27:JUNGKOOK
CAPÍTULO 27
Jungkook
Se podrán imaginar el berrinche que me echaron Jimin y Yoongi por no ir a la fiesta ¿no?
Después de todo el rubio creo que comenzaba a entender a su novio por prestarle toda su atención a Taehyun anteriormente, mi mejor amigo lo hacía porque así era su personalidad no por molestar a Yoongi, pero yo, en cambio lo hacía por pura cordialidad.
Si, ¿verdad?
No había nada con pasar tiempo con Taehyun. No, no, solamente había aceptado el viaje por los señores Kim.
De cierta forma debo de admitir que para empezar las vacaciones de navidad estaban bien, ir a un hotel en el inicio de estas dos semana de vacaciones estaba perfecto.
De todas formas se acercaba la navidad y después de ellos conociendo a mi familia sabía de sobra que no podría planear ninguna salida en el tiempo que estaría en casa.
Acabábamos de llegar al hotel, las amarillas que pintaban el cielo detonaban que eran alrededor de las tres y media de la tarde. El viaje hacia Seúl, rapidísimo, pues había sido en avión.
A diferencia de los padres de Tae, nosotros dos tenemos habitaciones separadas.
Cuando el botones cierra la puerta tras de mí y me quedo en medio de aquella enorme habitación, miro a mi alrededor. Todo es grande, espacioso.
Y lo mejor, hay unos grandes ventanales que me permiten ver el río Han la ciudad bajo mis pies. Alucinado por el lujo que me rodea, suelto mi maleta y me acerco a la ventana.
¡Increíble lo que hace la plata!
Tras disfrutar durante un rato del paisaje, comienzo a buscar y a curiosear. Abro la nevera y veo chocolate. Me lanzo a por él. Cuando descubro la zona de mi habitación donde se encuentra la cama, un silbido de camionero sale de mí.
¡Es preciosa!
Grandes ventanales que dan al río Han y una moqueta violeta a juego con un diván precioso. La cama es enorme y me tiro en plancha sobre ella.
¡Qué pasada!
El baño es otra maravilla. Madera clara y una bañera rodeada por espejos.
¡Morboso!
Al salir del baño, el teléfono suena. Es Kim.
—¿Qué tal principito? —canturreo.
— Bien, huracán. ¿Te gusta la suite? —su voz aún estaba rasposa debido a que en todo el viaje se dedicó a dormir.
— Si, mucho.
— Me alegra, llamo para decirte que esta noche es la gala en la que se presentará papá. Esa las ocho de la noche. —dijo.
— Está bien, entonces estaré listo a esa hora.
— Pasaré por ti. —demandó y tras sus palabras decidí colgar.
Esto, sigue siendo raro.
Descanse un rato en la cama de la suite, baje después para inspeccionar el hotel y me pedí un poco de cerveza bien fría. Subí dos o tres fotos a mis historias de Instagram y sin darme de cuenta ya el crepúsculo se asomaba indicándome que había estado lo suficientemente disfrutando cuando ya casi anochecía.
Miré mi celular y ya apuntaban las deis menos cuarto. Así que subí a mi habitación y me dediqué a preparar el agua caliente de la ducha.
No tenía que maquillarme ni nadas por el estilo, pues soy un chico, pero quería tener todo el tiempo posible para estar bastante impecable en la gala. De todas formas no era cualquier gala a la que asistiría, el mejor pianista de Corea estaría presente, y estoy seguro que muchos más como él.
Camino hasta la cama saliendo del baño con solamente una toalla rodeando mi cintura, ahí está el traje de mi hermano, lo robé sin que se diera cuenta.
Es negro, con unas finas franjas verticales de color platino, creo que el traje es carísimo porque se le nota la alta costura.
Decido complementarlo con una camisa roja abierta ligeramente en el pecho, sin corbata elegante, pero rosando la modernidad. Me miró al espejo y me gusta lo que veo. Era de esas pocas veces que me vestía así, pero me gustaba.
Sexy.
Me veo jodidamente sexy.
Sonrió. Me calzo los zapatos para concluir mi outfit, y decido dejar solo un pequeño par de aretes en ambas orejas para que mi apariencia no sea tan tosca.
Me fijo en la gran vista de la habitación en la que estoy, observo en los edificios de alrededor y de los carros que pululan abajo en las calles. Se que Taehyun llegará en cualquier momento a recogerme.
Saco un frasco de perfume de la maleta y es el momento en el que me suena el móvil. Me lanzo en plancha a por él. Un mensaje. Es de Tae.
Kim:
Mamá y papá se adelantaron. Ya estoy listo, ¿tú lo estás?
Yo:
Lo estoy.
Le respondo y, suelto el móvil, doy un trago a mi Coca-Cola. Inquieto vuelvo a repasar mi aspecto en el espejo.
De pronto, oigo que alguien llama con los nudillos a la puerta de la suite. Mi corazón salta por la emoción. Me quedo sin palabras cuando veo al castaño al otro lado. Me encuentro frente a frente con él.
El me sonríe diminutamente. Está impresionante con su traje oscuro y la camisa blanca abierta, su cuello tiene como adorno una ligera cadena de plata. Su porte, como siempre, es elegante, varonil y su cara... Esa cara de seriedad y altanería me escruta completamente y sus ojos vuelven a toparse con los míos.
— Te ves bien.. —dice.
— Siempre me he visto bien. —comentó jocoso—, que tú no hayas sabido verlo hasta este momento es diferente.
El negó con una sonrisa de caja en sus labios.
— Puede ser, vamos.
A las ocho y media entramos en un gran salón del hotel, decorado muy minuciosamente con cortinas doradas y largas. Encantado, miro a mi alrededor y me sorprendo al ver al fondo del enorme salón a un grupo tocando.
Los músicos van de blanco, como en las famosas películas de gánsteres que veía cuando era pequeño. El señor Kim se une a nosotros con su esposa y nos presenta a los anfitriones a Taehyun como claramente su hijo, y a mi como uno de sus amigos más cercanos.
Sonrió, feliz.
Taehyun no parecía muy cómodo en la gala pero de vez en cuando me sonreía y se distraía en su celular.
Tras pasar al salón veo que la gente habla animada y que todos evidentemente conocen al señor Kim, y lo saludan efusivamente mientras él les responde la charla con una sonrisa en el rostro y su esposa de la mano.
Aquí hay gente de todas las edades. Jóvenes y maduros. Acabadas las presentaciones, escucho la música durante un rato junto a Taehyun, quien como dije antes no parece cómodo.
— Ey, quieres que vayamos por un poco de aire al balcón. —le llamé señalando el gran balcón que se veía tras una puerta justo al lado de los músicos.
El parece salir de su ensimismamiento y asiente. Cuando salimos hacia este la suave brisa nocturna nos pega en el rostro.
— Gracias, me siento un poco atosigado aquí. —susurró.
— Creí que te iban más estas fiestas que las que hace Nam. —el hizo una mueca ante mis él tono de sorna de mis palabras.
— Me van más estas fiestas, —aclaró—, aunque —me miró— las de Nam no me disgustan del todo. —Asentí.— Hace mucho que no compartía con mis padres en estos eventos, no desde que no está Tae Ho.
Mi boca se formó en "O" con sorpresa.
— Puedo.. ¿puedes contarme acerca de..—me interrumpió.
— Es mi hermano. Y murió. —completó.
Me sentí un poco triste después de su confesión, no sabía que decir o que hacer por lo tanto acercándome de a poco, le puse una mano en el hombro.
— El está bien. —susurré.— Tú yo nos odiamos, pero estoy seguro de que mi abuela y Tae Ho no.
El me miró de repente, mi comentario le había dado a entender que mi abuela también había partido ya de este mundo.
Sonrió, con una mueca en su rostro, suspiró y se quedó a mi lado un buen rato sin decir nada.
Ahora entiendo porque no menciona a nadie sobre su hermano, ya se que Tae Ho es un tema delicado para él. Después de hacer comentarios sin ninguna importancia en ese balcón decidimos entrar, ya que el señor Kim casi iba a presentarse en el escenario.
Según pasa la noche y la gala, mis pies se van entumeciendo debido al tiempo que estoy de pie, o bailando junto a la señora Kim ya que Taehyun parecía más calmado pero no parecía tener ganas de integrarse.
Al finalizar la gala el castaño caminó junto conmigo en silencio y tras un suave "buenas noches" por su parte y mi respuesta ante su despedida me metí en mi suite para meterme a la ducha y tirarme en plancha a la cama.
Estaba cansadísimo de tener que estar tan recto y poco liberal en esa fiesta de pijos. Definitivamente no nací para ser un tiquismiquis.
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