoritario, fuerte, las cosas debían acatarse como él las ordenara, era quien tenía el control de todo en casa y tenía un serio problema de alcoholismo tras la repentina muerte de mis abuelos, todas las noches llegaba a casa a formar problemas, y la única quién le hacía frente a él era mi madre.
Por supuesto, nunca sale algo bueno de casos como este, y nosotros no fuimos la excepción. Mi madre sufría maltrato doméstico, y yo llegue a sufrirlo en algún momento, pero ella se encargaba de alejarme lo más posible de sus discusiones para no resultar afectado.
Aun sí mi madre se encargaba de que mi padre no me llegase a lastimar físicamente, seguía teniendo una pésima relación con él. Nunca tuve suerte con mi padre, era como si todo lo que pensara o me gustara fuera en contra de todos sus principios, o lo ofendiera de alguna manera. Él odiaba que me gustara cantar o la música en general, le parecían tonterías estar interesado en tocar un instrumento, se encargaba de recordarme todos los días de su existencia que mis gustos son estúpidos y que debería dedicarme a algo más provechoso.
No lo sé, ser quizás ese hijo que tanto deseaba que compartiera con él su amor por los deportes.
Mi madre era tan diferente, en más de una ocasión fue como mi cómplice para ocultar las cosas que hacía a espaldas de mi padre, me pago clases de guitarra con sus pocos ahorros, y me llevaba a escondidas de mi padre a todas las practicas, creo recodar muy bien, que yo sólo practicaba baloncesto para simplemente no levantar sospechas, y en parte para conseguir alguna aprobación de mi padre. Y está bien, a pesar de no ser la mejor vida, me creía capaz de soportarlo, diciéndome que no me faltaba nada, mi madre me amaba mucho, y aunque fuera en secreto, tenía la música conmigo.
Las cosas empeoraron cuando entre a ese colegio.
High School Denver.
La mejor escuela de la ciudad, orgullosa de ser el colegio que albergo a los mejores de la región, en áreas como matemáticas, química y por supuesto, deportes. Recuerdo que era muy cauteloso, simplemente no quería destacar y pasar desapercibido entre todos, mis primeras semanas fueron estar solo en el rincón del salón, salir y entrar a mis clases y volver a casa, deseando cada tarde antes de llegar, que mi padre no hubiera salido a beber, en vano, por supuesto.
No buscaba amigos, quizás era timidez o mero miedo, la verdad aún no sé la razón. Con estar pensado en mis problemas en casa, nunca me había llegado a proponer en entablar una verdadera amistad con alguien.
Y al parecer si estas solo por mucho tiempo en ese colegio, te vuelves un blanco fácil para la banda de los estudiantes viejos.
Entre ellos estaba Wendy. Una chica que destacaba simplemente por ser muy hermosa. Sin mentirte, se creía una persona superior al resto, y básicamente tenía el continuo pensamiento que el mundo debe girar alrededor de ella y que es complemente perfecta. Sin mencionar su impulso de decir siempre lo primero que se le ocurra, aun sí eso te haga sentir mal.
Luego estaba Erik, el típico chico lindo de buen físico, que coqueteaba con cualquier chica que llamara su atención, el galán por las que la mayoría de chicas suspiraban al verlo pasar.
Y por último Brad; Alguien impulsivo, que hacia todo sin pensar en las consecuencias, actuaba como alguien que no le tenía miedo a nada, y no le importaba pisotear a los que consideraba más débiles que él.
Al comienzo ellos me decían simples palabras al aire, con intención de burlarse de mí, era fácil notar que las personas les seguían la corriente por el simple hecho de quedar bien con el resto. No me defendí, ignorarlos me parecía la mejor solución.
Supongo que ese fue mi primer error.
Las burlas comenzaron a ser agresiones físicas, empujones por el pasillo, tirarme objetos, o buscar cualquier razón para molestarme, por eso empecé a esconderme entre los corredores menos poblados de la escuela, evitarlos a toda costa.
Ahí conocí a Helen.
Helen era la chica más tranquila de mi clase, a diferencia de mí, ella si era respetada y admirada por todos, comprendí que una de esas razones era porque todos admiraban su canto y su forma de ser.
No tenía idea de por qué alguien como ella se acercó al tarado que se intentaba esconder de todos, pero lo hizo, se sentó a mi lado y se presentó. Era la primera vez que alguien en ese colegio me trataba de una manera tan amable y simpática.
Pensé que sólo era casualidad encontrarla aquel día.
Pero no.
Me saludaba seguido, todos los días, sin falta alguna, y me visitaba en mi escondiste a compartir desayuno conmigo.
Se convirtió en mi primera amiga.
Comprendía perfectamente que ella no dijera nada en los momentos en donde me molestaban en mi salón, si defendías al blanco fácil, tomabas el riesgo de convertirte en un blanco fácil también.
Pero ella un día se enfadó, y me defendió.
"Está mal lo que hacen chicos, ya basta con sus bromas tan pesadas"
Para mi sorpresa ellos realmente le hicieron caso. Se limitaron a ignorarme. Y en ese momento me parecía mejor ser ignorado que aguantar ser su blanco de "bromas"
Por otro lado, Helen con el tiempo descubrió mi amor por la música, mostró mucha alegría al saber que me gustaba tocar la guitarra y cantar en algunas ocasiones. Los problemas en mi colegio y mi hogar se comenzaban a calmar un poco, fue una de mis etapas más tranquilas, en donde tenía más esperanzas en disfrutar más mi vida a pesar de los problemas.
Era genial ser amigo de Helen, pero a su vez tan extraño. Era la favorita, estaba feliz por ella, se notaba de lejos que amaba cantar y no le tenía miedo a demostrar lo que sabe, era algo que admiraba de ella, la pasamos muy bien juntos, no teníamos gustos tan diferentes, y era la única persona entre todo el colegio que se dignaba a tratar conmigo.
Los meses seguían y recuerdo uno en especial en donde todos estaban emocionados por un evento musical, había venido a visitarnos al colegio una mujer interesada en buscar talentos jóvenes para un programa de preparación en el área de canto, muchos se volvieron locos por la noticia, recuerdo ver el volante ese día, y pensar, ¿por qué no?, ¿qué puedo perder?
Le conté la idea a Helen, su sonrisa amable apareció y me dijo...
"¿Sabes? También quiero participar. Ella vendrá hoy a nuestra clase de artes escénicas, ¿por qué no aprovechamos ese momento?, quizás nos ayude con unas correcciones antes del evento"
Y acepté su idea.
Hoy en día me pregunto si fue una buena decisión haber aceptado esa idea.
Bueno, el caso es que lo hice, la buscamos y cada uno por su cuenta le hizo una pequeña presentación, recuerdo bien cuando ella se acercó a nosotros dos, lo primero que hizo fue ver a Helen.
"Hermosa voz Helen"
No me sorprendió ese comentario, ella cantaba perfecto.
Luego me miró a mí, esperaba un "sigue intentándolo" o algo así.
Pero me llevé una sorpresa.
"Jamás he escuchado esa canción, ¿la has escrito tú?"
"P-pues... sí, pero no está terminada del todo" Le confesé inseguro.
Me tomo del hombro.
"¿Freddy cierto?"
Le asentí.
"Tienes un talento increíble Freddy, me has dejado encantada con tu presentación, sin duda tienes mucho que demostrar, ese sentimiento tan amable con el que haces las cosas, dice mucho de ti, personas como tu son las que tienen un camino de éxito si saben aprovechar su talento, espero encantada poder verte en el evento, tienes un puesto entre mis favoritos"
"¿Sus...favoritos?" ¿Lo había dicho en serio?
"De hecho si estas interesado en algún momento animarte en esto de la música, puedes comunicarte conmigo"
Me entregó una pequeña tarjeta, con eso tomo sus cosas y se despidió de nosotros.
Aparte de mi madre, esa mujer era la segunda persona en decirme que tenía talento en algo, y ese sentimiento de logro se sintió muy bien, era plena felicidad en su mejor momento.
Lo que vino después no fue lo mejor.
Helen me miró unos segundos, me dejo un seco "me alegro por ti Freddy" y se fue sin más.
Al día siguiente volvieron los problemas, Helen para nada decía algo, y sentía que el trato de los chicos era cada vez más rudo y humillante de lo usual, hasta el punto de asustarme el hecho verlos pasar cerca.
No fue lo peor, de alguna manera se enteraron de mi pequeño "logro" con la mujer busca talentos, y todo estallo en una montaña de comentarios a mi persona llenos de "tú no tienes talento", "eres un inútil" y más, incluso viniendo de personas que ni siquiera estaban interesados en la música de alguna forma.
La actitud cortante de Helen parecía ser una de las cosas que más me afectaba, pensaba que éramos amigos, pero la forma sin vida que me observaba, toda su amabilidad y dulzura se perdía en el momento en que yo llegaba.
El día del casting para participar en el evento, ese día en especial, nadie me molesto, y en el momento que era mi turno de pasar, ella se acercó a mí, estaba diferente, apenada, arrepentida de alguna manera, me pidió disculpas por todo, y yo le creí por completo, ¿cómo no perdonar a la única amiga que tenía en ese sitio? Ella me abrazó feliz y me deseo mucha suerte para la presentación, incluso me trajo un vaso de jugo para pasar los nervios.
Era tan ingenuo.
Lo bebí con confianza, y fui al escenario, podría jurar que parecía que toda la escuela estaba ahí, cosa que ya me había dejado estático en mi sitio, ¿Por qué de la nada ahora estaban todas esas personas? Si hace un rato estaba seguro que sólo estaban los que participarían en el evento.
Todos me miraban sonriendo divertidos de algo, reían a lo bajo, supongo que de mí.
"¿Qué esperas? ¡Canta!"
Gritó alguien.
Mi garganta me quemaba, la tome un momento sin entender.
"No tenemos todo el día Fazbear"
Siguió otro.
Cuando intenta formular alguna palabra, no podía hablar, no sabía si eran los nervios, pero a más intentaba decir algo, más dolía.
No podía cantar.
"¡FUERA!"
Todos le siguen el juego.
"¡SAQUEN A ESE MUDO DEL ESCENARIO!"
"¡FUERA! ¡FUERA! ¡FUERA!"
Nadie parecía escuchar a los maestros pedir silencio y calma, al menos yo no los escuchaba, sino a toda la escuela riendo y gritándome. Comenzaron lanzarme bolas de papel, como si ya todo estuviera planeado, camine hacia atrás, tropezando y cayendo sentado en el suelo.
Estaba en shock, al ver tan claramente que era una sola insignificante persona frente a cientos contra ti.
Entre el público estaba Helen.
Sonriendo.
Sonriéndome, como si disfrutara lo que estaba pasándome.
Entonces reaccione.
El jugo, las personas, mi dolor de garganta, nada de eso fue por causalidad.
"FUERA"
"INÚTIL"
"NO SIRVES DE NADA"
Me levanté, mis ojos llorosos me nublaban la vista, ¿de verdad me odiaban tanto para ponerse de acuerdo en hacer algo de tal magnitud? ¿Qué fue lo que hice para ganarme todo eso? salí de ahí, a prisas, corriendo lejos de todo.
La sonrisa de Helen no dejaba de pasar por mi mente.
Mi garganta me dolía aún más, me quemaba al tragar.
Jamás quería volver a pisar un escenario, quería estar lejos de cualquier cosa relacionada con la música, incluso había hecho pedazos aquella tarjeta que había recibió anteriormente. Si su objetivo era derrumbarme.
Lo habían conseguido.
No entendía por qué no era capaz cambiar las cosas, en defenderme, en no tener miedo, sólo quería evitar los problemas, no buscaba destacar, no quería estar envuelto en esos problemas, no quería ofender a nadie, no quería lastimar a nadie.
Un sentimiento diferente me atacó ese día al verme en el espejo.
Un pensamiento.
Un inofensivo "¿Cómo sería mi vida si...?"
¿Cómo sería mi vida si yo no fuera el Freddy que era en ese momento?
¿Y si fuera un Freddy que al igual que Wendy, se cree un ser perfecto? Que dice lo primero que piensa, sin importarle sin eso hace sentir mal a los demás.
¿Me comenzarían a respetar?
¿Y si fuera un Freddy, que al igual que Erick, tenía tanta confianza en sí mismo, mostrándose como alguien encantador y coqueto?
¿Me comenzarían a tomar como un alumno más de ese colegio y no sólo un blanco que todos molestan?
¿Y si fuera un Freddy, que actuara como Brad, sin miedo a las consecuencias de sus actos, que hace todo lo que quiere cuándo lo quiere?
¿Todos comenzarían a dejarme caminar tranquilo por los pasillos sin tener que aguantar burlas de los demás?
Y si fuera un Freddy, que al igual que Helen... puede persuadirte a hacer las cosas, que pudiera cantar sin miedo y ser el nuevo favorito del colegio pisoteando a la competencia, que sin importar las cosas, MIS objetivos fueran los ÚNICOS importantes.
¿Si yo fuera como ellos? ¿Mi vida sería mejor?
Otro error.
"♫♪Tu mejor error♪♫"
Después del evento, cualquiera que no estuvo presente ya estaba más que enterado de mi "gran presentación" el día del casting, las burlas continuaban siendo mi día a día, jamás le contaba esa situación a mi madre, aparentaba estar mejor de lo que me sentía realmente, y buscaba la manera de cubrir cualquier daño que me causaran, ya tenía suficientes problemas con estar soportando a alguien como mi padre como para que yo la preocupe también con mi situación, y conociendo como era mi padre, ya tenía suficientes burlas de mis compañeros para soportarlo a él decirme "cobarde"
Y jamás volví a insinuar que no estaría mal que me cambiaran a un colegio diferente, debido a que mi padre no se tomó de buena manera la noticia la primera vez que lo mencioné.
Si seguía asistiendo al colegio era para no levantar sospechas a mi madre y en parte para escapar de mi hogar, que cada día estaba peor que el anterior, mi madre en una ocasión incluso tuvo que usar unos grandes lentes oscuros para ocultar un golpe notable en su rostro cuándo debíamos salir a hacer las compras.
Jamás me comentaba algo respecto, a pesar de mi insistencia de decirle que debía denunciar lo que pasaba, sea mi padre o cualquier otra persona nadie tenía derecho de lastimarla.
Pero se negaba, papá era lo único que teníamos, él pagaba todo los gastos del hogar, jamás dejaba que mi madre tomara algún trabajo, aun sabiendo que mi madre era una profesional capacitada para tener un buen empleo. Pero según él, las mujeres debían estar en casa atendiendo la cocina.
Me frustraba verla de aquella manera, ¿cómo te sentirías al ver a alguien que amas ser lastimado constantemente? Me comencé a odiar por ser tan débil y cobarde, ¿Por qué no tenía el valor para poder defenderla?
Comencé a tener esos pensamientos más seguidos.
Si no fuera este Freddy, si fuera un Freddy que tuviera el valor de enfrentarse a cualquiera, con tal no dejar que alguien lastime aquello que le importa, ¿Mamá ya no tendría que estar buscando maneras de ocultar esos golpes?
Pero seguí buscando evitar los problemas, a veces miraba a Helen de lejos, sus nuevos mejores amigos, los chicos populares, siempre le hacían compañía, parecía ser la líder del grupo.
Sonreía tan amable y dulce a todos.
Continuaba estando entre los últimos de mi salón, miraba de lejos como todos hablaban, reían entre ellos, se hacían bromas, planeaban cosas que hacer juntos para los fines de semana. No podía evitar sentirme como una especie de fantasma que no encajaba en ningún sitio.
La verdad si dolía un poco sentirse rechazado, pero intentaba concentrarme en mis otros problemas.
Recuerdo perfectamente la primera vez que lo escuché.
Él dijo.
"¿Realmente te sentirás mal por esas tonterías?, somos mucho mejores que ellos"
Miré a ambos lados y detrás de mí, por supuesto que no había nadie, ¿quién en su sano juicio se acercaría a mi cuándo cargo con toda la escuela molestándome? No le di importancia al asunto al formularme esa pregunta, pero seguí recordando esas palabras el resto del día, sonaron tan cerca de mí y esa forma de hablar me recordaba tanto a un anti-héroe, de esos que veía en mis caricaturas de niño.
"♫♪ Esa cobardía es la que nos anula, mira bien tu bondad es absurda♫♪"
Comenzó a ser más seguido, eran palabras breves, pero todas reflejaban el mismo mensaje, "somos mejores", me estaba comenzado a asustar, me dolía la cabeza de forma seguida, me costaba dormir, y comenzaba a mirar alrededor de mí, buscando alguna señal de que sea una broma de mal gusto, después de todo, aquella voz sólo me hablaba en mi colegio.
O eso pensaba.
Una noche, para mi sorpresa, una de esas noches en donde mi padre no estaba gritando borracho hasta cansarse, tuve un sueño, quería creer que era un sueño, no podía ser real.
En el sueño estaba en un lugar oscuro, había un espejo flotando entre la oscuridad, ¿por qué estaba ahí? No lo sabía, me acerqué, con sólo ver todo callado y oscuro me tenía nervioso, al llegar al espejo apareció lo que cualquiera se esperaría... un reflejo.
Mi reflejo.
Ahí estaba yo, mi pelo, mis ojos, notaba mi confusión y miedo al verme ahí, sin entender por qué razón soñaba esto, suspire y me concentre en lo que veía.
Un chico débil, incapaz de enfrentar sus problemas.
Mi reflejo ríe.
Yo me alejo dos pasos, pude jurar que lo escuche reír, mis ojos se abren de sorpresa y miedo, pero mi reflejo no hace lo mismo.
Me sonríe.
"♫♪Yo reflejo tus deseos, yo reflejo tu valor♫♪"
La misma sonrisa divertida de Helen, plasmada en mi rostro.
"¿Asustado chaval?"
Era aquella voz otra vez, la misma voz que ha estado persiguiéndome por semanas.
Su piel comenzó a volverse gris y sin vida, su cabello pasó de castaño a negro, y lo peor fueron sus ojos, negros y vacíos, y todo lo que tenía eran dos puntos blancos para saber que seguía observándome divertido.
Estaba aterrado, tanto, que al dar pasos atrás caí, pero no dejaba de verlo, a pesar de saber que sentía completo terror a su imagen sin vida.
Salió del espejo, flotaba, como una especie de fantasma.
"¿Q-quién eres tú?" Logré decir, intentaba contener el pánico.
"Mi nombre es Freddy"
"Ese es mi nombre" Murmuré, no era capaz de hablarle más alto.
Parecía que aun así me escuchaba perfectamente.
"Por supuesto, es nuestro nombre"
"¿N-nuestro?"
"Te diré algo, es aburrido estar aquí habiendo tantas cosas que hacer allá afuera Freddy, es nuestro momento de cambiar las cosas"
"No entiendo nada de lo que estas h-hablando"
Volvió a reír, su risa era tan... ¿cínica?
"Por favor Freddy, deja de hacerte el ingenuo, tu querías cambiar tu vida, ser diferente, pero simplemente no tienes el valor de hacerlo, pero está bien, una parte de nosotros sí que tiene el valor, todo lo que tienes que hacer es dejarme el control a mí, y verás que todo cambiara"
"¿E-el control?"
Él me mira aburrido, parece que mi lentitud para entender las cosas no le hacía mucha gracia.
"Deja de balbucear tanto, no entiendo cómo puedo llegar a ser tan cobarde"
Se acercó a mí, yo intento alejarme.
"¡No te acerques a mí!"
Se detiene.
"Eres un caso perdido, pero bueno, sale lo viejo y entra lo nuevo"
"♫♪¿Qué pretendes conseguir sin hacer nada?♫♪"
Comencé a desaparecer, hasta notar que ahora era yo quien estaba dentro del espejo, él se acerca tocando el cristal, yo era trasparente, y él ahora había adquirido una apariencia más humana, pero manteniendo esos ojos tan inhumanos.
"Ahora escúchame bien Freddy, el teatrito del chico bueno se acabó, esto se hará a mi manera"
"¿¡Está tomando mi lugar!?" Pensé aterrado unos segundos.
Él parecía poder escuchar mis pensamientos.
"Me alegra ver que lo vayas pillando Freddy. ¿Sabes? no es por ofender, pero nuestro nombre me parece tan patético. Fred suena mucho mejor ¿no te parece? Sí, me gusta, desde ahora las personas nos conocerán como Fred Fazbear"
Sus ojos se volvieron tan cínicos como su sonrisa.
"El mejor cantante de este insignificante mundo"
Desperté alterado, sudando, tome mi cabeza con miedo por todo, no entendía que pasaba, no comprendía a que se refería.
La luz del día posaba en mi ventana.
Empecé a verla borrosa, luego todo terminó siendo negro.
¿Qué pensarías de que algo tome el control tu cuerpo durante horas, y tú no puedas recordar nada?
Comenzó a pasarme eso.
Olvidaba cosas, sentía que me volvía loco, y aquella voz se hacía peor, quería engañarme diciendo que todo fue un sueño, que no era real, nada de lo que escuchaba, nada de lo que veía era cierto, pero lo sentías tan real que te costaba negarlo.
Y él siempre te lo recordaba.
"Yo sigo aquí Freddy"
Mi actitud sólo me convirtió en el rarito de la escuela, habían personas que me comenzaron a dejar en paz sin explicación alguna, y varias chicas murmuraban cosas al verme en vez de reírse de mi como antes tenían costumbre, todos actuaban extraño al verme, como si me tuvieran miedo, o me respetaran de alguna manera, y quería engañarme diciendo que no había sido por mi culpa que las cosas estuvieran volviéndose tan extrañas.
Y comenzó a salirse de control, todo comenzó en mi hogar.
Le había partido una botella de alcohol a mi padre en la cabeza, fue un impulso instantáneo que jamás había sentido, una rabia que se apodero de mí en un segundo al ver que él estaba levantándole la mano a mamá dispuesto a lastimarla.
Mi padre perdió la conciencia en el acto, y al despertar al día siguiente no recordó nada y fue fácil convencerlo de que fue él quien llegó a casa con esa herida en la cabeza, pero mi rabia hacia él se hacía seguida, esa voz en mi cabeza al verlo comenzaba a decir un repertorio de insultos que yo jamás me creí capaz de decir o pensar, me ponía a la defensiva al verlo entrar a la cocina con mi madre presente. En el auto cuando estábamos juntos para ir a la tienda, planeaba maneras de lastimarlo si llegaba a hacerle algo a mi madre otra vez.
Y eso me asustaba, ¿por qué yo estaba actuando de esa forma?
Era más difícil controlarme, y mi madre lo había notado. Preocupada, me comenzó a llevar a varias citas con un psicólogo, pensando que algunas terapias me ayudarían, y que quizás se trataba de una etapa de la adolescencia que ella aún no sabe cómo manejar.
Me diagnosticaron depresión junto con problemas de ira algo muy común en un adolescente según el psicólogo.
Jamás vi a mi madre tan alarmada por mí, el psicólogo le había metido ideas muy locas como de "muchos casos de depresión acaban en suicido" o "el poco control de la ira podría hacer que su hijo acabe en un internado", en el fondo sabía que no podía ser eso, debía ser algo más.
Fred se reía de la situación, comencé a odiar su risa, pero me seguía causando tanto miedo. Él solía escribir en mi libreta, eso me aterró más, sólo me confirmaba que algo toma mi cuerpo, y es capaz de hacerse pasar por mí. Era más cínico, calculador y muy insensible, sabía que yo le tenía miedo, y le parecía simplemente divertido, y yo sólo me sentía cada vez más paranoico.
"♫♪Tu peor terror♫♪"
Un día no pude más, le grite a mi madre desesperado.
"¡NO DEJA DE HABLARME MAMÁ!, ¡ESA VOZ EN MI CABEZA NO SE CALLA!"
"¡Freddy!" Me tomo de hombros intentado calmarme, yo comencé a llorar.
"Por favor mamá, ya no lo soporto, no soporto más esto"
"♫♪Conmigo eres mejor, no intentes escaparte pues yo soy la solución♫♪"
"¡NO!, ¡CALLATE!, ¡CALLATE!"
"¡Freddy! ¡Hijo, por favor cálmate!"
No quiero pensar como estaría mi madre ante esa situación, cómo te sentirías si vieras a tu hijo, asustado, gritando, y tu estés viendo impotente sin poder hacer nada, ¿cómo podía ayudarme si mi mal no podía verlo? ¿Cómo salvarme de mi mismo?
"Es depresión" Siguió diciendo un psicólogo.
"Esquizofrenia" Dijo el psiquiatra.
"Trastorno de identidad disociativo", concluyeron un grupo de médicos después de meses de citas.
No sabía que pensar, al parecer yo había reaccionado de forma muy diferente ante mis problemas.
Mi mente se había dividido para forma una nueva versión de mí que poseía todas las características de mis agresores que yo veía como la forma de ser que debía tener para que las personas me dejaran en paz, que se suponía debía ser la personalidad que había creado para defenderme de mis problemas, pero con actitudes tan negativas que simplemente termine creando a mi peor pesadilla.
Sé que suena como una locura... ni yo me lo creía en su momento.
Mi mamá no lo entendía del todo y hasta a mí me costaba entenderlo, pero le dieron esperanzas a ella de que yo podría mejorar, y en el fondo hicieron lo mismo conmigo, tenía esperanzas de volver a ser alguien "normal"
Hasta el momento he aceptado que eso no es posible, es como arrugar una hoja de papel y luego intentar que vuelva a ser la misma hoja lisa de un comienzo, imposible a pesar de que lo intentes.
Después de ese diagnóstico, me gane más odio de mi padre, decía que eran tonterías, que sólo eran disparates para malgastar su dinero en tratamientos inservible, o de plano llamarme "lunático". Para empeorar las cosas mi extraña actitud me había hecho ganar la expulsión de mi colegio.
Mi madre había tocado fondo, a escondidas había comenzado a trabajar y reunir dinero para mudarnos a otra ciudad. Denuncio a mi padre por el maltrato doméstico apenas alcanzó la cantidad necesaria de dinero para poder huir de él.
Lo último que supe de él es que está pasando sus días en una celda muy lejos de aquí.
Y llegamos aquí, pase dos años en tratamientos, citas y clases en casa. Mi madre se las arreglaba para mantenernos a flote, yo intentaba ayudar más en casa, ya que mi estado no era del todo seguro para que asista a una escuela. Comencé a perderle el miedo a Fred, y aquellos ratos de terror, se convirtiendo en discusiones sin fin.
Llegue a un punto en donde podía controlarme, o al menos no perder el control de mi cuerpo con tanta facilidad, lo tomaron como una mejoría y fue en ese momento en donde mis médicos dieron luz verde para que pueda volver a estudiar en una nueva escuela.
Así llegue aquí.
Desde que estudio aquí, las cosas mejoraron, sí tenía mis días malos, y el miedo constante de que él arruinaría las cosas, pero ya no me sentía solo, Golden, Chica, Foxy, Bonnie, todos ellos me dieron la oportunidad de ser su amigo, y comenzar valorarme un poco más, ellos hicieron que volviera a sentirme como alguien con una vida más común pero llena de sorpresas.
Los Animatronicos eran mi nueva familia, una familia con sus discusiones y problemas, pero unida a su manera, y a pesar que la idea de pisar un escenario y cantar me cause tanto miedo, ellos fueron los que volvieron a animar mi amor por la música.
Fueron los que me devolvieron las esperanzas.
[...]
Se hizo el silencio.
Joy había tomado su mano hace mucho en señal de apoyo, y sólo se quedó sin decir palabras, cosa que no le sorprendía a Freddy, sus numerosos psicólogos quedaban con unas expresiones parecidas ante su historia.
Bajó la mirada.
—Hace mucho que no contaba todo eso.
—... Freddy...
Él levanta su vista hacia ella ante el llamado, se tensó en su puesto cuando la vio. Sus ojos estaban tan cristalinos, amenazantes de derramar lágrimas en cualquier momento. Preocupando a Freddy de inmediato.
— ¿J-joy? ¿Estás bien?
—Yo... pues sí, es que... tu... —Se restregó los ojos— Perdóname. —Murmuró, sintiendo como Freddy acaricia su espalda en consuelo— Se supone que yo debería ser quién haga eso.
Freddy le sonríe con ternura.
—Estoy bien. —Le aseguró.
A Joy sólo se le estrujaba más el corazón verlo de esa forma. Tan sólo pensar que tan buena persona le tocaran tantos problemas, no le parecía nada justo. ¿Por qué a Freddy? Un chico tan lleno de ilusión y amabilidad, quizás tímido para demostrar sus talentos, pero ¿destrozarlo hasta la misma locura?, eso era llegar a un límite serio.
—Todo esto quiere decir, que Fred es... una ¿enfermedad? —Pregunto tímida, pensado que dicha pregunta podría ofender a Fred de alguna manera.
Freddy se mantuvo sereno.
—Quienes lo conocen lo consideran una, yo personalmente lo veo como un parásito, pero... es irrelevante eso ¿no lo crees? Digo, el enfermo soy yo.
Algo en Joy quería que nunca jamás se volviera a llamar de esa manera.
—Por eso escapé del auditorio, me asusto pensar que se volvería a repetir la historia, eran unas de las cosas que más me aterraba, que todo se repitiera, por eso, al llegar a esta escuela, necesitaba ocultarlo a él a toda costa. No quería cederle mi vida a algo que era una versión tan distorsionada de mí, no quería que la gente me conociera como un chico engreído, que se ligaba a la primera chica que veía y pensaba que el universo giraba a su rededor, pero ya no era tan fácil controlarlo, le estaba gustando nuestra nueva vida, le estaba gustando pasar tiempo contigo.
Ella mantuvo silencio.
—Lo peor era saber que tú también me estabas agradando, fue en un tiempo en donde ambos estábamos más estables. Después del campamento, comencé a hacer acuerdos para compartir el control, había aceptado de alguna manera esa vida compartida, pero tú lograste volver mi mente el mismo caos de antes. Teníamos puntos de vista diferentes de como deberíamos tratar contigo. —Hace una pausa y continúa en voz baja— Lamento que tú debieras soportar todo eso.
—No es algo que debas lamentar. —Opinó ella— sólo fue algo confuso en un principio.
—Ha cambiado mucho desde entonces. —Agregó— Lo volviste un poco más soportable de llevar.
— ¿Yo?
—Es más tranquilo poder tomar un descanso de todo esto contigo y simplemente sentir que puedo hablar sin preocuparme de esconder algo.
—Quieres decir que... ¿te agrada que yo sepa de Fred?
—Eres la única que logra mantenerlo a raya. Y realmente no servía de nada si me agradara la idea o no, él ya se había encaprichado contigo sin razón alguna. Ya sabes cómo es cuándo quiere algo.
Joy ríe un poco.
—Lo sé. —Estrechó su mano con más firmeza— Aprecio mucho que me contaras todo esto Freddy, no es algo que sea fácil de contar. —Toma la mano de Freddy entre las de ella, para mirarlo fijamente— Quiero que sepas que esto no cambia en nada lo pienso de ti. —Aclaró, dejándose vencer por lo que siente tan solo al verlo a los ojos— De hecho me hace admirarte tanto, que a pesar de todo tú sigues ahí intentando ser la buena persona que conozco, y eso... eso habla mucho de ti, del gran corazón que tienes. Y es una de las cosas que más amo de ti. —Cedió, necesitaba decirlo.
Las palabras de la joven le llegaron a Freddy como caricias, aliviando su alma, conmovido su ser, y hacerle sentir tan aceptado a pesar de su condición. Lo único que conseguía hacer era volverse cada vez más importante y especial para él. ¿Qué tan grave lo estaba dejando esa chica?
—Y lamento tanto que hayas tenido que pasar por todos esos problemas.
—Nunca he entendido esa costumbre. —Murmuró Fred un tanto serio, reclamando el control— ¿por qué las disculpas? No fue tu culpa nada de lo que ocurrió.
—Es una manera de decir que te sientes mal por la situación que ha pasado una persona. —Explicó, acariciando su mano.
—Sigue sin tener sentido para mí.
Ella detuvo sus acciones.
—No creo que seas sólo un peligro.
— ¿Uh? No importa Joy, eso fue hace mucho. Además, tiene sus razones para decir que soy un peligro, ya lo has oído ¿no?, no solía controlarme.
—Entonces has cambiado mucho.
Fred la miró un momento.
— ¿Qué quieres decir?
—Que cuándo yo te veo, no veo un peligro, veo a un chico, quizás algo arrogante, que adora cantar, molestar a su amigo Golden, y que en secreto se preocupa mucho por su madre. Si antes no eras así, entonces hoy en día has aprendido a ser alguien más humano, alguien que siente y piensa a su manera.
Eso le llegó a Fred con la guardia baja, jamás había tomado en cuenta esos detalles. ¿De verdad se había vuelto un ser más humano?
—Quizás es eso a lo que Freddy se refiere con que ahora soy más "soportable de llevar" —Hace una pausa y continua— Nunca dejas de asombrarme, no sé cómo logras ver algo más en toda las cosas, pero cada día amo más eso de ti.
La logró sonrojar ligeramente con esas palabras y él se notó complacido de esa reacción, era una imagen de Joy que adoraba.
Se ríe un momento de el mismo.
—Las cosas que me haces decir.
—Me agrada escucharte decir eso. —Confiesa en un murmuro para ella misma, en un tono casi inaudible.
Él se acercó más con una pequeña sonrisa, la había logrado escuchar.
— ¿De verdad?
Su voz más de cerca de alguna forma conseguía crear tantas reacciones en ella, como acelerar con facilidad su corazón.
— ¿Te gustaría que continuara? —Dice a su oído con ese toque coqueto que tanto lo identifica, enviándole un cosquilleo de nervios a todo su cuerpo, pero ella se mantuvo en su lugar.
—Quizás... —Articula en voz baja.
Que tímida se veía al hacer eso.
A Fred le encantó.
—De acuerdo, supongo que puedo comenzar diciendo que amo cuándo te tornas así de tímida.
Ella desvía la mirada.
—No sé de qué hablas. —Defiende con el tono más firme, aunque se notaba que era sólo teatro para contrarrestar su timidez anterior.
Él se ríe por eso.
—Y adoro cuándo intentas disimularlo.
No la dejó que se escapara, tomó su mentón para que su mirada volviera con él, junto sus frentes, guiando su mano a acariciar el rostro de Joy con suavidad.
—Me resultas tan... fascinante. —Continúo perdido en los ojos brillosos de la joven— Tu forma de ser, de pensar, no lo sé.
Ella mantuvo silencio, atenta en su mirada, buscando más.
—Quisiera saber una cosa. —Dice con un tono más serio, sin apartar su mano— Tú... ¿Eres consciente de lo importante que eres para nosotros ahora? —Sus ojos se torna más suplicantes— ¿En lo que te estas convirtiendo para mí?
—También son importantes para mí. —Se animó en confesar con un murmuro.
Se sentía tan bien escuchar eso, continuo con sus caricias.
Ella sonríe inclinando su rostro en aprobación, aceptando las caricias mirando a Fred con una ilusión marcada en sus ojos.
—Si me sigues mirando así... harás que... —Se detuvo, acercando su rostro a ella. Cuando parecía estar a punto de estar dispuesto en robarle un roce de sus labios. Se detiene, suspirando un poco— Realmente me tienes muy mal.
Escucha como ella ríe un poco.
—Pero parece que lo que sea qué me pasa, tú también estas igual de grave que yo.
Joy se animó a acercarse más, dejándose recostar de lado en el pecho del joven, y este la recibe sin problemas al rodearla con su brazo para mantener cercanía.
—Si fuera así... —Comienza ella— ¿Creen que deberíamos hacer algo al respecto?
Él se estrecha más a su lado, en señal de apoyo mutuo, eran ambos quienes pasaban por lo mismo, y sólo tenían claro una cosa...
—Creo que ya es muy tarde para poder hacer algo Joy.
Ya estaban enamorados.
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Ξ❰ NewFreddy ❱Ξ
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