02
El día algo frío, Jeongin se encontraba saliendo de su salón después de que tocara la campana indicando el inició del recreo (receso).
Se abrazó a si mismo al sentir un viento helado colocarse por su espalda, a pesar de llevar puesto el hoodie más calentito y abrigado que pudo encontrar en su armario, aun sentía frío.
-¿Tienes frío Innie?- giró su cabeza al escuchar la voz de su mayor. Con un asentimiento de cabeza respondió a su pregunta.
El mayor al sentir una respuesta positiva atrajo a su menor hasta su cuerpo, envolviéndolo en un abrazo.
-¿así esta mejor?- pregunto con una sonrisa mirando al mas bajo, observando sus mejillas teñidas de un suave carmesí.
-Mucho mejor, gracias hyung -respondió a la sonrisa que le dedicaba al mayor, sintiendo sus mejillas y orejas calientes, rezando para que su hyung pensara que era a causa del frío el, tenue -pero notable-, sonrojo que adornaba su pálida piel.
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Suspiró rendido, maldito insomnio.
Levantándose de su muy cómada cama, bajó hasta la cocina para seguir con la misma rutina que había adoptado desde hace unas pocas noches.
Subió con su vaso de leche tibia en manos sentándose en la silla del escritorio, tomando un poco del vaso.
Estuvo unos minutos observando a la nada,
Sumergido en sus pensamientos, cuando un tenue tenue frío se coló por su espalda haciéndolo estremecer.
Algo paso por su mente.
-¿Así esta mejor? -preguntó con una sonrisa.
Una pequeña y cansada sonrisa se formó en su rostro acompañada por un tenue sonrojo.
Se acercó a su cama para tomar la frazada que yacía en ella después cubrirse con esta, tomando una hoja y un lápiz comenzó a escribir, como ya le era costumbre.
"Sabes, tu calidez en verdad es espectacular, no importa que tan frío este el clima si estoy entre tus brazos todo se vuelve más cálido, hyung ¿Podrías nunca separarme de tus brazos?"
Bostezando guardó todo de nuevo, dejando aquella hoja dentro de una linda caja que había decorado especialmente para estas, aún con la frazada sobre sus hombros volvió a su cama acomodándose en el medio, siendo un pequeño ovillo debajo de aquella gran frazada, abrazó su almohada para terminar cayendo de a poco dormido.
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