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•Final•

De la palabra más inocente, pronunciada sin pensar. En un maldecido te convertirás. Si ya has aprendido la lección y aceptado tu error. A la vida normal volverás, pues la maldición finalizará.

Sus palabras habían sido como golpes en todo su cuerpo. Sentía jalones dentro de él, como si alguien diminuto estuviera en cada rincón de su cuerpo, tirando de sus órganos. Le dolía y mucho, gritaba con todas sus fuerzas, pero sus gritos eran opacados por la tormenta agresiva. Era una gran tortura y no creía aguantar mucho, se sentía como estar muriendo lentamente. Nunca creyó sentir algo así, en esos momentos caer y quebrarse una pierna sería tan solo un rasguño a comparación de lo que estaba sintiendo.

—¡Basta!

Tomaba el cuerpo de TaeHyung entre sus brazos con fuerza en un intento de protección. Y aunque estaba muerto y dolía aceptarlo, no podía dejarlo, a donde sea que fuera JungKook se llevaría el cuerpo para enterrarlo como debería ser correcto. No pensaba dejarlo tirado y mucho menos en ese horrible lugar. Y aunque las niñas ya habían desaparecido seguía siendo espantoso. 

—¡Muh!—Yurika se fue acercando, arrastrándose como pudo y con la boca aún tapada.

—¡Yurika!—exclamó el menor.

Ella llegó a su lado llorando y llena de barro. JungKook le quitó la venda de la boca y la mujer soltó el llanto por todo lo que estaba pasando, incluyendo la muerte de TaeHyung. JungKook la abrazo llorando de la misma manera que la mujer. Para Yurika todo era nuevo y nunca creyó que pudiera existir un mal tan grande como para lograr hacer todo eso, y aunque ella sabía que existían energías negativas, jamás creyó que hubiera alguna tan poderosa para cometer todo aquello.

—¿Qué pasa? ¿Qué está pasando?

JungKook gritaba y lloraba, pero aun así no soltaba a sus amigos, levantó la mirada al cielo y gritó de dolor. Su pecho le comenzó a arder, como si tuviera fuego en los pulmones y la garganta la tenía tan seca y rasposa. Apenas podía respirar, sus fuerzas iban disminuyendo a cada segundo. Su mirada se concentra en el cielo donde las gotas caían libremente, con violencia. De golpe todo se volvió lento y silencioso. Una gota brillante salió de entre las nubes oscuras y fue cayendo majestuosamente con su hermoso resplandor. Chocó con el rostro de JungKook escuchándose un clic.

Todo se puso en modo play, el cielo trono y una luz absorbió todo a gran velocidad como un agujero negro, pero con la diferencia que este era blanco y reluciente.

—¡JungKook! ¡No me sueltes! —grito Yurika en pleno llanto.

—¡No lo haré, Yurika!—la sujetó con fuerza y enterró sus uñas en el brazo de la mujer—. ¡Nunca te dije lo agradecido que estaba, fui un egoísta al meterte en mis problemas! ¡Perdóname por hacer que destruyeran tu casa y...! 

—¡JungKook esto es lo mejor que me ha pasado! —confesó Yurika mirándolo a los ojos por última vez—. ¡Gracias a ti por enseñarme lo que es la amistad, nunca había tenido un amigo! Y pase lo que pase nunca te olvidare ni aquí ni en la siguiente vida

—¡Tampoco te olvidare Yurika!—JungKook grito y gargajeó sangre de la boca mirando al cielo y luego a la mujer.

—¡Es una promesa!

—Es una promesa, amiga—afirmó el muchacho con una sonrisa.

Entonces paso...

Retrocedió todo lo que nunca debió de suceder, retrocedió lo que dolió y se sufrió. Todo fue absorbido por un jalón y JungKook sintió muchos mareos. Entró al agujero y lo que vio fue... Inexplicable.

No sentía su cuerpo, sabía que estaba ahí, pero se sentía demasiado ligero, como si estuviera muerto y solo fuese su alma. Todo se movía a su alrededor, era oscuro con pequeñas luces luminosas, era como si estuviera en el espacio, a su alrededor había muchas imágenes, sin embargo, no solo eran imágenes. Era su vida. 

Cuando nació, cuando lo hicieron reír por primera vez con un gesto. Cuando lo arrullaron por las madrugadas mientras su mamá le susurraba cuanto lo amaba. 

Sus primeras palabras, sus primeros pasos, su primera travesura, mentira y raspón. El primer oso de peluche que le regaló su abuelo... JungKook antes hubiera dado todo por ver una vez más a su abuelo y ahí lo tenía. Todo pasaba tan rápido, pero las imágenes eran tan claras. Su abuelo riéndose con él, dándole consejos, riéndose Se veía tan feliz y un nuevo malestar le llegó al maknae al ver a su abuelo reír, hablar y jugar con él.

—Abuelo...

Susurro con mucha tristeza. Todo dio vueltas y ahora se contemplaba cuando ingresó a la audición para Big Hit y a sus hyungs cuando era trainee's, las noches de desvelos practicando las coreografías hasta tarde, el día que debutaron y se dieron a conocer como los BangTan Boys, fue uno de los momentos más felices de su vida. Luego siguieron todos sus viajes hasta llegar a uno en específico. Se vio a sí mismo cometer el error más grande de su vida ese día al llegar al aeropuerto.

JungKook... ¿Las personas cambian?

Una voz suave llegó a sus oídos. Venía de todas partes y de ninguna a la vez, era difícil de explicar.

—Yo cambié...

Y eso es lo que debía pasar ¿Hay algo más que quieras cambiar? ¿Algún deseo?

—Volver...

La decisión se ha tomado porque él lo ha decidido, volver a donde era amado, su deseo será concedido.

Las imágenes se detuvieron y se quedaron justo cuando le disparó a TaeHyung. Un vórtice envolvió todo y ese todo retrocedió a gran velocidad, la bala saliendo de su pecho, entrando de nuevo al arma. Los cuervos huyendo... JungKook en las salas, en el hotel, con la niña. JungKook en el aeropuerto con Azami, buscando a sus amigos, cuando todavía estaba con ellos. Cuando llegó al aeropuerto, cuando tuvo pesadillas, encontrando a Azami. Siendo perseguido por fans, en las alcantarillas. Yendo a rescatar a TaeHyung. En la casa de Yurika cuando huyeron, JungKook saliendo de la casa de Madame Yong. Él en el parque solo con su maleta, cuando lo echaron del hotel. Cuando discutió en el restaurante con sus hyungs porque no lo recordaban. Sejin hablándole, diciéndole mentiras. JungKook corriendo enfermo y asustado. Él en el aeropuerto rechazando a un buen corazón. A una fan que tan solo quería un poco de... Cariño.

—Está hecho... Jeon JungKook.

...

—¡JungKook!

—¡Vamos mocoso!

—Aigoo, joder que despiertes!

JungKook saltó del asiento cayendo de lado asustado, observó a todos lados y con la mejilla caliente. Su respiración era agitada y sentía como su corazón le palpitaba con fuerza.

—¿Estás bien? —preguntó Sejin ayudándolo a levantarse.

Seguía en un estado de shock y su mente era un caos. Se sentía extraño y diferente. Sus amigos lo sentaron en el sitio del avión y él se quedó mirando a la nada recordando cada detalle de lo que ¿Vivió? ¿Pero en realidad pasó? Estaba ahí sano y salvo como decían en las películas cuando había terminado el terror. No se sentía diferente, era alguien diferente. Alguien nuevo, como si acabara de nacer en algo mejor.

—JungKook...

TaeHyung le habló muy preocupado y en un tono suave.  JungKook levantó la mirada con los ojos cristalizados y cuando lo vio se lanzó a sus brazos.

—TaeHyung—dijo su nombre con todo sentimiento—. ¿En verdad eres tú?

—Eh ¿Sí? —respondió el rubio sin entender nada.

—Jamás volveré a ponerte en peligro—comentó el castaño abrazándolo con más fuerza. 

—Mmm okey—contestó el mayor, sonriendo a pesar de que no sabía qué decir o hacer. 

JungKook se separó de él, contempló a todos a su alrededor y fue abrazando a todos sus hyungs quienes estaban dándolo por loco.

—Los quiero, hyungs.

—JungKook-Ah ¿Te sientes bien?

—Sí, sí—replicó él muy feliz—. Solo que no les había dicho lo mucho que los quiero.

—Creo que le pegue muy fuerte ¿No? —dijo Jin con cara de inocente.

—Nosotros también te queremos, JungKookie, pero ahora Army nos espera y ya nos tardamos—explicó NamJoon tomando al maknae por los hombros.

Bajaron del avión y JungKook aún estaba confundido. No pudo ser solo un sueño porque lo sintió tan real Y lo seguía sintiendo así. No. Eso no podía terminar, así como así, aceptando que solo fue un sueño. Porque todo lo que le pasó fue por algo y como decía su abuelo "Nada pasa porque sí" Y él llegaría hasta la verdad porque se merecía saber si era un sueño o no, aunque, considerando el hecho de que, si realmente había sido solo un sueño, él había aprendido una lección. Así como también a valorar a una fan, porque ellas valían mucho más de lo que todos pensaban. Ellas lo darían todo por ellos y lo menos que podían hacer era devolver ese cariño y tratarlas bien. 

Se soltó de sus amigos, bajó las escaleras del avión y corrió muy decidido sin detenerse ni escuchar los gritos de sus compañeros y manager. 

—¡JungKook, vuelve!

—¡¿A dónde vas?! ¡JungKook!

—Hay que esperarlo—dijo TaeHyung muy decidido, sintiendo una corazonada. No recordaba nada, pero muy dentro de él estaba presente un sentimiento.

—¿Qué?

—JungKook volverá—musitó el rubio y todos lo miran atentos—. Él volverá.

...

JungKook corrió y corrió, había salido por la parte de atrás del aeropuerto donde ninguna fan o periodista lo vio. Subió a un taxi y le pidió que condujera lo más rápido posible, sentía la adrenalina en todo su cuerpo mientras envía corrientes por todo su ser. Sonreía, sin embargo, estaba asustado. No sabía que encontraría al llegar al lugar que le había indicado al conductor. 

—Señor, písele—le pidió JungKook impaciente y el conductor no tuvo más remedio que acelerar un poco más.

Se pasó algunos semáforos y ni los montículos de asfalto lo detuvieron, nada pudo hacerlo. Al llegar al lugar JungKook bajó tan rápido del taxi que ni siquiera se detuvo para pagarle al taxista y corrió el camino de tierra suelta entre tropezones.

Empujo la puerta de hierro con todas sus fuerzas y su corazón palpitó tanto que por un momento creyó que le daría un infarto y más cuando vio a la mujer salir de la mansión.

—¿Yurika?

Ella, quien estaba en los escalones de la entrada bajó con lentitud con una expresión seria y confundida. JungKook sintió un dolor en el pecho, ¿Entonces sí fue un sueño? ¿Lo fue? Ella no lo reconoció, ni siquiera sonrió, tan solo se dedicó a mirarlo con seriedad.

—Lo siento... señora.

Con una gran decepción se dio la vuelta ¿Acaso se estaba volviendo loco y todo había sido una pesadilla? Sus ojos se cristalizaron y dio el primer paso listo para marcharse. Pero entonces, se detuvo a pensar.

Si todo había sido un sueño ¿Como es que sabía de la mansión, de la dirección? Y ¿Por qué la mujer era igual a Yurika? 

—Así que... ¿La maldición de Jeon JungKook, Ah? —pronunció la mujer con una gran sonrisa. 

JungKook levantó la mirada aun de espaldas, y sonrió de oreja a oreja.

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