❀˖°「 Ꮯa̤̮℘ḭtʊʆꪮ 14 」°˖❀
[Narrador/a POV]
Al día siguiente, Purple y Second comenzaron a tomar en serio su papel como “padres” de Misty. Desde temprano, Misty correteaba por la casa, moviendo sus orejitas con curiosidad y metiéndose en los rincones más inesperados.
—¿Dónde está ahora? —preguntó Second, levantando una almohada del sofá.
—No lo sé, pero juro que si vuelve a desaparecer, le pondré un cascabel —murmuró Purple, buscando debajo de una mesa.
Second soltó una risa suave.
—Como si eso fuera a detenerla. Es más rápida que nosotros dos juntos.
Justo cuando Second iba a revisar detrás del mueble, Misty salió disparada de debajo de la cama y corrió entre sus pies, provocando que Second casi perdiera el equilibrio. Purple la atrapó justo a tiempo antes de que pudiera meterse en otro escondite.
—¡Te tengo! —exclamó Purple, sosteniéndola con ambas manos. Misty movió sus orejitas y lo miró con sus grandes ojos de colores diferentes, como si no entendiera por qué la atrapaban.
Second se acercó y la acarició con cuidado.
—Misty, nos estás volviendo locos. No puedes desaparecer así —le dijo en tono divertido.
Misty solo olfateó su mano y después le lamió un dedo, como si se disculpara.
Purple suspiró y la apoyó contra su pecho.
—No sé por qué siento que cuidar de ti será más difícil de lo que pensamos.
—Tal vez porque tenemos que aprender a hacerlo juntos —dijo Second con una sonrisa, mientras se inclinaba hacia Misty y le daba un toquecito en la nariz.
Purple miró a Second, sorprendido por su respuesta.
—Sí… supongo que tienes razón.
Mientras tanto, Misty se acurrucó en los brazos de Purple, finalmente tranquila. Aunque aún les esperaba mucho trabajo con ella, por primera vez desde que la encontraron, Purple sintió que todo iba a salir bien.
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Justo cuando Purple y Second estaban disfrutando del raro momento de paz con Misty, la puerta se abrió de golpe. Red entró con una expresión seria y una hoja de papel en la mano.
—¡Aquí está! —anunció dramáticamente, agitando la hoja en el aire.
Second parpadeó.
—¿Aquí está qué?
Red le lanzó la hoja a la cara.
—¡La guía definitiva para criar un conejo!
Second atrapó la hoja justo antes de que se deslizara al suelo y la desplegó, solo para encontrarse con una lista increíblemente larga, con palabras subrayadas, anotaciones en los márgenes y hasta pequeños dibujos de conejos con expresiones de advertencia.
Purple se asomó por encima de su hombro.
—¿De dónde sacaste todo esto?
—Investigación, obvio —dijo Red con orgullo, cruzándose de brazos—. Ustedes dos no tienen ni idea de lo que están haciendo, así que me tomé la libertad de salvarlos antes de que terminen traumatizando a la pobre Misty.
Second leyó en voz alta algunos puntos de la lista:
—"Los conejos no deben comer demasiadas zanahorias, porque tienen azúcar." Espera, ¿en serio?
—"Nunca los bañes con agua, se pueden enfermar y morir." Oh…
—"Tienen que tener un lugar seguro donde esconderse porque son animales de presa y se estresan fácilmente."
Second levantó la mirada, notando cómo Misty, como si entendiera el punto, intentaba escabullirse debajo del sofá nuevamente.
Purple chasqueó la lengua.
—Eso explica muchas cosas.
Red continuó, quitándole la hoja de las manos a Second y señalando con su dedo cada punto mientras hablaba.
—Los conejos necesitan compañía, pero no los abracen demasiado fuerte o se van a asustar. ¡Tienen que cepillarla, pero con cuidado, porque su piel es delicada! Ah, y su jaula debe ser grande, con suficiente espacio para moverse. Y nada de encerrarla todo el día, necesita correr por la casa.
Purple miró a Misty, quien ahora estaba parada sobre sus patas traseras, observándolos con sus grandes ojos de colores diferentes.
—Parece más trabajo del que pensaba…
Second se rió.
—Yo pensé que solo era darle comida y abrazos.
Red puso los ojos en blanco.
—Sí, claro, y por eso vengo a salvarlos.
Second suspiró y dobló la hoja con cuidado.
—Bueno, gracias por la lista. Supongo que tendremos que tomarnos esto más en serio.
Purple asintió, mirando a Misty con una nueva comprensión.
—Sí… pero no será tan difícil, ¿verdad?
Justo en ese momento, Misty dio un pequeño salto y trepó hasta el hombro de Purple con una agilidad impresionante. Se quedó allí, perfectamente equilibrada, como si fuera un loro en vez de un conejo.
Red soltó una carcajada.
—Sí, claro. No será difícil.
Second y Purple se miraron, sabiendo que Red tenía razón. Cuidar de Misty sería un reto… pero al menos, no estarían solos en ello.
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Red tomó a Misty con suavidad, sosteniéndola con ambas manos mientras la acercaba a su rostro. Con una sonrisa burlona, empezó a hablarle en un tono exageradamente tierno.
—Ay, pobrecita Misty, ¿cómo es posible que te hayan tocado estos dos tontos como padres? —dijo, acariciándole la cabeza con un dedo—. No te preocupes, pequeña, si alguna vez necesitas escapar de ellos, yo te adopto.
Second puso las manos en la cintura, fingiendo indignación.
—¡Oye, somos buenos padres!
Red le lanzó una mirada escéptica mientras Misty movía sus orejitas.
—Ajá, sí, claro. Uno pensaba que los conejos vivían solo de abrazos y zanahorias, y el otro ya estaba dudando de si esto era demasiado trabajo. No me inspira mucha confianza.
Purple cruzó los brazos y alzó una ceja.
—Tú ni siquiera tienes una mascota, ¿cómo sabes tanto?
Red sonrió con suficiencia.
—Porque a diferencia de ustedes, yo investigo antes de lanzarme a hacer cosas.
Second puso los ojos en blanco.
—Oh, perdón, señor "experto en conejos". ¿También nos vas a decir cómo debemos hablarle?
Red asintió, sin perder la compostura.
—Claro, los conejos responden mejor a tonos suaves y pacientes. Si los tratas con demasiada brusquedad, pueden asustarse o volverse ariscos.
Purple miró a Misty, quien lo observaba con sus grandes ojos desiguales.
—Eso explica por qué siempre se esconde cuando Second la agarra de sorpresa.
—¡Oye! —protestó Second—. Solo quiero darle amor.
Red soltó una carcajada y volvió a dirigir su atención a Misty.
—Ves, pequeña, este es el problema de tus papás. Uno es un atolondrado que actúa sin pensar y el otro es un indeciso que no sabe en lo que se metió. Si quieres, puedes venir conmigo y te trataré como la princesa que eres.
Misty movió su naricita y se acurrucó en las manos de Red, disfrutando del calor.
Purple suspiró.
—Creo que Misty ya tiene un favorito.
Second puso cara de fastidio y extendió las manos.
—Bueno, basta de adoctrinar a nuestra hija. Dámela.
Red rió y, con cuidado, le devolvió a Misty a Second, quien la sostuvo con más delicadeza esta vez.
—Hablando en serio —dijo Red—, Misty es adorable, y me alegra que al menos se estén esforzando. Pero si necesitan ayuda, no duden en llamarme.
Purple asintió, mientras Second observaba a Misty, quien ahora jugueteaba con sus dedos.
—Gracias, Red —dijo Second—. Pero no te emociones, sigue siendo nuestra hija.
Red puso las manos en alto, fingiendo inocencia.
—Sí, sí, por ahora…
Purple suspiró, pero no pudo evitar sonreír. Cuidar de Misty sería un reto, pero al menos, con Red cerca, siempre tendrían a alguien que los molestara… y los ayudara en el proceso.
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Red, con su típica actitud juguetona, miró a Second y Purple, y soltó una sonrisa pícara.
—Oye, ¿alguna vez pensaron en ser pareja? —preguntó, dejando caer la pregunta como si fuera lo más normal del mundo.
Purple lo miró con sorpresa, luego se cruzó de brazos y negó con la cabeza inmediatamente.
—¡No! No hay forma —respondió con rapidez, como si la sola idea lo asustara—. No me veo con Second de esa manera.
Second, por otro lado, se puso un poco más tenso, como si la pregunta lo hubiera hecho pensar por un momento. Sonrió de manera nerviosa, sin saber exactamente qué decir.
—Jaja, eso... eso fue un poco inesperado, ¿verdad? —dijo Second, rascándose la nuca mientras evitaba mirar directamente a Purple—. Pero bueno, no sé… podría ser...
Purple lo miró de reojo, arqueando una ceja, sin poder ocultar una pequeña incomodidad en su rostro.
—¿En serio? ¿Ahora tú también estás considerando eso? —dijo con un tono que se mezclaba entre sarcasmo y nerviosismo.
Red, observando la situación, no pudo evitar soltar una risa.
—Vaya, parece que hay algo más que solo una relación de "cuidadores de conejita". ¡Yo lo sabía! ¡Se miran con esos ojitos de... amorcito!
Purple le lanzó una mirada fulminante.
—¡No digas esas cosas! ¡Solo estamos cuidando de Misty!
Pero Second, aunque nervioso, no pudo evitar sonrojarse un poco, como si realmente la idea no fuera tan mala. Miraba a Purple de manera casi perdida, como si estuviera imaginando cómo sería, pero rápidamente se sacudió de esos pensamientos.
—Aún no estamos en eso... —dijo, sonriendo nerviosamente—. Solo estamos... bueno, criando a Misty. Eso es lo importante ahora.
Red, notando la reacción de ambos, continuó con una sonrisa traviesa.
—Está bien, está bien, no hace falta ponerse tan defensivos. Pero ya verán, un día o lo que sea, puede que ambos se den cuenta de que... no está tan mal.
Purple intentó desviar el tema, mirando a Misty, que jugaba tranquila en sus manos.
—Misty está empezando a entender que sus "padres" no son tan competentes como pensábamos.
Second, viendo a Misty, comenzó a reír nerviosamente.
—Bueno, lo estamos haciendo lo mejor que podemos, ¿verdad?
Red, que ya había dejado de hacer comentarios molestos, asintió con una sonrisa juguetona.
—Sí, sí, claro. Pero ya verán, chicos... a veces las cosas pasan de una forma que no planeamos.
Purple, aunque un poco avergonzado por la dirección que había tomado la conversación, no pudo evitar sentirse un poco más relajado. Tal vez Red solo estaba bromeando, pero una pequeña parte de él, aunque no quería admitirlo, se preguntaba qué pasaría si las cosas realmente fueran de otra forma.
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Yellow llegó como siempre con su energía arrolladora, y sin decir mucho, se lanzó hacia Red, levantándolo por la cintura con facilidad como si fuera un costal de papas.
—¡Vámonos, Red! —gritó con una sonrisa traviesa—. ¡Tengo cosas que hacer con este pequeño travieso!
Red, sorprendido y un tanto indignado, comenzó a patalear mientras Yellow lo levantaba sin esfuerzo alguno.
—¡Oye! ¡Bájame, Yellow! ¿Qué estás haciendo? —dijo, luchando por liberarse, pero sin éxito.
Yellow no dejó de sonreír y miró a los demás con cara de total inocencia.
—Nada, nada —dijo con una sonrisa burlona—. Solo... tenemos algunas cosas sucias que hacer. ¿Verdad, Red?
Red, aún suspendido en el aire, intentó protestar, pero su expresión lo delató: estaba completamente incómodo y nervioso, pero Yellow, como siempre, no parecía importarle en absoluto.
Second y Purple intercambiaron miradas, claramente sorprendidos por la escena, pero sin saber cómo reaccionar. Second solo pudo reír nerviosamente, como si no tuviera idea de cómo Yellow siempre lograba sacar a todos de balance.
—¿"Cosas sucias"? —preguntó Purple, con una mezcla de incredulidad y confusión, tratando de entender la broma—. ¿A qué te refieres, Yellow?
Yellow, sin perder el ritmo, se giró con Red aún en sus brazos.
—Nada que ver con lo que piensas, chicos —respondió con un tono travieso—. Solo vamos a hacer unos "asuntos privados". ¡Nadie se meta!
Red, visiblemente incómodo y un poco avergonzado, finalmente dejó de luchar y se cruzó de brazos.
—¡Yellow, por favor! ¡Deja de hacer el ridículo!
Pero Yellow, sin hacer caso a sus quejas, comenzó a caminar hacia un rincón más apartado, donde no podían verlos los demás.
—Tranquilo, Red —dijo Yellow con tono relajado—. No se va a hacer nada malo... bueno, solo cosas que tú y yo sabemos que tenemos que hacer.
Red puso los ojos en blanco.
—¡Por favor, Yellow, ya basta!
Purple miró a Second, quien parecía igualmente confundido por lo que acababa de pasar.
—¿Deberíamos... seguirlos? —preguntó Purple con un tono dubitativo, claramente sin saber si la situación requería alguna intervención.
Second simplemente sacudió la cabeza, sin poder dejar de sonreír.
—No te preocupes, lo de Yellow y Red... siempre es un espectáculo. —Luego miró a Purple y se encogió de hombros—. Probablemente estén bien.
Misty, por su parte, parecía no entender nada, mirando a los chicos con su habitual expresión curiosa, mientras comenzaba a masticar uno de sus juguetes.
Finalmente, Red y Yellow se alejaron, y la calma volvió al grupo. Pero la pequeña broma de Yellow dejó a todos algo más relajados y con una ligera sonrisa en sus rostros. Aunque, por dentro, Purple seguía procesando todo lo que había sucedido y las insinuaciones que había hecho Yellow.
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Misty, con su pelaje gris oscuro y sus ojos de diferentes colores brillando con picardía, aprovechó un descuido de Purple y Second para salir disparada como un rayo por la habitación.
—¡Misty, vuelve aquí! —exclamó Purple, lanzándose tras ella.
Second no tardó en seguirlo, aunque no podía evitar reírse ante la velocidad de la pequeña bola de pelos.
—¡Es más rápida que Red cuando le mencionan responsabilidades! —bromeó Second mientras esquivaba una silla.
La persecución los llevó por toda la casa, con Misty zigzagueando entre los muebles y metiéndose en los rincones más imposibles. En un intento desesperado por atraparla, Purple se lanzó hacia ella, pero Misty esquivó hábilmente, haciendo que Purple rodara por el suelo.
—¡Por favor, Misty! ¡No hagas esto más difícil! —rogó Purple, levantándose de inmediato.
Justo cuando Second pensó que tenía la ventaja y extendió las manos para atraparla, Misty dio un salto hacia el pasillo y chocó contra Green y Blue.
Green, que seguía cargando a Blue con cuidado, apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Misty se enredara entre sus piernas.
—¿Qué…? —Green miró hacia abajo, viendo a la conejita mirándolo con inocencia antes de salir corriendo otra vez.
Blue, medio recostado en los brazos de Green, frunció el ceño con confusión.
—¿Qué fue eso...?
Antes de que Green pudiera responder, Second y Purple llegaron corriendo y se detuvieron en seco al verlos.
—¡Lo siento! ¡Pasamos a toda velocidad! —dijo Second entre risas.
—¿Por qué tienen una mini bestia descontrolada suelta en la casa? —preguntó Green con calma, apretando a Blue contra él como si Misty pudiera atacarlo en cualquier momento.
—Es Misty… y es más rápida de lo que esperábamos. —Purple suspiró, claramente frustrado.
Blue levantó la mirada hacia Green con una expresión de ligera diversión.
—Tal vez deberías protegerme de la conejita… No quiero que me ataque.
Green, sin dudarlo ni un segundo, lo abrazó aún más fuerte y le acarició el cabello.
—No te preocupes, mi arándano, yo te protegeré de cualquier criatura salvaje, incluyendo a esa coneja fugitiva.
Second y Purple intercambiaron miradas, resistiendo la necesidad de reír.
—Lo bueno es que no le falta amor a Blue —susurró Second.
—Sí, Green lo trata como si fuera lo más valioso del mundo —agregó Purple con una leve sonrisa.
—Porque lo es —interrumpió Green sin siquiera voltear a verlos, aún enfocado en mimar a Blue.
En ese momento, Misty aprovechó que nadie estaba prestando atención para volver a correr. Second y Purple reaccionaron tarde, pero no pensaban rendirse.
—¡Debemos seguirla! —exclamó Second.
—Si no la atrapamos, esta será nuestra vida para siempre… —susurró Purple con resignación.
Y así, la cacería continuó, dejando a Green y Blue en su propio mundo mientras Misty mantenía su título de la criatura más escurridiza de la casa.
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Misty, en su incansable carrera por la libertad, corrió sin mirar a dónde iba y terminó chocando contra un par de piernas firmes. Se tambaleó un poco, aturdida por el impacto, antes de sacudir sus orejitas.
Al alzar la vista, sus grandes ojos desiguales se encontraron con la figura de Chosen.
Dark, que estaba a su lado, soltó una risa baja al ver la escena.
—Parece que alguien más perdió el control de su vida —comentó con diversión, cruzándose de brazos mientras observaba la pequeña criatura temblorosa.
Chosen le lanzó una mirada afilada. Sin decir una palabra, se inclinó y tomó a Misty en sus brazos con suavidad.
La conejita se removió un poco, pero Chosen la sostuvo con firmeza, acariciándole la cabeza con los dedos.
—Tranquila… —murmuró, casi en un susurro.
Dark arqueó una ceja.
—Vaya, no sabía que tenías ese instinto paternal —se burló, pero Chosen lo ignoró por completo.
Justo en ese momento, Second y Purple llegaron corriendo, sin aliento.
—¡Misty! —exclamó Second, aliviado.
Purple, en cambio, se detuvo en seco al ver quién tenía a la conejita. Su expresión se tornó seria.
Chosen los observó en silencio, luego bajó la mirada hacia Misty, que ahora estaba más calmada en sus brazos.
—¿Es de ustedes? —preguntó, aunque su tono sonaba más como una afirmación.
—Sí… y nos ha hecho correr como locos —respondió Second, recuperando el aliento.
Chosen miró a Misty un momento más antes de extenderla hacia Purple.
—Cuídenla mejor —dijo sin emoción.
Purple la tomó con cuidado, y Misty se acurrucó en su pecho, aparentemente agotada.
Dark observó la interacción con una sonrisa burlona.
—Y yo que pensaba que ustedes dos solo cuidaban problemas, no mascotas —comentó, provocando una mirada fulminante de Purple.
Second se rascó la nuca con una risa nerviosa.
—Bueno, Misty es… especial.
Chosen cruzó los brazos y miró a Purple fijamente.
—Más vale que no la pierdas de vista otra vez.
Purple apretó los labios, sosteniendo con más fuerza a Misty.
—No lo haré.
Hubo un breve silencio entre ellos antes de que Second tomara la iniciativa.
—Bueno, gracias por atraparla. Nos vemos luego…
Dark observó cómo se alejaban, una sonrisa de lado aún en su rostro.
—¿Sabes? Casi pareció que te preocupaste por ellos.
Chosen bufó.
—No digas estupideces.
Dark rió suavemente mientras caminaban en la dirección opuesta, dejando atrás a Purple y Second, que seguían sosteniendo a Misty con más cuidado que nunca.
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Chosen miró de reojo a Purple, quien aún sostenía a Misty en brazos. Con la misma expresión seria de siempre, decidió preguntar directamente:
—¿Así que tú y Second son novios?
Purple, que ya estaba algo tenso por la pelea entre Second y Dark, casi suelta a Misty del susto.
—¡¿Qué?! ¡No, no lo somos! —se apresuró a responder, negando con la cabeza.
Second, por su parte, sonrió con nerviosismo, sin decir nada de inmediato. Pero antes de que pudiera abrir la boca, Dark aprovechó la oportunidad para burlarse.
—¡Ajá! ¡Lo sabía! —se cruzó de brazos, con una sonrisa burlona—. Seguro que Second quiere, pero Purple es el que se hace el difícil.
Purple le lanzó una mirada fulminante.
—No inventes cosas.
Dark fingió ignorar su reacción y miró a Second con un gesto de complicidad.
—Dime la verdad, Second, ¿cuánto te ha costado enamorar a este cactus con patas?
Second, que había estado evitando la mirada de todos, finalmente suspiró, aún con una leve sonrisa.
—No sé de qué hablas…
Dark soltó una risa sarcástica.
—¡Por favor! Te vi mirándolo como si fuera la única persona en el mundo cuando estaban en la pista de patinaje.
Purple sintió cómo su rostro se calentaba y miró a otro lado, intentando concentrarse en Misty, que movía sus orejitas curiosamente.
—Ya basta, Dark —murmuró Chosen, aunque su tono no sonaba severo, solo cansado.
Dark se encogió de hombros, pero la burla seguía en su rostro.
—Solo digo la verdad.
Purple suspiró, tratando de recuperar la compostura.
—No somos novios. Y no vamos a serlo —dijo con firmeza.
Second no dijo nada, pero miró de reojo a Purple, con una expresión difícil de leer. Dark solo rió otra vez, claramente disfrutando la incomodidad de ambos.
—Lo que tú digas, florecita. Pero yo apuesto a que eso cambia pronto.
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Chosen se acercó a Purple con calma, sin apartar su mirada analítica de él. La forma en que Purple reaccionaba cada vez que alguien mencionaba su relación con Second, su manera de evitar ciertos temas… Había algo allí, algo que no cuadraba. Y a Chosen le daba curiosidad.
—Voy a robarme a tu novio un momento —anunció, mirando a Second.
Second, ocupado en su pelea amistosa con Dark, apenas le prestó atención y solo asintió con la cabeza.
—¡Claro, claro! Pero no lo maltrates, es sensible.
Purple fulminó a Second con la mirada.
—¡Oye!
Pero antes de que pudiera protestar más, Chosen ya lo estaba guiando un poco más lejos del grupo, caminando a paso tranquilo mientras Misty aún se acomodaba en los brazos de Purple.
Cuando estuvieron a una distancia prudente, Chosen finalmente habló.
—Tienes una historia, ¿cierto? —dijo sin rodeos, con su tono calmado pero directo.
Purple se tensó un poco.
—¿A qué te refieres?
—A ti. A la forma en que reaccionas cuando alguien habla de Second. A cómo esquivas ciertos temas. No es solo incomodidad… es algo más.
Purple apretó los labios y miró a otro lado. Misty movió sus orejas, como si también sintiera la tensión en el ambiente.
—No es asunto tuyo —murmuró Purple, con voz más baja.
Chosen no pareció sorprendido por la respuesta.
—Tal vez no, pero eso no quita que me dé curiosidad.
Purple suspiró, sin saber qué responder. Había partes de su pasado que prefería dejar enterradas, cosas que no quería recordar. Pero parecía que no podía evitar que los demás notaran los rastros que todavía quedaban en él.
—No quiero hablar de eso —dijo finalmente.
Chosen lo observó por unos segundos más, antes de asentir.
—Está bien. No te presionaré.
Purple se relajó ligeramente al escuchar eso, aunque aún sentía el peso de la conversación en su pecho.
Desde lejos, Dark y Second seguían peleando, riendo de vez en cuando como niños. Chosen echó un vistazo en su dirección y luego volvió a mirar a Purple.
—Pero si algún día quieres hablar… ya sabes dónde encontrarme.
Purple no respondió de inmediato, pero después de unos segundos, asintió levemente. No sabía si alguna vez se atrevería a hablar de todo lo que llevaba dentro, pero… era extraño pensar que alguien como Chosen pudiera notarlo tan fácilmente.
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Chosen miró a Purple con una pequeña sonrisa.
—Yo también tengo mi pasado y mi historia. No es tan fácil hablar de ello, pero a veces… compartirlo con alguien que entiende ayuda.
Purple lo miró de reojo, un poco sorprendido. No se esperaba que Chosen dijera algo así. Se quedó en silencio por un momento antes de asentir lentamente.
—Lo tomaré en cuenta.
Chosen no dijo nada más, simplemente le dio una pequeña palmada en el hombro y ambos comenzaron a caminar de regreso hacia el grupo.
Cuando llegaron, la escena que encontraron fue… caótica.
Second y Dark seguían peleando, pero ya no parecía solo un juego. Second tenía a Dark en una llave extraña, y Dark intentaba zafarse mientras gruñía como si su vida dependiera de ello.
—¡Déjate perder por una vez, Dark! —se reía Second.
—¡En tus sueños, Segundo!
Purple suspiró, preguntándose cómo Second tenía tanta energía todo el tiempo.
Chosen, sin dudarlo, alzó la voz con un tono tranquilo pero firme:
—Darkie, ya suéltalo.
Dark se congeló en el acto.
En menos de un segundo, su rostro pasó de su tono rojo normal a un rojo aún más intenso. Second aprovechó el momento de distracción para liberarse y reírse.
—¡Oh! ¡Eso sí que funcionó!
Dark fulminó a Chosen con la mirada, claramente avergonzado.
—No me llames así en público —gruñó, cubriéndose un poco el rostro con una mano.
Chosen solo alzó una ceja, divertido.
—Entonces no hagas que tenga que llamarte la atención en público.
Second y Purple se miraron, ambos conteniendo la risa. Misty, aún en brazos de Purple, movió sus orejitas con curiosidad, como si también se divirtiera con la escena.
—Bueno, bueno —intervino Second, recuperando la compostura—. Ya atrapamos a Misty, tuvimos una pelea, hicimos sonrojar a Dark… creo que ha sido un día productivo.
Purple suspiró, pero no pudo evitar sonreír un poco.
—Sí… supongo que sí.
---
Second se acercó a Purple con esa mirada brillante y traviesa que siempre tenía cuando quería algo.
—Oye, oye, Purple… —canturreó, inclinándose un poco para mirarlo más de cerca.
Purple levantó una ceja.
—¿Qué?
Second puso una expresión de niño caprichoso, moviéndose de un lado a otro como si le costara quedarse quieto.
—También quiero un apodo.
Purple parpadeó, confundido.
—¿Un apodo?
—¡Sí! Chosen le dice "Darkie" a Dark, pero yo también quiero un apodo especial —insistió Second, poniendo una mano en su pecho dramáticamente—. No es justo que solo él tenga uno.
Purple suspiró, ajustando a Misty en sus brazos mientras miraba a Second.
—No sé, ¿qué esperas que te llame?
Second sonrió de lado, inclinándose un poco más hacia él.
—Algo lindo, obviamente.
Purple sintió el calor subirle a la cara.
—No te voy a poner un apodo cursi.
Second puso un puchero.
—¿Ni un poquito?
—No.
Second puso una expresión exageradamente herida, llevándose una mano al corazón.
—¡Qué cruel! Y yo que cuido a nuestra hija Misty con tanto amor…
Purple negó con la cabeza, pero luego lo pensó un poco más. Miró a Second de reojo y murmuró:
—…Tal vez.
Second se iluminó.
—¿Tal vez qué?
Purple apartó la mirada, fingiendo desinterés.
—Tal vez… te ponga uno. Pero no ahora.
Second sonrió ampliamente, satisfecho con la respuesta.
—¡Lo esperaré con ansias!
Mientras tanto, Misty movía sus orejitas, como si entendiera lo que ocurría, y Dark y Chosen los observaban con una mezcla de diversión y curiosidad.
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Second, todavía emocionado por la idea de tener un apodo, se giró hacia Dark con una sonrisa traviesa.
—Oye, Dark, si Chosen te dice "Darkie", ¿tú qué apodo le tienes a él?
Dark, que ya estaba más calmado después de la burla, se cruzó de brazos y miró a Chosen de reojo con una sonrisa apenas visible.
—Le digo Cho.
Second soltó una risita.
—¿Solo "Cho"? Eso suena demasiado simple.
Dark alzó una ceja, con esa mirada de "sé más de lo que crees".
—A veces le digo Chosy, pero solo cuando estamos solos.
Chosen, que hasta ahora había estado observando en silencio, giró la cabeza lentamente para mirar a Dark con una expresión de advertencia.
—Dark…
Dark sonrió de lado, sin ningún rastro de arrepentimiento.
—¿Qué? ¿Acaso es mentira?
Second se cubrió la boca para contener la risa, mientras Purple, que seguía acariciando a Misty, miraba a Chosen con una mezcla de curiosidad y diversión.
—¿Te gusta que te diga así? —preguntó Second, sin poder resistirse.
Chosen suspiró, llevándose una mano a la cara.
—No es que me guste… simplemente Dark hace lo que quiere.
Dark se inclinó un poco hacia él, con una sonrisa burlona.
—Y tú nunca te quejas.
Second se dobló de la risa, mientras Purple sacudía la cabeza, sonriendo levemente.
—No sé quién de ustedes dos es peor —comentó Purple, mirando
---
Mientras Second seguía riéndose por la dinámica entre Chosen y Dark, este último decidió que ya era momento de contraatacar.
—Aunque bueno, Second, ya que tienes tanta curiosidad… —Dark sonrió con malicia, mirando de reojo a Chosen—. Hay otro apodo que solo me dice en las noches.
Chosen sintió un escalofrío en la espalda y se giró rápidamente hacia Dark con los ojos entrecerrados.
—Dark, no.
Pero Dark ya estaba disfrutando demasiado.
—¿Qué? Es verdad. En las noches me dice… papi.
Second se quedó en shock un par de segundos antes de soltar una carcajada, llevándose las manos a la cara.
—¡¿QUÉ?!
Purple también abrió los ojos con sorpresa y se cubrió la boca con la mano, pero una sonrisa divertida se le escapó.
—No esperaba eso…
Chosen, por su parte, se quedó helado, su rostro enrojeciendo al instante.
—Dark, te juro que si sigues hablando, esta será tu última noche.
Dark solo se encogió de hombros con satisfacción, cruzando los brazos.
—No es mi culpa que tengas tus momentos cariñosos.
Second apenas podía respirar de la risa, mientras Purple miraba a Chosen con una mezcla de respeto y diversión.
—No te imaginaba diciendo eso —comentó Purple, intentando contener una risa.
Chosen suspiró profundamente, como si estuviera reuniendo paciencia divina para no estrangular a Dark en ese instante.
—Ustedes no entienden.
—¡Oh, lo entendemos perfectamente! —dijo Second, todavía riéndose—. Y créeme, nunca lo olvidaremos.
Dark simplemente sonrió de lado, victorioso, mientras Chosen se cruzaba de brazos, resignado.
Misty, ajena a la conversación caótica, solo movió sus orejitas, acomodándose en los brazos de Purple.
---
Chosen, aún con las mejillas rojas, no se lo pensó dos veces y le dio un zape bien colocado a Dark en la cabeza.
—¡Oye! —se quejó Dark, sobándose mientras miraba a Chosen con fingida indignación—. ¿Era necesario?
—Demasiado necesario —respondió Chosen con seriedad, pero su rostro seguía ardiendo.
Second y Purple intentaban contener la risa, aunque Second lo hacía peor porque prácticamente se estaba doblando de la risa.
—Aww, pero si papi se pone agresivo~ —bromeó Second, imitando el tono burlón de Dark.
Dark le lanzó una mirada afilada.
—¿Quieres que también te dé un zape?
—No, gracias —Second levantó las manos en son de paz, pero aún con una sonrisa enorme en el rostro.
Purple, mientras tanto, miraba a Misty, acariciando sus orejitas mientras la conejita se acurrucaba en sus brazos.
—Bueno, al menos Misty no tiene que lidiar con estas cosas raras —murmuró, aunque no pudo evitar sonreír un poco al ver la dinámica entre los demás.
Chosen suspiró, intentando recomponerse, y luego miró a Dark con una ceja levantada.
—¿Terminaste con tu show?
Dark se encogió de hombros.
—Tal vez… por ahora.
Second y Purple se miraron antes de negar con la cabeza. Era imposible tomarse en serio a esos dos.
---
Chosen observó a Second con una sonrisa pícara, su mirada suave pero decidida.
—Deberías pasar tiempo con tu florecita —comentó, refiriéndose a Purple. A pesar de su tono burlón, había algo sincero en sus palabras, una sugerencia de que Second debía aprovechar esos momentos.
Second soltó una risa sarcástica, haciendo una mueca.
—Ah, claro, porque definitivamente no tengo un millón de cosas que hacer —respondió, su tono lleno de ironía mientras miraba a Purple, que estaba acariciando a Misty. —Alguien debería cuidar a la pequeña, ¿no?
Antes de que pudiera continuar, Dark intervino, con un brillo travieso en los ojos.
—Deja que yo me encargue de la conejita —dijo, extendiendo las manos como si fuera lo más natural del mundo.
Pero su "manera de cuidar" no fue precisamente la más suave. Tomó a Misty de manera brusca, levantándola de una forma poco cuidadosa. La conejita empezó a llorar en cuanto sintió el movimiento errático, sus pequeños ojitos comenzando a llenarse de lágrimas.
Purple, al ver lo que ocurría, se tensó al instante, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y enojo. Pero antes de que pudiera reaccionar, Red apareció como una flecha, corriendo hacia Dark.
—¡¿Qué haces?! —Red susurró, casi gritando, pero con una voz apenas audible para que Misty no lo escuchara. Sus manos se dirigieron rápidamente hacia Dark, dándole un zape en la nuca, más fuerte de lo que había planeado. —¡Cuidado con ella, tonto!
Dark, con una mueca de dolor por el golpe, se apartó un poco, mirando a Red con el ceño fruncido. Pero su tono cambió cuando se dio cuenta de lo que había hecho.
—Oye, oye… no era mi intención, solo la tomé… —intentó explicar, pero Red ya había tomado a Misty de sus brazos, abrazándola con suavidad para calmarla.
—¡¿A quién le enseñaron a cuidar animales?! —le susurró Red, casi entre dientes, mientras hacía un gesto hacia Dark, como si el error fuera más grande de lo que parecía.
Misty dejó de llorar gradualmente, pero aún estaba asustada, mirando con desconfianza a Dark mientras se acurrucaba en los brazos de Red.
—¿Ves lo que pasa cuando eres tan brusco? —dijo Red, poniéndose de pie con Misty entre sus brazos, esta vez mucho más tranquila.
Dark levantó las manos en señal de rendición, mirando a Red y luego a Second, con un suspiro.
—Está bien, lo siento. ¿Me dejarás intentar de nuevo? —preguntó, pero en su voz había un toque de humildad que nunca se escuchaba en él.
Second, con una sonrisa ladeada, miró a Dark.
—Solo si prometes no causar una crisis existencial en la conejita.
Purple suspiró aliviado mientras seguía acariciando a Misty, aliviado de que su pequeña amiga estuviera mejor.
—Esto es… un desastre —dijo Purple, riendo bajo.
Red, mirando a Dark con una expresión que claramente decía "no me hagas repetir esto", acarició la cabeza de Misty.
—Lo que necesitamos aquí es una lección de cómo cuidar conejos, no una clase de desastre en vivo —murmuró Red, mientras Dark se quedaba en silencio, mirando a Misty con algo de pena.
Second, por su parte, solo pudo reírse de la situación.
—Bueno, parece que hasta Dark necesita un poco de ayuda —bromeó, señalando a su hermano que aún estaba algo avergonzado por su torpeza.
Pero al final, todos sabían que la situación solo los unía más. Entre peleas, bromas y la preocupación por Misty, la pequeña conejita había logrado algo importante: unirlos aún más como un grupo.
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Purple, al ver a Red abrazando a Misty con tanta dulzura, no pudo evitar sonreír de manera divertida. Al recordar lo que había sucedido antes, miró a Red con una expresión traviesa.
—Oye, ¿no estabas con Yellow hace un rato? —preguntó Purple, con una ceja levantada y tono burlón—. ¿No iban a hacer... cosas sucias?
Red se sonrojó al instante, sin saber cómo responder. La alusión de Purple lo había tomado completamente por sorpresa. Trató de esconder su rostro detrás de Misty, como si eso pudiera salvarlo de la incomodidad.
—Eh… eso… eh, bueno, no es lo que piensas —murmuró Red, mirando nerviosamente a su alrededor. Sabía que la situación estaba tomando un giro incómodo, y lo último que quería era entrar en detalles sobre lo que él y Yellow planeaban hacer en privado.
Purple, al ver la reacción de Red, no pudo evitar reírse.
—Vamos, Red, no seas tan tímido. No nos vamos a meter en tus "asuntos sucios" —dijo entre risas, disfrutando del momento—. Pero no me digas que no te entusiasma la idea. ¡Mírate! Estás más rojo que una cereza.
Red se sintió aún más avergonzado y dio un pequeño empujón a Purple, sin realmente querer hacerlo. Miró hacia el lado, evitando el contacto visual.
—¡Deja de burlarte! —respondió, aunque con una pequeña sonrisa nerviosa—. Es solo que… bueno… no es como si todo el mundo tuviera que saber sobre eso.
Purple, al ver que su amigo estaba más incómodo de lo que había pensado, se calmó un poco, pero no dejó de sonreír.
—Está bien, está bien —dijo con tono amable, dándole un suave golpe en el hombro—. No te preocupes, no voy a hacer un gran asunto de ello… por ahora.
En ese momento, Dark, que había estado escuchando en silencio la conversación, no pudo evitar intervenir con una sonrisa pícara.
—¿Y tú qué sabes, Purple? —preguntó Dark, acercándose mientras aún sostenía a Misty. — ¿Quién dice que no está interesado en las "cosas sucias" también?
Purple se giró rápidamente hacia Dark, con una expresión de incredulidad en su rostro.
—¡¿Tú también?! —dijo, haciendo un gesto de horror fingido. —¿Qué es esto, una conspiración de bromas pesadas?
Second, que hasta ese momento había estado observando la escena con una ligera sonrisa, se unió a la conversación.
—Me parece que todos necesitamos un poco de privacidad, ¿no? —comentó Second, con tono juguetón, aunque algo protector—. Pero, por lo visto, las "cosas sucias" de Red y Yellow son un tema popular, ¿eh?
Red, finalmente, no pudo más y soltó una risa nerviosa.
—¡Esto no es lo que parece! —exclamó, alzando las manos en un gesto de rendición—. ¡Solo estábamos bromeando, nada más! ¡Nada de lo que piensan!
Misty, ajena a toda la conversación sobre "cosas sucias", se acurrucó en los brazos de Red, buscando refugio en la calidez que él le ofrecía. Mientras tanto, Purple, que ya había dejado de hacerle preguntas incómodas a Red, lo miraba con una sonrisa divertida.
—Está bien, Red —dijo en tono de burla—. Pero no me digas que no te divertiría escuchar un par de historias sobre esas "cosas sucias"… solo por curiosidad.
Red suspiró, rendido ante la imparable corriente de bromas que llegaban de todos lados. En ese momento, solo quería que todo el mundo dejara de hablar de eso y volviera a la normalidad.
—¡Ya basta! —exclamó, aunque no podía evitar sonreír. —Vamos, mejor cuidemos a Misty y dejemos de hablar de esas cosas.
Los demás lo miraron con sonrisas traviesas, pero decidieron finalmente dejar el tema de lado, al menos por un rato. Sin embargo, sabían que no sería la última vez que se tocaría el tema de "cosas sucias", porque en ese grupo, las bromas nunca faltaban.
Y mientras todo volvía a la calma, Misty, en su pequeño mundo, ya estaba comenzando a sentirse más tranquila en los brazos de Red, sin saber que había sido la estrella de una conversación llena de risas y bromas.
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[Continuará...♡]
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