❀˖°「 Ꮯa̤̮℘ḭtʊʆꪮ 12 」°˖❀
[Narrador/a POV]
El grupo finalmente llegó a la casa, todos jadeando y riendo después de la intensa carrera. Green entró primero, con Blue aún en su espalda, proclamando orgulloso:
—¡Ganamos! Sabía que no podías con nosotros, Red y Yellow.
Red, todavía subido en la espalda de Yellow, alzó las manos como si intentara defenderse.
—¡Eso no cuenta! Yellow se distrajo con una rama en el camino.
Yellow se giró para mirarlo, arqueando una ceja.
—No te distraje, tú decidiste que querías recoger una piedra para ‘recordar el momento.’
Los demás comenzaron a reír, pero la atención rápidamente se desvió hacia Second y Purple, quienes llegaron juntos, con Purple aún subido en la espalda de Second. Aunque no habían ganado, ninguno parecía muy preocupado por eso.
Second se giró hacia Purple y le sonrió.
—Bueno, creo que al menos no fuimos los últimos. ¿No crees? —comentó mientras bajaba a Purple con cuidado.
Purple, aún algo sonrojado por toda la cercanía durante el camino, simplemente asintió y bajó la mirada.
Mientras tanto, Chosen y Dark llegaron al final, con Chosen todavía riéndose y Dark luciendo un poco menos tenso, aunque con un leve rubor en las mejillas.
—¡Deberían agradecer que no me tomé esto en serio! —exclamó Chosen, mirando al resto del grupo con su típica actitud juguetona.
—Por supuesto —respondió Green con sarcasmo—, porque claramente Dark es el mejor vehículo de todos.
Dark le lanzó una mirada de advertencia, pero Chosen solo rió más fuerte, dándole unas palmaditas en el hombro como si quisiera tranquilizarlo.
Cuando todos entraron finalmente, dejaron sus cosas en la sala. Estaban agotados pero satisfechos con la divertida carrera.
Second, sin embargo, notó que Purple seguía un poco callado desde que bajaron de su espalda. Se inclinó hacia él mientras todos los demás hablaban y lo miró con suavidad.
—¿Estás bien? —preguntó en un tono bajo, asegurándose de no llamar demasiado la atención.
Purple lo miró rápidamente y asintió, aunque sus ojos aún reflejaban un leve cansancio emocional.
—Sí, solo... supongo que me siento algo fuera de lugar a veces. Pero está bien, gracias por preocuparte.
Second frunció el ceño por un momento pero decidió no insistir. En lugar de eso, le dio una ligera palmada en el hombro.
—Bueno, si necesitas algo, ya sabes que puedes decirme, ¿verdad?
Purple sonrió ligeramente, agradecido por la paciencia de Second, y finalmente ambos se unieron al resto, que ya estaba planeando la siguiente actividad para pasar el día.
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Chosen se dejó caer en el sofá junto a Purple con una sonrisa maliciosa en el rostro, cruzando los brazos como si estuviera evaluándolo.
—Así que tú eres el famoso "novio" de Second, ¿eh? —dijo con un tono juguetón, haciendo énfasis en la palabra "novio."
Purple, quien estaba intentando no destacar, casi se atraganta al escuchar eso. Se giró hacia Chosen con los ojos abiertos como platos.
—¡¿Qué?! No, no... no somos nada de eso. Second y yo no... —tartamudeó, mirando nervioso hacia el suelo mientras se sonrojaba intensamente.
Chosen rió suavemente al verlo tan incómodo, pero no con mala intención, sino con una pizca de curiosidad.
—Tranquilo, era una broma —le dijo, aunque sus ojos aún brillaban con picardía—. Aunque, tengo que admitir, ustedes dos se ven bastante bien juntos.
Purple apretó los labios, sintiéndose más avergonzado. No estaba acostumbrado a que alguien fuera tan directo, y mucho menos en un tema como ese.
—Yo... no soy muy bueno en estas cosas, socializando y eso —murmuró, mirando hacia otro lado mientras jugueteaba nerviosamente con sus dedos.
Chosen lo observó por un momento, notando cómo Purple parecía estar en su propio mundo, lleno de pensamientos. Su sonrisa se suavizó.
—Lo sé —respondió con un tono más relajado—. Pero, oye, no tienes que impresionarme ni nada. Solo quería conocerte un poco más, ya que mi hermano parece verte como alguien especial.
Purple alzó la mirada rápidamente al escuchar esas palabras.
—¿Second...? —murmuró, sorprendido.
—Por supuesto —dijo Chosen con un encogimiento de hombros—. ¿Crees que cualquiera puede hacer que Second se distraiga tanto como tú? Créeme, eso no pasa muy seguido.
Purple no supo qué responder. Una mezcla de emociones lo inundó: sorpresa, incomodidad, pero también algo de calidez. Antes de que pudiera pensar en una respuesta, Second apareció en la sala, notando la conversación entre ellos.
—Chosen, ¿qué estás haciendo? —preguntó, frunciendo ligeramente el ceño mientras cruzaba los brazos.
—Nada, solo conociendo a tu querido amigo —respondió Chosen con un tono inocente, aunque la sonrisa traviesa seguía en su rostro.
Second rodó los ojos y caminó hacia ellos, colocándose entre Purple y Chosen como si quisiera proteger a Purple de más comentarios incómodos.
—Bueno, ya lo conociste, así que déjalo respirar un poco, ¿sí? —dijo Second con un ligero suspiro, pero también con una sonrisa que mostraba que no estaba realmente molesto.
Chosen levantó las manos en señal de rendición y se puso de pie.
—Está bien, está bien. Me voy. Pero Purple, no te preocupes, eres de los buenos —dijo antes de guiñarle un ojo y salir de la sala.
Purple dejó escapar un suspiro de alivio, mirando a Second con una mezcla de gratitud y confusión.
—Lo siento por eso —dijo Second, sentándose a su lado—. Chosen puede ser... un poco intenso.
Purple negó con la cabeza.
—Está bien, creo que solo quería... asegurarse de algo, supongo.
Second lo miró durante un momento, como si quisiera decir algo más, pero decidió no presionarlo. En lugar de eso, sonrió suavemente.
—Si te molesta algo, siempre puedes decírmelo.
Purple solo asintió, aún tratando de procesar todo lo que había pasado. Pero en el fondo, no pudo evitar sentirse un poco más cercano a Second después de ese pequeño momento.
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Chosen y Dark se preparaban para irse, ya que la noche comenzaba a caer. Chosen estiró los brazos, dejando escapar un bostezo exagerado, mientras miraba a todos con una sonrisa despreocupada.
—Bueno, ya es hora de que nos vayamos. Hay cosas que hacer y planes que arruinar —dijo con su característico tono burlón, mirando a Dark con complicidad.
Dark asintió, acomodándose la chaqueta mientras lanzaba una mirada rápida a Second.
—Cuídate, Second. Y... mantén las emociones bajo control —dijo con seriedad, aunque su tono no sonaba duro, sino más bien preocupado.
Second asintió, agradeciendo el consejo con una leve inclinación de cabeza.
—Gracias por todo, Dark. Y... por la pulsera también, Chosen —respondió Second, su voz calmada pero con gratitud en cada palabra.
Chosen sonrió de lado y dio un par de pasos hacia él.
—Solo no la hagas parpadear de nuevo, ¿de acuerdo? Aunque debo admitir que fue interesante venir a buscarte como si fueras un niño perdido.
Second suspiró, pero una pequeña sonrisa se formó en su rostro.
—Haré mi mejor esfuerzo.
Chosen y Dark luego dirigieron su atención al resto del grupo.
—Nos vemos, chicos. Cuídense y... no hagan cosas de las que se puedan arrepentir —añadió Chosen, con una sonrisa divertida mientras lanzaba una mirada significativa hacia Purple y Second.
Purple, que estaba de pie al lado de Second, sintió sus mejillas encenderse al instante.
—¡N-no es como si...! —intentó replicar, pero Chosen ya se estaba alejando riendo.
Dark le dio una palmada en el hombro a Chosen, como pidiéndole que no molestara más, antes de mirar a los demás y dar una leve inclinación de cabeza.
—Nos vemos pronto.
Y con eso, ambos se dirigieron a la puerta. Antes de salir, Chosen se giró una última vez.
—Ah, y Purple... trata de relajarte un poco. Pareces un gato asustado todo el tiempo —dijo con un guiño antes de desaparecer junto con Dark en la noche.
Cuando la puerta se cerró, hubo un momento de silencio incómodo en la sala. Second miró a Purple, quien estaba claramente avergonzado por los comentarios de Chosen.
—Bueno... eso fue algo —dijo Second con una risa suave, intentando aliviar la tensión.
Purple simplemente asintió, tratando de no pensar demasiado en las palabras de Chosen, pero sintiendo que su corazón aún latía un poco más rápido de lo normal.
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Orange se levantó del sofá, sacudiéndose el polvo de las manos, y miró a Purple con esa mezcla de cariño y autoridad que siempre usaba cuando hablaba con él.
—Es hora de irnos, hijo. Va a empezar a nevar pronto, y no quiero que te resfríes por quedarte hasta tarde —dijo, cruzándose de brazos mientras lanzaba una mirada a Second, quien todavía estaba muy cerca de Purple.
Purple asintió, sabiendo que no tenía otra opción. Se giró para despedirse de los demás.
Primero abrazó a Red, quien le devolvió el gesto con una sonrisa animada mientras le decía que regresara pronto. Luego fue hacia Yellow, Green y Blue, quienes también le desearon un buen regreso a casa.
Cuando llegó el turno de despedirse de Second, Purple se quedó un momento en silencio, sin saber exactamente cómo actuar después de todo lo que había pasado. Pero antes de que pudiera decir algo, Second dio un paso adelante y lo envolvió en un gran abrazo.
—Cuídate mucho, Purple. Nos vemos pronto, ¿de acuerdo? —murmuró Second con suavidad mientras apoyaba la barbilla en el hombro de Purple.
Purple sintió cómo su corazón se aceleraba, pero logró corresponder el abrazo, aunque un poco más tímidamente. Cuando Second finalmente se separó, lo sorprendió dándole un suave besito en la frente.
Purple se quedó completamente rojo, sin saber dónde mirar, mientras Orange soltaba un suspiro exasperado al ver la escena.
—Ya, ya. Menos besos y abrazos, que el frío no espera —dijo Orange, abriendo la puerta con firmeza.
Second solo rió entre dientes mientras veía a Purple seguir a su padre hacia la salida.
—¡Hasta pronto, Purple! —dijo Second con una sonrisa brillante, agitando la mano para despedirse.
Purple se giró una última vez antes de salir y respondió con un tímido:
—Hasta pronto...
Y con eso, él y Orange desaparecieron en la noche, dejando a Second y los demás en la cálida casa, aunque Second no podía evitar sentir que el lugar se sentía un poco más vacío ahora que Purple no estaba.
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Apenas la puerta se cerró tras Purple y Orange, la sala quedó en silencio por un instante… pero no duró mucho.
—¡Vaya, vaya! —comenzó Red con una sonrisa traviesa, cruzándose de brazos—. ¿Desde cuándo las despedidas incluyen besitos en la frente, Second?
Yellow, sentado a su lado, dejó escapar una pequeña risa mientras añadía:
—Yo diría que eso fue más que una simple despedida entre amigos.
Second rodó los ojos, fingiendo desinterés, aunque el ligero rubor en sus mejillas lo traicionaba.
—No fue nada, chicos. Solo un gesto de cariño... ya saben, como amigos.
—¡Claro, claro! —interrumpió Green con una voz burlona, acercándose a Second para palmearle el hombro—. "Como amigos". Porque todos abrazan a sus amigos como si no los fueran a ver nunca más y les dan un beso en la frente, ¿verdad?
Blue, siempre más tranquilo, sonrió desde la cocina mientras lavaba los platos.
—Second, no tienes que justificarte. Es lindo ver que te preocupas tanto por él. Aunque... —hizo una pausa para mirarlo de reojo—, tal vez deberías ser más honesto contigo mismo.
Second suspiró y dejó caer la cabeza hacia atrás en el respaldo del sillón.
—¡Por favor, ya déjenme en paz! Solo intentaba ser amable. ¿Qué hay de malo en eso?
—¿Qué hay de malo? —repitió Red con una sonrisa burlona—. Pues nada, excepto que todos vimos la cara de Purple. Ese chico estaba tan rojo que parecía un tomate maduro.
—¡Exacto! —añadió Green—. Yo creo que no falta mucho para que ustedes dos nos anuncien algo oficial.
Second negó rápidamente con la cabeza, aunque la sonrisa nerviosa en su rostro lo delataba.
—No digan tonterías. Solo somos amigos, y eso no va a cambiar.
—Uh-huh, claro que sí —dijo Yellow con tono sarcástico mientras los demás reían.
Pero mientras todos bromeaban y reían, Second no pudo evitar quedarse en silencio por un momento. La idea de él y Purple como algo más… no era tan descabellada como quería que pareciera. Pero no estaba listo para admitirlo, ni siquiera ante sí mismo.
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Mientras Orange y Purple caminaban hacia casa, Orange no perdió la oportunidad de sacar el tema.
—Así que... ¿nada, eh? —dijo con una sonrisa traviesa, mirando de reojo a Purple—. ¿Ni un poquito de amor por ese chico, Second?
Purple suspiró, ajustando su bufanda mientras evitaba mirar a su padre.
—Ya te lo dije, papá. No hay nada entre nosotros. Second es solo... un amigo.
Orange soltó una risa incrédula.
—¿Un amigo? Vaya, pues para ser "solo un amigo", se esmeró bastante con ese abrazo y ese beso en la frente, ¿no crees?
Purple sintió el calor subirle al rostro y negó rápidamente con la cabeza.
—Él es así con todos, papá. Es amable y cariñoso, no significa nada.
Orange detuvo su paso y giró para mirar a Purple directamente, con una ceja levantada.
—Mira, hijo, puedes decírmelo si pasa algo. No estoy aquí para juzgarte, pero... tampoco soy ciego. Puedo ver cómo te brillan los ojos cuando estás con él. Y no me mientas, que te conozco mejor de lo que crees.
Purple bajó la mirada, incómodo.
—No es que... no es que me guste o algo así. Es solo que... Second tiene algo. Es... diferente, pero no en el sentido que crees.
Orange lo miró con curiosidad, pero decidió no presionarlo más.
—Bueno, si tú lo dices —respondió finalmente, aunque su tono era de total escepticismo—. Pero te advierto, Purple, no te engañes a ti mismo. Los sentimientos no desaparecen solo porque los ignores.
Purple asintió en silencio, pero no pudo evitar que las palabras de su padre resonaran en su cabeza. No estaba enamorado de Second... ¿verdad?
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Purple estaba en la puerta de su casa, ajustándose la bufanda gris que cubría su cuello, protegiéndose del aire frío y de la nieve que caía de manera constante sobre la ciudad. Se detuvo un momento antes de salir, mirando la quietud del paisaje blanco. No esperaba encontrar a nadie por allí tan temprano, pero al voltear, se encontró con Green, quien se acercaba con su chaqueta de abrigo y una sonrisa amigable.
—¡Purple! —saludó Green con entusiasmo, sus ojos brillando a pesar del frío—. ¿Vas a salir?
Purple asintió ligeramente, aunque no parecía estar tan seguro de lo que iba a hacer. Había algo en el aire que le daba cierta incertidumbre, como si algo estuviera a punto de suceder, pero no pudiera poner el dedo en ello.
—Sí, solo... quiero dar una caminata —respondió, intentando sonar casual, pero su voz traicionaba un toque de nerviosismo.
Green lo observó por un momento, notando el nerviosismo en su postura y expresión. Sin pensarlo mucho, decidió acompañarlo.
—¡Qué bien! Yo también iba a salir. La nieve está perfecta para caminar y pensar. —Green sonrió mientras comenzaba a caminar a su lado.
Purple lo siguió en silencio, sin saber si quería hablar o quedarse en su propio mundo por un rato. Pero la presencia de Green, siempre tan cálida y amistosa, lo hacía sentirse cómodo de alguna forma.
Durante unos minutos caminaron en silencio, el sonido de sus botas sobre la nieve cubriendo todo lo demás. Finalmente, Green rompió el silencio, mirando a Purple de reojo.
—¿Todo bien? Pareces... diferente últimamente. Como si estuvieras en tu mente todo el tiempo.
Purple no lo miró de inmediato, pero su mente comenzó a recordar todas las veces que había estado cerca de Second en los últimos días. Cómo se había sentido extraño, nervioso, confundido, pero también... feliz.
—Solo... he estado pensando en algunas cosas —respondió, su voz bajando un poco mientras observaba las huellas en la nieve bajo sus pies—. Cosas que no sé si entiendo aún.
Green lo observó en silencio, dándole espacio para seguir hablando si quería. Purple, después de un largo suspiro, finalmente se atrevió a continuar.
—Es sobre Second. —dijo con cautela, evitando mirar directamente a Green—. No sé qué siento. Y eso me molesta.
Green lo miró fijamente, sin sorpresa en sus ojos, pero con una mirada que mostraba comprensión.
—Sabía que algo así iba a pasar —murmuró, sonriendo suavemente—. Second es... bueno, no es difícil ver por qué te sentirías así.
Purple lo miró rápidamente, sorprendido por la afirmación tan directa de su amigo.
—¿Sabías? —repitió, como si fuera un poco más de lo que había esperado escuchar.
Green asintió con una sonrisa tranquila.
—Es obvio, Purple. No eres el único que lo nota. Y aunque te hagas el duro, se nota que te importa. —dijo, su tono amigable pero serio a la vez—. Lo único que tienes que hacer es ser honesto contigo mismo. Si te importa Second, está bien. No hay nada malo en eso.
Purple se detuvo por un momento, mirando al frente. La nieve continuaba cayendo, pero algo en sus palabras lo hizo sentirse un poco más claro, como si, por primera vez, estuviera comenzando a ver lo que sentía, aunque todavía no estaba seguro de qué hacer con esos sentimientos.
—No sé si estoy listo para admitirlo —dijo con voz baja, como si fuera un secreto—. Pero gracias, Green.
Green sonrió y le dio una palmada en el hombro, sintiendo que finalmente Purple había dado el primer paso hacia entenderse a sí mismo.
—No tienes que apresurarte. Solo da un paso a la vez. Y si necesitas hablar, ya sabes dónde encontrarme.
Purple asintió con una pequeña sonrisa, sintiéndose un poco más ligero, como si la presión en su pecho se hubiera aliviado, aunque solo fuera un poco. El camino estaba cubierto de nieve, y aunque no tenía todas las respuestas, sabía que poco a poco las encontraría.
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Green y Purple llegaron al lugar donde los demás estaban jugando y lanzándose bolas de nieve. El aire estaba lleno de risas y gritos divertidos, pero lo que llamó la atención de Purple fue que Second estaba apartado, mirando en silencio el paisaje, observando cómo el lago estaba cubierto de hielo y cómo las personas se deslizaban sobre él patinando.
Sin dudarlo, Purple se acercó a él, sintiendo una mezcla de curiosidad y ganas de invitarlo a unirse a la diversión.
—¿Second? —lo llamó suavemente, haciendo que Second girara su cabeza hacia él.
—¿Qué pasa? —preguntó Second, su mirada fija en el lago congelado y la gente patinando con destreza.
—¿Te gustaría patinar? —preguntó Purple con una sonrisa, buscando una forma de hacerlo participar.
Second frunció el ceño, mirando con algo de duda el hielo y luego a Purple.
—No sé cómo hacerlo —admitió, algo avergonzado.
Purple sonrió ampliamente, esa sonrisa que siempre parecía tener una chispa de esperanza y energía.
—No te preocupes, yo te enseño —dijo sin dudarlo, extendiéndole la mano.
Second miró la mano de Purple por un momento, y luego aceptó la oferta, sintiendo un cosquilleo de nervios por la idea de intentarlo, pero confiando en que Purple lo guiaría. Ambos se pusieron unos patines y se acercaron al borde del hielo.
Al principio, Second caminaba con cautela, deslizándose torpemente sobre el hielo, y luego, como era de esperar, perdió el equilibrio y cayó al suelo con un fuerte thud.
Purple no pudo evitar reír, pero se acercó rápidamente para ayudarlo a levantarse.
—¡Estás bien! —dijo Purple con una risa suave mientras ayudaba a Second a ponerse de pie.
—No... no creo que lo esté —respondió Second, rascándose la cabeza con una sonrisa tonta, aún en el suelo—. ¿Cómo lo hacen tan fácil?
Purple se agachó junto a él, asegurándose de que estuviera bien.
—Es cuestión de práctica —respondió—. Vamos, lo intentarás otra vez.
Second aceptó la ayuda de Purple para levantarse y, con la mano firme de Purple sosteniéndola, intentó de nuevo. Esta vez, aunque dio unos pasos más firmes, volvió a caer, pero esta vez con menos fuerza, y ambos terminaron en una risa compartida, el ambiente completamente relajado.
A pesar de sus caídas, la actitud de Second seguía siendo positiva, y Purple no dejaba de sonreír mientras lo animaba.
—¡Tienes que mantenerte más recto! —le decía Purple mientras lo guiaba por el hielo.
Después de varios intentos y caídas, Second finalmente comenzó a equilibrarse un poco mejor, aunque no logró patinar de manera perfecta. Pero lo que importaba era que estaba disfrutando el momento, y Purple lo acompañaba con su risa y paciencia, lo que hacía que todo pareciera más divertido de lo que realmente era.
—Lo estoy logrando... ¿verdad? —dijo Second con una sonrisa, respirando más tranquilo, mientras lograba mantenerse en pie.
—¡Sí! Estás mejorando —exclamó Purple, sintiendo una satisfacción genuina por la perseverancia de Second.
Aunque el camino hacia el dominio del patinaje estaba lejos de ser perfecto, lo importante era que estaban compartiendo ese momento juntos, sin presiones, riendo y disfrutando del tiempo que pasaban el uno con el otro.
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Purple, con una sonrisa amable, se inclinó hacia Second para darle algunos consejos más sobre cómo patinar. Le mostró cómo doblar ligeramente las rodillas para equilibrarse mejor y cómo mover los pies con suavidad para no caerse. Cada palabra que decía estaba llena de paciencia, pero algo en el aire había cambiado. Mientras Purple le explicaba los movimientos, notó que Second no estaba realmente escuchando lo que decía. En lugar de eso, estaba mirándolo con una expresión tranquila y concentrada, como si estuviera hipnotizado por su presencia.
—¿Second? —preguntó Purple, notando la mirada fija que tenía hacia él.
Second parpadeó, como si se hubiera despertado de un sueño, y rápidamente trató de parecer que prestaba atención, pero su sonrisa no dejaba lugar a dudas.
—¿Hmm? Ah, sí, claro... —respondió distraído, aunque sin apartar la vista de Purple.
Purple, sintiéndose algo avergonzado por la atención que estaba recibiendo, dio un paso atrás, como si se diera cuenta de lo que estaba sucediendo.
—Solo concéntrate en tus pies, ¿ok? —dijo rápidamente, desviando la mirada.
Second, sin embargo, no podía dejar de sonreír y, aunque trataba de seguir las instrucciones, sus pensamientos no estaban en el patinaje. La forma en que Purple se movía, su manera de enseñar con tanta calma y ternura, hizo que Second se sintiera aún más atraído por él, como si todo a su alrededor desapareciera cuando estaba cerca.
Purple notó que Second no estaba tan concentrado en patinar como lo había estado antes. En lugar de eso, parecía completamente absorto en él. Su corazón latía un poco más rápido, sintiendo una extraña mezcla de nerviosismo y algo más.
—Eh... ¿estás bien? —le preguntó Purple, con la voz un poco más suave, sintiendo la tensión en el aire.
Second lo miró a los ojos por un momento, y sus palabras salieron casi sin pensarlo.
—Te admiro mucho, Purple. No solo por cómo enseñas, sino por quién eres... —dijo con una mirada sincera, como si no pudiera contener más lo que sentía.
Purple se quedó en silencio por un instante, sorprendió por las palabras de Second. No estaba seguro de cómo responder, no estaba preparado para esa confesión, pero algo en su interior hizo que su pecho se apretara, y una pequeña sonrisa se asomó en sus labios.
—No tienes que decir esas cosas... —murmuró, mirando hacia otro lado para ocultar la ligera rojez en sus mejillas.
Second dio un paso más cerca de él, sin dejar de mirarlo.
—Pero es la verdad... —dijo, con una sonrisa tranquila, acercándose aún más—. No sé cómo, pero cada vez que estoy cerca de ti, todo se siente más fácil, como si pudiera ser yo mismo.
Purple sintió que su corazón se aceleraba. Aunque había dudas en su mente, algo en su interior sentía que lo que estaba viviendo con Second no era solo un simple momento. Había algo más, algo que lo conectaba con él de una manera que no lograba explicar.
—Lo... lo siento —murmuró Purple, mirando hacia el suelo, luchando con sus propios sentimientos.
Second, dándose cuenta de que quizás estaba presionando demasiado, dio un paso atrás, pero sin dejar de sonreír.
—No tienes que disculparte —le dijo con suavidad—. Solo quería que supieras lo que siento.
El aire se llenó de una calma silenciosa, mientras ambos se miraban, el uno en los ojos del otro, sin decir más palabras, pero con una conexión más profunda que nunca.
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El aire se detuvo por un momento, como si el tiempo mismo hubiera decidido suspenderse. Second, sin pensarlo mucho, se acercó a Purple, y con suavidad, sus labios se encontraron en un breve y delicado beso. Fue un beso corto, casi como una chispa, pero la sensación que dejó en el aire fue como un torrente de emociones, desbordando todo lo que habían estado guardando hasta ese momento.
Purple, al principio, no supo cómo reaccionar. Su mente estaba nublada, y por un segundo, su cuerpo quedó paralizado. El beso, tan inesperado, lo dejó sin palabras, pero al mismo tiempo, algo en su pecho latió fuerte, como si todo lo que había sentido hasta ese momento hubiera alcanzado su clímax.
Cuando los labios de Second se separaron, Purple miró a Second con los ojos muy abiertos, sorprendidos por la osadía del gesto. Su corazón latía con fuerza, y aunque una parte de él quería decir algo, no encontraba las palabras adecuadas.
Second, con una leve sonrisa tímida, retrocedió un poco, dándose cuenta de lo que había hecho. Se sintió un poco inseguro, como si hubiera cruzado una línea que quizás no debía haber cruzado.
—Lo... lo siento —dijo Second, casi en un susurro, mientras miraba a Purple con una mezcla de preocupación y nerviosismo.
Purple, por su parte, estaba en silencio, aún procesando lo que había sucedido. Su corazón seguía acelerado, pero de alguna manera, se sentía tranquilo, como si ese beso hubiera sido algo que ambos necesitaban, aunque no estuvieran completamente preparados para ello.
—No... no lo hagas de nuevo, Second... —murmuró Purple, su voz más suave de lo que había esperado.
Second asintió, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza, pero sabía que había algo más entre ellos, algo que no podía negar. No quería presionar a Purple, pero las palabras de su corazón se sentían tan reales, tan sinceras.
—Entiendo... solo quería que supieras lo que siento por ti —dijo Second, sin apartar la vista de Purple, sabiendo que había más en juego ahora, algo que ninguno de los dos podría ignorar.
Purple se quedó en silencio por un momento, mirando a Second, y aunque había dudas en su mente, algo en su interior lo hacía sentir más conectado con él que nunca. Sin decir nada, le sonrió tímidamente, una pequeña señal de que, tal vez, todo esto no estaba tan mal como parecía.
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La nieve caía lentamente, cubriendo el paisaje con una capa brillante y tranquila. Second observaba el lago congelado mientras las risas de sus amigos llenaban el aire. A pesar de la paz del entorno, su mente estaba lejos de estar tranquila. Había algo en la manera en que Purple lo miraba—o más bien, no lo miraba—que lo dejaba inquieto. Aquel beso no correspondido seguía pesando en su mente, y aunque lo había intentado ignorar, el dolor de saber que Purple no lo veía como él lo veía comenzaba a hundirse en su corazón.
Purple, por su parte, sintió el ambiente volverse incómodo después del beso. Era demasiado, demasiado rápido, demasiado confuso. Decidió que ya era suficiente patinaje por un rato y, sin querer mirar a Second directamente, murmuró:
—Es mucho patinaje por hoy. Mejor voy a ver a Green.
Y antes de que Second pudiera decir algo, Purple se alejó, dejándolo solo en la pista. Second lo siguió con la mirada, sintiendo cómo su pecho se apretaba. Quería seguirlo, explicarle, pero sabía que ahora no era el momento. Cerró los ojos y tomó una respiración profunda, intentando calmarse cuando sintió un leve cosquilleo en su muñeca. La pulsera que Chosen y Dark le habían dado comenzó a parpadear, emitiendo un tenue destello que advertía que sus emociones estaban descontrolándose.
No, no ahora, se dijo a sí mismo mientras respiraba profundamente, concentrándose en el frío aire que llenaba sus pulmones. No puedo perder el control frente a ellos. Frente a él.
Justo cuando estaba por moverse para intentar explicarse, algo inesperado sucedió. Una chica de cabello blanco como la nieve chocó con él accidentalmente. El impacto lo tomó por sorpresa, haciéndolo caer al suelo.
—¡Oh, lo siento mucho! —dijo la chica, inclinándose rápidamente para ayudarlo a levantarse.
Second apenas reaccionó, aún confundido por lo que acababa de pasar. Purple, al notar lo ocurrido, se apresuró a volver junto a Second, con la intención de ofrecerle su mano para ayudarlo a levantarse. Sin embargo, antes de que pudiera llegar, la chica ya había tomado la mano de Second y lo estaba ayudando a ponerse de pie.
Purple se detuvo en seco al ver esa escena. Una punzada extraña recorrió su pecho, algo que no lograba identificar. ¿Acaso era incomodidad? ¿Molestia? Su mirada se quedó fija en cómo la chica sonreía amablemente a Second mientras lo ayudaba a estabilizarse.
—¿Estás bien? —le preguntó la chica, con una voz suave y preocupada.
Second asintió, aún algo desconcertado.
—Sí, estoy bien, gracias.
Purple apretó los labios, intentando convencerse de que no era importante. ¿Por qué me importa? se preguntó a sí mismo, sintiendo una extraña incomodidad al verlos tan cerca. Era un sentimiento que no reconocía, pero que comenzaba a crecer con fuerza en su interior. No significa nada. No debería significar nada.
Second, por su parte, miró rápidamente hacia Purple, notando su presencia cercana. Algo en la expresión de Purple lo hizo sentir culpable, aunque no entendía exactamente por qué. Ignorando la sensación extraña, Second volvió a mirar a la chica, agradeciéndole de nuevo antes de dar un paso hacia Purple, esperando aliviar cualquier tensión entre ellos.
—Purple, ¿estás bien? —preguntó Second, casi en un susurro.
Purple simplemente asintió, evitando el contacto visual.
—Claro, solo… vi que te caíste. Eso es todo.
Pero en su interior, algo estaba cambiando.
---
La chica se sacudió suavemente la nieve de los hombros mientras miraba a Second con una mezcla de preocupación y vergüenza. Sus mejillas estaban ligeramente rosadas, aunque no se sabía si por el frío o la vergüenza.
—Perdón por haber chocado contigo —dijo rápidamente, haciendo una pequeña reverencia con la cabeza—. No fue mi intención distraerme. Espero no haberte lastimado.
Second negó con la cabeza, sonriendo de manera gentil.
—No te preocupes, estoy bien. Estas cosas pasan.
La chica lo miró aliviada, pero aún parecía incómoda. Decidió presentarse, como si eso fuera a compensar el accidente.
—Me llamo Ivory —dijo, con una voz suave y clara como el sonido de una campana.
Second parpadeó al escuchar el nombre. Era un nombre que le hacía pensar en pureza, en algo delicado y limpio, como la nieve que los rodeaba.
—Es un nombre bonito —comentó sin pensarlo demasiado, y al darse cuenta, se sintió algo torpe—. Digo, mucho gusto, Ivory. Yo soy Second.
Ivory le sonrió levemente, inclinando la cabeza con curiosidad.
—Second... ¿como segundo?
Second soltó una pequeña risa. Estaba acostumbrado a esa pregunta.
—Sí, algo así. Es una larga historia, pero creo que encaja conmigo.
Ivory lo observó un momento, como si tratara de imaginarse la historia detrás de su nombre. Sin embargo, volvió a concentrarse en el presente y dio un paso hacia él.
—De nuevo, lo siento mucho. No estaba mirando por dónde iba. Estaba tan distraída viendo el lago que... bueno, aquí estoy, chocando contigo.
Second sacudió la cabeza con una sonrisa comprensiva.
—De verdad, no tienes que disculparte tanto. Estaba distraído también, así que podría decirse que fue culpa compartida.
Ivory parecía aliviada por su respuesta, pero aún sentía que debía hacer algo para compensarlo.
—Bueno, si hay algo que pueda hacer para compensar el golpe, solo dime.
Antes de que Second pudiera responder, una figura conocida apareció a su lado. Purple se acercó con pasos rápidos y firmes, con el ceño ligeramente fruncido y los ojos fijos en ellos.
—¿Todo bien aquí? —preguntó Purple, su tono sonaba neutral, pero había algo en su postura que parecía tenso.
Ivory giró hacia Purple, pareciendo notar su presencia por primera vez.
—Oh, sí, todo bien. Fue mi culpa. Tropecé con él sin querer.
Purple no respondió de inmediato, sus ojos se posaron brevemente en la mano de Ivory, que aún sostenía el brazo de Second como si quisiera asegurarse de que estuviera bien. Ivory pareció darse cuenta de ello y soltó el brazo de Second rápidamente, dando un paso atrás.
—No pasó nada —intervino Second, intentando calmar el ambiente—. Ivory ya se disculpó.
Purple cruzó los brazos, pero no añadió nada más. Ivory, intentando disipar cualquier incomodidad, miró a ambos y sonrió de manera tímida.
—Bueno, parece que estás bien, así que no los molesto más. Fue un gusto conocerte, Second.
—Igualmente, Ivory —respondió Second con una sonrisa amable.
Ivory hizo un gesto de despedida y se giró para marcharse, dejando a Purple y a Second de pie en silencio.
Cuando Ivory se perdió de vista, Purple finalmente rompió el silencio.
—¿Ivory?
Second se encogió de hombros.
—Sí, así se llama. Es un nombre bonito, ¿no?
Purple apretó los labios, desviando la mirada.
—Supongo.
Second lo observó por un momento, tratando de entender la extraña energía que emanaba de Purple. No pudo evitar sentir que había algo más detrás de su actitud, pero decidió no presionarlo. En cambio, dio un paso más cerca y le sonrió.
—¿Listo para seguir patinando?
Purple suspiró y asintió lentamente.
—Supongo que sí.
Pero mientras regresaban al lago, Second no podía evitar pensar en la expresión de Purple al verlos juntos. ¿Podría ser que Purple sentía lo mismo por él? ¿O era solo su imaginación?
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Mientras Second intentaba mantener el equilibrio sobre el hielo, sus ojos inevitablemente se desviaban hacia donde estaba Ivory. Ella patinaba con gracia, sus movimientos eran ligeros y elegantes, como si el hielo fuera una extensión natural de ella misma. La bufanda blanca que llevaba ondeaba suavemente con el viento, y su sonrisa despreocupada iluminaba el ambiente.
—¿Qué tanto miras? —preguntó Purple de repente, con un tono cargado de sarcasmo que no intentaba ocultar.
Second lo miró sorprendido.
—¿Qué?
Purple cruzó los brazos mientras seguía patinando con menos gracia de la usual.
—Te pregunto si te enamoraste a primera vista o algo así. No has dejado de mirarla desde que chocó contigo.
El comentario cayó como un cubo de agua fría. Second sintió cómo el ambiente se tensaba aún más, y el leve rubor en las mejillas de Purple no pasó desapercibido. Second levantó las manos en un gesto de calma, intentando desactivar la situación antes de que se saliera de control.
—¡No, no es eso! —respondió rápidamente, tratando de sonar convincente—. Solo... me pareció que es buena patinando. Nada más.
Purple soltó una risa seca, llena de ironía.
—Claro, "buena patinando". ¿Esa es la excusa ahora?
Second frunció el ceño, sintiéndose algo frustrado.
—Purple, no es lo que piensas. No tienes que ponerte así.
Purple se detuvo abruptamente sobre el hielo, mirando a Second directamente a los ojos, su expresión una mezcla de enfado y algo más difícil de descifrar.
—¿Ah, no? ¿Entonces por qué no me prestas atención? ¿Por qué sigues mirándola como si... como si yo no estuviera aquí?
Second dio un paso hacia él, extendiendo la mano, pero Purple retrocedió, su mirada encendida. La pulsera en la muñeca de Second empezó a brillar tenuemente, como si respondiera al ambiente cargado de emociones.
—Purple, escúchame —dijo Second, con un tono más firme pero manteniéndose calmado—. No estaba ignorándote ni mucho menos. Solo... fue un accidente. Ella chocó conmigo, hablamos un poco y ya. Nada más.
Purple apretó los labios, desviando la mirada hacia el lago. Sus manos temblaban ligeramente, pero no por el frío.
—¿Y por qué me siento como si estuviera en segundo lugar, entonces?
Las palabras golpearon a Second como un puñetazo. Dio un paso más cerca, hasta estar lo suficientemente cerca como para bajar la voz.
—Tú nunca serás el segundo lugar para mí. Nunca.
Purple levantó la vista, encontrándose con los ojos de Second. Algo en su tono parecía sincero, y eso lo desarmó, aunque no lo admitiera. Second extendió la mano y la colocó sobre el hombro de Purple.
—De verdad lo digo, Purple. No importa quién aparezca. Para mí, tú siempre serás especial.
Purple desvió la mirada, sus mejillas ruborizándose. Su enojo comenzó a disiparse, aunque no del todo.
—Más te vale —murmuró con un tono más suave, pero aún cargado de esa pizca de orgullo que lo caracterizaba.
Second sonrió, viendo cómo Purple empezaba a relajarse poco a poco.
—¿Te parece si seguimos patinando? Esta vez prometo prestarte toda mi atención.
Purple lo miró de reojo, todavía un poco reacio, pero al final asintió.
—Está bien. Pero no vuelvas a distraerte, ¿entendido?
—Entendido.
Ambos regresaron al hielo, patinando uno al lado del otro, mientras Ivory seguía en la distancia, ajena a lo que acababa de suceder.
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Second, después de un rato de practicar con torpes movimientos y algunas caídas, comenzó a mejorar notablemente en el patinaje. Sus pasos se volvieron más seguros y equilibrados, lo que le dio una confianza que antes no tenía. Mientras Purple observaba, con los brazos cruzados y una expresión que oscilaba entre el orgullo y el escepticismo, Second patinó hacia él con una sonrisa radiante.
—¿Qué haces ahora? —preguntó Purple con una ceja levantada, aunque su tono tenía un toque juguetón.
—Quiero intentar algo nuevo —respondió Second, extendiendo una mano hacia Purple—. ¿Confías en mí?
Purple lo miró de arriba abajo, dudando un momento antes de aceptar la mano que se le ofrecía.
—Si me haces caer, no te lo perdonaré.
—Prometo que no.
Second lo guió al centro del lago congelado, donde había más espacio para moverse. Una vez allí, colocó sus manos con delicadeza en la cintura de Purple, quien lo miró sorprendido, sus mejillas volviéndose de un tenue color carmesí.
—¿Qué estás haciendo? —murmuró Purple, aunque no se apartó.
—Solo confía en mí —repitió Second con una sonrisa suave.
Con movimientos cuidadosos, Second comenzó a girar con Purple, manteniéndolo cerca mientras patinaban en círculos. Aunque los pasos eran simples, había algo en la forma en que Second lo miraba, con tanta concentración y ternura, que hizo que el momento se sintiera especial.
Purple trató de mantener la compostura, pero no pudo evitar reírse cuando Second casi pierde el equilibrio al intentar un giro más elegante.
—¡Cuidado! ¿No que ya sabías patinar? —se burló, aunque su sonrisa traicionaba el tono burlón.
Second rió también, pero no dejó de mirarlo a los ojos.
—Estoy aprendiendo por ti.
Con un movimiento más seguro esta vez, Second lo giró con suavidad, haciendo que Purple se apoyara completamente en él. Sus rostros quedaron a escasos centímetros. La respiración de ambos se condensaba en el aire frío, creando una atmósfera íntima entre ellos.
—Second... —susurró Purple, sin saber muy bien qué decir.
Second sonrió, pero detrás de esa sonrisa había una pequeña batalla interna. Aunque quería que este momento durara para siempre, sabía que no podía permitirse ilusionarse demasiado. Purple ya había dejado claro que no lo veía de la misma manera.
—¿Te gustó? —preguntó Second al final, rompiendo el silencio con un tono más ligero.
Purple asintió, apartando la mirada para evitar que Second notara el rubor en sus mejillas.
—Fue... romántico. Pero no te emociones tanto.
Second rio suavemente, aunque sus ojos reflejaban una mezcla de felicidad y melancolía.
—Tranquilo, no lo haré.
Ambos regresaron al borde del lago, pero el eco de ese momento quedó flotando en el aire, como un secreto compartido entre los dos.
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Red llegó corriendo, con la cara roja por el frío y la respiración agitada, hasta donde estaban Second y Purple. Parecía nervioso, incluso culpable por tener que interrumpir.
—Second, perdón... no quiero interrumpir, pero... algo está mal con Blue —dijo, señalando hacia donde estaban Green y Blue, a unos metros de distancia.
Second dejó de mirar a Purple al instante y su expresión se tornó seria. Sin dudarlo, corrió hacia el grupo, con Purple siguiéndolo de cerca.
Cuando llegaron, encontraron a Green arrodillado junto a Blue, que estaba temblando incontrolablemente. Sus labios tenían un tono azul oscuro, y parecía que el frío lo estaba afectando más de lo que debería. Green, con el rostro lleno de preocupación, intentaba cubrirlo con su abrigo y frotarle los brazos para calentarlo.
—¡Blue! —Second se arrodilló junto a él, colocando una mano en su frente. Estaba helado al tacto—. Está muy frío. Tenemos que llevarlo a un lugar cálido ya mismo.
Green lo miró desesperado.
—No sé qué pasó, estábamos bien hace un rato, pero de repente comenzó a temblar y no puede dejar de hacerlo.
Purple se quitó la bufanda gris y la envolvió alrededor del cuello de Blue, intentando ayudar.
—¿Tiene alguna condición médica? —preguntó, mientras miraba a Green y a Second.
—No que yo sepa... —murmuró Green, claramente afectado.
Second asintió rápidamente.
—No importa, tenemos que movernos. Red, ¿puedes avisarle a Ivory que nos ayude a encontrar un lugar donde calentarlo? Ella conoce mejor este lugar.
Red asintió y salió corriendo en busca de Ivory. Second, mientras tanto, se quitó su propio abrigo y lo puso sobre los hombros de Blue, luego lo levantó en brazos con cuidado.
—Vamos, Green. Ayúdame a llevarlo. Purple, tú quédate cerca en caso de que necesitemos algo más.
El grupo comenzó a caminar apresuradamente hacia la salida del lago. Second llevaba a Blue mientras Green se mantenía cerca, revisando constantemente si estaba reaccionando. Purple caminaba junto a ellos, sosteniendo una pequeña bolsa que Green había dejado caer en su desesperación.
Cuando llegaron al borde del lago, encontraron a Ivory esperando con Red. Había logrado abrir la pequeña cabaña de mantenimiento del lugar, que tenía una estufa y mantas.
—Aquí, rápido —dijo Ivory, apartándose para dejarles espacio.
Second entró y colocó a Blue con cuidado sobre una silla cercana a la estufa, mientras Ivory empezaba a encenderla. Green tomó una de las mantas y envolvió a Blue con cuidado, aún frotándole los brazos.
—Blue... vamos, despierta un poco, ¿sí? —murmuró Green, inclinándose hacia él con evidente preocupación.
Los ojos de Blue se abrieron lentamente, y aunque todavía temblaba, pareció reaccionar a la calidez de la estufa y las mantas. Murmuró algo inaudible, y Green se acercó más para escucharlo.
—¿Qué dijiste?
—Café caliente... —susurró Blue, tratando de sonreír débilmente.
Todos soltaron una risa aliviada, aunque el momento de tensión aún flotaba en el aire.
Second colocó una mano en el hombro de Green.
—Se pondrá bien. Pero será mejor que no lo dejemos solo por ahora.
Green asintió, agradecido.
—Gracias, Second. Y gracias a todos por ayudar.
Purple observaba desde un rincón, cruzado de brazos, sin saber muy bien qué hacer. Aun así, sus ojos se posaron en Second, notando lo atento y decidido que había sido en toda la situación. Había algo en él que no podía ignorar, aunque no quería admitirlo.
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Ivory observó atentamente a Blue, quien aún temblaba ligeramente mientras Green lo abrazaba, intentando mantenerlo caliente. Ella se llevó una mano al mentón, pensando detenidamente.
—Podría haber sido un golpe de frío —comenzó a decir, su tono serio mientras miraba a los demás—. El cuerpo humano no siempre reacciona bien a cambios bruscos de temperatura, especialmente si está expuesto por mucho tiempo. ¿Blue estuvo en contacto con la nieve o el hielo directamente por un rato?
Green asintió, con el ceño fruncido.
—Sí... estuvo ayudándome a construir algo en la nieve. Supongo que sus guantes se mojaron, pero él insistió en que estaba bien.
Ivory suspiró, cruzándose de brazos.
—Ese es el problema. Cuando tus manos o pies se enfrían demasiado, el cuerpo empieza a desviar la sangre hacia los órganos principales para protegerlos, y eso deja las extremidades vulnerables. Si no se controla, podría haber terminado en hipotermia.
Purple miró a Blue con preocupación, mientras Second escuchaba atentamente.
—¿Entonces fue algo así como un principio de hipotermia? —preguntó Second, inclinándose hacia Ivory.
Ella asintió.
—Exacto. No llegó a ser grave, por suerte, pero podría haber empeorado si no lo sacaban del frío. Ahora que está entrando en calor, estará bien, pero tienen que cuidarlo por unas horas. Y definitivamente no lo dejen volver al hielo hoy.
Green apretó un poco más a Blue contra él, como si temiera soltarlo.
—No dejaré que vuelva. Prometo cuidarlo.
Blue abrió un ojo débilmente y murmuró con una pequeña sonrisa:
—¿Tanto drama por mí? Estoy bien, chicos...
—¡Cállate y déjame cuidarte! —exclamó Green, aunque en su voz se notaba más cariño que enojo.
Todos rieron suavemente, aliviados de que Blue estuviera mejor. Ivory, sin embargo, señaló con seriedad hacia el grupo.
—Esto es un recordatorio para todos. Si van a estar afuera en este clima, abríguense bien. Incluso si creen que están bien, el frío puede afectar más de lo que creen.
Second asintió con firmeza, mirándolos a todos.
—Tienen que escuchar a Ivory. Ya no queremos más sustos como este.
Purple lo observó por un momento, notando cómo Second asumía el papel de líder con facilidad, siempre preocupado por los demás. Aunque no quería admitirlo, esa faceta de Second lo hacía sentir algo extraño, como un ligero calor en el pecho.
Mientras tanto, Ivory recogió sus cosas y se levantó.
—Si necesitan algo más, estaré cerca. Pero por ahora, asegúrense de que Blue descanse.
Todos agradecieron a Ivory, y mientras ella salía de la cabaña, el grupo se acomodó alrededor de Blue, asegurándose de que estuviera cómodo. Afuera, la nieve seguía cayendo suavemente, pero dentro de la cabaña, el calor y la cercanía del grupo creaban un ambiente acogedor y lleno de apoyo.
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Yellow entró corriendo a la cabaña, jadeando ligeramente por el esfuerzo de cargar tantas cosas. Tenía bufandas, guantes y gorros colgando de sus brazos, además de las mochilas de los demás. Con las mejillas enrojecidas por el frío, rápidamente miró alrededor, buscando a su mejor amigo.
—¡Blue! —exclamó, dejando caer todo en un rincón y corriendo hacia él. Ignoró por completo las protestas de los demás mientras tropezaban con la pila de cosas que había dejado tiradas.
Blue, que seguía envuelto en la calidez de Green, levantó la vista con una débil sonrisa.
—Yellow, tranquilo... estoy bien.
Pero Yellow no le creyó ni por un segundo. Se agachó a su lado, pasando una mano por su frente como si fuera a encontrar fiebre. Luego miró a Green con el ceño fruncido.
—¿Qué pasó? ¿Cómo dejaste que esto sucediera?
Green suspiró, aunque no parecía molesto por la acusación.
—No me di cuenta. Se estaba divirtiendo y no quiso decir que tenía frío.
Yellow rodó los ojos y puso ambas manos sobre los hombros de Blue.
—Eres un tonto, ¿lo sabías? ¿Por qué no me dijiste nada?
Blue soltó una pequeña risa, aunque todavía parecía un poco débil.
—Porque sabía que harías esto.
Yellow bufó, pero no pudo evitar sonreír ligeramente. Luego, sin decir nada más, sacó una manta gruesa de su mochila y la colocó sobre Blue con cuidado. Después se sentó junto a él, cruzando los brazos como si estuviera decidido a no moverse hasta que estuviera completamente seguro de que su mejor amigo estaba bien.
Second, que había estado observando la escena desde un rincón, intercambió una mirada rápida con Purple.
—Parece que a Yellow no le importó mucho dejar nuestras cosas tiradas —murmuró con una sonrisa.
Purple, sin embargo, estaba más concentrado en cómo Yellow no apartaba la vista de Blue, como si el resto del mundo no existiera.
—Supongo que Blue es su prioridad número uno —respondió, aunque su tono tenía un matiz de admiración.
Mientras tanto, Green se levantó lentamente, cediendo su lugar junto a Blue a Yellow.
—Supongo que ahora te encargarás tú —dijo con una leve sonrisa.
Yellow asintió con firmeza, como si fuera lo más obvio del mundo.
—Por supuesto. Siempre me encargo.
Green rió suavemente y se dirigió a donde Second y Purple estaban sentados, dejando a Blue en las manos protectoras de su mejor amigo.
—Bueno, al menos sabemos que Blue está en buenas manos —comentó Green mientras se dejaba caer en una silla.
Second asintió, aún sonriendo, mientras Purple miraba de reojo a Yellow y Blue. En el fondo, no pudo evitar preguntarse si algún día él podría cuidar de alguien de esa manera. O si alguien podría hacerlo por él.
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Purple, cruzado de brazos y con una ligera mueca, no pudo evitar dirigir un comentario hacia Green mientras observaba la escena.
—Espero que Yellow no termine robándose toda la atención de Blue —dijo con un tono cargado de sarcasmo, pero claramente en un intento por romper el hielo.
Green lo miró de reojo, su expresión neutral pero con un destello de desafío en los ojos. Sin decir una palabra, se inclinó nuevamente hacia Blue y lo abrazó con cuidado, rodeándolo con sus brazos como si reclamara su lugar. Blue, algo sorprendido al principio, simplemente suspiró y se dejó abrazar, su rostro mostrando una mezcla de ternura y comodidad.
Yellow, que estaba acomodando la manta alrededor de Blue, no pudo evitar reírse ante la escena.
—Tranquilo, Purple. No necesito "robar" nada. Blue ya sabe que soy su favorito.
—¿Favorito? —Green alzó una ceja, claramente picado por el comentario, pero su tono era más juguetón que molesto.
—Eso lo dice alguien que apenas lo nota hasta que ya tiene las manos congeladas.
—¡Oigan, oigan! —Blue levantó las manos, aunque su voz todavía sonaba algo débil—. Dejen de pelear por mí como si fuera un trofeo.
Pero Yellow y Green lo ignoraron por completo.
—Bueno, al menos yo lo abracé primero —replicó Green, mirando a Yellow con una sonrisa confiada.
Yellow se encogió de hombros, claramente disfrutando la competencia.
—Y al final, siempre soy yo quien lo cuida mejor. ¿Verdad, Blue?
Blue, atrapado entre los dos, simplemente cerró los ojos y dejó caer la cabeza contra el hombro de Green.
—No pienso responder eso. Sólo quiero calentarme y descansar.
Purple, que había estado observando todo con una mezcla de incredulidad y diversión, soltó un suspiro dramático.
—Bueno, al menos alguien aquí sabe priorizar. Aunque, Green, ¿no crees que estás usando demasiado el "jugar a protegerlo"?
Green frunció ligeramente el ceño, pero antes de que pudiera responder, Blue murmuró algo con una voz suave.
—Me gustan los dos...
Yellow y Green lo miraron al mismo tiempo, mientras Purple soltaba una carcajada.
—Parece que nadie va a ganar esta vez.
Al final, el ambiente se llenó de risas, incluso entre Green y Yellow, mientras se acomodaban mejor alrededor de Blue. A pesar de los roces y bromas, lo que quedaba claro era que ambos se preocupaban por él de una manera especial.
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La cabaña estaba cálida y acogedora, con el crepitar del fuego en la chimenea llenando el aire. La nieve caía suavemente afuera, creando un paisaje tranquilo y aislado, como si el mundo hubiera decidido hacer una pausa por un momento. Todos se habían acomodado de alguna forma en la cabaña, mientras esperaban que Blue se recuperara.
Yellow se había apartado un poco de los demás para dar espacio, aunque no podía evitar sonreír con cierto aire de preocupación mientras miraba a Blue desde el rincón donde se había sentado. Green, por su parte, no se separaba de Blue, aún abrazándolo, aunque su toque ahora era más suave, buscando asegurar que Blue estuviera lo más cómodo posible.
Purple observaba la escena desde el umbral de la puerta, aunque su mirada no estaba fija en ellos. Había algo en la atmósfera que lo hacía sentirse un poco fuera de lugar, pero al mismo tiempo, una parte de él quería estar allí, en ese lugar tan íntimo con sus amigos.
Second, que había estado sentado cerca, observaba todo en silencio. No dejaba de pensar en el beso con Purple, ese momento efímero que había quedado grabado en su mente. Mientras tanto, Ivory, que había llegado también con el grupo, se mantenía cerca de la chimenea, ocasionalmente mirando a los demás con una sonrisa tímida, aunque no hablaba mucho.
El tiempo pasó lentamente, y la preocupación de todos se mantenía en el aire mientras Blue descansaba. Cada tanto, Green le ofrecía algo de agua, Yellow le pasaba mantas, y todos de alguna manera trataban de mantener el ánimo alto. Sin embargo, Purple no podía evitar sentirse inquieto, como si su presencia aquí significara algo más que simplemente estar con sus amigos.
Finalmente, Blue comenzó a abrir los ojos, sonriendo débilmente cuando notó a sus amigos a su alrededor.
—¿Qué... qué pasó? —preguntó con voz ronca, aún adormilado pero visiblemente más alerta.
Green se inclinó hacia él, asegurándose de que estuviera bien antes de hablar.
—Lo que pasó fue que te congelaste, tonto. Pero ya estás mejor. Descansa un poco más.
Blue asintió, sintiendo la calidez del lugar y el cariño de sus amigos, lo cual lo hizo sentirse más aliviado. Miró a cada uno de ellos, agradecido por el apoyo, y aunque sus ojos se posaron un momento en Purple, algo parecía haber cambiado. Un entendimiento tácito entre ellos, sin palabras necesarias.
La cabaña, cálida y tranquila, se sintió más un hogar que nunca, y aunque no todo estaba claro aún, en ese instante todos sabían que lo más importante era que estaban juntos, unidos a pesar de todo.
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[Continuará...♡]
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