Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❀˖°「 Ꮯa̤̮℘ḭtʊʆꪮ 4 」°˖❀

[Narrador/a POV]

Second caminaba junto a Purple hacia su casa. El aire fresco de la tarde había logrado relajar un poco a Purple, aunque seguía sintiéndose incómodo con la actitud insistente de Second. Si bien le había gustado salir un poco, la idea de que Second intentara ser su terapeuta no le agradaba en absoluto. Lo último que quería era que alguien más se metiera en su cabeza y, mucho menos, el líder de su grupo.

Cuando finalmente llegaron, Purple sacó las llaves de su bolsillo, buscando abrir la puerta. Insertó la llave en la cerradura, girándola con cuidado, pero algo no funcionó. Frunció el ceño e intentó nuevamente, pero el pomo no se movía. Resopló con frustración y comenzó a girar la llave de un lado a otro, pero el resultado fue el mismo.

—¿Qué rayos...? —murmuró Purple mientras forzaba el giro de la llave.

Second lo observaba en silencio desde atrás, con una mezcla de curiosidad y preocupación. Purple, al no tener éxito, comenzó a golpear la puerta, esperando que su padre abriera desde adentro.

—¡Orange! —llamó, aumentando el volumen con cada golpe—. ¡Abre la puerta, soy yo!

Sin embargo, no hubo respuesta. La casa permanecía en completo silencio, y eso solo incrementó la frustración de Purple. Se cruzó de brazos y miró alrededor, como si buscara alguna señal de que su padre estaba cerca.

—¿Crees que salió? —preguntó Second, inclinando ligeramente la cabeza.

—No lo sé —respondió Purple, empezando a tocar la puerta con más fuerza—. Tal vez está dormido. Pero, ¿y si...?

Purple se detuvo, su mente llenándose de posibilidades que no quería explorar. Sacudió la cabeza, alejando los pensamientos oscuros, y volvió a tocar la puerta con un puño cerrado, esta vez con más desesperación.

—¿Orange? ¡Abre de una vez! —gritó con un tono urgente, mientras la puerta permanecía inamovible.

Second dio un paso adelante, levantando una mano para calmarlo.

—Oye, tranquilo. Déjame intentarlo —dijo con su característico tono positivo.

Purple lo miró por un segundo, todavía molesto, pero al final le pasó la llave con un gesto rápido.

—Adelante, suerte con eso —dijo en un tono seco, dando un paso atrás.

Second tomó la llave y la examinó con detenimiento antes de intentar insertarla en la cerradura. Giró con cuidado, pero la puerta seguía sin abrirse. Frunció los labios y empujó el pomo con algo más de fuerza, sin éxito.

—Bueno... —murmuró Second, retrocediendo un poco mientras se rascaba la nuca—. Parece que está atascada.

Purple bufó, cruzándose de brazos.

—Ya lo sé, genio. Por eso estaba tocando la puerta como loco.

Se acercó nuevamente y, esta vez, puso las manos sobre el marco de la puerta, como si estuviera evaluando su resistencia. Giró la cabeza hacia Second con una chispa de decisión en los ojos.

—Voy a tumbarla —anunció con seriedad.

Second alzó las cejas, sorprendido por la declaración.

—Espera, ¿qué? —preguntó, incrédulo—. ¡No es necesario llegar a eso!

Purple lo ignoró, tomando impulso y preparándose para cargar contra la puerta. Sin embargo, Second se apresuró a interponerse, levantando las manos para detenerlo.

—¡Espera, espera! —insistió—. ¡Tal vez hay otra solución! No necesitamos destruir la puerta de tu casa.

—¿Y cuál sería tu brillante idea? —replicó Purple con impaciencia, cruzando los brazos y mirándolo con una ceja arqueada.

Second se giró hacia la puerta, inspeccionándola como si estuviera buscando algún tipo de truco mágico que pudiera resolver el problema. Finalmente, solo intento abrir la puerta con la misma llave un poco más.

---

Purple ignoró por completo la sugerencia de Second y retrocedió unos pasos para tomar impulso. Sin mediar palabra, corrió con todas sus fuerzas hacia la puerta y chocó contra ella, provocando un estruendo que resonó por toda la entrada. La puerta apenas se movió, pero eso no detuvo a Purple, quien retrocedió nuevamente para intentarlo otra vez.

Mientras tanto, Second se concentraba en abrir la puerta de manera más tradicional. Ajustó la llave con cuidado, girándola lentamente mientras intentaba no perder la paciencia. Podía escuchar los golpes detrás de él, pero decidió ignorarlos y enfocarse en lo suyo.

—Solo un poco más... —murmuró para sí mismo mientras forzaba ligeramente el giro de la llave.

Por su parte, Purple no se rendía. Retrocedía, corría y volvía a embestir la puerta con su hombro. Aunque sentía el dolor acumulándose con cada golpe, su frustración lo mantenía firme en su objetivo. A medida que el sudor comenzaba a correr por su frente, Purple se preparó para un último intento. Retrocedió más que antes, inhaló profundamente y comenzó a correr con todo su peso hacia la puerta.

En ese momento, Second finalmente consiguió desbloquear la cerradura. Giró la llave por completo, escuchando el clic que indicaba que la puerta estaba abierta. Con una sonrisa de triunfo, empujó ligeramente la puerta, dejándola entreabierta.

—¡Lo logré! —exclamó Second, volviéndose para avisar a Purple.

Sin embargo, antes de que pudiera terminar de hablar, Purple llegó como un torbellino. No se detuvo al ver la puerta abierta y, al chocar contra ella, empujó a Second hacia atrás. Ambos perdieron el equilibrio y terminaron cayendo al suelo en una posición bastante comprometida: Second de espaldas y Purple encima de él, boca abajo.

El impacto dejó a ambos sin palabras por un momento. Second parpadeó, tratando de procesar lo que acababa de ocurrir, mientras sus manos, en un intento torpe por estabilizarse, terminaron posadas en la cintura de Purple. Purple, por su parte, tenía las manos apoyadas en el pecho de Second, intentando recuperar el aliento.

Por un segundo, sus miradas se cruzaron. Ninguno de los dos dijo nada, pero la cercanía era innegable. El silencio se volvió incómodo, y Second, nervioso, intentó apartar sus manos, pero eso solo hizo que sus dedos se deslizaran más por la cintura de Purple, haciéndolo tensarse.

—Esto... —comenzó a decir Second, con la voz apenas un susurro.

—¿Qué demonios...? —murmuró Purple, todavía con los ojos clavados en los de Second.

Antes de que pudieran continuar, un ruido de pasos interrumpió el momento. Ambos giraron la cabeza rápidamente hacia el sonido y vieron a Orange, quien acababa de entrar por la puerta con una expresión de confusión y molestia evidente.

—¿Qué están haciendo? —preguntó Orange, con una ceja levantada y los brazos cruzados.

Purple reaccionó de inmediato. Se levantó de golpe, apartándose de Second como si hubiera tocado algo caliente. Su rostro estaba completamente rojo, y evitó mirar a su padre.

Second, por otro lado, tardó un poco más en levantarse. Se apoyó en sus manos con dificultad, intentando no reírse por la situación. Cuando finalmente estuvo de pie, soltó una risa nerviosa y se sacudió el polvo de la ropa.

—Jeje... esto no es lo que parece, Orange —dijo Second, alzando las manos en un gesto de rendición mientras trataba de calmar la situación.

Orange cerró la puerta con un portazo y, sin dudar un segundo, se giró hacia Second con el ceño fruncido y los ojos llenos de furia. Caminó hacia él con pasos firmes y la voz alzada.

—¡¿Qué rayos estabas haciendo con mi hijo?! —le gritó, su tono lleno de una mezcla de indignación y celos.

Second dio un paso hacia atrás, levantando las manos en un intento de calmarlo. Su rostro palideció al ver la intensidad de Orange, y su sonrisa habitual desapareció por completo.

—¡N-nada! No es lo que parece, de verdad. Solo fue un accidente... —balbuceó nervioso, gesticulando torpemente mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas.

—¿Un accidente? —Orange dio un paso más hacia él, haciendo que Second se tensara—. ¡No me vengas con excusas! Yo vi perfectamente cómo estaban... ¿Qué intentabas hacer, eh? ¡¿Qué intenciones tienes con Purple?!

—¡Papá, ya basta! —interrumpió Purple, bajando rápidamente las escaleras e interponiéndose entre los dos. Su rostro estaba rojo, pero esta vez por la vergüenza y el enfado—. ¡Fue un accidente, no le hables así!

Orange alzó una mano, deteniéndolo.

—¡Tú no te metas, Purple! Estoy hablando con él.

—Pero yo soy el que estaba allí. Second no hizo nada malo. ¡Deja de culparlo!

Orange miró a su hijo por un momento, pero no bajó la guardia. Finalmente, Purple, frustrado, puso una mano en el pecho de su padre y lo empujó suavemente hacia atrás.

—Ya déjalo pasar, papá. No es gran cosa.

Orange resopló, claramente aún molesto, pero retrocedió un par de pasos, sin apartar los ojos de Second.

Second, que había estado conteniendo el aliento, tragó saliva con fuerza y miró a Purple con alivio.

—G-gracias por eso... —susurró Second, apenas audible.

Purple suspiró y cruzó los brazos, mirando a otro lado.

—Usa esto como excusa para no buscarme más, Second. Así evitamos problemas.

Second parpadeó, sorprendido.

—¿Qué? ¿Dejar de buscarte? Pero yo solo quiero ayudarte...

—No necesito tu ayuda —cortó Purple, su tono más frío de lo habitual.

Second bajó la mirada, claramente dolido, pero no dijo nada más.

Orange, que seguía con los brazos cruzados, se aclaró la garganta, rompiendo el silencio.

—¿Así que solo quieres ayudarlo? —preguntó, mirando fijamente a Second con una ceja alzada.

Second levantó la mirada y asintió rápidamente.

—Sí, sí, señor. No tengo malas intenciones con Purple, lo juro.

—Más te vale —gruñó Orange, estrechando los ojos—. Pero te advierto algo: no quiero que anden por ahí... demasiado pegados. Y nada de cochinadas, ¿me oíste?

Second se ruborizó al instante, alzando las manos en un gesto defensivo.

—¡¿C-cochinadas?! ¡Claro que no! Yo nunca haría algo así, señor.

Purple, completamente avergonzado, se llevó una mano al rostro y negó con la cabeza.

—Papá, por favor...

—¡Estoy hablando en serio, Purple! No quiero que este chico se tome demasiadas confianzas contigo.

Second asintió frenéticamente, tratando de calmar la situación.

—Lo entiendo, lo entiendo perfectamente. No quiero causarle problemas a Purple, se lo aseguro.

Orange lo observó en silencio por unos segundos más antes de resoplar y apartarse un poco.

—Espero que así sea. Pero te advierto, Second, estoy vigilándote.

Second tragó saliva nuevamente y asintió una vez más.

—Gracias por la confianza... supongo —murmuró, casi en un susurro.

---

Orange permanecía en silencio en la cocina, pero su rostro dejaba en claro que seguía molesto. Purple, en cambio, estaba rojo de rabia y, cuando escuchó los pasos de su padre alejándose, explotó.

—¡¿Qué demonios fue eso, papá?! —dijo, cruzando los brazos mientras lo miraba fijamente—. ¡No tenías derecho a tratarlo así!

Orange se detuvo antes de entrar completamente en la cocina, girándose hacia su hijo con una expresión tranquila pero desafiante.

—Solo estoy protegiéndote, Purple. Ese chico no puede andar haciéndose el listo contigo.

—¡No estaba haciendo nada! ¡Fue un accidente! —replicó Purple, claramente asqueado y frustrado.

Orange alzó las manos, como si intentara cerrar la discusión.

—Ya, ya. No exageres.

Purple resopló, girándose hacia el sofá donde Second ahora se había sentado.

Second había observado toda la interacción en silencio, intentando mantener una sonrisa nerviosa en su rostro. Cuando sus miradas se cruzaron, Second soltó una risita, claramente incómodo por lo sucedido.

—No puedo creerlo... —murmuró Purple, mirando a Second con el ceño fruncido—. ¿De verdad te parece chistoso?

Second alzó ambas manos en señal de disculpa, todavía con una sonrisa torpe en los labios.

—¡No, no, claro que no! Es solo que... bueno, tu papá es algo intenso.

Purple no respondió, su expresión seguía siendo seria. Al notar el silencio incómodo, Second carraspeó y se recargó en el sofá.

—En fin, pensé que podía quedarme un rato más, ¿te molesta?

Antes de que Purple pudiera responder, Orange salió de la cocina, secándose las manos con un paño y mirando a Second como si fuese una molestia más.

—Ya deberías irte, chico —dijo Orange, directo y sin rodeos—. Purple y yo tenemos algo importante que hacer.

Second se levantó del sofá con rapidez, alzando las manos en señal de rendición.

—Entendido, señor. Me voy. —Se giró hacia Purple con una sonrisa amigable—. Nos vemos luego, ¿vale?

Second extendió los brazos para despedirse con un abrazo, pero Purple retrocedió de golpe, mirándolo con los ojos entrecerrados.

—No. —Su tono era seco y cortante.

Second soltó una pequeña risa, más para aliviar la tensión que otra cosa, y bajó los brazos.

—Está bien, está bien. Sin abrazos entonces. Cuídense.

Con un gesto rápido, Second se dirigió a la puerta y salió de la casa.

El ambiente quedó en completo silencio por unos segundos hasta que Purple se giró hacia Orange, todavía irritado.

—¿Y a dónde vamos, entonces?

Orange sonrió de lado, casi satisfecho consigo mismo.

—A ningún lado. Solo era una excusa para que ese chico se largara.

Purple resopló, llevándose una mano al rostro.

—Deberías dejar de hacer esas cosas, papá.

Orange simplemente se encogió de hombros y se dirigió nuevamente a la cocina sin decir más. Purple se quedó quieto en la sala, sacudiendo la cabeza con frustración antes de suspirar profundamente.

—Gracias, supongo... —murmuró en voz baja antes de subir las escaleras hacia su cuarto, cerrando la puerta detrás de él.

---

Second llegó a casa con el cuerpo agotado, dejando caer su mochila al suelo mientras se dirigía al comedor. Allí encontró a sus amigos reunidos alrededor de la mesa, jugando una partida de Uno. Las risas y las bromas llenaban la habitación. Al verlo entrar, Red fue el primero en notarlo, pero antes de decir algo, Second dejó caer su cabeza contra la mesa con un golpe suave.

Green, que estaba a punto de colocar una carta, se detuvo y lo miró con curiosidad.

—¿Y ahora qué te pasa? —preguntó, arqueando una ceja.

Second soltó un suspiro cansado sin levantar la cabeza.

—Nada, solo estoy cansado de tanto caminar. Estuve con Purple, pero... no sé qué cosas le gustan ni qué cosas le incomodan.

Green dejó caer su carta para que Blue tomara su turno y cruzó los brazos, pensativo.

—Bueno, Purple no es exactamente el más comunicativo del mundo. Es difícil saber lo que quiere o cómo se siente.

Second finalmente levantó la cabeza, mirándolo con algo de interés.

—¿Y qué le gusta? Quiero intentar hacerlo sentir un poco más feliz.

Green se apoyó en la mesa, tomándose un momento para pensar antes de responder.

—Le gustan los detalles. Cosas simples, pero significativas. También disfruta ir a lugares tranquilos, donde haya paz y flores. Ah, y le encanta patinar, además de tocar el violín.

Second asintió lentamente, procesando cada palabra mientras sus labios formaban una pequeña sonrisa.

—Perfecto... eso me ayuda mucho.

Mientras ellos hablaban, Red se inclinó hacia la mesa, notando algo brillante en la muñeca de Second. Frunció el ceño y señaló directamente la pulsera.

—Oye, ¿y eso? ¿Por qué llevas esa cosa puesta?

Second levantó la mano para mirar la pulsera. Era metálica, con un brillo peculiar que parecía cambiar bajo la luz.

—Ah, esto. —Se encogió de hombros—. No tengo idea. Chosen y Dark me dijeron que no me la quitara, pero no explicaron por qué.

Yellow, que había estado en silencio hasta ahora, miró la pulsera con cierto recelo.

—Eso suena un poco raro, ¿no crees?

Second negó con la cabeza, quitándole importancia al asunto.

—No lo creo. Parece una pulsera normal... aunque, bueno, sí, un poco más brillante de lo común.

Antes de que pudieran seguir discutiendo, un grito de victoria rompió el momento.

—¡Gané! —exclamó Blue, dejando caer su última carta sobre la mesa.

Todos aplaudieron su triunfo, aunque algunos más con desgano que otros. Green se inclinó hacia Blue con una sonrisa divertida.

—¿Quieres un premio o algo?

Blue lo miró con una mezcla de desafío y humor.

—Claro, mi premio está en mi habitación.

Sin decir más, Blue agarró a Green de la muñeca y lo jaló hacia las escaleras, ambos riéndose entre susurros mientras desaparecían en el pasillo.

En la mesa, los tres que quedaron intercambiaron miradas significativas, con sonrisas maliciosas en sus rostros. Red fue el primero en romper el silencio.

—No quiero dormir en esta casa.

Second y Yellow no tardaron en asentir, completamente de acuerdo.

—Ni yo —murmuró Yellow, cruzando los brazos.

Second dejó escapar una carcajada nerviosa.

—Bueno, al menos tienen buen humor... supongo.

Sin embargo, todos sabían que esa noche sería difícil ignorar los sonidos provenientes del segundo piso.

---

[Continuará...♡]

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro