Capitulo 12
Jennie Kim
El día siguiente me levanté tarde y cuando lo hice lisa ya estaba despierta leyendo un libro en su cama.
— Buenos días, Jennie — Dijo sin alzar la vista del libro que estaba entre sus manos.
— ¿Cuanto llevas despierta? —di un pequeño bostezo.
— Una hora, aproximadamente —ella cerró el libro—. Pero te veias muy cómoda durmiendo, así que no quise molestarte.
Me levanté de la cama y fui al baño para cepillarme los dientes, y lavarme la cara. Al salir, Lisa se encontraba sentada en la orilla de su cama mientras que miraba la televisión. Me acerqué a ella, pero antes de poder sentarme escuché que tocaban a nuestra puerta. Lo cual me dejó algo confundida. ¿Quién podría ser?
— Pedí el desayuno antes de que despertarás —me dijo Lisa como si notara mi desconcierto.
Asintiendo me dirigí hacia la puerta y al abrirla confirmé lo que la rubia me acababa de decir. Había una persona con el uniforme del hotel que traía consigo un carrito con comida. La dejé pasar y ella dejó las cosas en una mesa que había en la esquina de la habitación. Después se fue.
— Esto se ve delicioso.
Lisa acercó la mesa hasta el frente de la cama para así no tener que sentarse en las sillas y poder seguir viendo televisión desde lo cómodo del colchón. Yo me senté a su lado y desayunamos juntas mientras que veíamos televisión y conversábamos sobre la película que estábamos viendo.
— Estoy segura de que se quedará con el moreno —ha dicho Lisa.
— Yo creo que se quedará con el otro — ella nego.
La película que estábamos viendo era sobre un triángulo amoroso, en realidad no son las típicas películas que yo vería pero era lo único más interesante que estaban pasando por la televisión — además de las noticias — y era divertido ponerme a debatir con lisa sobre cosas sin sentido de la película.
Entonces la protagonista se besó con el chico moreno y la película terminó.
— ¡Lo sabía! —Exclamó Lisa de manera victoriosa—. No es que me interese demasiado pero… tuve razón.
No pude evitar reír.
Nuestro desayuno termina por extenderse más de la cuenta debido a que despues de esa película vuelven a pasar otra similar que Lisa y yo también miramos solo para confirma que de nuevo la rubia había acertado sobre con quién se quedaría la protagonista.
— ¿Hoy quieres salir o quedarte aquí? —le pregunté mientras que poníamos la mesa en su lugar.
— ¿Nos quedan muchos lugares por recorrer?
— Algunos, pero no son tan interesantes y más que nada nos faltan lugares que tratan sobre comida — lisa sonrió.
— ¿Tú quieres salir?
— Estamos aquí por ti, Lisa —la señalé—, así que tu debes elegir.
— Entonces salgamos.
Así fué. Nos cambiamos de ropa y salimos a dar nuestro último paseo por el pueblo.
Fue corto. Bueno, ya habíamos explorado los lugares que más ganas teníamos de conocer, así que no nos hacía falta durar tanto como días pasados. De hecho pasamos gran parte de la tarde probando y probando cualquier cosa que fuera comestible.
Cuando ya era algo tarde, le insistí a Lisa para que fuéramos a una tienda a comprar un par de cosas que necesitamos para volver. Nuevamente algo de comida para el viaje de vuelta.
Aunque no me sorprendía, Lisa volvió a comprar dulces, y está vez la hice que comprara más cosas, ya que la última vez se había comido algo mío y yo seguía sin perdonarselo. Así que esta vez haría lo posible para que eso no se volviera a repetir.
Cuando salimos de la tienda fuimos de vuelta al hotel, teníamos que empacar.
Así que nada más llegar cada una se dedicó a hacer sus cosas.
— Mira —dijo Lisa a mis espaldas. Me giré hacia donde ella y pude ver que en ambas manos sostenía dos sopas instantáneas—, es para nuestra última noche aquí.
No pude evitar sentirme nerviosa repentinamente. Lisa ya me había dicho que quería ir conmigo a la psicina, pero por un momento creí que lo habría olvidado o que no lo decía en serio. Pero al parecer iba muy en serio.
— ¿En qué momento las compraste? — se encogió de hombros, como si le restara importancia. Yo arrugué mis cejas— Puedes comer eso ¿cierto?
Ella asintió.
— En ningún momento fueron mencionadas como algo prohibido y además, hace mucho que no como una de estas y tengo muchas ganas de una.
Sonreí. Entonces mi mirada cayó sobre la puerta transparente que teníamos, y a través de la cual pude ver que ya era de noche. Ni siquiera me había dado cuenta de eso, el tiempo si que había pasado rápido.
— ¿Ya quieres ir? —pregunté.
— Tenemos que preparlas antes —respondió ella.
— ¿Cómo lo haremos?
— ¿Con la cafetera? —cuestionó, algo dudosa— es que en realidad no hay ninguna otra cosa.
Finalmente terminamos haciendo ambas sopas con la cafetera, y nada más estuvieron listas bajamos al área de la psicina para sentarnos en la orilla de esta.
— Te gustó mucho este lugar ¿verdad? —he preguntado mientras que me metía unos cuantos fideos a mi boca.
— Se aprecia muy bien el cielo desde aquí, eso me gusta. De hecho, diría que este fue mi lugar favorito de todos los que visitamos —he reído—. Pero creo que no solamente es por eso...—noté como bajó la mirada, dudosa—bueno, ha sido el único lugar donde hemos podido estar solo tu y yo, sin nadie más.
— ¿Te gusta pasar tiempo conmigo? —Lisa apretó sus labios.
— Solamente un poco.
Mientras que comíamos y mirábamos el cielo nocturno en silencio, unos cuantos recuerdos de nuestra estadía ahí se hicieron presentes en mi mente. Pero sobre todo cuando pasamos por la playa y Lisa dijo algo que me dejó atónita y que a dia de hoy no entiendo.
Me dijo que se sentía muerta, y que yo era su angel.
He tratado desde ese momento comprender sus palabras, se que algo me estaba diciendo, hay algo escondido ahí, pero no logro averiguarlo.
— Siento que no te he contado demasiadas cosas sobre mi —lo que dije pareció atraer su atención, pues dejó de comer—. Yo se mucho sobre ti, tu enfermedad, tu familia, algunas cosas que te gustan...
— Bueno, tampoco es como que eso sea demasiado, Jen.
— Pero es mucho más que lo que tú sabes de mi.
— Entonces cuéntame algo sobre ti.
— ¿Cómo qué? — se quedó pensando durante un momento.
— ¿Qué es lo que más te ha dolido?
Suspiré.
— Mi madre.
— ¿Tu madre? — preguntó.
— Murió y creo que de momento es lo que más me ha dolido —hice un mechón de mi cabello hacia atrás—, siento que la perdí muy pronto. Eso es todo.
— ¿Cuántos años tenías?
— Diez. Para ser exacta tenía nueve, pero estaba a un mes de cumplir los diez.
Lisa y yo dejamos nuestros platos de lado, centrándonos en nuestra conversación.
— También tenía cancer —Lisa se giró hacia mi, sorprendida. Al parecer no se lo esperaba—. Solo que el suyo era de pulmon, y era terminal.
— ¿Por eso E'dawn quiso ser doctor? — asentí.
— Pasamos los últimos meses de su vida con ella en un hospital. Ella así lo quiso, y le lloré tanto cada noche, creo que por eso odiaba los hospitales, no me gustaba estar en ellos, no podía soportarlo porque estar ahí me recordaba dicho dolor que pasé durante tanto tiempo. Pero el día en qje te conocí hice una excepción, lo estaba intentando, más bien.
— Lo siento.
— No lo sientas, no soy la única que ha perdido a alguien en este mundo, en su mayoría todos lo hemos hecho, pero algunos son más fuertes y otros más débiles como es mi caso.
— No creo que seas debil.
— Lo soy.
Por un momento nos quedamos en silencio, admirando el frente. Ni siquiera lo había notado, supongo que porque por un momento me quedé sumergida en recordar a mi madre.
— ¿Quieres meterte a la piscina? —dijo Lisa después de un rato. No pude evitar mirarla con clara muestra de sorpresa en mi rostro.
— ¿Con esta ropa? — ella asintió.
— O podemos meteremos en ropa interior.
— Es broma ¿verdad? —Lisa se rió y a continuación se levantó. Entonces ví como se pasaba la blusa por encima de su cabeza y después la lanzaba al suelo, quedando en brasier— No hay cámaras de seguridad aquí ¿cierto? —pregunté mirando hacia todos lados.
— Jennie, esto es como un bikini, pero de algodón.
Ella se quitó el pantalón, quedando así por completo en ropa interior. Sentí mis mejillas enrojecer e instintivamente desvíe mi mirada hacia el suelo.
¿Por qué actuaba así?
— ¿Sabías que en ese cartel dice que no debemos usar ropa de algodón? — Lisa se encogió de hombros.
— ¿Ves a alguien más aquí? —sin darme tiempo a responder se tiró a la psicina, y al estar dentro me sonrió —. Vamos Jen, ven conmigo.
Antes de quitarme la ropa mire a mis alrededores, asegurandome de que no hubiese nadie más. Lancé mi ropa hacia el suelo y nada más hacerlo, sentí como mi cuerpo temblaba ante el frío que aquella noche hacia. Habia notado que en aquel pueblo había un clima cálido durante el día, pero en las noches solía estar algo helado.
Sin dudar más me tiré a la psicina de un clavado. Me sumergí por completo en el agua y al sacar la cabeza mi cabello se encontraba húmedo. Sonriendo, pero temblorosa, me acerqué hasta donde Lisa.
— Hace demasiado frío —murmuré mientras que temblaba.
— No hace tantoo, no exageres Jennie.
— ¿Nadamos?
— No puedo —respondió algo desanimada—. Es muy cansado, pero puedes hacerlo tu, yo te observo.
— Quizá seria incomodo que me mires nadando...
— ¿Solo por mirarte nadar? —asentí—. Mm, lo entiendo. Es una lástima, habría sido lindo verte nadar.
Sentí que ella se acercó más hacía mi, sentí su mano rozar mi cintura desnuda, todo lo que había tenido con lisa eran roces de nuestros cuerpos, roces de nuestros labios.
Tan solo esos roces me hagan sentir nerviosa, y también que quería más que solo eso.
¿Por qué me haces sentir así, Lisa?
¿Por qué justamente tu?
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