~Despertar~

Sentía una superficie suave debajo suyo, lo cual era extraño pues recordaba estar en una cueva donde no había donde poder descansar ¿fue Fit quién lo trajo a casa? No lo creía ya que nunca le decía ha los integrantes de la isla a donde se iba.

Fue ahí cuando reaccionó levantándose de aquella cama notando que en definitiva no era su cama ni mucho menos ese era su cuarto pero aquella decoración le resultaba extrañamente familiar. Sin pensarlo dos veces salió de la habitación y fue a buscar una salida pero los pasillos del lugar no ayudan mucho, asomó su cabeza por las ventanas del pasillo viendo el gran bosque y un pequeño pueblo no muy lejos, a Spreen esta situación lo tenía desesperado, ya fue notando que no estaba en la Isla Quesadilla pues conoce la isla al derecho y al revés de tanto ir a explorar.

—Mierda.

Siguió su camino a la salida de forma apresurada pero sin hacer mucho ruido porque no quería alertar al propietario de la casa, trató de agarrar algo de su inventario para defenderse por si lo ameritaba pero ¡oh sorpresa! Su inventario estaba totalmente vacío. Gruño del enfado, cuando estaba por bajar las escaleras el sonido de alguien subiéndolas lo alertó, rápidamente se dirigió al único escondite que había a su alcance, una esquina del pasillo, no vio a su secuestrador, solo esperó a que se fuera y cuando ya no escuchó sus pasos pudo soltar un suspiro de alivio, volvió a dirigirse a las escaleras con más prisa.

Pero de nuevo los pasos de aquel sujeto se volvieron a escuchar y esta vez más apresurados, trató de visualizar algo con su único ojo bueno encontrando una lanza de decoración. Tomó aquella de su lugar y espero a que llegará su secuestrador.

—¡¡A ver hijo de puta!! ¡¡Vení si sos muy valiente!!.

Los pasos se aquella persona se oían mucho más rápido por lo que el azabache se estaba preparando para luchar incluso con su cuerpo le pedía descansar ahora mismo.

Y por fin, su secuestrador mostró su rostro dejando al ocezno sin palabras de lo que veía.

—¡Oh Dios mío, despertaste!.

Juan se acercó con sumo cuidado al menor para poder quitarle la lanza aprovechando su shock.

Spreen por otro lado no daba crédito a lo que veía, Juan Cubito, aquella persona que lo secuestró es la misma que fue su amigo, que fue por un tiempo su novio y si no hubiese sido por el profeta...estarían casados, estaba justo ahí quitándole la lanza que se estaba por caer.

—¡Cuando vi que no estabas m-me preocupe mucho cabron, cre-creí que se había metido a la casa o algo así! Jejeje.—su voz se notaba muy nerviosa pero muy feliz a la vez.

Agarro las manos del híbrido y este tacto le hizo saber al contrario que esto no era un sueño y si lo fuera no quería despertar.

—En verdad sos vos.—dijo de un tono muy bajo escuchado por el castaño.

—Pues...claro que si amor ¿por qué? ¿Acaso no reconoces ya a tu no-.

Antes de terminar Spreen ya lo estaba abrazando mientras lloraba a mares.

—Estás vivo, estás vivo, estás vivo...realmente estás aquí.—ocultó su rostro en el cuello del hechicero.

Juan solamente se limitó a consolar a su novio quien todavía seguía llorando, sutilmente acarició aquella cintura toda marcada y no tan delicada.

Una vez que terminó el antiguo empresario del pueblo naranja de desahogarse, limpió los restos de lágrimas que seguían saliendo de sus ojos blanco y carbón.

—Ya osito, ya todo esta bien, ya todo pasó.—volvió a unirlos en un abrazo a ambos.—Ya todo pasó.

Ayer se cumplió 5 meses desde que nos dejó nuestro querido tieso y quise hacer esta historia. Recen si quieren que no quede pausada.

Espero que les vaya a gustar esta nueva historia.

Los quiero, bay.