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06

Jimin se removió entre las sábanas, estirando lentamente los músculos de su cuerpo adormecido. Algo no cuadraba. La cama se sentía más suave de lo normal, e incluso las sábanas eran más cómodas y delicadas al tacto. Frunció el ceño sin abrir los ojos del todo. ¿Por qué se siente diferente? Una punzada en su cabeza le recordó que había bebido la noche anterior, un dolor sordo que lo hizo gruñir entre dientes. Maldita resaca.

Respiró profundo y, con cierta dificultad, abrió los ojos. La claridad no fue bienvenida, porque el dolor en su sien pareció intensificarse, pero lo que realmente lo dejó perplejo fue el techo sobre él: negro y completamente desconocido. Jimin parpadeó varias veces, tratando de aclarar su visión y sus pensamientos. ¿Dónde rayos estoy? Miró a su alrededor con algo de torpeza, y la confusión solo creció al ver una habitación amplia, ordenada y con un estilo demasiado lujoso y minimalista como para ser la suya.

El corazón le dio un brinco. ¿Qué había hecho anoche?

Trató de escarbar en su memoria, pero solo había imágenes borrosas: una botella de vino, una frustración insoportable y su enojo consigo mismo por, una vez más, haber confiado en la persona equivocada. Pero no recordaba absolutamente nada después de eso. Miró rápidamente su cuerpo, un alivio momentáneo recorriéndolo al darse cuenta de que aún llevaba toda su ropa puesta. Al menos no terminé en una situación aún más humillante.

Antes de que pudiera ordenar más sus pensamientos, el sonido de la puerta abriéndose lo hizo girar la cabeza de golpe. Y allí, de pie en el umbral, apareció la última persona que habría esperado ver: Jeon Jungkook.

-. ¡¿Qué demonios...?! -Intentó levantarse, pero el movimiento brusco solo agravó la punzada en su cabeza, haciendo que soltara un quejido.

Jungkook lo observó desde la puerta con una expresión serena y casi divertida, aunque mantuvo una distancia respetuosa. Llevaba ropa cómoda, una camiseta blanca y pantalones deportivos, lo que contrastaba por completo con la imagen problemática que Jimin tenía de él en la oficina.

-. Me alegra que haya despertado, señor Park -dijo Jungkook con voz calmada-. ¿Cómo se siente?-

Jimin lo miró con el ceño fruncido, confundido y molesto a partes iguales-. ¿Qué hago aquí?- espetó con irritación-. ¿Cómo terminé en tu departamento, Jeon?-

Jungkook, imperturbable, cruzó los brazos y apoyó un hombro contra el marco de la puerta-. Usted no recordaba la clave de su departamento- explicó con naturalidad-. Estaba demasiado... afectado para quedarse afuera, así que lo traje aquí. No se preocupe, señor Park, no pasó nada. Solo durmió-

La explicación hizo que Jimin bajara un poco la guardia, pero su irritación no desapareció por completo. La idea de depender de Jungkook, de todas las personas, lo enfurecía aún más. Siempre había considerado a su subordinado alguien problemático, poco eficiente y a menudo la causa de sus dolores de cabeza en la oficina. ¿Por qué tuvo que ser él quien me ayudara y dos veces?

-. No debiste molestarte-murmuró con brusquedad, mirando hacia otro lado.

Jungkook negó con una sonrisa apenas perceptible-. No fue una molestia- respondió sin titubear. Entonces, como si ignorara deliberadamente la hostilidad en el tono de Jimin, aunque su animal interior se removiera inquieto dentro de él, añadió con una voz más suave-. Preparé sopa para la resaca. No soy un gran chef, pero al menos le ayudará con el dolor de cabeza-

Jimin parpadeó, sorprendido. ¿Sopa? Era lo último que esperaba de alguien a quien consideraba un caos andante. La imagen de Jungkook preparando una sopa lo descolocó más de lo que quería admitir.

-. ¿Por qué... haces esto?- preguntó de pronto, incapaz de ocultar su confusión y mal humor.

Jungkook lo miró con tranquilidad, como si la pregunta no lo sorprendiera-. Porque parecía necesitar ayuda- respondió simplemente, con esa voz calmada y ese aire sereno que lograba irritarlo aún más-. Si quiere, puedo traerle la sopa aquí. Necesita recuperar fuerzas-

Jimin abrió la boca para negarse de inmediato, pero una punzada de hambre y cansancio lo hizo dudar. Cerró los ojos un instante, cubriéndose el rostro con una mano, sintiéndose aún más avergonzado por toda la situación.

-. Haz lo que quieras- masculló, su tono seco, aunque lejos de ser tan firme como habría querido.

Jungkook asintió y salió de la habitación con paso tranquilo, dejándolo solo. Tener a Park Jimin en su apartamento, en su habitación y en su cama enserió lo hacía volverse loco, pero tenía controlarse, no debía de pensar en eso si no quería que su animal interior se desesperara aún más, aunque si fuera por él tuviera a Jimin entre sus brazos ahora mismo, pero no puede, todavía no.

Jimin se dejó caer nuevamente sobre la cama y soltó un suspiro. Todo en su cabeza era un caos: la resaca, el hecho de estar en la cama de Jungkook y, sobre todo, la desconcertante atención que su subordinado estaba mostrándole, hasta lo salvo de ser golpeado, eso lo agradecía, de verdad lo hacía pero no pensaba que lo cuidará cuando estaba borracho, que tonto es ¿Como pudo olvidar la clave de su apartamento? Y lo peor es que todavía no la recordaba, todo por cambiarla rápido para que Kyung-Jae no entrará en su departamento y robará algo.

¿Por qué Jeon Jungkook tiene que aparecer en mi vida hasta en mis peores momentos? pensó, apretando los labios con frustración. Esto de verdad era frustrante, ya eran dos veces que mostraba su debilidad a Jeon Jungkook y eso no le gustaba.

Jimin suspiró y decidió sentarse nuevamente, miró a su alrededor. Este departamento era el mejor del edificio, no había imaginado que Jeon Jungkook se apoderaría de este apartamento ¿Tanto dinero tenía? No se veía que fuera de dinero, bueno, nunca se ha fijado en eso ya que no le importa nada de su subordinado, ni de su vida.

Jimin fijó la mirada en la mesita de noche, donde un portarretrato captó su atención. Impulsado por la curiosidad, lo tomó con cuidado y observó detenidamente la fotografía.

Su mirada se centró de inmediato en Jungkook, quien aparecía con una expresión seria y neutral, una que nunca había visto en él. Le sorprendió ver esa faceta tan distinta, tan contenida, y no pudo evitar admitir que, de algún modo, hasta lucía más atractivo así. Pero lo que realmente llamó su atención fue la ropa que llevaba puesta: era un atuendo que parecía sacado de otra época, algo digno de la realeza medieval, con detalles elegantes y un aire solemne que contrastaba con la imagen que tenía de su subordinado.

Intrigado, Jimin dirigió la mirada hacia el joven que se encontraba a la derecha de Jungkook. Tenía un parecido sorprendente con él, aunque era ligeramente más bajo y sus rasgos eran más suaves. ¿Su hermano, quizás? pensó Jimin. Al igual que Jungkook, vestía prendas similares, aunque con un diseño diferente, más ornamentado.

Detrás de ellos, se alzaba la figura de un hombre de mediana edad, cuya presencia emanaba autoridad. Su barba, salpicada de canas, y el cabello del mismo tono le conferían un aire de sabiduría y experiencia. Sin embargo, lo que más resaltaba era la corona que llevaba sobre la cabeza y la majestuosidad de sus vestimentas, aún más elaboradas que las de los dos jóvenes al frente. ¿Una corona? ¿Qué clase de foto es esta? pensó Jimin con una mezcla de desconcierto.

Finalmente, su mirada se posó en la única mujer de la fotografía, que estaba al lado del hombre mayor. Su belleza era innegable, con un porte elegante y sereno. Vestía un impresionante vestido de estilo victoriano que realzaba aún más su figura, pero lo que realmente lo desconcertó fue que ella también llevaba una corona, como si fuera una reina de algún viejo cuento.

Jimin frunció ligeramente el ceño, incapaz de procesar lo que estaba viendo. ¿Esto es una broma? ¿Por qué Jungkook tiene una foto así? La escena parecía sacada de otra época, como si se tratara de una pintura antigua o de un retrato real de una familia noble. Pero ahí estaba Jungkook, con ese semblante estoico y esa vestimenta que lo hacía parecer alguien completamente distinto.

-. ¿Qué demonios...?- murmuró Jimin en voz baja, aún estudiando cada detalle de la foto con incredulidad.

Antes de que pudiera seguir reflexionando, el sonido de la puerta abriéndose hizo que dejara el portarretrato con rapidez en su lugar. Jungkook entró con una bandeja en las manos, ajeno a lo que Jimin había estado observando.

-. Le traje la sopa -anunció con una leve sonrisa, sin darse cuenta de la incomodidad en los ojos de Jimin, quien ahora miraba a Jungkook como si intentara descifrar un misterio mucho más grande.

Jungkook ladeó la cabeza, algo confundido por la forma en que Jimin lo miraba con tanta atención. -. ¿Sucede algo?-preguntó, intentando sonar casual mientras colocaba la bandeja con la sopa sobre la mesita de noche. Con movimientos rápidos y un tanto torpes, tomó el portarretrato que descansaba cerca y lo puso boca abajo, maldiciéndose mentalmente. ¿Cómo pudo olvidar esconderlo? Debió de esconderlo cuando Jimin estaba dormido, pero no, se le olvido.

Jimin entrecerró los ojos, observando cada uno de los movimientos de Jungkook. -. ¿Por qué escondes la foto?- su tono era acusador, con un dejo de burla-. Parece que no quieres que la vea-

-. ¿Esta foto? Para nada- respondió Jungkook con una risa nerviosa, llevándose la mano a la nuca, un gesto automático cuando los nervios lo traicionaban-. Solo pensé que no querría ver algo tan aburrido como eso-

Pero Jimin no apartó la mirada, claramente intrigado. Mientras sorbía lentamente la sopa, lo observaba con esos ojos escrutadores que parecían desentrañar secretos-. No me engañes, Jeon. Ya la vi. Y no me digas que es algo aburrido... Esa foto parecía una escena sacada de una película de época. Con coronas, vestidos y trajes medievales-

-. Bueno...- Jungkook forzó una sonrisa-. Es solo que a mi familia le gusta... disfrazarse. Ya sabe, una especie de tradición divertida-

-. ¿Disfrazarse?- repitió Jimin, claramente incrédulo, pero no hizo más preguntas de inmediato. Observó el portarretrato ahora boca abajo y luego volvió a mirar a Jungkook, como si intentara conectar piezas sueltas en su cabeza. Finalmente, bufó con desgano. -. Tu familia debe ser... peculiar, por decir lo menos-

-. Sí, algo así- murmuró Jungkook, intentando que su voz sonara despreocupada, aunque sentía el sudor frío correr por su espalda.

Jimin lo miró un momento más, como si no terminara de creerle. Luego, con un gesto casi desinteresado, volvió a concentrarse en su sopa.

-. Aunque debo admitirlo- continuó Jimin con voz algo más suave-. Al menos eso explica un poco tu carácter... impredecible. Siempre pareces traer algún problema encima. No me sorprendería que tu familia también sea igual de... problemática-

Las palabras de Jimin le atravesaron el corazón como una daga más de lo esperado, volvió a recordar que para Jimin solamente era alguien problemático y que no hacia bien las cosas, pero Jungkook simplemente se encogió de hombros, sonriendo con ligereza. -. Podría decirse que sí-

Pero por dentro, sus pensamientos eran un caos. Si supiera la verdad... si supiera lo que significa realmente esa foto. Cerró los ojos por un instante, conteniendo la oleada de frustración que siempre aparecía al recordar lo que representaba para su familia y lo que realmente escondía tras esa fachada de "tradición divertida".

Por ahora, dejaría que Jimin pensara lo que quisiera. Lo último que necesitaba era que su jefe quien ya lo consideraba una fuente de irritación constante comenzara a sospechar más de la cuenta. Jimin no necesitaba saber que lo que él llamaba un "disfraz" era, en realidad, parte de algo mucho más grande... y que Jungkook estaba, lo quisiera o no, en el centro de todo.

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