Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

.ꙅoɿƚᴎɘuɔᴎƎ : 3 o|uƚíqɒƆ

El Bandersnatch era increíblemente veloz. Era oficial, definitivamente amaba esta criatura de Infratierra a tal punto de ser mi favorita, ya que era capaz de llevarme a varios lugares de forma rápida. Aunque no vivía aquí, sabía que él era el mejor transporte en el país de las maravillas. O, bueno, en lo personal, era el mejor.

El Bandersnatch seguía corriendo por el bosque dejándome contemplar el lugar con una sonrisa, en la espera de poder ver pronto a Tarrant. Al parecer, la casa del Sombrerero no era tan lejana como creía, ya que el lugar se me estaba haciendo tan familiar. Probablemente ya había pasado por aquí en mis otros viajes y eso era bueno para no perderme en el camino.

Sonreí alegre agarrándome con fuerza de la criatura al sentir que iba más rápido hasta que una brisa fuerte apareció despeinado mi cabello haciendo que este apareciera frente a mi rostro evitando que mirara.

—¿A dónde vas, mi pequeña niña? —la voz de alguien se escuchó de la nada e hice qué el Bandersnath se detuviera—. Creí qué no volverías a este lugar. —volvió a decir provocando que me pusiera alerta—. Le hiciste mucha falta a ciertas personas... —susurró con diversión apareciendo frente a mí. Sonreí al instante al observar a aquel fantástico gato.

—Yo también te extrañé, Cheshire —susurré sin más bajándome de mi amigo, provocando que el gatuno se desvaneciera—. Aparece, quiero hablar contigo.

Y sin más, el gato hizo presencia con una sonrisa, pegando su rostro a mí, dejando ver sus colores de su pelaje tan atrayentes.

—¿En qué te puedo servir, pequeña?

Solté un suspiro tratando de ignorar su magnífica habilidad de poder evaporarse para tratar de enfocarme en lo que importaba: la noticia. La gran noticia que quería compartirles a mis más grandes amigos. Esa noticia que dejaba en claro, que después de varios años, finalmente me quedaría aquí para siempre.

Sonreí al instante hasta que el gato se desvaneció y volvió a aparecer arriba de nosotros permaneciendo alegre, ignorando mi presencia. Pareciendo qué todo era un juego para él.

Acomodé mi cabello y miré atenta al gato esperando que me pusiera atención, pero este seguía ignorándome. Ahí fue cuando me di cuenta que el gato nunca me prestaría atención hasta que le contará la noticia, entonces, aclaré mi garganta dispuesta a hablar mientras él daba vueltas en el aire.

—Voy a quedarme —confesé sin más esperando que la criatura pusiera atención en mí.

Algo imposible, ya que él era un gato inquieto, pero lo había logrado.

Había logrado calmar al morado gatuno haciendo que este me mirara sorprendido con sus ojos demasiados abiertos susurrando un "oh no". Lo miré confundida tratando de descifrar sus expresiones y las de todos al oír la noticia, ¿por qué simplemente no se alegraban?

Desde la primera vez el único que me pedía quedarme era Tarrant, pero, aun así, creí que mis amigos se alegrarían de saber estas noticias. Por eso esperaba mirar al Sombrerero pronto para tener a alguien feliz por mi presencia.

El gato seguía con su cara de preocupación haciendo que me sintiera frustrada por ello.

—¿Qué pasa? No entiendo por qué su mirada caída sí se supone que son mis amigos —aclaré elevando la voz y mirando furiosa al gato, pero este sólo sonrió y se acercó a mí.

—Por supuesto, mi campeona, pero debo aclarar qué el qué siempre insistió en que usted se quedara, fue Tarrant. En lo personal, no me importa mucho qué decidas sobre tu vida —aclaró él acomodándose en mi hombro y yo lo miré fijamente, todavía molesta.

¿Por qué actuaba así el gatuno?

No entendía nada. Hasta que me puse a pensar, sobre todo. El disgusto que tenían mis amigos no era por nada, era por algo, ¿será cierto eso qué dice el gato? Sí era así, me sentiría fatal qué sólo el Sombrerero pensará en mí y me extrañará. Probablemente por eso él fue mi primer pensamiento cuando llegué. Él era el único que me quería. Entonces, ¿para qué me quedaba sí a los demás no les importaba?

—Realmente no sé si estoy haciendo lo correcto —bufé apartándome de mis amigos mientras reflexionaba las cosas—. Nadie parece alegre de mi decisión de quedarme.

Volví a observar a mis amigos y ambos permanecían con miradas tristes. Entonces, solté un suspiro y comencé a alejarme de ellos para dirigirme finalmente a casa de Tarrant, y ver a alguien que se alegré de mis noticias. Ya que a Cheshire no le importaba.

—¡Cuidado, niña! —exclamó alguien furioso y volteé a todos lados en su busca—. ¡Aquí abajo!

Miré hacía abajo encontrándome al Lirón; a aquella pequeña criatura más valiente de toda Infratierra. Sonreí y la sostuve en mis manos mientras sufría reclamos de parte de ella.

—¡Suéltame, niña! —dijo furiosa sacando su espada y pinchándome mi mano.

Un grito de dolor salió de mi boca provocando que brincara involuntariamente, soltando así a mi pequeña amiga al suelo.

—Yo nunca he sido agarrada de esa forma, sólo sí es un paseo en sombrero, y tú no tienes un sombrero —declaró el Lirón atrayendo mi mirada.

Chupe mi herida tratando de que la sangre dejará de salir mientras observaba a la pequeña con enojo.

—Hola pequeña, ¿qué hace una criatura como tú en el bosque? —preguntó el gato acercándose a nuestra amiga.

—¡No me llames, pequeña! Soy más grande que tú por mi valentía —gritó está sacando su espada y apuntando a todos lados con enojo.

Reí levemente observando la actitud de mis amigos tan extraños y peculiares. Todos ellos estaban dementes y por eso amaba el lugar. Era increíble estar con gente incomprendida, y principalmente era increíble estar con estas criaturas qué me acompañaban ahora. El Gato y el Lirón eran extrañamente increíbles y divertidos.

Los miré con una sonrisa hasta que el ladrido de un perro se hizo presente haciendo qué buscará con la mirada a un amigo más; a un amigo fiel y peludo.

Bayard corría hacia mí, hasta llegar frente mío y brincar hacia mi rostro para lamer de este. Me tire al suelo con el perro arriba mío con una enorme sonrisa mientras mis amigos me acompañaban alegres, porque todo esto era un momento qué me encantaría vivir varias veces; era un momento que disfrutaba de estar aquí en Infrantierra.

—Alicia, te extrañé demasiado —murmuró el canino—. Nunca he conocido a una chica tan decidida como lo eres tú.

Lo escuché sin entender a que se refería, pero aun así acaricie sus orejas tiernamente haciendo qué este se apartará de arriba de mí, para después, sentarme en el suelo haciendo una rueda en el lugar con mis amigos para comenzar a charlar, recordar cosas e informarme a mí lo que había pasado mientras no estaba. Aunque, al parecer, todo había estado tranquilo y magnífico como la última vez qué vine. También yo les conté sobre mi vida, aunque fue difícil hacerlo, ya que no lograron entenderme ciertas cosas que les decía. Además, tuve qué explicar demasiado, pero finalmente creo que entendieron un poco de mi vida. Después de eso, la rueda qué habíamos formado para conversar, se había vuelto una rueda de juegos, chistes y diversión, provocando qué los recuerdos de mi primera vez vuelvan haciendo que disfrutará del momento.

En definitiva, amaba el lugar, amaba mis amigos y amaba todo de Infratierra.

Después de un rato, observé el cielo dándome cuenta de lo tarde qué era, así que, me levanté y me aproximé a el Bandersnatch para poder irme con el único amigo qué me faltaba ver.

Tarrant.

Era claro que el tiempo pasaba volando cuándo estabas rodeado de buenas compañías. Reí al instante recordando qué el Tiempo era un alguien. Un alguien especial qué esperaba ver una vez más.

—¿A dónde vas? —preguntó Cheshire alarmado haciendo que volviera a la realidad.

Sonreí de inmediato y me coloqué de forma adecuada arriba de mi amigo para poder irme.

—Iré a ver al Sombrerero, deseo contarle las noticias pronto —aclaré alegre, provocando que Cheshire apareciera en mi rostro con sus ojos bien abiertos.

—No puedes ir a ver a Tarrant, es muy mala idea —aclaró alarmado provocando que soltara una pequeña risa hasta darme cuenta que no era broma.

Realmente hablaban enserio.

Mi confusión aumento haciendo que mi corazón se acelerará, pero después pase mi mano por donde estaba él, desvaneciéndolo.

—No estoy de humor —susurré enfadada por las actitudes de mis amigos—. Me tengo que ir.

Y sin más, me aparte con el Bandersnatch a dirección de mi viejo amigo; Tarrant.

En el palacio de los sueños, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro