
ix. Wendy
—Mabel, ¿crees en fantasmas?–Le preguntó a su gemela.
—Un fantasma pareces tú.–Contesto con diversión mientras giraba en el globo terráqueo que tenía Stan en la tienda. Dipper lo detuvo con su lápiz. Ella cayó.
—¿Y tú Rory?
—Sabes que si amigo.–Dije mientras hacía una voltereta en el piso. No había sido la mejor, pero igualmente Mabel y Wendy aplaudieron, hice una reverencia.
—Soos, Wendy.–Soos llegó corriendo ante la voz del tío, Wendy ni lo miró.
—¿Qué pasa señor Pines?
—Me voy. Ustedes limpiarán los baños, ¿cierto?
—Si señor.–Aseguró Soos, haciendo un gesto militar.
—Por su puesto que no.–Wendy imitó el gesto de Soos.–El tío río.
—Pórtense bien.–Y salió. Wendy sonrió y se acercó a una cortina.
—Ey amigos, ¿que es esto? ¿Una escalera secreta?–Movio la cortina.
—Al señor Pines no le gustará.–Aseguró Soos.
—¿Eh? ¿eh?–Puso una mano frente a ella.
—¡Me estás asustando!–Exclamó Soos. No entendía como dejaba que lo manipulara así, el era mucho mayor que nosotros, y que ella.
—¿Podemos subir, verdad?–Cuestiono Dipper emocionado.
—Claro que si.–Ella ya había subido. Nos miró.–¡Al techo, al techo!
—¡Al techo, al techo!–La seguimos. Subimos detrás de ella.
—¿Bien? Miren.–Nos enseño una parte donde tenía un camastro, una cubeta con lo que parecían ser bellotas, una hielera y una sombrilla para el sol.
—¿Tu pusiste estas cosas aquí?–Preguntó Dipper.
—Tal vez, tal vez no. A veces subo sin que me vean, todo el tiempo. Todos los días.–Lanzó una bellota hacía un tiro al blanco improvisado que ella misma había hecho y del que nunca me había dado cuenta.
Nosotros intentamos lanzar con ella. Yo le di a la segunda, pero Dipper le dio a un auto y encendió la alarma.
—Bingo. Choca esos cinco.–Le mostró la mano.–No me congeles. El la chocó con ella.
—Ey, esos son mis amigos.–Otra camioneta se estacionó detrás.
—¡Wendy!–Gritó alguien desde dentro y alzó su mano.
—Ahm, ustedes no le dirán esto a Stan, ¿cierto?–Dipper hizo una seña como de cerrar su boca y tirar la llave, ella hizo lo mismo. La música de la camioneta se empezó a escuchar a todo volumen.–Hasta luego.–Salto a un árbol, se resbaló por otro y entró a la camioneta.
—¡Nos vemos Wendy!–Empezo a reír nervioso.–Ah... que bueno.
—Oh, oh...
—¿Qué?
—¡Alguien se enamoró!–Le picó la mejilla. Mi sonrisa se desvaneció.
—Si claro. Solo pienso que Wendy es cool, ¿si? No paso toda la noche despierto pensando en ella...–Algo me hizo pensar que si lo hacía. Aplaste una nuez con mi mano y dejé caer el polvo entre mis dedos.
[...]
—¡Comienza el baile porque si!–Gritó Mabel y puso la música en la grabadora. Empezamos a bailar ella, Wendy y yo.
—¡Dipper!–Lo llamó. El se sobresaltó.
—¿Qué? ¿Si? ¿Cómo?
—Ven, ¿no quieres bailar?
—Yo, eh... no se bailar.
—¡Si que sabe!–Proclamo Mabel.–¿Verdad Rory?–Rei y asentí.–Mamá lo vestía de oveja y lo hacía bailar el baile de la oveja.
—Creo que no es momento de hablar de eso Mabel.–Murmuro avergonzado.
—¿De oveja? Vaya, ¿con orejitas y eso?–Le preguntó y se acercó. El se rascó la cabeza con nerviosismo.
—Dipper daba saltitos y cantaba una canción sobre flores.–Sacó la Polaroid y yo la mire.
—¡Vaya! ¡Lucías como un idiota!–No quería insultarlo, ni siquiera sabía de dónde había salido ese insulto, solo había pasado.
—¡Quiero ver!–Wendy se acercó y miró la foto, riéndose tanto como nosotras.
El reloj se escuchó, era la hora de salida.
—Ey miren, hora de irse. Mis amigos me esperan.
—¡Espera! Tal vez podría... podríamos ir contigo.–Me cruce de brazos mientras lo escuchaba tartamudear.
—Uh no lo sé, mis amigos son muy alocados... ¿cuantos años dijeron que tenían?–Lo iba a decir, pero Dipper se me adelantó.
—¡Tenemos dieciocho! Somos adultos.
—Bien, me gusta tu pasión niño. Iré por mis cosas.
[...]
Me senté junto a Mabel en el auto. Los amigos de Wendy eran interesantes, pero nada muy alocado.
Mabel tachó una palabra que estaba escrita en el auto y escribió otra. La mire.
Había tachado "apestas" y había escrito "te ves bien hoy" con el marcador de tinta roja de Dipper. La mire orgullosa.
—Esto va a sorprender a más de uno.–Aseguró feliz.
—Lo hará cariño.
—Mabel, por favor.–La regaño Dipper.
—¿Qué? ¿Te estoy avergonzando frente a tu nueva...? ¡Novia!–Gritó y todos se quedaron sorprendidos. Dipper cubrió su boca.
—¡Ay! ¿Qué? ¿Lamiste mi mano?
[...]
Llegamos a una tienda de conveniencia abandonada y cercada.
—Ahí está chicos, la tienda condenada.–Habló Wendy y sus amigos soltaron un "wow".
—Genial.–Aseguró Mabel.
—¿Por qué la cerraron?–Pregunte con curiosidad al ver el edificio.
—¿Fue por salud o...?—Siguió Dipper.
—¡Fue por asesinato!–Contó Nate.
—Liquidaron a unos tipos ahí. Está cerrada desde entonces.–Dijo Lee emocionado.
—Está ciudad tiene una historia tan rica...–Se asombró Mabel.
—¿E-En serio?–Cuestiono Dipper asustado.
—¡Si! ¡Nos van a aniquilar!–Fingió miedo.Tranquilo niño, no es tan malo como parece.–Hay que entrar. ¿Sabes cómo hacerlo, Rory?–Asenti y escale la barda sin problema, empezaron a hacerme bulla y reí. Rodé y caí al suelo sin problemas. Me levanté y pase mi cabello para atrás, acomodándolo.
Después de mi fueron los demás, hasta que Dipper se quedó a la mitad del camino.
—¡Vamos Dipper!–Lo intento animar Wendy.
—Está bien, solo necesito donde pisar.–Estiro el pie.
—¡Vamos amigo! Hasta tu hermana lo hizo.–Reclamó Robbie y señaló a Mabel, quien estaba en el suelo dando vueltas.
—Ey, ¿sabes que? Te ayudo.–Lee subió, lo tomó por los hombros y lo tiró al piso.
—¡Wujuju! Lo siento amigo.
—Buen trabajo, arrojar al niño desde ahí arriba. ¡Genio!–Lo aprecio Nate.
—Tu mamá es genial.
Nos acercamos, Robbie intento abrirla, pero no pudo.
—Creo que está atorada.
—Déjame intentarlo.–Aseguró Dipper acercándose a nosotros.
—Oh si, yo no puedo entrar pero estoy seguro de que el niño lo logrará igual que Hércules. Hasta tu novia podría abrirla con más facilidad.–Me señaló y no sabía si ofenderme, o enrojecer por el título de 'novia'.
—Vamos, déjalo en paz, es solo un adolescente.–Le pidió Wendy. Eso causó que Dipper se sintiera más necesitado. Subió por el techo de la tienda. Todos gritaron preocupados.
—¡Vamos Dipper! Golpea esa cosa de metal!–Lo animó su gemela.
—¿Quien apuesta a que no lo logrará?–Empezo a decir Robbie. Pero Dipper ya estaba abriendo la puerta.
Nos dejó pasar, todos lo felicitaron.
—Tu nuevo nombre es doctor diversión.–Lo nombro Nate. Mabel pasó y le dio los cinco, el me miró esperando que hiciera lo mismo, pero no lo hice, solo pase, el estaba a punto de tomar mi hombro y hacerme voltear para que le dijera que pasaba, pero detrás de mi paso Wendy y se distrajo.
Era un idiota. Los idiotas enamorados son la peor clase de idiotas. Y ni siquiera sabía porque me molestaba tanto.
Empezamos a explorar, me fui junto a Mabel y ella estuvo a punto de probar el polvo de la encímera, le quite la mano de la boca antes de que pasara.
—¡Chicos, miren! ¿Creen que todavía funcionen?–Encendió los interruptores y todo lo demás se encendió.
—Bingo.–Murmuró Mabel y asentí.
—¿Qué vamos a hacer ahora?
—Lo que queramos.–Aseguró Wendy. Nos miramos y sonreímos emocionados.
Primero hubo una pelea de chicas contra chicos, todos lanzándonos comida, después hicimos explotar una soda con mentas y fue como una cascada, abrí la boca y dejé que cayera en mi lengua.
Después me quedé hablando con Lee sobre unas canciones que había escuchado hace poco hasta que noté que estaba coqueteando un poco.
—¿Quieres ver si la máquina de slushies funciona?
—¡Claro que si!–Tome su mano y ambos corrimos hacia la máquina. Tendría que decirle que era menor de edad en algún punto, pero igual era divertido ser amigos.
Ambos nos preparamos unas bebidas. Estábamos riendo hasta que escuché el grito de Dipper.
—¿Dipper? ¿Estás bien?–Todos caminamos hacia el, todos menos Mabel, que no sabía dónde estaba.
—¿Te asustaste niño?–Se burló Nate.
—Oh no, no, todo esta bien. Eh, todo esta bien.
—¿Entonces que pasó con esto?–Robbie señaló la bolsa de hielos que se estaban derritiendo en el piso.
—Oh eso, eso. ¡Miren! Es el baila baila, el juego para bailar y simular ejercitarte.–Todos se fueron, pero yo me quedé junto a mi amigo.
—¿Seguro que todo esta bien? Gritaste...
—¡Rory! Yo vi...
—Rory, ¿no vienes?–Me preguntó Lee. Mire a Dipper y después a Lee. Dipper miró al chico rubio sin entender, pase mi mano por su hombro y después corrí hacia los demás.
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