
006.ᴀʙᴏᴜᴛ ʙᴇᴛꜱ ʙᴇʏᴏɴᴅ ᴍʏ ᴜɴᴅᴇʀꜱᴛᴀɴᴅɪɴɢ
Acabo de rendir un examen importante con buena nota, así que para compartirles mi alegría, un capitulo más hoy🥰
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ꜱᴏʙʀᴇ ᴀᴘᴜᴇꜱᴛᴀꜱ Qᴜᴇ ꜱᴜᴘᴇʀᴀɴ ᴍɪ ᴇɴᴛᴇɴᴅɪᴍɪᴇɴᴛᴏ
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ESA MISMA NOCHE , Tyson se instaló en la cabaña de Poseidón.
Él parecía muy emocionado, encantado con la idea de Percy siendo su hermano mayor. Percy parecía que estaba en shock.
—No es que no me guste, es...solo es...—me dijo a la mañana siguiente cuando le pregunté cómo se sentía. Parecía tener un conflicto interno, no sabía si sentirse avergonzado porque ahora era hermano de un cíclope, o sentirse mal por avergonzarse de Tyson—, es incomodo. Sé que la mayoría de los cíclopes son hijos de Poseidón, he leído los mitos, pero nunca me puse a pensar que son...familia.
Y por supuesto, los comentarios y burlas de los campistas no ayudaban en nada.
—¡No es mi hermano de verdad! —se quejaba cuando Tyson no estaba cerca—. Es más bien un hermanastro del lado monstruoso de la familia. Como... un hermanastro de segundo grado, o algo así.
Yo negaba la cabeza, algo decepcionada por su comportamiento. Tyson no tenía la culpa de nada, pero también podía entender que no era nada fácil adaptarse a los cambios de esa magnitud.
Annabeth y yo intentamos hacer lo posible para que se sintiera mejor.
Ella le propuso presentarse juntos a la carrera de carros, yo me enteré un día después. Me sentí molesta, ambos me habían vuelto a dejar de lado.
Lee y Michael me propusieron participar con ellos luego de escucharme despotricar una hora. Les dije que sí, me gustaba hacer cosas con ellos, y ya teníamos experiencia trabajando juntos.
Y fue la mejor decisión, porque como siempre me pasaba cuando estaba con ellos, olvidaba todos mis problemas.
Fue así como me enteré de la apuesta.
Una tarde, nos habíamos puesto a trabajar aprovechando que Will y Kayla —quién había resultado ser otra hija de Apolo y ya estaba como nueva luego de una ración de ambrosía—, tenían una clase de canotaje. Ambos niños se habían pegado a nosotros y nos seguían a todos lados, y eso dificultaba un poco el trabajar en el carro.
Estabamos decidiendo de qué color pintar el carro, Michael quería amarillo y yo rojo, cuando unos campistas de Hermes pasaron por nuestro lado y soltaron silbidos burlones hacia Mike.
Él se puso rojo, y tiró el pincel que había estado sosteniendo.
—¡Píntalo como quieras! —gritó marchándose.
—¿Y eso? —pregunté anonadada.
Lee se rió.
—No es nada, solo está siendo tonto —respondió, pero al ver mi mirada soltó un suspiro—. Algunos creen que ustedes dos pasan tanto tiempo discutiendo por todo que harían una bonita pareja.
Seguro que debía parecer caricatura con la boca hasta el piso.
—¿Q-Qué?
—Es que...digamos que todo el campamento los shippea —agregó aguantándose las risas por mi cara—. Es más, tenemos una apuesta sobre cuánto tardarán en admitir que se gustan, si hasta casi parecen Romeo y Julieta versión griegos.
No voy a mentir. Estaba como MUY sonrojada.
—¡Romeo y Julieta terminan muertos! —espeté alterada—. ¡Si iban a emparejarnos, al menos hubieran elegido una pareja más romántica para compararnos!
—Entonces, ¿admites que podrían ser una buena pareja?
—¡No, solo somos amigos! —chillé, seguro que tengo la cara como tomate—. Además, a mí me gusta Percy.
—Ya sé, no es como si trataras de esconderlo, creo que él es el único que no se ha dado cuenta —dijo rodando los ojos.
Miré hacia todos lados, esperando no verlo cerca, y al no ver a nadie, susurré—: ¿Por eso Michael me ha estado viendo raro desde que llegué?
—Sep, se enteró hace unas semanas y no sabe cómo manejarlo. —Respondió—. Mike no sabe manejar algunas situaciones que superan sus emociones.
—Esta apuesta supera mi entendimiento —murmuré perturbada.
Mike era un muy buen amigo mío, del tipo con el que discutes siempre, pero sabes que siempre estará para apoyarte.
El verano pasado, después de que ambos nos habíamos disculpado por todas las peleas que habíamos tenido desde que nos conocimos, habíamos pasado mucho tiempo juntos, y aunque seguíamos discutiendo, eras discusiones más divertidas que ofensivas. Y durante el año, habíamos mantenido los tres el contacto, hablando por e-mail y llamándonos siempre.
Michael y Lee eran mis mejores amigos, de un modo en que no podía ser con Percy, porque no tenía ningún tipo de afecto romántico por ellos, porque podía contarles todo sin guardarme mis sentimientos por miedo a hacer todo incómodo.
Les había tomado mucho cariño a ambos al punto de que me costaba imaginar mi vida sin ellos.
Así que esta apuesta no tenía ni pies ni cabeza para mí, y aunque podía entender por qué todos pensaban que podíamos ser una pareja, lo que no entendía era cómo Lee podía ser parte de esto.
¿Cómo podía apostar a que habría un momento en que su hermano y yo seríamos una pareja, si él sabía que me gustaba Percy?
Tenía la sensación de que había algo que faltaba en la ecuación que yo no sabía, pero Lee se negó a seguir contándome.
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—¿Quieres que participemos juntos en la carrera?
Estábamos en la cima de la Colina Mestiza, descansando después de un día agitado de entrenamiento. Era la primera vez desde que llegamos al campamento que estábamos a solas.
—Percy, la carrera es mañana —solté con tono seco—. ¿No crees que es un poco tarde para que me una a ustedes? Seguro que ya lo tienen todo hecho y sabes que a Annabeth no le va a gustar si no colaboro.
Él me miró, sorprendido por la manera en que había respondido. Creo que era la primera vez que le contestaba así de mal, pero enserio me había molestado que ni él ni Annabeth me tomaran en cuenta para participar.
Así que sí, estaba siendo mezquina, pero no podía pedirme que participara con ellos un día antes de la carrera, como si de repente se hubiera acordado que yo también era su amiga.
—A ella no le importará —dijo con un tono algo rencoroso—, porque no está en nuestro equipo.
Ahora era yo la sorprendida.
—¿Qué pasó?
—Discutimos.
—Ajá ¿sobre qué?
—Sobre...Tyson.
—¿Qué pasa con Tyson? —cuestioné con el ceño fruncido.
—A Annabeth parece no gustarle, o al menos no los cíclopes en general.
Había notado que ella parecía ponerse tensa e irritable cuando Tyson se le acercaba demasiado.
—Debe tener sus razones para que no le gusten, los mitos de los cíclopes no los pintan muy amigables —dije tratando de defenderla, aunque a mi también me molestaba su actitud—, pero de todas maneras debería darle una oportunidad de conocerlo antes de juzgarlo. Tyson es un amor, no merece que lo traten así.
Percy se sonrojó, y supe que mis palabras le habían afectado, porque él también se había estado portando mal con Tyson.
—Debería pedirle perdón ¿verdad? —murmuró en voz baja.
—No creo que se haya dado cuenta, pero al menos podrías dejar de negarlo como tu hermano frente a todos —respondí—. Como hijos de los dioses, sabemos lo mucho que duele ser negado por tu familia hasta que les conviene reconocerte.
Sé que estaba siendo un poco dura con él, pero también sabía que él necesitaba escuchar esto.
Percy asintió, y luego me sonrió.
«Ay no puedo estar molesta si me sonríes así» pensé como tonta enamorada.
—Gracias, Dari; tus consejos siempre me ayudan —dijo empujándome por el hombro.
—Entonces, ¿vas a participar solo?
—Más o menos, Tyson me está ayudando en la construcción, pero creo que correré solo —respondió—, ¿quieres que corramos juntos?
«Entonces sí me lo pidió porque Annabeth lo dejó colgado» pensé dolida.
—No puedo, participo con Lee y Michael —dije.
Él me miró con pena, dándose cuenta que yo tenía razón. Era muy tarde para pedirmelo.
—Ah.
Me sentí mal por eso. Estaba por decirle que quizá, la próxima carrera podíamos hacerla juntos, pero él decidió cambiar de tema.
—Tyson se lleva muy bien con Beckendorf.
—¿De verdad?
—Sí, se lo lleva con él a la armería y le está enseñando a trabajar el metal —me contó—. Dice que en un periquete conseguirá que Tyson forje instrumentos mágicos como un maestro.
—Eso es genial, me alegro mucho por Tyson.
Y eso fue todo, nos quedamos sin temas de conversación. Era muy incómodo.
—Después del almuerzo tuve un entrenamiento de espadas con los de Apolo —dijo de repente—. Creo que me pasé, les di una verdadera paliza sin esuerzo.
—¿Qué es esto? Percy Jackson, ¿desde cuándo eres arrogante? —cuestioné divertida.
Sabía por experiencia que los de Apolo no eran tan buenos con las espadas, yo tampoco; pero era divertido de verlos perder, porque a veces eran unos verdaderos presumidos.
—Creo que no le agrado a Michael Yew.
—¿Por qué lo dices?
—Bueno, estaba muy enojado cuando peleé contra él. Luego, cuando estábamos entrenando con el arco, se obsesionó con vencerme.
—Y supongo que te destrozó —dije pinchándolo con el dedo.
Él se rió, porque ambos sabíamos que seguía siendo un desastre con el arco, no congeniaban de ninguna forma.
—Pero lo que me lo dejó en claro, fue que cuando me venció, algunos de sus hermanos se rieron y dijeron algo de subir las apuestas y Michael se marchó furioso murmurando "estúpido hijo de Poseidón".—siguió contando— ¿De qué se trata todo eso de las apuestas?
—¡No es nada! —Me sonrojé.
¡Iba a matar a los Stoll!
Había estado investigando. Me había enterado que ellos habían empezado esa ridícula apuesta después de que le rompí la naríz a Michael el año pasado; e iba a vengarme de ellos.
También había descubierto, bastante sorprendida debo decir, que incluso Luke había apostado en su momento.
Que vergüenza, hasta el tipo que quiso matarme me estuvo shippeando con uno de mis mejores amigos.
Decidí que era momento de cambiar nuevamente de tema.
Miré a lo lejos, donde el árbol de Thalia agonizaba. Las ninfas iban y venían mientras le cantaban al pino. Los sátiros traían sus flautas de caña y tocaban melodías mágicas y, durante un rato, las agujas del pino parecían mejorar. Las flores de la colina tenían también un olor más dulce y la hierba reverdecía, pero cuando la música se detenía, la enfermedad se adueñaba otra vez de la atmófera.
La colina entera parecía infectada, como si el veneno que había llegado a las raíces del árbol estuviera matándolo todo.
—¿Crees que fue culpa de Luke?
—No tengo dudas —espetó irritado mirando la cicatriz con forma de asterisco en su mano, donde el escorpión del abismo lo había picado—. Sigo recordando lo que me dijo antes de intentar matarme: «Adiós, Percy. Se avecina una nueva Edad de Oro, pero tú no formarás parte de ella.» Mientras más tiempo perdemos, más peligro corremos.
Asentí de acuerdo con él, pero estábamos sujetos a las órdenes de Dionisio, y él a las de Zeus. No podíamos hacer nada salvo rezar que todo saliera bien.
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