─ Entonces, ¿no eres de aquí? ─La rubia negó suavemente, apoyando se costado a un lado de la puerta del "hogar" de Jennie─

Llevaban alrededor de quince minutos hablando fuera de la casa que había alquilado la castaña, con esta apoyada en la puerta y la rubia a un lado, de lejos aún se escuchaba la música alta de la fiesta.

Jennie subió su mirada, mordiendo su mejillas interna, no podía negar la atracción que sentía por la diferencia de estatura entre ambas, a pesar de usar tacos altos, la rubia seguía viéndose más alta y con esa vestimenta tan elegante comparada con el ambiente en el que acababan de salir, simplemente no podía quitarle la mirada de encima.

─ Soy de Australia, estoy aquí por... Ahm, de paso. ─Jennie asintió levemente─ puedo adivinar que tampoco eres de aquí, ¿Estoy en lo correcto?

─ ¡Correcto! Soy de Corea, mi idea era empezar de cero en un lugar y ambiente diferente... ─la castaña guardó silencio un momento, estaba tan animada hablando que casi revelaba la razón del por qué compró boletos de avión de manera impulsiva─ Aunque quizás no me quedé mucho tiempo, tengo responsabilidades allá, digamos que me tome unas pequeñas vacaciones. ¿Y qué hay de tí? ─La rubia simplemente la miro sin entender─ ¿Planeas quedarte mucho tiempo?

─ Oh, no, tuve unos problemas con mi tarjeta. El plan es irme cuando la desbloqueen ─Explicó insegura de qué tanta información estaba dando─ tengo mi trabajo en espera y la boda de mi mejor amiga.

─ Oh, entiendo entiendo.

Jennie guardó silencio un momento, la palabra "boda" se había vuelto un tabú en su mente, era difícil pensar con felicidad en un día tan hermoso como esos cuando te acaban de romper el corazón por ese mismo precioso y para ella, dañino motivo.

─ Creo que debo volver, ya es tarde.

─ Oh, claro, muchas gracias por acompañarme ─Rosé recibió una sonrisa gumosa y ojos cerrados como agradecimiento─ me gustaría invitarte un café o algo para agradecerte, hiciste mucho por mí al defenderme de ese tipo.

─ No te preocupes ─La rubia le sonrió levemente, negando con su cabeza─ es lo menos que puedo hacer si veo que están molestando a alguien.

─ Insisto, creo haber visto una cafetería por aquí cerca, podríamos ir un momento durante la semana, si no tienes problemas, claro.

─ Yo, sí, creo que estaría bien.

─ ¡Excelente! ¿Me darías tu número? Así coordinamos y vamos por ese café.

Jennie le extendió el teléfono, mirando a la rubia mover ágilmente sus dedos, grabando su contacto en pocos segundos.

─ Un gusto... ─Leyó el nombre del contacto. Que tontas, ni se habían presentado─ ¿Roseanne?

─ Park Roseanne, puedes decirme Rosé si te acomoda.

─ Encantada de conocerte Rosé ─le extendió la mano─ Kim Jennie, aunque realmente sólo suelen llamarme así.

Ambas rieron levemente, estrechando sus manos en un saludo amistoso, se miraron por unos momentos, miradas cruzadas y una sensación extraña recorriendo el cuerpo de ambas.

─ Ahm... Creo que debería...

Roseanne se regaño mentalmente, lamentándose por haber roto aquel momento tan extrañamente lindo por el que había estado pasando.

─ Oh, si, regresa con cuidado, ¡Nos vemos!

Ambas se despidieron con la mano, mirándose por más segundos de los que deberían, hasta que un ruido las alertó a ambas, un pequeño gato había salido desde una de las calabazas que estaban de decoración, pasando por enfrente de ellas. Volvieron a despedirse, esta vez Rosé dió media vuelta, volviendo al hogar de Wendy, Jennie por su parte apoyó su espalda en la puerta una vez estuvo adentro.

No sabía cómo explicar lo que sentía.

●●●

Yo acá relajada en mi cama haciendo el capítulo como si no tuviera que irme a trabajar en media hora