»◦ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 23◦«
╭────────╯ɪʀɪɴᴀ╰────────╮
Estaba recostada en la comodidad de mi cama mirando el techo de color blanco, pensando en varias cosas. A pesar de sentirme algo enferma, no podía dormir y estar tranquila, mientras un recuerdo invadía mi mente.
«—¿Q-Qué es esto?
Nerviosa, lo miré esperando alguna explicación.
—Es tu anillo de compromiso.—respondió rápidamente con una sonrisa en su rostro.
—¿Qué? ¿De compromiso?—pregunté en un hilo de voz aun sin poder creerlo.
¿Por qué me estaba entregando esto hora? ¿Por qué en este instante?
—Si Irina. Me quiero casar contigo.»
El día que nos fuimos a la isla, recibí esta sortija. Aún no logro entender el por qué escogió un momento así, que era casi algo imposible que lograra darle una respuesta clara estando apunto de marcharme. Apenas llegamos ayer, pero tenía que hablar con él lo antes posible y darle fin a esto. Alcé mi mano izquierda notando nuevamente el anillo que Nate me había dado, sintiendo que ya no debía llevarlo más conmigo.
Tenía que ir a verlo.
Decidida me levanté de mi cama, colocando mis zapatos, pero me maree un poco al ser tan brusca. A pesar de haber tomado un medicamento, el dolor de cabeza no se había ido. Toqué mi rostro y la temperatura no había bajado. Respiré profundo y lo dejé pasar.
No necesitaba nada más, por lo que salí de mi habitación sin antes ir a ver a Gabi. Golpee su puerta pero no hubo respuesta alguna. Entré en silencio y la vi dormida sobre su cama. Me acerqué y dejé una nota sobre su velador, diciendo que volvería pronto, en el caso que despertara antes que llegara. Me salí de su habitación dejando que durmiera tranquila, para ya por fin salir de la casa.
Ya afuera, mis pasos se dirigieron en dirección al hostal en el cual me dijo una vez Nate que se quedaba. No quedaba muy lejos, por lo que preferí caminar esta vez y pensar en el camino de qué manera se lo iba a decir.
No era algo tan sencillo. Obviamente, él iba a querer explicaciones. No sabía como empezar a dárselas o como decirle todo lo que ha pasado estos meses que he estado viviendo con Levi.
¿Cómo decirles que mis sentimientos para con él se han estado apagando? ¿Cómo explicarle que mi vida y mi corazón le pertenecen a otro hombre?
Di un suspiro agotada de tanto pensar, llevando mi mano a mi rostro, sintiendo como la temperatura iba aumentando, junto con el dolor de cabeza.
Quería terminar esto lo antes posible y volver a la casa. Si Levi regresaba y no me hallaba allí, estoy segura que se enfadará conmigo, sobre todo si sabe que vine a ver a Nate sola, pero no podía seguir aplazando esto.
Después de al menos veinte minutos ya despertando de mis pensamientos, llegué a mi destino. Entre al lobby encontrándome a un señor de al menos 60 años atendiendo la recepción. Me acerqué y lo salude cordialmente.
—Hola, buenos días.
—Buenos días—respondió gentilmente—, ¿en qué puedo ayudarla?
—Estoy buscando a Nate Peters. Él se hospeda aquí, pero no sé el número de su habitación.
—¿Qué es de él?—me miró alzando una ceja.
—Yo... soy su prometida—respondí en voz baja. Debía decirle la verdad y hasta el momento era eso, su prometida.
Él me miro con sorpresa, sin entender nada.
—Entiendo, deme un momento.
Aquel hombre comenzó a buscar en los registros de los libros que tenía sobre el mesón. Después de al menos dos minutos, levantó la mirada para dirigirse a mi.
—Es la habitación 312. Tercer piso.
—Gracias.
Subí las escaleras hasta el tercer piso tal como se me había señalado. Caminé por el amplio pasillo, llegando hasta la señalada habitación.
Frente al cuarto 312, di un suspiro de lo nerviosa que estaba. Me estaba arrepintiendo, pero no quería seguir retrasando esto, aun si lo hacía yo sola. Nerviosa comencé a jugar con mis dedos hasta que ya, me calmé un poco.
Toqué un par de veces la puerta. No había respuesta alguna, pensando que tal vez no esté o haya salido a arreglar asuntos del trabajo. Habían pasado al menos dos minutos, pero no pasaba absolutamente nada.
Ya rendida me iba a dar la vuelta cuando la puerta fue abierta, pero quien me había recibido, no era a quien esperaba.
Era una mujer muy bonita, más alta que yo, su cabello era pelirrojo y solamente estaba cubierta por lo que parecía ser una bata de baño. Ella me miró sorprendida, al igual que yo.
No sabía que hacer y nerviosa, me sonrojé al instante. ¿Qué estaba pasando? ¿Me equivoqué de habitación? ¿o...?
—Y-Yo... disculpa, pero...
Fui interrumpida por una voz que se escuchó dentro de la habitación, una voz que se me hacía muy familiar.
—¿Quién es Janett?—esa voz se fue incrementando, dándome a entender que se estaba acercando a la puerta.
La chica no me sacaba los ojos de encima, notando su cara de impacto sin moverse o emitir palabra alguna. Yo tampoco saqué mi vista de ella, esperando respuesta de su parte.
—Janett...—de la nada, fue ver como todo se congelaba en ese momento.
Nuestros ojos se encontraron, viendo como su rostro palidecía y mi corazón aceleraba su ritmo ante tal situación. Quedé anclada en mi lugar esperando a que de la impresión no desvanecerme debido a como me sentía esta mañana.
Pestañee varias veces esperando estar equivocada o que solamente fuese mi imaginación, pero no fue así.
Nate estaba en la habitación.
Él estaba descubierto en la zona de su torso, con una toalla envuelta en su cadera, interpretando inmediatamente lo que estaba pasando.
Ellos estaban juntos.
Lo único que atiné fue a darme la vuelta y largarme de ahí, quería correr para regresar a casa, pero mis piernas solo se movieron lentamente. Ante eso, sentí que me detuvieron inmediatamente, tomándome de la muñeca.
—Irina, espera...—me zafé inmediatamente de su agarre.
—No me toques... No me toques...—dije aguantando las lágrimas.
—Irina...—él iba a comenzar a hablar, pero lo interrumpí abruptamente.
—¿Desde cuando está pasando esto?—pregunté en un hilo de voz, mientras ambos se miraban.—Nate, respóndeme...
Él llevó sus manos a su rostro hasta pasarlas por su cabello. La mujer solo estaba de pie, alejada de la puerta con las manos en sus labios ante la sorpresa.
—Hace... varios meses.—respondió rendido mientras cerraba los ojos.
Todavía no podía creer lo que estaba pasando. Esto... no era un sueño, no era una pesadilla. Estaba viviendo ese momento, pero no lo sentía real.
Yo también le fallé, pero hablaría con él e iría con la verdad de frente. Él llevó esto como una vida normal, mientras que meses atrás creí que era feliz con él. Me estuvo engañando todo este tiempo con esa mujer y quizá con quién más.
Mi amor por Nate se había ido apagando con el tiempo, pero aún así dolía esa traición. Quizá desde cuanto tiempo me vio la cara, creyendo cada cosa que él me decía.
Louisa tenía razón todo este tiempo.
—Irina, esto es un error...—yo solté una risa nasal ante su frase. Un "error".
—No Nate, esto no es un error. ¡El engañar tampoco es un accidente... es una decisión propia que tú tomaste!—alcé un poco la voz sintiendo como mi voz se quebraba.—Solo quiero saber ¿Por qué me pediste matrimonio si hacías todo esto a mis espaldas? ¿Por qué? No lo entiendo.
—Irina, por favor. Quiero explicarte...
—Por favor Nate, sé un poco más hombre y asume lo que haz hecho.—limpié la lagrima que caía por mi mejila manteniendo una postura firme, vitando derrumbarme ahí mismo. No me respondió.
Tomé el anillo que estaba en mi dedo anular y se lo entregué con rabia, poniendo mi puño sobre su pecho, esperando a que me lo recibiera. Él me miró extrañado, abriendo su mano para tomar aquel anillo que nunca debí aceptar.
—¿Qué haces?
—¿Qué hago? Nate, esto se acabó y me ahorraste todo lo que tenía que decirte. Yo venía a terminar nuestro compromiso.—abrió sus ojos impactado.
—¿A terminarlo?
—Si, yo ya no siento lo mismo por ti y ahora me das otra razón para seguir sintiendo lo mismo.—vi que apretó sus puños con enojo.
—Es por ese Ackerman, ¿estoy en lo cierto?
—No tengo por qué darte explicaciones.—me iba a dar la vuelta, pero me tomó de los hombros.
—¿Entonces es por él Irina? ¿Te enamoraste de ese enfermo?
Ni siquiera lo pensé, cuando estampé mi puño en su mejilla. De la fuerza de aquel golpe, dio unos pasos hacia atrás, soltando la sortija que sujetaba en una de sus manos, cayendo al suelo. Por mi parte sentí un fuerte dolor en mis nudillos y el pequeño grito de la chica.
Agitada, me alejé dos pasos de él, viendo como su mejilla estaba inflamada y del borde de su labio salía un hilo de sangre. Ella se acercó a Nate para verlo.
—¿Cómo puedes referirte así a una persona? Su nombre es Levi y ha sido mucho más hombre que tú. Él sí me quiere de verdad, así como yo a él.
Sin esperarlo, Nate se zafó del agarre de la pelirroja, me tomó del brazo y me ingresó a la habitación. Con fuerza me sujetó, cerrando la puerta y arrinconándome en la pared.
—No te vas a ir de aquí—Nate me tomó de ambos brazos, sujetándome con fuerza.
—¡Nate suéltame!—forcejee intentando liberarme de su agarre. La poca fuerza que tenía en estos instantes no era nada a comparación con la de él. Me estaba sintiendo mal, pero necesitaba irme de ahí. Solo intenté forcejear sin resultados.
Nate se acercó a mi rostro, viendo sus ojos llenos de rabia, sintiendo miedo al instante.
—¡Ahora yo te hago la pregunta... ¿desde cuando estás con él? ¿Acaso alguna vez sentiste algo por mi que en tan poco tiempo te enamoraste de ese tipo?!
—¡¿Acaso tienes el descaro de pedirme explicaciones?!—dije desafiante, pero sentí que presionó más sus manos en mis brazos.
—¡Dime Irina!—dijo alzando la voz.
Yo solo lo miré con desilusión y tristeza. Pensé que era otro tipo de hombre, pero estuve equivocada y no lo quise ver. Esta vez no iba a quedarme callada, era el momento de expresar lo que llevaba tiempo sintiendo.
—¿Quieres que responda a tu pregunta? Pues bien... En este tiempo entendí que nunca te ame...—respondí débilmente.
—¿Qué dices?—Nate arrugó su entrecejo, mirándome confundido.
—Me confundí... creí que era amor lo que sentía por ti, porque Levi no había llegado a mi vida, pero si te quise... te quise mucho Nate.—sentí mis ojos llenarse de lágrimas, mientras una se escapó, deslizándose por mi mejilla—Compartimos muchas cosas que tal vez no apreciaste en su momento... pero yo si lo hice, hasta te defendí creyendo que eras un hombre recto y honesto, pero me equivoqué... no eres más que un sin vergüenza.
Al terminar mis palabras, él comenzó a presionar fuertemente mis brazos, sintiendo dolor en ellos. Sus ojos estaban llenos de furia. Nunca lo había visto de esta manera y el miedo comenzó a apoderarse de mi. Mis piernas comenzaron a temblar al ver el odio en sus ojos, mientras me aprisionó aún más contra la pared.
¿Por qué no me di cuenta antes? Luisa me lo advirtió miles de veces y yo no la escuché.
—¡Nate déjame!—volví a chillar por el dolor que sentía en mis brazos.
—¡No puedo creer que me dijeras eso, cuando yo te lo di todo!—me dijo alzando la voz.
—¡¿Qué concepto tienes de "darlo todo"?! ¡Nate, ya déjame!—seguí batallando sin lograr nada.
—¡No! ¡Si te suelto, no sé que seas capaz de hacer!
—¡Eres tú el que me está lastimando! ¡Suéltame!—intenté darle una patada pero tampoco lo conseguí.
—Nate, déjala... deja que se vaya...—aquella mujer habló, con voz temblorosa a mi favor para que me soltara, pero solo recibió un grito por parte de él.
—¡Tú callate!—le gritó—¡Ahora lo podemos perder todo! ¡¿No lo entiendes?!
—Si... pero la estás lastimando...—respondió con miedo.
Unos golpes en la puerta se escucharon mientras batallábamos entre los dos. Eso hizo que ambos miráramos a la puerta. La voz de varios hombres se hicieron presente interrumpiendo.
—Señor Peters, ¿todo bien? Escuchamos varios ruidos en su habitación.
En ese instante, Nate cubrió mi boca con su mano, evitando a que soltara algún sonido.
—No grites...
Nate me fue soltando de a poco y mientras lo hacía no desaproveché la oportunidad de darle un golpe en le rostro para ir corriendo a la salida.
A toda velocidad salí del lugar, chocando con quienes estaban afuera. Escuché que me llamaban pero no me detuve, solo quería salir de allí.
Mis pasos no se detuvieron hasta salir del edificio. Miraba de vez en cuando hacia atrás si es que era seguida por él, pero no era así.
Pero aún sentía el miedo y la adrenalina recorrer mi cuerpo.
Ni siquiera me percaté cuando llegue a casa. Al entrar, cerré la puerta rápidamente, mientras no podía dejar de llorar. Me dejé caer y cubrí mi boca evitando a que mis sollozos se escucharan por toda la casa, aún sin saber si Gabi había despertado o Levi y los demás habían regresado.
Mis manos y mis pies temblaban, mientras sentía que el corazón se me iba a salir del pecho. No puedo creer que Nate haya hecho tal cosa y que haya sido capaz de tratarme de esa manera. Sentí que todo pasó tan rápido, pero a su vez creí que ese momento no se acabaría jamás.
Con dificultad me puse de pie y mis pasos se dirigieron al teléfono de la casa. Mientras mis manos temblaban, lo tomé y marqué los números para comunicarme con quién quería. Dos sonidos de escucharon hasta que de la otra linea me respondieron.
—¿Hola? ¿Quién habla?—se escuchó al otro lado de la linea, mientras yo seguía llorando.
—¿Louisa?—dije mientras mi voz temblaba.
—¡¿Irina?! ¡¿Estás bien?!—preguntó exaltada.
—No...
—¡¿Qué pasó?!—preguntó rápidamente.
—Nate...—dije mientras un sollozo salió de mis labios.
—¡Irina, ¿Qué te hizo?!—exclamó preocupada.
—Él... él... me...—no pude seguir. Solo podía llorar.
—¡Irina, ¿qué fue lo que te hizo?!—yo no pude responder dado a mis sollozos, cubriendo mi boca—Ese maldito... ¿Dónde estás? iré para allá. Le avisaré a tu padre.
—No... por favor—dije con las fuerzas que tenía.
—Pero Irina, debe saberlo...
—Por favor Louisa...—mi voz se cortó de un momento a otro.
Mientras sostenía el telefono, me sentía peor que en la mañana. Toqué mi rostro y estaba muy caliente. La fiebre había subido demasiado.
Mi vista se estaba nublando, el dolor de cabeza y la fatiga estaban aumentando. Estaba perdiendo el equilibrio, cuando una voz me hizo desviar la mirada, sintiendo aún como Louisa me llamaba en la linea
—¿Irina?—Gabi estaba de pie y al verme así se comenzó acercar preocupada, pero no pude resistir.—¡¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? ¿Dónde estabas?!
Sentí como caí al suelo, viendo todo a mi alrededor en absoluta oscuridad, escuchando como Gabi repetía mi nombre varias veces. Solo necesitaba dejar de sentir y pensar en todo lo que había pasado en ese instante, cuando lo último que escuché, fue su nombre.
«¡Levi!»
¡Hola! ¿Cómo están? Espero estén teniendo una buena semana!❤️
Antes que nada, les quería agradecer por sus mensajitos. Ya me siento un poquito mejor, pero como todo, hay momentos y momentos... pero que mejor que leer y escribir para distraerse☺️ Gracias y lxs quiero mucho❤️
Pero a lo que nos reúne....Yo digo que entre todos linchemos a Nate😤👊🏻 pero por fin ya se sabe todo.
Bueno, les quito un peso de encima ya que su padre está bien y sin problemas🌼... les quería preguntar, ¿cómo se imaginan al papá de Irina? He leído muchos comentarios en lo que respecta al él y los sentimientos que tiene Louisa. En lo personal, yo siempre lo pensé como el actor Benedict Cumberbatch en la película de Dr. Strange😂 jajaja me paso jajaja 😂 pero me gustaría saber como se lo han estado imaginando.👀
Mi niña! Todo por culpa de este wey!🤧 y ya veremos si Levi se entera que fue solita a ver a este desgraciado😭 espero pronto publicar el capítulo que viene... estoy segura que les dará satisfacción✨
Espero les haya gustado y nos leemos muy pronto❤️✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro