— ¿De verdad no volverá a mandar una carta?, ¿Acaso fui demasiado duro con el?, ¡soy un tonto! — golpee mi cabeza, como si eso fuera arreglar algo.

Rodé por toda mi cama hasta caer al suelo, dándome un fuerte golpe en mi espalda y en mi nuca.

— ¡Auch!, recordare nunca más rodar en mi cama — me senté en el suelo mientras sobaba las partes dañadas, cerré mis ojos cuando toque mi cabeza, si que me había dado un fuerte golpe ahí.

Abrí mis ojos y mi mirada la dirigí a mi escritorio, lo mire por varios minutos, me levanté del suelo en silencio, lo mire por unos minutos más, abrí uno de los cajones que permanecían ahí, mire las cartas que aquel chico había escrito para mi, estaban incompletas por culpa de Soobin, él había roto algunas, pero había pegado las hojas nuevamente, no quería olvidarme de aquel chico detrás de aquellas palabras, hay veces que intento imaginar su rostro, como es su sonrisa o si acaso su mirada es tan dulce como yo me la imagino, y entonces posee mi mirada hacia enfrente, una hoja bastante curiosa, de la cual ya hace un año me estaba preguntado, ¿De quien permanecía la caligrafía y esos pensamientos?.

"Porque su belleza prevalece sobre la física"

Baje la mirada y quise volver a recordar, volver a intentar, quería recordar todo, ¿pero era acaso que era inservible ahora?...

Gotas saladas bajaban por mis mejillas, me dolía el pecho y el llanto se volvió más desgarrador, me senté en el piso y abracé mis piernas, sabía que me veía ridiculo, pero no me importaba, ya nada importaba, necesitaba un abrazo, necesitaba de alguien ahora.

— Estaremos bien YeonJun...siempre lo estamos.

Y fue ahí donde recordé su mirada brillante y profunda, una mirada dulce e inocente, ¿Quien era el dueño de la mirada preciosa? Y como si eso fuera una daga, fue directo a mi corazón para hacerme llorar más, sin piedad, sin hacerme pensar adecuadamente.

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