2: JUNGKOOK
CAPÍTULO 2
Jungkook
Dos días habían pasado de que el suceso con la nueva celebridad del pueblo. Lo cierto es que agradezco que no se apareciera en el parque de patinaje porque ya eso sería invasión al único lugar que saca mis tormentos. Es como mi refugio y mi lugar favorito, donde comparto con mis amigos y salgo de lo monótono un rato.
Jimin por otro lado estaba muy emocionado aún por la llegada de Taehyun al pueblo, y Yoongi no podría mostrase muy alegre con ello. Al igual que yo no estaba muy feliz de que ese chico fuera el nuevo tema para conversar en los últimos días.
Estaba aburrido en la clase de filosofía, tanto que mis ojos estaban por quedarse completamente cerrados debido a la lentitud con la que el señor Chae explicaba algo sobre la filosofía Kantiana.
En ese tema, digamos que Immanuel Kant no era mi fuerte, pero en estos momentos no tenía ni un ápice de deseo de atender.
La clase se terminó y yo suspiré pesadamente, aún quedaba matemáticas y no me apetecía en absoluto poner a razonar a mi cerebro para poder resolver ejercicios. No es que realmente lo odiará pero mi cerebro estaba medio cansado esta mañana.
El aula a la que tenía que moverme no estaba muy lejos, pero aún así me daba mucha, mucha pereza caminar.
Por otro lado, eran las once de la mañana, chicas y chicos no dejaban de mencionar la llegada de ese castaño a la escuela. Que me tenían harto y yo solo podía resignarme ante los comentarios e ignorarlos.
Era guapo, si.
Pero también era un falso. ¿Nadie lo nota o que?
Parece como si toda la escuela estuviera bajo la Amortentia. Ya saben esa poción de amor que se menciona en Harry Potter.
Agradezco no haberlo visto hasta ahora, por lo menos eso me ha tenido en calma, pero el chico siendo mencionado por absolutamente todos en la universidad me tenía bien harto.
Porque, no estaba soportando escuchar a todas esas ilusas babeando por las esquinas mientras él seguramente se pavoneaba altanero por los pasillos.
— Hola, querido alumnado. Les habla su director Byun, —retumbó la voz en los altavoces mientras sacaba algunos libros de mi casillero— Necesito en mi despacho a Jeon Jungkook.— se me erizó un poco la piel, cuando escuché mi nombre.— Y si no es mucho pedir, también necesito en mi despacho al nuevo alumno Kim Taehyun.
Por lo menos me evitaría el inicio de la clase de matemáticas, cerré el locker y cambié el rumbo de mis pasos hacia la oficina de dirección.
Aunque aún retumbaba en mi mente el hecho de que también se requería de la presencia del alumnito nuevo. La secretaria me recibió con una amplia sonrisa, la cual le devolví.
Al entrar al despacho del director, ya el castaño se encontraba sentado frente al señor Byun, quien miraba a su tableta.
— Hola señor Byun, estoy aquí. —comenté cerrando la puerta detrás de mi.
El muchacho ni se movió para mirar en mi dirección pero se le tensaron un poco los hombros cuando me escuchó.
— Si, siéntate al lado de Kim. —agregó el cincuentón.
Con una mueca, y apretando las cuerdas de mi mochila caminé hasta la silla y posé mis nalgas allí.
— Chicos, —el director levantó las gafas del puente de la nariz para dejarlas reposar en su cabeza, en la parte más arriba de la frente donde comenzaba el cabello blanco—. El consejo de dirección y los padres de Taehyun llegaron a un acuerdo.
Levanté una ceja.
Porque no sabía que me iba a esperar de esas palabras, seguro que nada bueno.
— ¿De todas las personas él? —agregó Taehyun poniéndose una mano en la frente.
Me di cuenta enseguida.
Sus padres me habían elegido como su nuevo tutor. Y yo no podía pensar que no se hubiera contado conmigo para mi opinión.
No quería ser su tutor. Desde luego que no.
— Que sepas que estamos en las mismas. A diferencia de esos estupidos que "supuestamente son seguidores tuyos", no me dedico a seguir a un subnormal que se las da de presumido mediante internet. —él me miró de reojo y sonrió con burla.
— El año pasado no pasaste por la lengua extranjera y la física. Y las demás estabas por perderlas también —cortó Byun hablándole a Kim e ignorando mi comentario.
— ¡Guau! ¿Y tus padres no te pagaron el año? —ataqué mirando directamente al chico y el señor Byun me hizo una señal de que no era buena idea que siguiera.— ¿Qué te pasó? ¿Andabas de viaje por Grecia?
— Mejor cállate que no sabes una mierda de mi y te has dedicado a juzgarme hasta con la mirada desde que llegué. Y eso que solamente llevo horas en este pueblucho— su tono fue de una completa furia.
Y cuando le miré a los ojos, el color se había tornado más oscuro, más violento y con una carga de molestia.
— Tsk, —chisté— ni quiero saber. Ya me basta con estar aquí, que tu sola presencia me irrita. Y si Ilsang no entra en tus estándares puedes largarte, por lo menos para mi no eres bienvenido al pueblo.
— ¿No sera que el hechizo Kim te ha anonadado?
— ¿Hechizo que? Insinuar eso es algo patético de tu parte— zanje mientras mi lengua no se sostenía dentro de la boca—Eres bastante básico para mi, que lo sepas. —me reí después de soltar esas palabras.
Esa referencia la sabía gracias a mi mejor amigo que era un obsesionado del género romántico. Sabía perfectamente de que me hablaba.
Jimin amaba leer libros románticos del habla hispana, y muchas veces me sentaba a escucharlo porque Yoongi no lo hacía o estaba tomando su siesta.
El castaño se refería a los Cash, y no, su supuesta belleza no me había puesto bobo.
— No me van los niños pijos y estupidos como tú y mucho menos como los Cash, eso déjaselo a mi mejor amigo, que si le van los chicos ficticios.
Por un mínimo momento nos miramos a los ojos, otra vez. Yo lo miré con recelo, él me miró con un poco de odio.
— Chicos. —El señor Byun se entrometió antes de que nos jaláramos de los pelos allí mismo, porque poco faltó.
— ¿Me puede usted explicar qué pasa? ¿Qué tengo que ver con este? —el señor Byun, suspiró.
Yo ya sabía de que iba el lío, pero necesitaba escucharlo por alguien más para creer que lo que pensaba era cierto.
Byun era un señor con mucha paciencia, y de no ser así, no estuviera de director en la escuela. A veces, uno debe de carecer de una extremada calma para tratar con adolescentes y jóvenes.
— Jeon, lo que sucede es que, los padres de Taehyun te han elegido como su tutor.
Resoplé.
Miré al director, lo miré, lo miré y lo miré. Con una notable incomodidad.
— Usted sabe que debe consultarme también. No puede tomar decisiones así porque si—bramé.
— Si. —sacó de una gaveta de su escritorio, algo que parecía ser un cuadro. Me lo tendió. — Serán tres meses, estoy seguro que puedes resistirte.
La razón por la que me mostraba ese cuadro, era porque junto con el estaba el director de la escuela de Bellas Artes de Alemania.
«Sabe jugar el viejo, eh.»
Esa universidad era a la que soñaba ir algún día. Allí se estudiaba todo tipo de artes y eso incluía mi sueño más grande. Si agarraba una buena beca para mi último año podría estudiar allí ya que con un año bastaría para hacerme un gran artista.
— Mi mejor amigo estará encantado con usted. —rodé los ojos.
— Lo pensaré. —comenté haciéndome el de rogar.
Por dentro iba a explotar.
¡La oportunidad de mi vida! Byun tenía razón. ¿Qué son tres meses? Una bobería.
Cierto que tendría que agarrar mucha paciencia para ayudar a ese engreído, pero valdría la pena. Porque de todas formas estudiar en esa universidad era mi más grande anhelo.
— Jungkook, usted no está en posición de pensar nada. Ya esta decidido.
— ¿No debería preguntarme si deseo ser tutor de él? No tendría que haber venido hoy, y al final hubieran elegido a cualquier otro. —suspiré.
— Ya la decisión está tomada.
Era evidente que los padres del chico habían soltado bastante dinero como para que no se contara conmigo, ya que en otras tutorías que había impartido siempre habían acordado con mi persona y si no me parecía no daba la tutoría al alumno que necesitaba y le otorgaban otro tutor. Y digamos que si, que nuestro director es muy interesado.
Suspiré con fastidio y dije:
— Odio la gente con plata y los lameculos de la gente con plata. —Byun levantó las cejas con asombro.
Mi comentario había sido grosero y el no estaba acostumbrado a mi palabrería de calle. Ya le he comentado qué hay dos Jungkook.
Yo no acostumbraba a ser mal educado, ni a soltar ninguna grosería, pero ya estamos hablando de que me están tocando un poquito los cojones. Y no me dan elección, en esta situación es: acepto o acepto.
— Usted, —me señaló con una ligera molestia.— ¿me ha llamado lameculos? —preguntó medio ofendido.
Subí mis hombros restándole importancia a todo, me estaba metiendo en el fuego. Mis palabritas podrían provocarme una expulsión y adiós Alemania.
— ¿Se considera usted uno? Porque yo solo generalicé. No dije su nombre. —comenté y me acomodé en la silla.
Tras mi comentario, Taehyun rió por lo bajo y eso le incomodó un poco más Byun.
Se me hizo raro también que por unos segundos que el castaño se burlara conmigo del cincuentena que teníamos delante pero ¿importa?
— Vayan con Yul Boo. — señaló la puerta. — Él les dará los detalles.
— Bien, la semana que viene comenzaremos. —hablé levantándome.
— Empezarán mañana. —dictaminó el director.
Negué.
— He dicho la semana que viene. Por lo menos déjeme elegir a mi cuando empezar. Si se le da algún problema con los padres del chico puede llamarle y les explicaré.
Asintió resignado, entendiendo que no cedería en cambiar de opinión.
— Que no se extienda, que sea entonces la semana que viene. —asentí y me encaminé a la puerta.
— Oye espérame, podría perderme el camino. —mire atrás y vi al castaño acercarse con zancadas largas hacia mi.
— Preguntando se llega a Roma niño pijo, y nombre es Jeon Jungkook, no me digas más "oye" que ya te he dejado saber mi nombre.
Él rodó los ojos y le di la espalda para ponerme en marcha hacia el aula del profesor Yul.
Aunque sonaba loco, el silencio hasta allí fue bastante tranquilo. Los alumnos estaban en clases así que ninguna chica o chico interrumpiría nuestro andar.
El profesor le daría una introducción de lo que tendría que hacer antes y durante la tutoría que yo le impartiría.
Tendría que ser responsable en cuanto a las horas de estudio y nunca llegar tarde.
Pero ya veremos qué tal con este. Porque parece ser solo puntual con su "fandom".
Ay Jungkook, solo a ti te pasan estas cosas.
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