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04

Jungkook estacionó su auto en el edificio donde vivía y soltó un profundo suspiro antes de bajar. Miró su reloj: era tarde. Había pasado más tiempo del previsto desahogándose con sus amigos, contándoles sobre la ilusión que se había hecho durante el fin de semana. A pesar de sus intentos por distraerse, no podía dejar de pensar: ¿Será que algún día Jimin podrá mirarme de otra manera? Esa sola idea lo hacía soñar despierto. Si Jimin llegara a amarlo, aunque fuera un poco, él se encargaría de hacerle sentir como la persona más importante del mundo. Lo trataría como un rey, como realmente lo merecía. Pero, para su desgracia, la realidad lo golpeaba una y otra vez, recordándole que esas fantasías no eran más que eso: sueños inalcanzables.

Sacudiendo la cabeza para despejarse, caminó por el estacionamiento en dirección a los elevadores. Sin embargo, sus oídos captaron voces a lo lejos. Frunció el ceño y detuvo sus pasos. Una de las voces era inconfundible: Jimin. El pelinegro se giró hacia donde provenían los murmullos, notando que estaban escondidos detrás de un muro cercano. Aunque lo pensó por un segundo, no pudo resistir la curiosidad y cerró los ojos para activar uno de sus sentidos de Myuin. Al abrirlos, su aguda visión le permitió atravesar el muro, revelándole la escena: Jimin estaba allí, junto a un hombre que parecía alterado y agresivo.

Jungkook contuvo el aliento, observando cómo el extraño alzaba la voz. Sin perder tiempo, también agudizó su oído para escuchar la conversación.

-. Por favor, Jimin. Solo ayúdame una vez más- insistió el hombre, con un tono que era mitad súplica y mitad amenaza.

Jungkook notó la tensión en Jimin, quien retrocedió un paso con evidente miedo.

-. Kyung-Jae, ya no puedo- respondió el menor, con la voz temblorosa-. Te di todo lo que tenía, incluso mi salario del mes pasado. También necesito dinero para mis gastos, no puedo seguir ayudándote-

Kyung-Jae, visiblemente molesto, negó con la cabeza antes de sujetar los hombros de Jimin con fuerza, sacudiéndolo-. ¡Tú no necesitas dinero! ¡Pídeselo a tu abuelo!- insistió, suavizando el tono de voz con falsa dulzura-. Cariño, no me dejes en esta situación. Ayúdame, ¿Sí?-

Jimin bajó la mirada al suelo, indeciso, y tras unos segundos negó de nuevo-. No puedo. Lo siento, Kyung-Jae, pero no te voy a dar ni un centavo más. Además, mi abuelo no me dará dinero si sabe que es para ti- confesó con firmeza, aunque su tono seguía cargado de nerviosismo.

Fue entonces cuando el hombre, furioso, sacudió con más fuerza a Jimin, haciendo que su cabeza golpeara contra el muro.

-. ¡Eres un maldito inútil!- rugió, sin ningún rastro de la dulzura anterior-. Nunca debí comenzar una relación contigo si no ibas a serme útil-

Jungkook apretó los puños al ver aquello, conteniendo a duras penas su instinto protector. Pero lo que sucedió después lo desbordó por completo.

-. ¡Te voy a golpear hasta que entiendas!- gritó Kyung-Jae, levantando la mano con intención de golpear a Jimin.

Jimin cerró los ojos con fuerza, preparándose para el golpe, pero este nunca llegó. En su lugar, un potente rugido llenó el aire. Al abrir los ojos, lo que vio lo dejó sin palabras.

Jeon Jungkook estaba allí, sujetando con firmeza la muñeca de Kyung-Jae antes de que este pudiera siquiera tocarlo. La mirada del pelinegro estaba oscurecida, casi salvaje, y su fuerza aplastante dejó al agresor completamente paralizado.

-. ¿Qué demonios crees que estás haciendo?- gruñó Jungkook, su tono bajo pero cargado de ira contenida.

Kyung-Jae soltó un quejido de dolor al sentir cómo la presión de la mano de Jungkook aumentaba sobre su muñeca, arrancándole un grito ahogado. El rostro de Jungkook reflejaba pura furia, y su instinto animal no hacía más que avivar las llamas de su ira.

-. ¿Te crees muy hombre para levantarle la mano?- rugió con voz grave y severa, cargada de peligro.

Jungkook dio un paso hacia adelante, inclinándose ligeramente, lo suficiente para que su imponente estatura lo eclipsara por completo. Kyung-Jae, ahora encogido y claramente intimidado, parecía un niño frente al hombre que tenía delante.

-. Sí tienes tantas ganas de golpear a alguien, inténtalo conmigo- desafío Jungkook, sus ojos destilando una ferocidad que hizo que el otro hombre palideciera

El aura dominante qué lo rodeaba era suficiente para cualquiera se diera cuenta de que no era alguien con quien jugar.

Jimin observaba la escena con los ojos muy abiertos, su cuerpo aún pegado al muro mientras trataba de procesar lo que estaba ocurriendo. Su corazón latía con fuerza, pero esta vez no era solo por el miedo que había sentido instantes antes, sino por la intensidad con la que Jungkook lo protegía.

El pelicastaño llevó una mano temblorosa a su pecho, intentando calmarse. La manera en que Jungkook se plantaba con autoridad, su voz firme y su mirada cargada de ira, lo dejaba sin palabras. Nunca había visto a su subordinado así, tan imponente, tan feroz. Era aterrador, sí, pero también... profundamente reconfortante, nadie lo había defendido. Tenía tan mala suerte que sus ex novios siempre resultaban ser abusivos, tóxicos y obsesivos y casi siempre resultaba golpeado por alguno de ellos, pero esta era la primera vez que alguien lo defendía, y ese era nada más y nada menos que su subordinado que más lo irritaba y que más regañaba.

¿Por qué está haciendo esto por mí?, pensó Jimin, incapaz de apartar los ojos de él.

Cuando Jungkook habló nuevamente, el tono profundo y amenazante en su voz hizo que un escalofrío recorriera su espalda. Y entonces lo entendió: Kyung-Jae, el hombre que lo había amenazado y maltratado, no tenía poder alguno en ese momento.

-. Señor Jeon...- murmuró en un susurro apenas audible, sus labios temblando por la mezcla de emociones que lo embargaban.

Jungkook estaba controlado con todas sus fuerzas de que sus partes Myuin salieran a la luz: como sus garras, cola y orejas, pero eso era demasiado difícil por lo enojado que estaba. Kyung-Jae pudo observar como los ojos del hombre frente a él cambiaban a un color carmesí intenso, eso lo asustó tanto que por poco se desmaya, Jungkook acercó su rostro al de él y soltó un gruñido para usar sus poderes de manipulación en él.

-. No vuelvas a buscar a Jimin, haz como si nunca lo hubieras conocido, vete- susurró para que Jimin no lo escuchara y lo soltó bruscamente haciendo que cayera al suelo, el hombre lo observó horrorizado y salió corriendo

Jungkook inhaló profundamente, tratando de calmar el fuego que ardía en su interior. Cerró los ojos por un momento y, al volver a abrirlos, el brillo carmesí que había tomado su mirada desapareció, dejando al descubierto un gesto más sereno, aunque aún cargado de preocupación. Se giró lentamente hacia Jimin, quien parecía atónito, inmóvil como si su mente estuviera intentando procesar lo que acababa de ocurrir.

-. ¿Está... Está bien, señor Park?- preguntó Jungkook, su voz baja y llena de un cuidado genuino. Sus ojos recorrieron rápidamente el rostro del mayor, buscando cualquier signo de daño. Si fuera por él, lo envolvería en un abrazo protector, le susurraría que todo estaba bien y que nunca más permitiría que alguien lo lastimara. Pero se contuvo.

Jimin parpadeó varias veces, todavía con la espalda contra el muro. Su mirada se fijó en Jungkook, tratando de encontrar palabras que no llegaban. ¿Era real lo que acababa de presenciar? ¿Su subordinado, siempre tan educado y reservado, había mostrado una faceta tan intensa y sobreprotectora? Su corazón latía con fuerza, pero no sabía si era por el miedo que había sentido momentos antes o por algo más que apenas comenzaba a entender, ya que nunca nadie lo había salvado de una golpiza, lo hacía sentir extraño.

-. S-Sí... estoy bien- respondió finalmente, su voz algo temblorosa, pero audible. Se mordió el labio, bajando la mirada al suelo por un instante antes de levantarla nuevamente. -Yo... debo agradecerle por lo que hizo. De verdad, gracias, señor Jeon- agregó, su tono cargado de timidez.

Jungkook se quedó momentáneamente aturdido. ¿Jimin estaba agradeciéndole? Su jefe, siempre tan distante, con su actitud fría e inaccesible, acababa de darle las gracias. Y no como una formalidad, sino con una sinceridad que lo dejó sin palabras por un instante.

-. No tiene que agradecerme, señor Park- respondió al fin, intentando mantener la compostura, aunque la felicidad se reflejaba en su mirada-. Solo hice lo que cualquier persona haría... aunque debo decir que nadie debería tratarlo así. Si ese hombre vuelve a acercarse, por favor no dude en llamarme. No dejaré que le haga daño- agregó, su tono volviendo a ese matiz protector que ni siquiera intentaba ocultar.

Jimin lo observó, sorprendido por la determinación en las palabras de Jungkook. Había algo en él que lo desarmaba por completo, una calidez que contrastaba con la imagen salvaje y dominante que había mostrado momentos atrás. Se llevó una mano al pecho, donde su corazón seguía latiendo desbocado, y murmuró en un tono más suave:

-Lo tendré en cuenta... señor Jeon-

Y, por primera vez, Jimin se permitió mirarlo con algo más que simple indiferencia. Jungkook se dio cuenta en ese momento de que por primera vez no había esa mirada fría que siempre mostraba, eso hizo que su corazón latiera desenfrenado, esto era sorprendente ¿Acaso los dioses habían escuchado su súplicas después de tres años? Ojalá que así fuera, esperaba que nada de esto fuera un sueño.

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