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˗ˏˋ✩ Equipos de 5 personas ✩ˎˊ˗

Capitulo 5

El sonido ensordecedor de la música irrumpió en la quietud del dormitorio, una alarma estridente que resonaba desde los altavoces incrustados en las paredes.  "

—¡Los juegos están por comenzar, por favor sigan las instrucciones!— resonó una voz metálica a través de los altavoces.—¡Repito! ¡Los juegos están por comenzar, por favor sigan las instrucciones y diríjanse a la sala de juegos!—

La música resonaba, una señal para el comienzo de los juegos.  Todos se levantaban, moviéndose con una eficiencia mecánica, pero Gyeong-seok se detuvo.  Sus ojos encontraron los de Hyun-ju;  ella, en su cama elevada, parecía suspendida en el tiempo, su mirada reflejando una mezcla de nerviosismo y anticipación.  Con un gesto suave, casi imperceptible en medio del creciente murmullo de los demás jugadores, él se acercó.  Ofreció su mano, un puente entre sus mundos.

Sus dedos se rozaron al contacto, una chispa que recorrió sus cuerpos.  Fue un roce ligero, fugaz, pero cargado de una intensidad que resonaba más allá del simple tacto.  En ese instante, el tiempo pareció detenerse.  Sus miradas se encontraron, profundas y sinceras, un intercambio silencioso de emociones que trascendía las palabras.  Sus corazones latían al unísono, un eco rítmico de la conexión que compartían.

—Hola, buenos días— susurró Hyun-ju, su voz apenas audible sobre el creciente murmullo.

—Buenos días— respondió Gyeong-seok, su sonrisa cálida y tranquilizadora.  Su mano aún sostenía la de ella, un vínculo invisible que los conectaba en medio del caos.

—¡Jugadores sigan a los guardias hacia el campo de juegos! —insiste la voz

—Suerte, Hyun-ju —dice mirándola a los ojos

—Suerte, Gyeong-seok

Ambos sonríen manteniendo el contacto visual.

—No se te olvide escoger el triangulo —añadió con una sonrisa pícara y un guiño juguetón, intentando disipar la tensión con un toque de humor.

La sonrisa de Hyun-ju respondió, un destello de complicidad en sus ojos.  Juntos, tomados de la mano, se unieron a la fila de jugadores, su conexión silenciosa un faro de esperanza en la oscuridad que se avecinaba, un pequeño acto de rebelión contra la mecánica implacable de los juegos.

La escalera, un torbellino de colores vibrantes que parecía tragarlos si se separaban del grupo, los condujo a un patio inmenso. Arena blanca, arcos iris pintados en las paredes, un escenario de juegos infantiles que contrastaba brutalmente con la tensión palpable en el aire. Ambos se giraron, sus miradas encontrándose en un silencio cargado de incredulidad. Este lugar no se parecía en nada a lo que 456 había descrito. ¿Había mentido?

—Bienvenidos al segundo juego. Está por comenzar— La voz metálica, fría e impersonal, resonó en el espacio.

La confusión reinó. Dos enormes círculos, uno a cada lado del patio, se alzaban como enigmáticos símbolos de un juego desconocido. El anuncio de los equipos de cinco personas en diez minutos solo acrecentaba la incertidumbre. El pánico se palpaba en el aire, una ola de murmullos y acusaciones que se dirigían a 456, quien, pálido y tembloroso, confesaba su ignorancia sobre el juego.

—¿Es el juego de dalgona, del que nos dijiste?— le cuestiona 390 a 456, que está a su lado, ambos prestan atención para tratar de entender a qué se enfrentan esta vez.

—¿Es el juego de dalgona o no?— pregunta 100.

—No...— responde 456 con dificultad, su expresión es de terror, como si todo esto fuera una pesadilla—. Creo que no es dalgona.

—Entonces, ¿Cuál es?— vuelve a preguntar el número 100.

—No tengo ni la más mínima idea— confiesa sin mirar a nadie, su ritmo comienza a acelerarse y el pánico crece dentro de él.

—¿Cómo que no?— ataca 100—. Dijiste que lo habías jugado y el triángulo era el más fácil, ¿nos mentiste?— eleva una ceja.

456 tartamudea pero no es capaz de formular una frase en concreto.

—Perdónenme— confiesa nervioso y culpable, bajando la mirada.

—¿Qué te perdonemos?— exclama 100—. Te veías muy convencido cuando lo dijiste— reclama—. ¿Qué es lo que vas a hacer con los que te creímos tus mentiras?— señala a cada uno de los que los rodean—. ¿Cómo vas a arreglarlo? ¿Eh?—

001 observa cómo 100 ataca a 456 por lo que interfiere colocándose en medio de ambos, dándole una mirada de advertencia a 100.

—¿Ya es suficiente, no?— interviene 001.

—Hagan sus equipos— La voz cortó el crescendo de la tensión. Las puertas se cerraron con un golpe metálico, el cronómetro comenzó su cuenta regresiva, diez minutos para formar equipos y un mar de incertidumbre que amenazaba con ahogarlos.

Gyeong-seok giró, encontrando la mirada de Hyun-ju. El terror se reflejaba en sus ojos, agrandados por el miedo. Su ventaja se había esfumado, la mentira de 456 los había dejado desprotegidos, perdidos en un laberinto de incertidumbre. Él sintió la tensión en su propia respiración, la opresión en el pecho. Pero, con un esfuerzo consciente, forzó una sonrisa, una máscara de calma para disimular su propia ansiedad. Con un movimiento suave pero firme, la tomó de la mano, sus dedos entrelazados, transmitiendo una promesa silenciosa de apoyo.

—¿Qué haremos?— preguntó Hyun-ju, su voz apenas un susurro, su mirada buscando desesperadamente una respuesta en la suya.

Gyeong-seok apretó ligeramente su mano, transmitiendo seguridad.

—Debemos buscar equipo— respondió, su voz firme, aunque su corazón latía con fuerza—. Necesitamos tres personas más para completar nuestro grupo. Vamos a encontrarlos—

Su mirada, aunque llena de preocupación, irradiaba determinación, una promesa tácita de que juntos, enfrentarían lo que se avecinaba. La cercanía, el contacto físico, la promesa silenciosa en sus ojos, era un bálsamo para el miedo de Hyun-ju. Juntos, se adentraron en la multitud, buscando aliados en medio del caos, su unión un faro de esperanza en la tormenta que se avecinaba.

—Hyun-ju— Gyeong-seok le acarició suavemente las mejillas, obligándola a mirarlo a los ojos. —Debes tener calma para poder lograrlo. ¿Estás conmigo?

La duda aún la carcomía, el peso de la mentira de 456 era una losa en su pecho. Pero la firmeza en la mirada de Gyeong-seok, la calidez de su mano en su mejilla, le inyectó un poco de coraje.  Asintió, una pequeña sonrisa temblorosa curvando sus labios.

—Hagámoslo— Ambos se sonrieron, una despedida breve pero llena de significado, un pacto silencioso de apoyo mutuo antes de lanzarse a la vorágine de la búsqueda.  La sonrisa se desvaneció rápidamente, reemplazada por la tensión palpable del ambiente.

El patio era un hervidero de ansiedad.  Gritos, negociaciones apresuradas, la desesperación se respiraba en el aire.  Las personas pasaban ignorando a los que consideraban débiles, los que parecían menos aptos para la competencia.  El tiempo se agotaba, la presión era asfixiante.

Hyun-ju, con las manos entrelazadas con nerviosismo, buscaba desesperadamente a tres personas más.  Su mirada recorría a los demás jugadores, buscando rostros dispuestos a unirse a ellos sin prejuicios, sin dudas.  El miedo a la discriminación, a ser rechazada, la atenazaba.

—Miren ese de allá—La voz de un jugador la sobresaltó.  Sus ojos se posaron en ella, y un escalofrío recorrió su espalda.  Se acercó con cautela, la esperanza de formar un equipo luchando contra el temor a ser juzgada.

—¿Nos servirá para correr?— cuestionó otro jugador, su tono despectivo.

—Sí— respondió otro, su voz insegura. —Aunque tal vez no tengamos que hacerlo."

—No sé— La duda y la desconfianza se respiraban en el aire.

Hyun-ju, respirando profundamente para calmar sus nervios, decidió hablar.

—Disculpe...

Las miradas de los cuatro jugadores se posaron sobre ella, una inspección minuciosa, inquisitiva.  Su voz, aunque intentaba sonar firme, temblaba ligeramente, delatándola.  Ella lo sabía.  Sabía por qué esas miradas la recorrían de arriba abajo, evaluándola con desconfianza, buscando cualquier señal, cualquier detalle que confirmara sus sospechas.  El silencio se prolongó, pesado y opresivo, mientras la tensión se hacía palpable en el aire.  La evaluación no era solo física;  era una penetrante mirada que buscaba descubrir algo más, algo oculto tras su apariencia femenina.  Un instante pareció una eternidad mientras ella se enfrentaba a la fría evaluación de sus posibles compañeros de equipo, la incertidumbre de su futuro colgaba como una espada de Damocles sobre su cabeza.  La mirada de arriba abajo, la evaluación implacable, la dejaba expuesta, vulnerable, su identidad transgénero, un obstáculo que se erigía como una pared entre ella y la posibilidad de formar un equipo, de sobrevivir.

—Si necesitan a dos más...— La frase quedó suspendida en el aire, inconclusa, mientras el peso de su vulnerabilidad la aplastaba.

Se vieron entre ellos y negaron con rapidez, girándose para no verla. Y simplemente dijeron;

—Ya estamos completos —mintió sin descaro

—Ah, okey —se despidió para seguir caminando, sintiendo las miradas pesadas de los hombres. Aun jugando con sus manos y la mirada baja trata de encontrar calma. Se queda quieta de pronto al encontrarse con una chica, solamente le saluda y sigue, hasta que ella la detiene

—¿Te gustaría que formáramos un equipo? —pregunta con timidez

Hyun-ju asintió embozando una tímida sonrisa.

—¿Oigan, necesitan dos personas mas? —cuestiona el jugador 007

—Que bueno que llegaste —le respondió el jugador —¿Dónde esta la persona?

—Aquí —dice haciéndose a aun lado y dejando ver a su madre quien saluda, lo que hace que los tres hombres pierdan interés de inmediato —¡Ahh, okey! —dice comprendiendo sus miradas

—Primero deja a la vieja y puedes unirte —avisa el hombre al acercarse a él

—No es ninguna vieja. Es mi mamá —reprocha tomando la mano de su madre y jalarla a otro lado

—Escucha únete a su equipo —dice su madre al detenerlo —No te preocupes yo voy a estar bien —miente tratando de hacerlo encontrar equipo —

—¡Ay mamá! No digas estupideces. ¡Ya cálmate! —la detiene del brazo —Ya por favor

—Debes hacerlo

—Ya mamá, ¿Qué te pasa, porque no te comportas como me tratas todos los días?

—No me faltes al respeto —reprende jalándole el cabello

—Eso es mamá —la felicita divertido

Ambos comienzan a pelearse, a lo que 007 la sigue jalando para encontrar un equipo.

—El tiempo de formar equipos esta por terminar —informa la voz, logrando aumentar los nervios entre los jugadores

Hyun-ju, ya con la jugadora 095, se proponen a encontrar el ultimo jugador, pero al toparse de frente a 007 y 149, su esperanza vuelve a resurgir, ya con Gyeong-seok serian 5, por lo que animada habla;

—¿Quieren...

—¿Quieren...

Dijeron 149 y Hyun-ju, al mismo tiempo lo que las hizo sonreír.

—Dejen busco a...—de nuevo sus palabras quedaron suspendidas en el aire pues una voz los interrumpió

—¡Todos son unos estúpidos insolentes! —exclama la jugadora 044, —debieron invitarme a estar con ustedes. —reprende con las manos en la espalda —¿Les gusta hacerme esperar? —cuestiona elevando una ceja y observando a Hyun-ju quien agita las manos —Son unos idiotas que tendría que acuchillar ya —rechina sus dientes

—Espere, ya estamos completos—avisa Hyun-ju al observar como Gyeong-seok se acerca, pero al ver que ella ha formado un equipo le sonríe

—Por mi no te preocupes, yo seguiré buscando

—No —lo detiene confusa —el tiempo se acaba

Gyeong-seok observa alrededor y sube sus hombros.

—Allá hay un equipo y le falta uno, suerte Hyun-ju —dice comenzando a separarse, ella trata de detenerlo pero la jugadora 044 la detiene —

—El tiempo se acaba querida y algo me dice que por ahora no estarán juntos —dice mirándola con desdén

Gyeong-seok, se apresura con el equipo que ha visto antes y en cuanto ellos lo reciben, el temporizador llega a su fin, así marcando el inicio del juego y el final de algunas vidas.

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