Camine a la casa de Taehyun, estaba muy feliz, sonreí en solo pensar en el, quería volver a ver su rostro nuevamente, quería abrazarlo hasta dejarlo sin aire y que su piel dejara de ser tan clara, quería mirar esa sonrisa nuevamente, aquella sonrisa que me hace feliz en segundos, quería tenerlo cerca nuevamente, solo quería que el volviera.

Pare de caminar cuando llegue a la casa de él, él estaba sentado fuera de su puerta, se encontraba con un cuaderno en sus piernas, su cabello castaño estaba callendo por su frente, mantenía un lápiz en su mano, su rostro hacía muecas raras pero adorables, movía su pie derecho hacia abajo y arriba, mi corazón saltó de felicidad al verlo nuevamente, al poder verlo después de una semana.

— Taehyun...—hable con temor, él levantó su mirada y me miro con sus ojos color café, ninguna sonrisa apareció en su rostro — Quería hablar contigo...

—No tengo nada que hablar contigo, lo siento, es mejor que regreses a tu casa— se levantó dispuesto a entrar a su casa, pero lo detuve, no quería que se fuera otra vez, me miro sorprendido, sonreí, sonreí porque quería que él volviera a mi.

Ridiculo, ¿no?, primero daño a este chico y ahora quiero que me perdone, soy patético, merezco que me odie tanto, merezco su rechazo, merezco esto y mas.

— BeomGyu es mejor que me sueltes, por favor, te dije que ya no quería saber nada de ti, no quiero verte ahora, no ahora cuando creí que estaba mejor sin ti...

Sus ojos se cristalizaron, mi corazón se rompió, nunca me había gustado verlo llorar, tomé su rostro en mis manos, sus manos pasaron por mi cintura y un sollozo salió de sus labios, su toque me estremeció, lo mire nuevamente, él estaba llorando.

— ¿Es que no entiendes Choi?, ¿Por qué duele tanto verte con el?, ¿Acaso no entiendes lo que siento cuando le sonríes a el?.

Su agarre en mi cintura se debilitó, su cabeza se agachó y puedo decir que esta era la segunda escena más horrible de mi vida, no entendía que trataba de decirme, estaba confundido.

— Tae, no entiendo, ¿A quien te refieres?, ¿Hablas de YeonJun?.

—Si, habló de él, se que él es tu primer amor, se que YeonJun fue el primero en todo, se que es el chico que tus ojos no paran de mirar, se que es tú amor imposible, pero aún sigues aferrado a ello, se que él es la parte de tu corazón que nadie podrá ocupar, porque siempre es el, ese chico de sonrisa hermosa, de habilidades espectaculares, el es dueño de todo tu, no porque él lo haya nombrado, es porque tú decidiste nombrarte así, se que no soy el, pero siempre deseo ser a quien miras de aquella forma tan especial, tan brillante...tan única, quisiera ser él para recibir tus regalos, para recibir flores que te recuerden a mi, quiero ser quien reciba tus cartas. ¡¡Diablos BeomGyu!!, tu eres mi primer amor, tú me gustas, me gustas no solo por tu físico, es porque eres una persona superficial, extraño, poético, extrovertido y no utilizare las típicas palabras de eres un chico amable, tierno, porque tú eres más que esas palabras, tú sobre pasas esos sinónimos. Eres alucinante y eres más que perfección ante mis ojos, eres lo peligroso y lo fascinante, eres mi salvación y mi perdición, eres mi final Choi BeomGyu y ya no quiero ocultarlo, me gustas desde que la primavera empezó y termino, me gustas desde que el otoño empezó y termino, me gustas desde que el invierno dejó de ser frío, me gustas tanto que hasta la brisa ya canso de pasar por aquí, pero tengo en claro que yo....yo no soy el...

— Tae...

Mis ojos picaban, tenía ganas de llorar, me acerqué a su rostro, estaba llorando con el, nuestra sollozos eran lo único audible, al menos solo para mi, lo mire, no sabía que decir, ¿Demostrar es mejor que hablar?, porque si es así, entonces ya tenía mi respuesta.

Mire sus labios y con miedo me dirigí a ellos, dando un tímido beso ahí, diría que este beso era distinto a todo.

Porque él no era YeonJun...

Pero tampoco sentía lo mismo que por YeonJun.

YeonJun permanecería en mi corazón pero era momento de seguir sin mirar atrás, debo vivir el presente, debo amar a quien me ame.

Y ese era Taehyun.

.
.
.
.
.
.
.
.