Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ᎠϴՏ

Desde el día que nos pusimos a estudiarnos la cultura del continente americano, más específicamente el área latinoamericana, tanto TaeHyung como yo quedamos atraídos como imanes a la susodicha, y por ello las clases de salsa nos habían venido como anillo al dedo al punto de que los profesores llegaron a asombrarse con la naturalidad de nuestros pasos y bromeaban diciendo que habíamos cambiado de nacionalidad

Ojalá, pensaba yo.

También a partir de esos momentos, en cada clase y cada sesión de estudio, TaeHyung me salía con unos ánimos increíbles.

-¡Mueve ese culo, Jeon, y prepara tus pasos!¡Tenemos que arrasar en esa fiesta!¡Ah! Y también debemos irnos de compras ¡No podemos ir allí vestidos como los aburridos coreanos que somos!

Y de ahí en adelante más cosas por el estilo.

Por supuesto, yo sólo me tiraba arriba de él para aplastarlo y que dejara de hablar al quedarse sin aire, pues me hartaba la poca paciencia que tenía con esos comentarios como si yo fuera un vago y no hiciera nada, cosa que era todo lo contrario. Pero bueno...al final se lo dejaba pasar porque lo quiero.

Todos esos días de clases particulares de salsa fueron literalmente a escondidas. Me había justificado con que TaeHyung era un bruto de mierda y pasaría mucho más tiempo en su casa de lo usual ya que me pidieron ser su tutor, y como la familia de mi amigo también nada en dinero, fue fácil que me dejaran continuar mi amistad con él a pesar de que su familia no tenía las mismas costumbres, por lo que mi justificación estaba más que aprobada por ellos y libre de sospechas.

Con esa misma excusa había pedido quedarme en casa de TaeHyung de viernes a sábado pues supuestamente queríamos hacer una especie de pijamada luego de tanto estudiar. Me dejaron ir, pero me alertaron que más me valía mantener la polla dentro de mis pantalones.

No fueron literalmente las palabras de mi madre, pues ella su "elegancia" no la pierde ni en la cama (según fuertes declaraciones de mi padre borracho), pero fue lo que quizo decir.

¡Tenían miedo de que fuera gay!¡Y que me emparejara con TaeHyung!

Si la realidad era como mi mente lo imaginaba, aquello simplemente era asqueroso.

Que quiera mucho a TaeHyung no significa que vaya a partirle el culo.

Como sea, aquel día simplemente dejé pasar el comentario y en cuanto llegué a la mansión Kim, los padres de mi amigo me entraron con rapidez, empujándome, literalmente, escaleras arriba.

-¡Corre, muchacho!¡Corre!-me decía el señor JaeMin.

-¡Tu chica ha llamado a Tae y le ha dicho que han adelantado la fiesta un par de horas, así que deben apurarse para no llegar tarde!-le siguió la señora JiAh.

Yo sólo atiné a asentir, y apenas llegamos a la habitación de mi amigo (cuya puerta estaba abierta y el interior parecía un maldito infierno de ropa y zapatos regados por todas partes), este apareció de no-sé-dónde y me lanzó una camisa con estampado de flores de colores tropicales...y luego un pantalón negro.

-¡Mueve ese culo, Jeon!-ya empezaba a molestarme la frasecita-¡Vamos a llegar tarde y nos perderemos la mejor parte si no nos apuramos!

Sin más remedio, me uní a la locura de los Kim y en menos de diez minutos ya estábamos montados en el auto y yendo en dirección a la bendita fiesta.

Habíamos querido vestirnos parecido por petición del propio TaeHyung (que es un fanático a todas esas mierdas), así que de acuerdo al casual, latino y elegante estilo que Kiara le había descrito como sugerencia para nuestra vestimenta, ambos portábamos zapatos negros de vestir; mis pantalones eran rasgados en la zona de las rodillas y los suyos eran beige con un cinturón blanco; mi camisa blanca (muy parecida a una de vestir formal) con estampado, tenía múltiples colores regados por todo lo largo y ancho de la tela, y al ser de mangas largas, la recogí hasta mis codos, mientras Tae llevaba una simple camisa de mangas cortas de franjas de cebra blancas y negras; y por último, ambos nos dividimos el cabello y lo peinamos de esa manera, mas sólo él llevaba una bandana de los colores de su camisa en la zona más alta de su frente y, para rematar, lentes de cristales amarillentos. También estaba la joyería, que si bien yo me había conformado con un par de anillos, una manilla en una mano y un reloj en la otra, él tenía las muñecas llenas de pulsitos finos de hilo y los dedos llenos de anillos.

No se nota para nada que él es el modelo escandaloso y yo el musculitos que siempre está callado y con la cara metida en papeles con números.

Para nada ¿verdad?

Como sea, al llegar a la fiesta, y como TaeHyung le había pedido a Kiara a través de un mensaje antes de salir, la ya no tan castaña nos había estado esperando a la entrada de su casa.

Malditamente me estremecí viendo sus pies calzados por unas finas y doradas sandalias helénicas de tacón bajo, su cuerpo arropado por un corto vestido negro de falda ancha y mangas largas, y su cabello que, incluso si estaba un poco oscuro, se notaba a leguas que había estado experimentando con él y tenía mechones de rojo, azul y rubio regados por toda su cabellera que ahora le llegaba hasta el pecho. No tenía ni una gota de maquillaje, pero seguía brillando.

Los señores Kim ni siquiera se bajaron del auto, y nos empujaron directamente fuera del mismo antes de irse gritando:

-¡Pásenla bien!

TaeHyung soltó una de sus curiosas carcajadas y yo reí por lo bajo.

La locura en esa familia es hereditaria, siempre me he dicho.

-¡Chicos!¡Realmente me alegran que hayan venido!

Con gran emoción, Kiara se lanzó a los brazos de mi amigo en un rápido y fuerte abrazo y luego, quedé en blanco cuando hizo lo mismo conmigo y apenas reaccioné para corresponderle.

-¡Están guapísimos!-dio un par de pasos atrás para analizarnos de pies a cabeza, y juro que me sonrojé cuando su mirada se mantuvo en mí un par de segundos más de lo que esperaba-. Dan aires de conquista. Quizás pueda ayudar con un par de primas solteras.

-Esas déjamelas a mí. Sabes que JungKook sólo tiene ojos para ese culo tuyo.

Mis ojos se abrieron con amplitud y rápidamente jalé a mi amigo de los hombros y pretendí ahogarlo con mi brazo alrededor de su cuello.

-¿Qué mierda acabas de decir, Kim?¿Quieres morir?

Pero no fueron sus balbuceos sin sentido los que me hicieron reaccionar, sino las risas de Kiara.

-Ya, déjalo tranquilo. Sabes que de cada dos palabras que dice, cinco son estupideces.

Bufé y dejé ir a mi supuesto amigo, pero el muy cabrón sólo sonreía contento.

-A veces pienso que eres masoquista y te gusta eso de ser sometido, porque casi te ahogo hace tres minutos y ahí estás, sonriendo como pedófilo.

-Pero si yo no soy al que le gustan las menores.

Iba a defenderme de su comentario de mierda, pero una cuarta persona se nos unió en el portal de la casa. Por su aspecto, supuse de inmediato que era Carlos, mi futuro suegro si la vida decidía sonreírme de tan placentera manera.

-¡Hasta que al fin conozco a los amigos de mi hija!-con alegría, nos regaló un abrazo a cada uno-. Me han hablado mucho de ustedes en estos días, pero me parece que apoteósico se queda corto para como lucen en realidad. Sólo necesitaría conocer bien sus personalidades para confirmarlo.

Mi mejor amigo y yo nos miramos y nos sonrojamos bajo las risas de nuestros dos contrarios.

-Vengan adentro. Son más que bienvenidos por ser amigos de mi pequeña estrella. La fiesta va a empezar con un baile, y ese siempre lo hacemos Kiara y yo, así que acompáñennos, pónganse cómodos, y disfruten.

Seguimos a padre e hija dentro de la casa, y aparte de observar lo humilde que era (a comparación de las nuestras), y lo bien mantenida y decorada que estaba, codeaba a TaeHyung y pellizcaba su nuca.

-¿Cómo se te ocurre decir algo así delante de Kiara?-aprovechando que ella y su padre estaban debatiendo la canción que bailarían, le reclamé en susurros a mi amigo.

-Ella sabe la verdad desde un inicio.

-¿Qué carajos, TaeHyung?-quería matarlo, pero lo más que hice fue jalar su cabello desde la nuca, provocando sus quejidos bajos.

-Ese mismo día que me acerqué le dije que te gustaba pero como eras un cobarde no habías intentado acercarte. Ella no me creyó, pero dejó que fuera su amigo cuando le comenté que realmente estaba interesado en una amistad normal luego de ustedes que son un trío de gorilas necesitados.

Dándole un gran golpe en la nuca, lo hice chillar, mas logró llamar la atención de los anfitriones.

-¿Ocurre algo?-preguntó Kiara, a lo que le regalé la sonrisa más brillante que tenía, aturdiéndola un poco, puesto que nunca me había visto de otra manera que no fuera gruñendo.

-Todo en orden. Sólo un pequeño homicidio al final de la fiesta, pero no se preocupen, que no será por los alrededores.

Tanto Carlos como Kiara se echaron a reír, mientras yo mantenía mi sonrisa socarrona y TaeHyung se quejaba aún del golpe.

-¿Y a quién quieres matar?-preguntó el hombre, y sin reparos señalé a mi mejor amigo.

-Por chismoso y lengua larga.

Otra vez volvieron a reír, mas esta vez las mejillas de la ¿castañarubiapelirrojaazul? Se tornaban rosadas.

No dijimos más puesto que ya habíamos llegado al inmenso patio que era compartido por tres casas (las dos restantes recién me percataba pertenecían también a la familia de Kiara), y todas las miradas fueron a parar a nosotros.

-¡El baile de apertura ya va a comenzar, señores!-anunció una joven mujer que, por el corto beso en los labios que le dió a Carlos, supuse era HyeMi, su esposa.

Cuando el mayor recién mencionado fue a hablar con quien parecía ser el DJ de la noche, Kiara nos guió a Tae y a mí hasta unos asientos libres en la barra del bar que increíblemente tenían (así como la pequeña piscina y el mediano ranchón que un poco más tarde noté), y nos sonrió, apoyada en los hombros de cada uno.

-Es tradición que mi padre y yo inauguremos la noche bailando, así como también el segundo baile de la noche debo hacerlo yo, aunque para eso hacen una fila y todo cuando mis primos traen a sus amigos, aunque no veo muchos hoy. La cosa es que no estaré con ustedes durante los próximos veinte minutos, y quiero disculparme por eso.

-Tranquila, Kiara. Estaremos bien-animó TaeHyung-. JungKook tiene cara de matón, pero realmente le ha gustado el ambiente ¡como a mí! Nos hemos preparado mucho para esta noche.

Los verdes irises de tan hermosa chica fueron a parar en los míos cafés, y le volví a sonreír.

-Estaremos bien. No soy tan marginado como TaeHyung me pinta.

Entonces, con una sonora carcajada, se alejó de nosotros hasta la zona donde estaba ubicada una gran pista de cemento, y allí esperó a su padre.

Reconocí al artista de la canción que sonaba como Marc Anthony, aunque de ahí a saberme el nombre de la canción ya estaba jodido.

Lo importante es que el ritmo me encantaba, así como cada maldito movimiento de Kiara.

Su falda se movía de un lado a otro, menéandose junto a sus caderas y pies.

Aplaudía, reía, cantaba y se sacudía de la manera más deliciosa posible.

Y hago un paréntesis en ese último punto para aclarar que, a pesar de ser un chico con las hormonas a flor de piel y pajearme diariamente, no estaba mirando a Kiara con esos ojos, sólo que ahora mismo no encuentro mejor palabra para describirlo.

Sus movimientos me llamaban, y quería ser yo con quien estuviese bailando de esa manera, con quien se complementara tan bien al bailar. A eso me refiero.

Por eso, cuando el primer espectáculo terminó, bajo un mar de aplausos y silbidos, me coloqué bien los pantalones (no literalmente), y me encaminé bajo la atenta mirada de todos hasta donde estaba la chica de mis ojos y su padre, la una observándome sorprendida, y el otro divertido y retador.

Frente a frente con ellos, me dirigí a Carlos.

-¿Puedo ser el siguiente en bailar con ella?

Por enésima vez, Kiara se sonrojó, y su padre me sonrió.

-¿Te gusta mi hija?

-Mucho. Desde hace dos años, de hecho.

-¿Por qué no te habías acercado a ella entonces?

-Tengo unos familiares complicados, y no quería lastimarla.

-¿Y por qué vienes ahora?

-Porque no puedo ser un cobarde toda la vida, menos si se trata de ella.

-¿Y qué es lo que te gusta de mi hija, jovencito? Está loca.

Kiara le golpeó el brazo y protestó, bajo mis risas y otras ajenas.

-Mientras más la conozco, más me gusta cada detalle de ella...aunque esté loca-volví a soltar una risilla-. Pero he de admitir que lo que más me atrapa son sus ojos.

-Preciosos ¿verdad?-asentí y Carlos golpeó su pecho con orgullo-. Los sacó de mí.

-No nos habíamos dado cuenta, fíjate-no pude evitar reír ante el sarcasmo de la propia Kiara, y su padre sólo rodó los ojos.

-Bien-suspiró-. Teniendo en cuenta que has sido lo suficientemente maduro como para venir hasta aquí, saltarte una cola y ser sincero; y que no has huído a pesar de que te estoy haciendo un interrogatorio en público, cosa que muestra que no te avergüenzas de tus sentimientos...

-¡Ya, papá!-poca fuerza bastó para que la ojiverde hiciera a un lado a su padre y tomara mis manos-. Ya sabemos que tiene tu bendición para salir conmigo. Ahora déjanos bailar.

-¡Espera!-la mente del hombre pareció iluminarse y me miró con una sonrisa incrédula. Evidentemente estaba buscando algo mal en mí...pero no lo iba a encontrar-¿Sabes bailar, chico? Y no me refiero a la musiquita KPop esa. Hablo de salsa, ritmo latino y movido.

Sonreí de lado, atreviéndome a devolverle la mueca.

-Me he preparado mucho para estar a la altura de Kiara, señor.

No queriendo más charla, la susodicha rodó los ojos y terminó de espantar a su padre antes de apretar mis manos.

Me miró curiosa y yo le volví a sonreír, contagiándola.

La música empezó, otra vez con otra canción del mismo artista que por mucho que me guste no logro recordar.

Y si bien había aprendido a bailar solo y ello me había hecho amar el ritmo, el bailar con Kiara estaba a otro nivel mucho más superior.

En medio de rítmicos pasos, sonría gracioso al verla tan sorprendida.

Encajábamos sumamente bien el uno con el otro, y mi corazón sabía que no sería sólo al bailar.

Reía, cantaba y aplaudía conmigo, se meneaba a mi par, y jodidamente saber que estaba disfrutando de algo que realmente quería me tenía el pecho lleno de gloria.

Terminada la canción, mis manos quedaron sujetando la delgada cintura de Kiara y las suyas sobre mi pecho. Respirando agitados, nos seguíamos sonriendo y de fondo se oían muchos aplausos...sobre todo los gritos de TaeHyung.

Pero para entonces, ya ella y yo habíamos armado nuestra propia burbuja.

-Entonces...¿TaeHyung no mentía cuando me dijo que yo te gustaba?

-Me gustas, mucho-suspiré-. Lo suficiente como para enfrentar a mi familia completa y a todos los imbéciles que osan molestarte en la escuela.

Sus hermosos ojos brillaron con un destello de lágrimas, y llevé mis manos a sus mejillas para evitar que dichas gotas fueran muy lejos al caer.

Ahí fue donde ocurrió la magia.

Sin importarle estar rodeada de toda su familia y que probablemente sus padres quisieran matarme después, se impulsó hasta hacer chocar nuestros labios, y yo, que mucho menos me importaba cualquier cosa que no fuera ella en ese instante, le correspondí el beso suave y cortamente.

Fue el mejor primer beso de la historia, y que me lo mamen los que digan lo contrario, haciendo énfasis en TaeHyung que afirma que su primer beso con una stripper en un bar fue mejor.

Puras patrañas.

De hecho, hablando de ese, se apareció de repente a un costado mío y de mi chica, y nos sonrió ampliamente.

-A pesar de que Carlos tiene un tic en el ojo y de seguro está matándote internamente, todo ha salido bien-como tenía razón, simplemente asentí y abracé más a Kiara, juntando mis brazos en sus hombros, recibiendo los suyos alrededor de mi cintura-. Ya están seguros y pueden casarse. Pero ojo-tomó un tono de advertencia-, cualquier logro que tengan en su vida, lo tienen que compartir conmigo, al menos como muestra de agradecimiento, coño. Que me he jugado el pellejo aquí.

Riendo, Kiara y yo volvimos a mirarnos.

-Esta noche será larga-sonrió, una mano alargándose para acariciar mi mejilla-. De seguro mis padres se van a negar a que tenga novio a mis catorce.

-Tranquila-cariñosamente besé su frente-. Eso será pan comido.

No lo fue, siendo honesto.

Carlos y HyeMi me llenaron de preguntas, y cuando les confesé la situación de mi familia quisieron negarse a toda posibilidad de que entrase a la vida de su hija, pero al final dejaron la decisión en manos de ella misma.

Y ella me escogió, por sobre todas las cosas y a pesar de todos los inconvenientes que podríamos presentar.

Entonces, finalmente había encontrado la razón para limpiarme el culo con ciertas reglas, porque a partir de ese momento, yo siempre la escogería a ella.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro