❀˖°「 Ꮯa̤̮℘ḭtʊʆꪮ 7 」°˖❀
[Narrador/a POV]
El sol apenas comenzaba a salir, bañando el cielo con tonos cálidos mientras un nuevo día despertaba. Chosen estaba sentado sobre una roca grande cerca de un lago, contemplando el reflejo del amanecer en el agua. En su mano tenía una pequeña piedra que lanzaba de vez en cuando al lago, viendo cómo rompía la superficie tranquila.
—¿Siempre tienes que ser tan melancólico por la mañana? —preguntó Dark detrás de él, con los brazos cruzados y un tono de burla en la voz.
Chosen ni siquiera volteó.
—¿Y tú siempre tienes que ser tan molesto? —respondió con calma, aunque una ligera sonrisa se formó en su rostro.
Dark se acercó, las botas resonando contra el suelo húmedo. Se dejó caer junto a Chosen, sentándose de manera desgarbada con los brazos apoyados en sus rodillas.
—No es mi culpa que siempre te encuentre haciendo lo mismo: mirando al agua como si estuvieras buscando respuestas ahí.
—Quizás lo hago porque aquí puedo pensar en paz... lejos de tus constantes comentarios —dijo Chosen, aunque su tono no tenía malicia.
Dark lo miró de reojo, arqueando una ceja.
—¿Y qué tanto piensas? ¿En lo que pasó ayer? ¿En Second?
Chosen negó lentamente con la cabeza y lanzó otra piedra al lago.
—Second puede cuidarse solo, aunque es algo torpe —murmuró, antes de voltear hacia Dark con una sonrisa ligera—. Estoy pensando en ti, en realidad.
Dark alzó ambas cejas, sorprendido por la respuesta. Luego, sonrió con suficiencia.
—¿En mí? ¿Es esto un intento de coqueteo tan temprano?
Chosen lo miró fijamente por un momento, sin responder, y luego se inclinó ligeramente hacia él.
—¿Y si lo es? —preguntó con un tono bajo, desafiante.
Dark se quedó en silencio por unos segundos, pero luego soltó una risa corta y se inclinó también hacia Chosen.
—Entonces deberías saber que no eres el único que sabe jugar ese juego.
Sus palabras salieron con un matiz sugerente, y su sonrisa se amplió cuando vio a Chosen rodar los ojos, aunque claramente divertido.
—Siempre tienes que tener la última palabra, ¿no?
—Siempre —respondió Dark, con una sonrisa satisfecha mientras se levantaba y le tendía una mano—. Vamos, ya es hora de movernos.
Chosen lo tomó de la mano y se levantó, sacudiéndose el polvo.
—¿Moverme a dónde? Apenas es temprano.
Dark lo miró con una sonrisa ladeada, esa que siempre parecía saber algo que Chosen no.
—A donde yo diga.
—Típico de ti —bufó Chosen, aunque no soltó la mano de Dark.
Juntos, se alejaron del lago, el aire entre ellos ligero, pero lleno de esa tensión constante que nunca terminaba de disiparse. Dark lo sabía, y le encantaba. Chosen lo sabía... y quizás no lo admitía, pero también le gustaba.
Era solo el inicio de un día, pero con ellos nunca había espacio para la calma total.
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Mientras caminaban, Chosen rompió el silencio con un tono pensativo:
—Second me preocupa un poco últimamente... —dijo, mirando al frente con el ceño ligeramente fruncido.
Dark, que caminaba a su lado con las manos en los bolsillos, lo miró de reojo, su expresión relajada cambiando apenas al escuchar el nombre.
—¿Por qué te preocupa? —preguntó Dark, aunque había una ligera rigidez en su voz.
—Es complicado —continuó Chosen, ignorando el cambio en el tono de Dark—. Lo he visto más... no sé, inquieto, como si tratara de cargar con todo él solo. Eso no es propio de él.
Dark bufó suavemente, desviando la mirada hacia el suelo.
—Second siempre ha sido el típico "chico perfecto", ¿no? Alegre, optimista... seguro que puede manejarlo.
—Eso espero —respondió Chosen, sin notar el creciente malestar de Dark—. Pero a veces, incluso los que parecen más fuertes tienen un límite. Solo espero que no pierda el control. Me gusta pensar que seguirá siendo ese chico alegre que todos conocemos.
Dark se detuvo de golpe, haciendo que Chosen también lo hiciera y lo mirara con sorpresa.
—¿Por qué te importa tanto? —preguntó Dark con una dureza en su voz que no intentó ocultar.
Chosen arqueó una ceja, confundido.
—¿A qué te refieres?
—A eso —respondió Dark, señalándolo con un gesto—. ¿Por qué te preocupas tanto por Second? No es como si fuera tu responsabilidad.
—¿Y eso qué tiene que ver? —Chosen cruzó los brazos, enfrentando la mirada de Dark—. Second es mi amigo, igual que tú. Es normal preocuparse por los amigos, Dark.
—¿"Amigo"? —repitió Dark, entrecerrando los ojos. Había algo en su tono, algo que delataba un destello de celos que intentaba disfrazar con desdén—. Hablas de él como si fuera algo más que eso.
—¿Qué estás insinuando? —Chosen lo miró con incredulidad, pero también empezaba a molestarse—. Esto no tiene nada que ver con eso.
Dark desvió la mirada, chasqueando la lengua con frustración.
—Solo digo que tal vez deberías enfocarte en otra cosa. Second puede arreglárselas solo. No necesita que estés ahí, preocupándote por él como si fuera un niño perdido.
—¿Qué te pasa, Dark? —Chosen frunció el ceño, claramente irritado ahora—. No estoy diciendo que lo voy a cargar en mis brazos ni nada por el estilo. Solo me importa que esté bien, ¿ok?
Dark apretó los puños dentro de sus bolsillos, pero no dijo nada. Su mandíbula estaba tensa, y había una sombra de enojo en sus ojos que intentaba disimular.
—Mira, no sé qué es lo que te molesta tanto —continuó Chosen, intentando calmar la situación—, pero Second no tiene nada que ver contigo y conmigo.
Dark lo miró finalmente, su expresión una mezcla de enojo y algo más que Chosen no logró descifrar.
—No estoy molesto —respondió Dark, aunque su tono decía lo contrario—. Solo... déjalo.
Chosen suspiró, cansado de la actitud de Dark, pero decidió no insistir más.
—Solo espero que Second no cambie —murmuró, más para sí mismo que para Dark—. Él siempre ha sido una luz para todos nosotros. Sería una lástima que esa luz se apagara.
Dark no respondió, pero su mirada oscureció. Había algo en esas palabras que lo molestaba profundamente, aunque no quería admitirlo ni siquiera para sí mismo. Sin decir nada más, aceleró el paso, dejando a Chosen unos pasos atrás.
Chosen lo observó irse, sacudiendo la cabeza con un suspiro.
—Siempre tan dramático... —murmuró, antes de apurarse para alcanzarlo.
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Chosen lo alcanzó, irritado por la actitud de Dark.
—¡Oye! —lo llamó, agarrándolo del brazo para detenerlo. Dark se giró bruscamente, su mirada encendida de enojo.
—¿Qué quieres ahora? —preguntó con frialdad.
—¡Quiero saber por qué te molesta tanto que me preocupe por Second! —espetó Chosen, apretando los dientes—. ¿Acaso no puedo preocuparme por mis amigos sin que tú te pongas como un imbécil celoso?
—¿Celoso? —Dark soltó una risa seca, aunque sus ojos delataban algo más que burla—. ¿Quién dijo que estoy celoso? Solo pienso que pierdes el tiempo con tonterías. Second no necesita que lo salves.
—¿Y tú qué sabes? —Chosen lo soltó con un empujón—. No puedes decidir en qué debo gastar mi tiempo o mis emociones.
Dark retrocedió un paso por el empujón, pero no cedió. Su enojo crecía con cada palabra.
—Lo que sé es que actúas como si él fuera el centro de tu maldito universo —gruñó, dando un paso hacia Chosen—. ¿Acaso él te importa más que... los demás?
—¿A qué estás jugando, Dark? —Chosen frunció el ceño, su voz teñida de frustración—. Esto no tiene nada que ver contigo, pero aquí estás, actuando como si sí.
Dark lo miró con una mezcla de ira y algo más profundo, algo que no podía controlar. Su respiración era pesada, sus puños estaban apretados. De repente, sin previo aviso, agarró a Chosen por el cuello de su camisa y lo empujó contra la pared más cercana.
—¿Por qué me haces esto? —gruñó Dark, acercándose tanto que Chosen pudo sentir su aliento caliente contra su rostro.
—¿De qué demonios hablas? —Chosen no se dejó intimidar, aunque su voz traicionó un leve temblor.
Dark lo miró fijamente, su ira desbordándose en cada palabra.
—Hablas de él, te preocupas por él... ¿y qué hay de mí? ¿Acaso no te importa lo que siento?
Chosen lo miró, sorprendido por la intensidad en la voz de Dark.
—¿Qué estás intentando decir, Dark? —murmuró, su tono ahora más suave, aunque sus ojos no dejaban de desafiar a los de Dark.
Dark apretó los dientes, luchando consigo mismo. Finalmente, se inclinó hacia adelante y, antes de que Chosen pudiera reaccionar, lo besó. No fue un beso suave ni delicado, sino uno intenso, cargado de emociones reprimidas.
Chosen abrió los ojos por la sorpresa, sus manos instintivamente empujando el pecho de Dark, pero la fuerza del momento lo dejó paralizado. Por un segundo, todo se detuvo: el calor del beso, la presión de los labios de Dark, y las emociones confusas que invadieron su mente.
Cuando Dark finalmente se apartó, ambos estaban respirando con dificultad. Chosen lo miró con los ojos muy abiertos, mientras Dark bajaba la mirada, sus mejillas encendidas, aunque el enojo seguía brillando en sus ojos.
—Eso es lo que siento, Chosen —murmuró Dark, con una voz rota que apenas ocultaba su vulnerabilidad—. Y si no lo entiendes, entonces eres más idiota de lo que pensaba.
Dark se dio la vuelta bruscamente, alejándose antes de que Chosen pudiera reaccionar.
Chosen se quedó inmóvil, su espalda aún contra la pared, su mente un torbellino de pensamientos y emociones. Se llevó una mano a los labios, aún sintiendo el calor del beso, mientras sus piernas temblaban ligeramente.
—¿Qué... demonios acaba de pasar? —susurró para sí mismo, tratando de procesar lo que acababa de ocurrir.
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Second se despertó con el cuerpo pesado y los músculos adoloridos. La actividad del día anterior le había pasado factura, y no estaba acostumbrado a esforzarse tanto físicamente. Con un suspiro, se levantó de la cama, apenas logrando abrir los ojos, que se sentían aún más pesados debido a las ojeras marcadas.
Se miró en el espejo del baño y se encontró con un desastre: su cabello estaba enredado, tan desordenado que ni siquiera recordaba cuándo había sido la última vez que se había pasado un peine. Intentó usar el cepillo, pero cada movimiento lo hacía detenerse por los nudos que se atascaban y jalaban con fuerza.
—Esto es imposible —murmuró con frustración, dejando el cepillo a un lado.
Sabiendo que no lograría resolver el desastre solo, fue en busca de ayuda. Encontró a Blue en la sala, organizando unos platos.
—Blue, necesito un favor —pidió Second, sosteniendo el cepillo en una mano y señalando su cabello con la otra.
Blue lo miró de arriba abajo, su ceja arqueada con evidente juicio.
—¿Cuánto tiempo llevas sin peinarte, Second? —preguntó, cruzando los brazos.
—No lo sé… —Second evitó la mirada de Blue, frotándose la nuca—. Unos días... o semanas, tal vez.
—¿Semanas? —Blue suspiró profundamente, sacudiendo la cabeza—. Por eso tienes esos nudos imposibles. ¿Cómo esperas que alguien te tome en serio si no te cuidas ni un poco?
—Ya lo sé, ya lo sé. Por eso te estoy pidiendo ayuda.
Blue negó con la cabeza, pero tomó el cepillo de sus manos, dispuesto a arreglar el desastre. Sin embargo, antes de que pudiera empezar, alguien tocó la puerta. Ambos se giraron hacia ella, algo sorprendidos.
Blue fue a abrir y, para sorpresa de Second, allí estaba Purple, de pie en el umbral. Su expresión era tímida, como si no estuviera seguro de estar en el lugar correcto.
—Oh, Purple, ¿qué haces aquí? —preguntó Blue, dejando el cepillo sobre la mesa.
—Vine... a pasar tiempo con ustedes —respondió Purple, su voz apenas audible, mientras bajaba la mirada.
Blue sonrió ligeramente y dio un paso atrás para dejarlo entrar.
—Perfecto, llegaste justo a tiempo. ¿Por qué no ayudas a Second mientras yo preparo el desayuno? —sugirió Blue, sin darle a Purple la oportunidad de negarse.
—¿Ayudarlo con qué? —preguntó Purple, mirando a Second, quien seguía sentado con el cabello en un desastre.
—Con esto —respondió Blue, señalando el enredado desastre en la cabeza de Second.
Purple lo miró durante unos segundos antes de asentir lentamente. Se acercó al sofá donde Second estaba sentado y tomó el cepillo.
—Supongo que puedo intentarlo...
Second se tensó un poco, sintiéndose extraño con Purple tan cerca, pero no protestó.
—Por favor, ten cuidado. No quiero quedarme calvo por esto —bromeó nerviosamente, tratando de aligerar el ambiente.
Purple soltó una pequeña risa, tímida pero genuina, mientras empezaba a pasar el cepillo con delicadeza.
Blue observó la escena desde la cocina, sonriendo para sí mismo mientras los dejaba a solas para atender el desayuno.
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Mientras Purple desenredaba con cuidado el cabello de Second, observó de cerca los rasguños en su rostro y en sus brazos. Con el ceño ligeramente fruncido, no pudo evitar preguntar:
—¿Qué te pasó?
Second suspiró, inclinando un poco la cabeza para facilitarle el trabajo.
—Ah, nada importante. Digamos que intenté patinar contigo, fallé miserablemente y terminé siendo atacado por el suelo —respondió con una sonrisa nerviosa—. Aunque, técnicamente, también es tu culpa.
Purple lo miró de reojo, confundido.
—¿Mi culpa? ¿Cómo sería eso?
—¡Claro! Tú eres el experto. Yo solo soy el novato que fue a hacer el ridículo —bromeó Second, encogiéndose de hombros.
Purple soltó una pequeña risa mientras continuaba pasando el cepillo por los mechones enredados.
—No puedo controlar lo que haces, Second. Si quisieras, podría enseñarte a patinar bien... pero tienes que comprometerte.
Second sonrió ampliamente.
—¿Es una invitación? Porque voy a tomarla en serio, eh.
Purple solo negó con la cabeza, evitando contestar directamente.
—Por cierto, ¿qué haces aquí tan temprano? —preguntó Second después de un rato, cambiando de tema mientras lo observaba por el reflejo de una ventana cercana.
Purple se detuvo un momento antes de responder, con un tono tranquilo:
—Cuando tengo el día libre, vengo siempre a visitarlos.
—¿Siempre? —Second arqueó una ceja, sorprendido—. ¿Y cómo es que nunca me había dado cuenta?
—Porque nunca estás aquí cuando lo hago —dijo Purple con una leve sonrisa.
Second se rió entre dientes, aprovechando la oportunidad para añadir en tono burlón:
—¿Y Orange sabe de estas visitas? Porque después de lo que pasó ayer, estoy seguro de que ni siquiera te quiere cerca de mí.
Purple soltó un suspiro, algo molesto, y le dio un pequeño golpe en el hombro con el cepillo, lo suficientemente suave como para que no doliera.
—No empieces con eso. Orange solo está exagerando... como siempre.
Second se llevó una mano al pecho, fingiendo estar herido.
—¡¿Exagerando?! Estoy seguro de que estaba a punto de planear mi funeral ayer.
Purple negó con la cabeza, aunque no pudo evitar reír ligeramente ante el drama de Second.
—Es una locura. Ni siquiera sé por qué Orange hace tanto escándalo. Es ridículo.
Second levantó las manos en rendición, con una sonrisa traviesa.
—Lo bueno es que al menos me tienes a mí para defenderte... aunque sea tu culpa que termine con rasguños.
Purple rodó los ojos, terminando de cepillar su cabello.
—Listo. Ahora sí pareces una persona decente, aunque no puedo hacer milagros.
Second se levantó y fingió posar como si fuera un modelo, provocando otra risa discreta de Purple. Al fondo, Blue los llamó desde la cocina:
—¡El desayuno está listo! ¡Si no vienen ahora, me lo como yo!
Ambos se miraron y caminaron hacia la cocina, dejando atrás las bromas... aunque Second no podía evitar sonreír al ver que Purple parecía un poco más relajado.
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Cuando Second y Purple llegaron a la cocina, se encontraron con el resto del grupo ya sentado alrededor de la mesa. Blue estaba sirviendo los platos con precisión mientras Green jugaba con su cuchara, aparentemente aburrido. Red y Yellow charlaban en voz baja, pero se detuvieron al ver entrar a los recién llegados.
Green fue el primero en romper el silencio, con una sonrisa traviesa en los labios.
—¡Mira nada más quién llegó! El gran héroe de los rasguños y su acompañante misterioso —dijo, lanzándole una mirada significativa a Purple.
Second suspiró y se dejó caer en una silla.
—¿Ya empezamos? Ni siquiera he desayunado.
—Es que no puedo evitarlo —respondió Green, apoyando los codos en la mesa y observándolo con picardía—. ¿Así que ahora pasas tus días con Purple, eh? No sabía que estabas tan interesado.
Second rodó los ojos, tratando de ignorarlo.
—No empieces, Green.
Pero, como era de esperarse, eso solo animó más a Green.
—Oh, vamos. ¿No me vas a contar cómo fue tu "cita" de patinaje? Aunque, por los rasguños, parece que no fue tan bien.
Purple, que estaba sentado al otro lado de la mesa, se cruzó de brazos y miró a Green con seriedad.
—No fue una cita.
Green levantó las manos en un gesto de inocencia exagerada.
—¡Claro, claro! Sólo dos personas compartiendo un momento especial, nada más.
Blue, que estaba sirviendo café, le dio un leve golpe en la cabeza a Green con la cuchara.
—Ya deja de molestar. ¿No ves que estás haciendo que ambos se incomoden? —dijo, aunque tenía una pequeña sonrisa en los labios.
—¿Incomodar? —Green fingió estar ofendido—. Yo sólo estoy diciendo lo que todos estamos pensando.
Second suspiró profundamente, llevándose una mano a la cara.
—Por favor, que alguien lo calle.
Red se inclinó hacia Yellow con una sonrisa divertida.
—Esto se está poniendo interesante.
Yellow negó con la cabeza, pero no pudo evitar reír.
Purple, que había estado en silencio, finalmente habló con un tono firme:
—Green, ¿no tienes algo mejor que hacer que inventar cosas?
Green se encogió de hombros, sin perder su actitud juguetona.
—Tal vez, pero es más divertido así.
Blue dejó un plato frente a Second y uno frente a Purple antes de sentarse.
—Bueno, ya basta. Coman antes de que esto se enfríe. Y tú, Green, usa esa energía para algo productivo por una vez.
Second miró a Purple, que parecía un poco molesto pero más tranquilo ahora que Green había dejado de hablar. Le dirigió una pequeña sonrisa de agradecimiento a Blue antes de comenzar a comer, tratando de ignorar las miradas curiosas de los demás.
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Mientras Second comía, no podía ignorar cómo Green seguía observándolo con una sonrisa burlona. Era como si estuviera esperando que él explotara o se pusiera más incómodo. Pero Second decidió que era hora de devolverle el favor. Dejó su cuchara a un lado y miró directamente a Green con una sonrisa astuta.
—Oye, Green, hablando de relaciones… ¿qué tal tu noche romántica con Blue? —preguntó con un tono despreocupado, aunque claramente planeaba algo.
La sonrisa de Green desapareció de inmediato, y Blue, que estaba bebiendo un sorbo de café, casi lo escupe de la sorpresa.
—¿Qué estás diciendo? —preguntó Green, con los ojos ligeramente abiertos.
Second apoyó un codo en la mesa y lo miró con fingida inocencia.
—Ah, nada. Solo que anoche todos escuchamos cómo Blue te llevó a su habitación a buscar "tu premio". ¿Qué fue? ¿Una cena a la luz de las velas o algo más... íntimo?
La cara de Green se puso roja como un tomate mientras todos en la mesa contenían la risa. Incluso Purple, que hasta ahora había estado serio, no pudo evitar esbozar una leve sonrisa.
—¡No fue nada de eso! —protestó Green, agitándose en su silla—. Sólo me estaba dando... algo que olvidé en su cuarto.
Red se inclinó hacia adelante, claramente disfrutando el momento.
—¿Ah, sí? ¿Y por qué tardaron tanto? Porque estuve a punto de dormir en el sofá por lo que sea que estaba pasando en esa habitación.
Blue, visiblemente incómodo, se cruzó de brazos y miró a Second con reproche.
—Second, no empieces.
—¿Yo? —Second fingió ofenderse, llevándose una mano al pecho—. Solo estoy diciendo lo que todos estábamos pensando.
Green frunció el ceño, claramente molesto, y señaló a Second con un dedo.
—Esto no se va a quedar así.
Second sonrió ampliamente, sintiendo que había ganado esta pequeña batalla.
—Lo espero con ansias, Green.
Blue suspiró mientras negaba con la cabeza.
—Todos ustedes son un desastre.
Purple, que hasta ahora había estado observando en silencio, miró a Second con una mezcla de incredulidad y diversión.
—Eres imposible, ¿sabes?
Second le guiñó un ojo.
—Solo me estoy defendiendo. Green empezó, yo solo terminé.
La risa general llenó la cocina mientras Green seguía murmurando algo inaudible y Red le daba unas palmadas en la espalda, claramente divirtiéndose a su costa. Blue, aunque molesto, no pudo evitar una sonrisa mientras recogía los platos vacíos.
Purple simplemente negó con la cabeza, pensando que tal vez, solo tal vez, Second encajaba perfectamente con este grupo de locos.
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Green no podía dejar que Second saliera tan fácilmente con la suya. A pesar de su vergüenza, algo dentro de él lo impulsó a devolver el golpe con una sonrisa desafiante. No pensaba que Second quedaría tan tranquilo después de su broma, y él no iba a ser la víctima.
—Oh, Second —empezó Green, levantando la mano como si estuviera a punto de hacer una revelación importante—, ¿te acuerdas de esa vez que te fuiste a dormir con la cara cubierta de crema para hidratarte? ¡Y te quedaste dormido en el sofá, con la mascarilla puesta, durante toda la película!
Todos se quedaron en silencio un momento, procesando la información. Second se tensó, al igual que Purple, que lo miraba sin saber si creerse lo que acababa de escuchar.
—¿De qué hablas? —preguntó Second, claramente incómodo.
—Oh, sí —siguió Green con una sonrisa burlona—. Y no te preocupes, también te vi cuando te levantaste con los pelos de punta, como si hubieras salido de una película de terror. ¡Fue tan gracioso!
Second se quedó sin palabras por un segundo, mirando a Green con incredulidad, mientras todos en la mesa no podían contener la risa. Blue intentó disimular su sonrisa, pero le fue imposible.
—¡Eso no cuenta! —Second intentó defenderse, pero su rostro rojo era suficiente prueba de que no podía negar lo que había pasado.
—Claro que cuenta. ¡Tienes más historias embarazosas que yo, Second! —Green siguió, con los ojos brillando de satisfacción—. ¿Qué tal cuando intentaste hacer pasta y terminaste quemando toda la cocina?
Purple, que al principio había estado serio, no pudo evitar soltar una risa. Era un espectáculo ver a Second tan avergonzado.
—Eso fue… —Second se quedó sin palabras—. ¡Eso fue culpa de la receta!
Green rió fuerte, satisfecho por haberle dado una lección a Second.
—¿Sabes, Second? Creo que estás perdiendo esta batalla. Y ahora que mencionamos cosas embarazosas, ¿te acuerdas de la vez que todos te encontramos llorando porque te habías quedado atrapado en tu propia chaqueta? —Green se cruzó de brazos, como si ya hubiera ganado.
Second se tapó la cara, claramente derrotado. Había sido un error meterse con Green.
—Te odio. —Second dijo, aunque su tono era más juguetón que realmente molesto.
Purple sonrió mientras observaba el intercambio. Era extraño, pero de alguna manera, eso lo hacía sentir más cercano a todos. De hecho, hasta se sentía cómodo en medio de toda esa locura.
—No te preocupes, Second. Todos tenemos nuestros momentos, incluso los más vergonzosos —dijo Purple con una sonrisa tranquila, pero notando que la tensión había disminuido un poco después de la broma de Green.
Second, aún avergonzado, se recostó en el sofá y suspiró.
—Nunca voy a vivir eso, ¿verdad?
—Nunca —respondió Green, con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
La risa continuó en la sala, y por un breve momento, todo se sintió normal, como si estuvieran simplemente disfrutando de una tarde juntos.
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Second se levantó del sofá, sacudiéndose el polvo invisible de su ropa y poniéndose una sonrisa astuta en el rostro. La burla de Green había sido divertida, pero ahora era su turno de dar un golpe bajo.
—Oh, Green, ¿quieres hablar de humillaciones? —dijo Second con una sonrisa desafiante.
Los demás se quedaron en silencio, esperando lo que Second iba a decir. Green levantó una ceja, sin saber qué esperar, pero no podía negar que un poco de preocupación comenzaba a asomarse en su expresión.
Second comenzó, levantando un dedo como si estuviera a punto de hacer una lista importante.
—¿Te acuerdas de la vez que intentaste hacer un "baño de vapor" en tu baño con la ducha cerrada para relajarte, pero terminaste inundando todo el pasillo? —dijo Second, mirando a Green con una sonrisa de triunfo.
Green se sonrojó de inmediato, frunciendo el ceño.
—¡Eso fue un accidente! —respondió rápidamente, tratando de justificarse, pero ya no podía evitar el malestar que se reflejaba en su rostro.
—Sí, sí, claro. Y también cuando intentaste cocinar esa receta súper gourmet de "pollo al estilo gourmet", pero te olvidaste de añadir la sal y lo llamaste "pollo a la sinfonía de la nada". —Second seguía, disfrutando ver cómo Green se ponía incómodo.
Green intentó interrumpir, pero Second no lo dejó.
—Y por supuesto, no puedo olvidar esa vez que Blue se ofreció a ayudarte a organizar tu habitación... y terminó encontrando tus colecciones de figuras de acción guardadas en tu cajón de la ropa interior. —Second se giró hacia Blue, quien había estado observando, con una sonrisa burlona—. ¿Te acuerdas, Blue?
Blue se ruborizó levemente, con una risa nerviosa.
—E-eso no tiene nada que ver, ¿vale? —Blue dijo rápidamente, pero la risa contenida de todos dejó claro que no iba a salvarse tan fácilmente.
Green miró a Second, ya completamente derrotado.
—Esto no es justo... —dijo Green, dándose por vencido. Pero Second no estaba listo para dejarlo ir tan rápido.
—¿Y qué tal esa vez que Blue trató de imitar a una "estrella de rock" en tu fiesta de cumpleaños? ¿Recuerdas cómo terminaste cantando mal con un micrófono roto mientras todos te grababan y publicaban tus "habilidades musicales"? —Second se giró hacia Blue con una sonrisa traviesa.
Blue, al escuchar eso, se llevó las manos a la cabeza.
—¡Esa fue una noche épica! —se defendió Blue, pero todos sabían que no podía evitar la risa incómoda que se le escapaba.
Second dejó escapar una carcajada, disfrutando ver cómo Green y Blue se sentían atrapados por sus propias historias embarazosas.
—No puedo creer que me haya dejado ganar tan fácilmente. —Second se apoyó de nuevo en el sofá, cruzando los brazos con satisfacción.
Green, aunque todavía algo avergonzado, no pudo evitar reírse también.
—Tienes razón... Esa fue una buena venganza.
Purple observó en silencio, viendo cómo la atmósfera volvía a relajarse después de la batalla de bromas. Aunque había sido una pelea de humillaciones, la risa se sentía ligera y natural, como si todo estuviera bien en ese momento.
—Bueno... ¿ahora qué? —dijo Purple, rompiendo el silencio.
Second sonrió ampliamente, sin ningún remordimiento.
—Ahora, disfrutemos del desayuno, ¿no? —dijo con un tono más relajado, mientras Green y Blue compartían una mirada cómplice, aceptando que las bromas y las humillaciones formaban parte de la vida entre amigos.
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Chosen estaba sentado en el borde del techo de la casa, mirando al horizonte mientras su mente no dejaba de regresar al momento en que Dark lo besó. La sensación del beso todavía estaba fresca en sus labios, ardiente, impulsivo, y lleno de una intensidad que no podía ignorar. A veces pensaba que todo entre ellos era solo una broma, una constante guerra de indirectas y coqueteos juguetones, pero algo había cambiado en ese beso. Algo que lo dejó con una sensación extraña en el pecho, mezclada con deseos no comprendidos.
Se pasó una mano por el cabello, mirando el cielo despejado. Sabía que lo que había hecho no era solo un juego. Aunque Dark había estado enojado, el beso había sido real. No era como los demás momentos en los que ambos se burlaban de todo. Esa vez había sido diferente, más profunda, más... personal.
—¿Qué estoy haciendo? —murmuró para sí mismo, sin saber si buscaba una respuesta o solo un escape para lo que sentía. La confusión lo invadía, pero también había una parte de él que anhelaba más. ¿Y si...?
Mientras Chosen pensaba en esas preguntas sin respuestas, Dark estaba en su habitación, dando vueltas sobre lo que había pasado. Se recostó en la cama, mirando al techo con los ojos entrecerrados. La irritación inicial había dado paso a una sensación extraña en su estómago. Había sido un impulso, sí, pero no era como los otros momentos de celos. Había sido un beso... genuino, un beso que no podía atribuir a simplemente querer "hacerle ver" lo que sentía.
Lo que más le desconcertaba era cómo había reaccionado después. No podía negar que había disfrutado de la sensación, pero... ¿Qué significaba todo eso? ¿Era solo por el impulso del momento o realmente estaba comenzando a ver a Chosen de una manera diferente?
—Maldita sea —dijo en voz baja, rodando sobre la cama con frustración. No estaba seguro de nada. Solo sabía que había algo más que no podía ignorar. Sin embargo, se sentía perdido. No era como si pudiera simplemente declararse a Chosen. Esa no era la forma en que funcionaban, ¿verdad?
De repente, la puerta de la habitación se abrió ligeramente, y Chosen apareció en el umbral, sus ojos vagando sobre Dark, que seguía mirando hacia el techo, aparentemente perdido en sus pensamientos.
—¿Estás bien? —preguntó Chosen con una leve sonrisa, aunque su tono era ligeramente preocupado. Había algo en el aire, algo que ambos podían sentir, pero ninguno sabía cómo abordarlo.
Dark levantó una ceja, sin mover mucho la cabeza, pero con una leve sonrisa.
—¿Tú qué crees? —respondió con tono sarcástico, pero sin malicia. De alguna manera, aunque ambos sabían que había algo raro entre ellos, ninguno se atrevía a hablarlo abiertamente.
Chosen se acercó un poco más, mirando a Dark, su mirada cargada de la misma confusión interna.
—¿No me lo vas a preguntar? —se atrevió a decir, casi en susurros, mientras Dark giraba un poco la cabeza para encontrarse con sus ojos.
La tensión aumentaba entre ellos, el silencio volviendo a llenar la habitación, mientras ambos intentaban entender qué significaba lo que acababa de pasar.
---
[Continuará...♡]
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