Narrador Omnisciente.
    
—Por favor, por favor —escuchaba suaves susurros, y un peso sobre sus piernas.

"¿qué demonios?"

Fueron sus pensamientos; abrió levemente sus ojos, empezando a acostumbrarse a la luz de su habitación.
Al girar su cabeza pudo observar a su padre llorando en una esquina mientras que su madre lloraba sobre sus piernas.

—¿Qué-...? —sus palabras quedaron inconclusas cuando su madre se lanzo a abrazarla.

—Estas aquí... —sollozaba.

Yuriko no comprendía nada; su madre lloraba mientras la abrazaba, y su padre... solo la miraba, cómo si fuera un monstruo de cinco ojos.

—¿Qué soñaste? —cuestiono Yajiro, poniéndose de pié y alejando a su esposa de la pequeña Minami.

"Nuevamente; ¿Qué demonios?"
Se cuestiono mentalmente.

—Yuriko... dime que soñaste... —volvió a soltar, estando a nada de perder la calma.

—Nada... —susurró aun sin comprender—.No soñé nada.

"¿Ahora qué? ¿No puedo soñar?"
Dijo mentalmente, mirando curiosa a sus padres.

—Hija, hija... —La azabache se sorprendió demasiado al ver a su madre de rodillas, sujetando sus manos de manera lenta—, por favor no duermas; no quiero que duermas más... no quiero que vuelvas a dormir.

Su padre levanto a su esposa y tas dejarle una mirada fría a su hija salió de aquel cuarto susurrando suaves "esta bien", "ganamos ", "tranquila".
Pues Yajiro Minami pensó, estúpidamente, que habia vencido a la muerte.

Yuriko frunció el entrecejo y prosiguiprosiguió a cerrar la puerta de su habitación; ¿ya no podía dormir? ¿Qué faltaba? ¿Qué la privaran de respirar?

Tan pronto como logró calmarse se recostó entre sus sabanas; aun tenía en mente aquella blanca sonrisa, aquellos grises ojos.
¿Por qué? No sabía.

—Sueña conmigo, cariño.

Su corazón se agitó nuevamente; ¿ya estaba loca? Porqué oía esa voz; se sentía tan real.

—Es peor que amar a un personaje de anime —se convenció a si misma mientras abrazaba su almohada—, pero...

》...fue maravilloso...

Soltaron ambos al mismo tiempo, sus voces mezclándose en la soledad de aquella habitación.
Yuriko, aun recostada en su cama, respiro profundamente intentando calmar lo colorado de su rostro.
Y Neito, sentado contra el respaldar de la cama, la admiró una vez más a través del reflejo de aquel espejo que colgaba por la pared.

—¡Deben darle una oportunidad!

—¡La ley dicta que se le arrebaten las alas!

—¡Debe ser enviado al infierno! ¡junto a Monoma!

—¡Lo hizo por amor!

—Esa humana trajo muchos problemas con anterioridad; deben de quitarle las posibilidades de reencarnación durante los siguientes diez milenios.

—¡No puedes!

Shinso sentía sus ojos pesar; a pesar de ser un ser el cuál no necesitaba dormir se sentía sin energías, y cómo no, se gritó interiormente; pues traía las esposas negras.
Aquellas que Lucifer un día porto, aquellas que Neito había traído hace décadas, aquellas que ahora indicaban que su juicio estaba a punto de empezar.

—¡Silencio! —se escucho una suave voz gritar, la cuál callo a todos, y tras recibir un pequeño silencio aquella pelinaranja empezó a hablar;— Itsuka Kendo, delegada de la corte celestial; rango tres. —se presentó ante todos—, podemos empezar con el juicio hacia Shinso Hitoshi... por favor diga su rango y acusaciones.

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🤧😔me di cuenta que les gusta la historia.
Soy el llantos.