
•CAPÍTULO CATORCE•
"¿Quién se cree?"
"¿Pero quién se piensa qué es el Doctor Jeon?" Infundado en mis pensamientos -ligeramente- empujo sediento el trago que quema mi garganta para luego atontar mi frágil cabeza.
—¿A ti te parece? —me dirijo al barman que me observa atento sacudiendo su cabeza —¡No! ¿No? Y sírveme otro... Porque primero que no, porque esto está mal y luego...— empino mi bebida velozmente gesticulando con mi rostro en desacuerdo —como un maldito puberto se viene. O sea...¡¡Hellouuu!! Me vestí para ti... Pero debo reconocer que sus manos... —inclino mi cabeza sobre mis brazos acodados a la barra liberando quejidos de lamentos y gruñidos.
—Creo que por hoy, es suficiente Doctor —escucho al barman condicionando mi momento.
—¡Nada de suficiente! Veinticuatro malditas horas de corrido soportando las ganas de buscarlo porque clarooo... él, arma la escena, yo me voy "re ofendido" pero nunca me busca, ¿podés creer?... Necesito bailar... —me levanto a tientas, encaminándome al centro del recinto con una gran sonrisa dibujada en mi rostro.
Y a medida que mi cuerpo adopta el ritmo de la melodía, me dejo llevar trasladándome hacia ese lugar donde nada me importa y mis traicioneros pensamientos me dejan en paz.
El espectáculo del residente no pasa desapercibido ante unos atentos ojos que lo atisban en cada uno de sus movimientos.
—Te repito Nam, deberías avisarle al Doctor Jeon de su estado, dudo mucho que no se preocupe —articula el enfermero entregado a los húmedos roces que disemina por su tersa piel el cardiólogo.
—¿Puedes dejar de preocuparte por los demás y enfocarte en lo nuestro, hermoso? —murmura sensualmente a su oído provocando una inmediata reacción para luego separarse repentinamente.
—¿Y ésto que sería Doctor? —cuestiona levemente irritado ante la actitud del cardiólogo y maldiciéndose mentalmente por caer una y otra vez.
—¿No puedes solo dejarte llevar Jin?¿Tan necesarias son las etiquetas para ti? ¿Y ahora qué haces? —interroga el cardiólogo ofuscado porque lo complace pasar tiempo con Jin pero lo exaspera con sus reclamos.
Es que él, es un alma libre. Y el enfermero lo sabe desde el primer momento en que estuvieron juntos.
A un costado, Jin ignora sus preguntas tecleando en su móvil...
No registro el lapso de tiempo en que contorsiono mis caderas aferrado a una columna. Y tan pero tan mala es mi suerte, que no diviso ninguna presa para sacarlo de la maldita cabeza... "¿Qué me haces impoluto?"
Definitivamente, necesito otro trago... el último... Bueno, eso dije hace dos tragos atrás pero éste, definitivamente será el último. Claro que sí... "¿Dónde estaba la barra?"
Trato de encaminarme hacia la misma, pero unos fuertes brazos toman mi cadera frenando mi trastrabillado andar. E inundando mis pensamientos de sus calientes roces me dejo llevar...
Esos majestuosos brazos que reconozco, me aprietan contra su pecho para luego moverse al compás de la música y restregarse contra mis nalgas.
"Estás aquí." Dicen mis pensamientos mientras mi cerebro da mil vueltas y yo... yo solo me dejo guiar.
El alcohol rebasando mis límites, sumado a la falta de sueño, suponen una alerta que en este momento prefiero esquivar.
Así que prendado a una nube intoxicada que me nubla la razón, me restriego -desesperadamente- contra Jeon hasta que atiendo una exigencia algo remota y confusa para mí...
—¡Quítale las malditas manos de encima!
"Esa voz... ¿Jeon?" Mis pensamientos ahogados en diferentes gradaciones de alcohol, ordenan a mi descoordinado cerebro atender la situación.
Si él está ahí... ¿Quién está detrás de mí?
Y al virar ante mi soltura lo atisbo entre penumbras, vociferaciones y algún que otro sonido de golpe. E inmediatamente, me escabullo en dirección a la barra, sosteniéndome de las diferentes mesas y sillas alojadas en el lugar hasta que toman de mi codo en un fuerte agarre.
—¡Doctor Park! ¿Se encuentra usted bien? —reacciono ante la voz controvertida y solo atino a soltarme.
—E-es... toy b-bien... s-solo... —mis palabras se interrumpen ante un demandante pedido.
—Nos vamos Jin, te debo una —. Articula jalando de mi brazo como un pequeño niño "¿Pero quién se cree este Doctor?" Dice mi intoxicado cerebro.
—¡No! —vocifero plantándome "re malo" y lo más erguido posible... Pero lo siguiente que percibo, es ser levantado como un costal de papas y ser echado sobre sus hombros. —¡Bájame! —exijo desesperado mientras mi cabeza da mil vueltas y aún así, no me presta ninguna atención.
Me acomoda con sumo cuidado sobre su auto aún rezongando sobre sus oídos para luego subirse del lado del conductor. Y a medida que avanza, mi estomago se revuelve ante los movimientos bruscos e inmediatamente me consumen unas enormes ganas de vomitar, comenzando a regurgitar mientras atino a desprender el cinturón de seguridad.
—¡No vayas a..! —Vocifera Jeon, pero es demasiado tarde porque despaché hasta la barra de cereal de media tarde. —¡Maldición Jimin! — Y con su rostro denotando escasa emoción, emprende nuevamente el viaje mientras lo observo de soslayo como un borreguito a punto de ser sacrificado.
De repente, me retorna mi cordura (o fracciones de lo que queda de ella) y me animo a preguntar: —¿A dónde me llevas?
—A mi hogar, ya es muy tarde, necesitas limpiarte y necesito descansar. — Su tono de voz denota suma irritación... "¿Acaso está enojado conmigo?"
—¡No! ¡Llévame a mi casa! —dispongo de mi mejor cara, cruzando mis brazos aunque ni me quiera ver el rostro al espejo retrovisor —A parte, ¿no sé por qué estás tan enfadado? No tienes ningún derecho.
"Listo, ahí tienes Doctorcito" Largué decidido aunque las punzadas se entierren en mi pecho queriendo indicarle que no es verdad, que de verdad lo siento...
De repente, el auto se detiene aparcando abruptamente —¿¡Me estás cargando Jimin!? — eleva su voz a medida que atrapa con cólera sus cabellos —¡Te estabas dejando manosear totalmente ebrio! ¡Y estoy más que seguro que ni siquiera recuerdas por quién!
Su semblante sombrío congela mi sangre y solo quiero confesarme... Decirle que en mi tóxico ensueño, ese hombre era él.
Y cuando gira hacia mí, enfrentando mi cuerpo, puedo percibir su zozobra, su enfado y su creciente preocupación. —¿Sabes lo peligroso qué es una situación así? De solo pensar que te pudieron hacer daño... Yo... —se retira de mi lado tirándose sobre el volante en un estado de desidia total —. Escucha, sé muy bien que no tienes ningún compromiso conmigo, pero... ¿podrías cuidarte, por favor? —susurra como en una plegaria de súplica y no puedo permitir que se siga sintiéndose así.
—Eras tú —susurro despacio.
Su cuerpo se tensa de inmediato al escuchar mi confesión. Pero cuando levita su rostro, demuestra aparente confusión.
—Esa persona desconocida para mí, eras tú... Eran tus manos, era tu cuerpo y tu calor... Yo ...Yo... De verdad, lo siento. — Finalizo.
Y como medio alcoholizado que se autentica, sollozo porque me expongo dejando paso al posible dolor de sufrir un corazón roto.
Él, de inmediato reacciona diciendo: —Perdóname mi pequeño, ven aquí. —me atrae hacia su fornido cuerpo para envolverme con su fervor —. No debería cuestionarte cuando estás en este estado... Lo siento.
Luego, besa suavemente la coronilla de mi cabeza y por inercia, elevo mi rostro observando detenidamente sus labios a escasos centímetros de mi rostro.
Gracias por leer, comentar y votar😍
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro