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𝟒𝟔| 𝐀 𝐡𝐢𝐝𝐝𝐞𝐧 𝐭𝐫𝐮𝐭𝐡 𝐚𝐧𝐝 𝐚 𝐝𝐢𝐬𝐜𝐮𝐬𝐬𝐢𝐨𝐧



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ㅤㅤㅤ் Narradora '
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Yuuki había intentado seguir con su rutina como prefecta, buscando mantener su mente ocupada y evitar que sus pensamientos se perdieran en la creciente confusión que la invadía. Día tras día, patrullaba los terrenos de la Academia con la misma determinación de siempre, pero su comportamiento se había vuelto más reservado, sus respuestas más cortas, y su sonrisa más forzada. Aunque sus movimientos parecían metódicos, su mente era un caos.

Desde hace semanas, Yuuki había estado viendo manchas de sangre donde no las había y escuchando susurros que se perdían entre los árboles o resonaban en los pasillos vacíos. Estas visiones y sonidos la atormentaban, haciéndola sentir como si su realidad se estuviera fragmentando poco a poco. Había comenzado a temer que se estaba volviendo loca, pero no podía permitirse mostrar debilidad. En cambio, fingía estar bien, utilizando su rol como prefecta como una máscara para ocultar lo que realmente pasaba.

Chieko, sin embargo, había notado los cambios en Yuuki. Al principio, lo observó desde lejos, respetando su espacio, pero conforme las alucinaciones de Yuuki se hicieron más evidentes, decidió intervenir. A diferencia de otros, Chieko no la confrontó con preguntas incómodas ni exigió respuestas. Simplemente comenzó a pasar más tiempo con ella, ayudándola en sus responsabilidades como prefecta. En patrullas nocturnas, Chieko la acompañaba en silencio, observando atentamente los movimientos de Yuuki mientras se aseguraba de mantener su propia aura calmada, algo que poco a poco parecía contagiar a la otra joven.

— Yuuki, toma un descanso. Yo puedo terminar aquí. -Sugirió Chieko una noche mientras revisaban los pasillos-

— Estoy bien, de verdad. -Respondió Yuuki, apretando los labios en una sonrisa que no alcanzaba sus ojos-

Chieko no insistió. En lugar de discutir, simplemente la acompañó, asegurándose de que no estuviera sola mientras realizaba su tarea. Gracias a la presencia constante y el apoyo incondicional de Chieko, el peso que Yuuki llevaba comenzó a aligerarse. La carga ya no era solo suya, y eso marcó la diferencia.

Al regresar al edificio de la residencia del Director Cross después de una patrulla, Chieko decidió pasar a ver a Zero e Ichuru. Los gemelos estaban en la sala principal, hablando animadamente sobre algún tema trivial, y en cuanto notaron la llegada de Chieko, sus ojos se iluminaron.

— ¡Imouto-chan! -Exclamó Ichuru, dejando de hablar para acercarse a ella con una sonrisa cálida-

Zero, aunque menos expresivo, también mostró una leve sonrisa al verla. La llegada de Chieko parecía haber animado aún más el ambiente, y después de un rato de charla, decidieron compartir una comida juntos. Hana preparó un platillo japonés tradicional, okonomiyaki, una especie de panqueque salado que los cuatro disfrutaron mientras reían y conversaban.

— No sabía que Zero tenía tan buen pulso para voltear okonomiyaki. -Comentó Chieko con una sonrisa divertida, provocando un bufido de su parte-

— Es pura práctica. No es gran cosa. -Respondió Zero mientras Ichuru reía por lo bajo-

Después de la cena, los cuatro se sentaron en la mesa para jugar juegos de mesa. Durante esas horas, la atmósfera se llenó de risas y camaradería, algo que hacía mucho tiempo no compartían. A pesar de las tensiones y problemas que cada uno enfrentaba, esos momentos de tranquilidad se convirtieron en un refugio necesario para todos.

Conforme pasaron los días, Chieko se dedicó a mantener el sello de Yuuki estable. En los momentos en que Yuuki parecía más afectada por las alucinaciones y los recuerdos fragmentados, Chieko intervenía sutilmente, controlando los recuerdos en su mente y evitando que se desbordaran. Aunque sabía que esto solo era una solución temporal, Chieko entendía que todavía no era el momento para que Yuuki enfrentara su verdadera naturaleza. La paciencia sería clave.

[En otro lugar. . .]

Ichijou llevaba días desempeñando cuidadosamente el papel que Chieko le había confiado. Su lealtad hacia ella no solo venía de las palabras que le había confiado, sino también de la inmensa fe que había depositado en él. Cada acción que realizaba estaba pensada para cumplir con las órdenes de Chieko sin llamar la atención de su abuelo, Ichiou, una figura que siempre estaba al acecho, observando cada movimiento. A pesar de la tensión, Ichijou manejaba la situación con su habitual calma.

Rido, por su parte, se encontraba oculto en un lugar proporcionado por Ichiou, quien desconocía por completo que albergaba a un individuo al que no consideraría aliado. En la penumbra del escondite, Rido estaba sentado en un sillón envejecido. Sus ojos, aunque aún intensos, estaban cargados de un cansancio que parecía imposible de ocultar. El tiempo y su estado débil no habían sido amables con él. Frente a él, Shiki permanecía en silencio, siempre vigilante.

— ¿Padre? -Preguntó Senri en voz baja, rompiendo el silencio que llenaba la habitación- ¿De verdad puedes resistirte por más tiempo? Tu cuerpo necesita más fuerza para recuperarse…

Rido levantó la mirada hacia su hijo, sus ojos transmitiendo una mezcla de orgullo y culpa.

— No puedo, Senri. No volveré a hacerlo. -Respondió con voz grave, firme pero teñida de cierta tristeza- Le hice una promesa a Chieko. Jamás consumiré sangre humana de nuevo. No puedo convertirme en el monstruo que ella temía.

Senri lo observó durante unos segundos, sus labios apretados en una expresión contenida. No intentó discutir con su padre; entendía lo importante que era esa promesa para él y para su relación con Chieko.

Rido suspiró profundamente y, con manos temblorosas, sacó un pequeño frasco de sangre que guardaba en el bolsillo de su chaqueta. Contenía las últimas gotas de la sangre de Chieko, una ofrenda que le había dado antes de que todo tomara el rumbo actual. Desenroscó la tapa con cuidado, y por un momento se quedó mirando el líquido carmesí que reflejaba la luz tenue de la habitación.

— Esto no será suficiente… pero al menos me dará tiempo. -Murmuró antes de inclinar el frasco y beber las gotas restantes-

El cambio fue inmediato. Aunque su cuerpo todavía se sentía agotado, la sangre de Chieko llenaba su sistema con una calidez que le devolvía una pequeña parte de su fuerza. Cerró los ojos y dejó escapar otro suspiro, esta vez con algo más de alivio. Después, se recostó en el sillón, acomodándose con cuidado.

Senri, que lo observaba todo, dio un paso más cerca y se inclinó hacia él.

— Descansa, padre. No te esfuerces más de lo necesario. Ichijou y yo haremos lo que sea necesario para mantener a salvo este lugar. -Le aseguró con una voz tranquila pero llena de determinación-

En ese momento, Ichijou entró en la habitación, cerrando la puerta rápidamente detrás de él. Su rostro, habitualmente despreocupado, estaba tenso, reflejando la preocupación que lo invadía.

— Todo está bajo control… por ahora. -Dijo Ichijou, dirigiéndose a Shiki antes de mirar a Rido. Hizo una pausa y luego añadió- Pero no podemos quedarnos aquí mucho tiempo. Ichiou está empezando a sospechar, y no tardará en averiguar más de lo que queremos que sepa.

Rido abrió los ojos lentamente, observando a Ichijou con una expresión que, aunque debilitada, conservaba su antigua autoridad.

— Entonces… será mejor que te vayas. -Dijo con voz baja pero firme- Senri y tú deben regresar a la Academia. No pueden arriesgarse a levantar más sospechas. Yo estaré bien.

Senri parecía vacilar, pero Ichijou colocó una mano en su hombro, asintiendo hacia él.

— Tu padre tiene razón. Ichiou no puede sospechar de nuestra ausencia. Es mejor que volvamos antes de que alguien haga preguntas. -Dijo Ichijou, su tono recuperando algo de la calma que lo caracterizaba-

Shiki miró a su padre una vez más, como si buscara alguna señal de que debía quedarse, pero Rido simplemente asintió con un gesto tranquilo, animándolo a que obedeciera.

— Volveremos pronto. -Prometió Senri antes de inclinarse ligeramente y seguir a Ichijou hacia la salida-

Mientras atravesaban los pasillos oscuros que los llevaban fuera del escondite, Ichijou habló con un tono más ligero, aunque sus palabras estaban cargadas de intenciones claras.

— Sabes… aunque a veces no parezca, tu padre tiene una fortaleza impresionante. -Comentó, intentando aligerar el ambiente- Pero nosotros debemos asegurarnos de que esa fortaleza no se desperdicie por alguna estupidez de Ichiou.

Senri asintió, ajustando la bufanda alrededor de su cuello mientras caminaba.

— Lo sé. Haré todo lo necesario. -Respondió con firmeza-

Ambos, al salir al exterior, comenzaron su camino de regreso a la Academia. Aunque sus pasos eran firmes, sus mentes estaban llenas de incertidumbre. Sabían que, aunque todo parecía tranquilo en la superficie, las decisiones que estaban tomando los conducían hacia un camino lleno de peligros y desafíos.

Sin embargo, compartían una certeza: mientras se mantuvieran leales a Chieko y entre ellos, tendrían una oportunidad de enfrentar lo que estaba por venir. En silencio, continuaron su camino, preparándose mentalmente para lo que el destino les tenía reservado.

[En otro lado. . .]




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ㅤㅤㅤ் Narra Chieko '
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El día comenzaba a caer lentamente, y la suave luz del atardecer teñía los pasillos de la Academia con un tono cálido y melancólico. Había terminado mi patrullaje con Yuuki un poco antes de lo habitual, y mientras caminaba hacia mi habitación, sentí una presencia conocida. Una energía familiar que no había sentido en días. Me detuve en seco, mis pasos resonando suavemente en el vacío pasillo.

— Ichijou… -Murmuré para mí misma, reconociendo al instante su aura, y junto a él, la de Senri-

No pasó mucho tiempo antes de que un estudiante nocturno se acercara apresuradamente hacia mí.

— Chieko-sama, Takuma-sama e Ichijou-sama han regresado. Están en el vestíbulo. -Me informó con una leve inclinación-

Asentí, ocultando el cúmulo de pensamientos que cruzaban mi mente. El regreso de ambos no era inesperado, pero la ansiedad por saber noticias de mi padre, Rido, comenzaba a pesar en mi pecho. Sin perder tiempo, me dirigí al vestíbulo con pasos decididos.

Al llegar, los vi. Ichijou estaba de pie, con su acostumbrada postura relajada, aunque había una ligera tensión en sus hombros que solo yo podía notar. Senri, a su lado, mantenía una expresión impasible, como si estuviera atrapado en sus propios pensamientos. Ambos levantaron la mirada al sentir mi presencia.

— Bienvenidos de regreso. -Dije, manteniendo mi tono neutral, pero no pude evitar que mi voz cargara cierta urgencia-

Ichijou se inclinó ligeramente en señal de respeto, mientras Senri simplemente asintió.

— Chieko-sama. -Dijo Ichijou con una sonrisa amable, pero había algo en su mirada que me inquietó-

Me acerqué más a ellos, deteniéndome a pocos pasos de distancia. Dejé que mis ojos se posaran en cada uno, evaluándolos cuidadosamente antes de hablar.

— Necesito que me informen sobre el estado de Rido. -Dije con franqueza, sin rodeos. No había tiempo para juegos ni formalidades innecesarias-

Ichijou intercambió una breve mirada con Senri antes de responder.

— Tu padre sigue estable… pero está débil. -Admitió, su voz tranquila pero con un peso subyacente- Ha mantenido su promesa. No ha consumido sangre humana, solo las últimas gotas de la sangre que le diste.

Mis labios se tensaron al escuchar eso. Sabía que mi padre se aferraría a su palabra, pero también sabía que su resistencia física tenía un límite.

— ¿No fue suficiente? -Pregunté, mi tono más bajo, casi un susurro-

Senri fue quien respondió esta vez, su voz más apagada, casi distante.

— Apenas lo sostuvo. Es fuerte, pero su cuerpo está pagando el precio. -Admitió, su expresión oscureciéndose mientras hablaba- Está descansando ahora, pero… no podemos ocultarlo para siempre.

Mi mirada se suavizó mientras intentaba procesar lo que decían. Aunque agradecía que mi padre se aferrara a su humanidad, me preocupaba profundamente su bienestar. Él no era invencible, y yo no podía permitir que se sacrificara por completo.

— ¿Qué hay de Ichiou? -Pregunté, desviando la conversación hacia otro punto crucial. Sabía que el abuelo de Ichijou era un hombre astuto y peligroso, y cualquier movimiento en falso podía costar caro-

Ichijou soltó un suspiro ligero antes de responder.

— Lo tengo vigilado. Por ahora no sospecha demasiado, pero está claro que tiene sus propias agendas. -Dijo, su tono aún relajado pero con un matiz de seriedad que pocas veces mostraba-

Cruzando mis brazos, miré a ambos con atención.

— Gracias por cumplir con su parte. Sabía que podía confiar en ustedes. -Dije con honestidad, dejando que mi tono mostrara un destello de calidez antes de añadir- Pero debemos ser cuidadosos. Si Ichiou sospecha de nuestra conexión con Rido, no dudará en tomar ventaja.

Senri apretó ligeramente los labios, asintiendo.

— Lo entiendo. Haré lo que sea necesario para protegerlo. -Dijo con determinación, aunque su voz seguía siendo tranquila-

Ichijou inclinó la cabeza ligeramente, mostrando su habitual sonrisa suave.

— Haremos lo que sea necesario, Chieko-sama. Puedes contar con nosotros. -Aseguró-

Respiré hondo, dejando que un poco de la tensión en mi pecho se disipara. A pesar de las circunstancias, sentí un alivio momentáneo al saber que mi padre tenía aliados que realmente se preocupaban por él.

— Descansen por ahora. Necesito pensar en los próximos pasos. -Dije finalmente, inclinando ligeramente la cabeza hacia ambos-




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ㅤㅤㅤ் Narra Kaname '
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Desde el momento en que comencé a escuchar aquella conversación en el vestíbulo, un leve malestar se instaló en mi pecho. Había salido a pasear con Yuna para calmarla, como solía hacer cuando necesitaba dormir, y mi camino, aparentemente por casualidad, me llevó hasta la escena en cuestión. Me detuve fuera de vista, apoyando levemente mi espalda contra la pared, mientras las palabras de Chieko llegaban a mis oídos. Hablaba con Ichijou y Senri sobre el estado de Rido. El tono de su voz era controlado, pero no logró esconderme el peso emocional que contenía.

Sabía que ella era más consciente de las cosas de lo que admitía. Sin embargo, lo que me molestó fue la revelación de que había dado su propia sangre para mantener a Rido con vida. Eso no solo implicaba que estaba directamente involucrada, sino que había elegido ocultármelo deliberadamente. Cuando terminó la conversación y ella se despidió de Ichijou y Senri, mi mente ya estaba tomada por la idea de confrontarla.

— Chieko. -Llamé desde la entrada de la sala. Mi tono era sereno, aunque cargado de cierta tensión apenas contenida-

Ella levantó la mirada hacia mí, sorprendiéndose al ver que sostenía a Yuna dormida en mi hombro. Me acerqué con pasos tranquilos, manteniendo mi fachada de calma.

— Necesito hablar contigo. ¿Por qué no vienes conmigo? Yuna se ha quedado profundamente dormida y prefiero que descanse en un lugar más cómodo. -Dije, usando a Yuna como una excusa para alejarnos-

Chieko me miró por un momento, como si intentara leer algo en mi expresión. Finalmente asintió en silencio, siguiéndome por los pasillos hasta mi habitación. Mientras caminábamos, ajusté a Yuna en mi hombro, sintiendo la calidez de su pequeño cuerpo contra el mío. Ella respiraba tranquila, ajena a cualquier tensión.

Al llegar a mi habitación, abrí la puerta y permití que Chieko entrara antes de seguirla. El ambiente en el interior era silencioso, con la tenue luz de una lámpara iluminando la espaciosa estancia. Me dirigí hacia la cama, una elegante pieza de doble plaza con suaves sábanas, y recosté a Yuna cuidadosamente en el centro, asegurándome de cubrirla con una manta ligera. Me aseguré de que estuviera bien acomodada antes de volverme hacia Chieko.

— Ahora que estamos solos… -Comencé, mi voz manteniéndose controlada mientras cerraba la puerta tras de mí. Mis ojos se encontraron con los de ella, y pude notar cómo su expresión cambiaba ligeramente, como si ya intuyera el motivo de mi molestia- ¿Cuánto tiempo pensabas mantenerme al margen de esto? -Mi tono era bajo, apenas un susurro para no despertar a Yuna, pero cada palabra llevaba consigo una acusación implícita-

Chieko no respondió de inmediato. Pude ver cómo su mente parecía trabajar, buscando las palabras adecuadas.

— No quería involucrarte más de lo necesario, Kaname. -Respondió finalmente, con el mismo tono bajo pero decidido- Sabía lo que significaría para ti… Para nosotros.

— ¿Para nosotros? -Repetí, dando un paso hacia ella, cruzando los brazos mientras trataba de contener la marea creciente de emociones- Me ocultaste que le diste tu sangre, Chieko. Sabes perfectamente que Rido es una amenaza, y aún así elegiste mantenerlo con vida.

Ella sostuvo mi mirada, sin retroceder ni un paso. Eso era algo que siempre admiraba de ella, aunque en ese momento solo alimentaba mi frustración.

— Es mi padre, Kaname. -Dijo con una voz que contenía más peso emocional del que intentaba mostrar- No puedo simplemente abandonarlo, no después de lo que ya ha perdido. Le prometí que no permitiría que volviera a ser el monstruo que una vez fue, y estoy cumpliendo con esa promesa.

— ¿Y creíste que ocultándomelo era lo mejor? -Repliqué, mi voz ahora cargada de un reproche velado- ¿Crees que estoy aquí solo para protegerte a medias? Si esperas que confíe en ti, Chieko, entonces tú también debes confiar en mí.

Vi cómo cerraba los ojos un momento, respirando profundamente antes de responder.

— No se trata de confianza, Kaname. -Dijo finalmente, su voz apenas más alta que un susurro- Se trata de protegernos a todos. Si Rido muriera ahora, todo lo que hemos estado intentando construir se vendría abajo. Su muerte, en este momento, solo encendería una chispa que no podríamos apagar.

Me quedé en silencio, procesando sus palabras. No podía decir que estuviera completamente de acuerdo con ella, pero entendía la lógica detrás de lo que decía. Aún así, eso no justificaba el hecho de que me hubiera excluido de algo tan importante.

— No estamos en esto para cargar con el peso solos. -Dije finalmente, permitiendo que algo de la dureza en mi tono se desvaneciera- Si necesitas protegerlo, si crees que esta es la mejor opción, entonces lo apoyaremos. Pero no vuelvas a ocultarme algo así, Chieko.

Vi cómo la tensión en sus hombros disminuía levemente, aunque sus ojos aún mostraban un rastro de inquietud. Ella asintió, sin apartar la mirada de mí.

— No volveré a hacerlo. -Prometió, su voz suave pero sincera-

Caminé hacia la cama, donde Yuna dormía pacíficamente, y ajusté la manta sobre ella antes de volverme hacia Chieko.

— Por ahora, dejemos este asunto aquí. Yuna necesita descansar, y nosotros también. -Dije, permitiendo que mi tono se suavizara completamente-

Chieko asintió una vez más, y aunque la tensión aún flotaba en el aire, supe que lo más importante era mantenernos unidos. Las discusiones podían esperar. El futuro, sin embargo, no.

┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫ ¡Cᴏɴᴛɪɴᴜᴀʀᴀ́!
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