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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈

𝟔. 𝐋𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐯𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐝𝐢𝐬𝐟𝐫𝐚𝐳𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚.

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El aroma a sol era uno que solamente los solis tenían.

Era un aroma qué acompañaba las demás especies qué rodeaban al omega, según Neon el olor era como a limpio, como cuando dejas la ropa al sol por mucho tiempo y esta se calienta demasiado, bueno ese aroma era aquel que perseguía a los solis, tan limpio y puro. Pero, tenía diferencias notorias con el aroma normal del omega; mientras que este se almodaba a las emociones, el aroma a sol no lo hacía no disminuía, no aumentaba, no podía encerrarse. Permanecía siempre en el solis.

Simplemente estaba ahí.

Para los leuks el aroma era muy suave, pero los solis podían incluso olerlo a metros, era como una señal de que un hermano estaba cerca. Si bien el aroma a sol no podía disminuir, si había una única forma: cuando el omega ya no tenía la bendición, en su caso, su núcleo estaba muy lastimado por lo que incluso cuando aún estaba en Slunce el aroma a sol ya no lo percibía.

Sabía que Ori tenía el aroma, su abuela e incluso Aziz dijeron que cuando era un bebé el aroma era muy notorio.

Pensó que no lo volvería a oler, pero ahí estaba esa mujer de porte elegante con ese gran kimono y esa pipa larga y oscura qué sostenía con esa mano delgada y morena.

Ella venía de Slunce.

—Alluka, qué maravilla encontrarte aquí— una voz tranquila llego a sus oídos, era un omega de cabellos rubios y ojos azules—. ¿Cómo estás?

—Bien Matt— la omega, amable le saludo pero Gon pudo ver emociones diferentes en los ojos de su amiga—. Es un honor verte de nuevo, pero me dijeron que no ibas a llegar hasta mañana.

—Lo iba a hacer— sonrió sin mirarlo ni una sola vez—. Llegue hace dos días, pero decidí esconderme de los ojos chismosos.

—Entiendo— le sonrió—. ¿Fueron días relajantes?

—Lo fueron— su voz era melosa—. Hasta que me entere que los Zoldyck habían llegado— le dio un sorbo a la copa qué tenía en su mano, sonrió, para luego mirarlo sus ojos los escanearon con mucha rapidez y luego le dio una sonrisa amable:—Y parece que aún no nos han presentado— le extendió una mano delgada—. Soy Matt Lynn, viejo amigo de los Zoldyck.

—Gon Freecss— tomo su mano dando un leve apretón—. Un gusto.

El omega le sonrió, sus ojos lo analizaban era la mirada de alguien que estudiaba un rival. Lo cual era una estupidez, no eran rivales de nada. En todo caso el mensaje estaba claro, Killua lo había marcado con su olor, le había puesto un collar y un anillo.

"Había ganado".

—Me parece que nunca te había visto— le sonrió curioso—. ¿Es tu primera vez?

—Lo es— asintió sin devolverle la sonrisa pero siendo totalmente educado.

—Es una verdadera sorpresa que Killua aparezca con un... Omega y un cachorro— dijo con voz monótona—. Me sorprende más que se haya fijado en alguien como tú.

¿Como él? Este tipo estaba intentando humillarlo.

—¿Cómo yo?— le alzó una ceja, el chico ni siquiera se vio sorprendido o preocupado en cambio dejo soltar una sonrisa condescendiente.

—No eres su tipo, por supuesto— lo barrio con la mirada—. ¿Y con un cachorro?

—Matt, no creo que sea correcto qué le hables así al omega de mi hermano— Alluka lo vio con el entrecejo fruncido.

—Pero Alluka, no estoy diciendo nada malo— le sonrió—. Solo digo que es muy extraño qué de repente después de un año regrese con este tipo de omega.

Gon quiso reírse en su cara, en serio, ¿qué le pasa a estos omegas? El sabe bien que no siempre las personas se llevan de la mejor forma sin tomar en cuenta la casta. Un ejemplo eran él y Sakura, pero con el tiempo aprendieron a tolerarse, pero aquí ni siquiera lo conocían y ya lo veían como si fuera el mismísimo cáncer y todo por un alfa.

—Así son las cosas— se encogió de hombros—. Nunca sabes cuando te puede llegar el amor.

Amor— se burló el chico con toda la intención—. No veía a Killua como alguien romántico— sus ojos estaban pegados a su cuello—. Ni tradicional, incluso te compro un collar.

—Es todo un romántico— mintió, Alluka a su lado dio una risita cómplice.

—Se nota— su nariz se expandió un poco, lo estaba oliendo—. Incluso es territorial, sus feromonas son bastante fuertes— le dio una sonrisa pícara—. Te recomiendo usar jabón sin aroma si quieres quitarlo, su aroma se impregna con mucha facilidad.

Ahora todo tenía sentido, Killua estuvo con él. Le dio un vistazo muy rápido, era lindo, pequeño con un hermoso cuello y cabellos dorados, pero a leguas se veía que era una persona superficial y estresante, Killua tenía un mal gusto con las personas.

—Lo tomaré en cuenta gracias— le sonrió dejando ver que el comentario no le afectaba—. Aunque no creo que él quiera que su aroma se vaya de mi— dio un suspiro divertido—. Ya sabes, cuando algo de verdad le gusta no lo suelta tan fácilmente.

El rubio alzó una ceja y luego le dio una sonrisa divertida pero sus ojos, oh sus ojos tenían flamas saliendo de ellos. No quería jugar a este juego absurdo y estúpido en el que tenía que pelearse por un alfa pero este idiota estaba tentado suerte, si una cosa jamás va a aceptar es que lo humillen.

Jamás lo permitía. Y hoy no será el día en que baje la cabeza.

—Señor Lynn, buenas noches— Kurapika se acercó a ellos con una copa de vino y una sonrisa falsa.

—Kurapika es una alegría verte— el omega se veía realmente fastidiado era sorprendente qué el hombre ni siquiera ocultara sus emociones o intenciones.

—¿Algún problema?— preguntó viéndolo intrigado.

—Para nada, solo nos conocíamos— le sonrió a Matt retandolo con la mirada para que dijera algo—. ¿Verdad, Matt?

—Señor Lynn para ti, Gon— lo miro con asco como si fuera basura.

—Oh, perfecto— el asintió—. Llámame Zoldyck entonces— atacó con satisfacción al oler las especias agrias qué empezaba a soltar su cuerpo.

Kurapika sonrió maravillado:—Creo que es lo normal— le sonrió su amigo—. ¿No, señor Lynn?

—Solo digo que esto es muy extraño— cruzó los brazos—. ¿De la nada un omega y un cachorro? No me la compro.

Gon ya estaba aburrido, ni siquiera entendía esta manía por pelearse por un alfa qué ya había marcado a un omega, no es que sintiera algún tipo de privilegio si por el fuera nunca hubieran llegado a esta situación. Pero aquí estaba defendiéndose de un omega qué estaba enamorado de su supuesto alfa.

—No necesitas hacerlo— suspiro aburrido—. Podrías quejarte con él— se encogió de hombros, tomando el brazo de Allula qué asentía a todo lo que decía—. Si nos disculpas, el banquete ya va a iniciar— jalando a la omega y con Kurapika siguiéndolos se alejaron por completo del rubio qué los veía como si en cualquier momento se lanzaría hacia el.

—La satisfacción qué tengo es increíble— Kurapika se veía muy animado, Gon se encogió de hombros, ese tipo le podía importar menos—. Por fin alguien lo puso en su lugar.

—¿Ustedes jamás lo hicieron?— preguntó curioso buscando con la vista a Hiroko.

—Lamentablemente si le decíamos algo recibíamos un castigo— dijo Kurapika con normalidad—. Uno pequeño pero lo recibíamos, como tu eres el omega del líder de la manada no pasa nada.

El omega del líder de la manda. Que título tan absurdo para un omega qué odiaba sentirse como una propiedad, se desquitaría totalmente con Killua después. Miro a las mujeres que abrazaban los brazos de sus alfas, vestidos pomposos con muchos bordados y corset. Ese fue un punto de interés, tanto mujeres omegas como hombres usaban corset.

El jamás había usado un corset, Neon si qué lo había hecho, lo más parecido tal vez fue una faja qué se quitaba una vez que tenía la oportunidad de hacerlo. Ahora imaginarse con un corset apretado todo el tiempo le cansaba de solo imaginarlo.

Killua camino a ellos con la mirada cansada, Bisky también se acercó con una copa de alcohol en su mano.

—¿Cómo estás?— fue lo primero que dijo al tenerlo cerca.

—Aburrido— contesto sincero, viendo de reojo a Ori platicar con otros niños que se veían más grandes que él—. ¿Tú?

—Cansado— dio un fuerte suspiro, lo vio mirando a la sección donde Ori estaba—. Y esta noche apenas empezó.

—Gon acaba de conocer a Matt— dijo Alluka deslizando sus manos aguantadas en sus brazos desnudos, dándose calor.

—¿Matt?— Killua abrió los ojos sorprendido—. No dijo Elle qué llegaría mañana.

—Pues te mintieron— resopló rodando los ojos—. Un increíble prospecto, por cierto.

—¿Fue grosero?— le alzó una ceja sorprendido.

—Más que eso Killua— Kurapika asintió varias veces con la cabeza—. El tipo fue un descarado con Gon.

Bisky soltó una risa divertida:—No creo que Gon se haya dejado intimidar.

—Pues razón tienes Bisky— le sonrió orgulloso—. Espero que no haya problema— pero su tono no fue dudativo, no esperaba que su comportamiento tuviera consecuencias y Killua debió entender a la perfección su tono cuando negó varias veces con la cabeza.

—No lo habrá— de repente puso una mano en su espalda, apretandolo más a sí e inclinándose un poco—. El tipo que vendrá a continuación es un idiota solo sonríe, yo me encargo.

A los segundos un hombre de tes clara y ojos cafés se acercó con una sonrisa enorme, el hombre lo comió con la mirada, al ver esto decidió seguir el ejemplo de los demás omegas en el salón y engancho sus brazos al de Killua, el acercamiento fue más íntimo. Era incómodo, pero lo era más la mirada lujuriosa de ese hombre.

La platica fue tan superficial como lo espero, el tipo le sonreía con picardía e incluso se le insinuo a Kurapika un par de veces durante la platica. Era horrible, el tipo seguramente estaba en sus cincuenta.

Pronto pasaron a las mesas asignadas, eran redondas con manteles blancos y arreglos en colores negros, cada mesa tenía una lámpara de colores cobre qué simulaba una flor, los tornillos y el metal pintado las hacía ver realmente hermosas.

Ori ya estaba sentado, esperando pacientemente a que todos llegarán. Cuando se sentaron Ori comenzó a parlotear de los niños a los que había conocido, mientras tanto la comida también empezó a llegar, Gon noto que Hiroko estaba a unas cinco mesas frente a ellos, la mujer estaba tomada de la mano de un hombre con traje rojo, mientras hablaba ruidosamente con otra mujer.

Soltó un suspiro, por inercia su mirada paso a Elle qué le guiño el ojo para luego pasar su comida. Basilius y Jingū estaban frente a ellos mirando el plato, incluso las comidas eran ya un enorme choque cultural. Siguió comiendo ayudando a Ori a cortar el pedazo de carne con los cubiertos. Aunque fuera algo tonto, aún estaba acostumbrandose a comer sin palillos al igual que Ori.

Al escenario se subió un hombre de traje negro y una mujer con un vestido blanco con tonos pasteles, el hombre tomo el micrófono y comenzó a hablar:—¡Es una alegría tenerlos de nuevo aquí! Cada año que veo estos rostros familiares hacen qué sepa que esto vale la pena— sonrió a los invitados alzando su copa—. Es para mi y para mi esposa un honor— la mujer dio una sonrisa—. Que esta noche Yoshida Hiroko, nos este acompañando.

Los aplausos resonaron en el salón, la mujer puso una mano en su pecho y daba sonrisas agradecidas.

—La subasta comenzará después de las doce— esta vez la mujer hablo, su voz aguda y llena de superficialidad—. Esta noche tenemos muy buenos prospectos.

En su mesa, Kurapika apretó la mandíbula aunque se limitaba a comer había una aura de furia en el cuerpo de su amigo. Incluso a su lado Killua parecía algo mortificado, ¿era por la subasta? La comida siguió con normalidad, comenzaron a hablar sobre lo que hicieron por la tarde Alluka se mostró realmente interesada en salir con ellos.

Aunque la plática era buena, no podía dejar de ver a la mujer que se encontraba frente a ellos. El kimono estaba algo abierto por lo que sus clavículas y parte del escote se veía, si esto se hubiera visto en Slunce sería incluso castigado, pero ella lo usaba con tanta seguridad. Intento divisar una marca, algo que le dijera que en realidad se estaba volviendo loco. Cuando la cena termino, vio que muchas mesas se comenzaban a arreglar para los juegos de esta noche.

—Se hacen para pasar el rato— Killua le señaló las mesas qué llevaban manteles rojos—. Pero esas— manteles verdes, cada una de ellas con un lámpara flotante encima—. Esas son para negocios o apuesta.

La mesa de en medio era verde, en frente de la misma estaba Hiroko platicando con una mujer de kimono verde, un alfa posaba su mano en el hombro de la mujer. Vio las fichas qué se estaban acomodando en la mesa, mahjong. Killua le estaba explicando algo pero sinceramente no escucho, camino a donde la mesa se estaba arreglando, la mujer que estaba volteada alzó la mirada de inmediato.

Le sonrió amable:—¿Zoldyck vas a entrar a la partida?

—Él no, yo lo haré— contesto dando un paso adelante agarrando el respaldo de la silla, la mujer abrió sus ojos encantada.

—¿Cuál es tu nombre?

—Gon... Gon Freecss— contesto esperando que este pequeño desliz no tuviera repercusiones en su mentira. Matt qué también estaba ahí lo vio con burla.

—¿Aún te dejan ocupar tu apellido de soltero?— asintió en reconocimiento, le alzó una copa a Killua como si lo felicitara—. Es mucho mejor así, creí que solo yo tenía ese privilegio.

—La vida da tantas sorpresas— le sonrió con seguridad—. ¿Entonces puedo sentarme?— Killua a su lado quiso tomarlo del brazo pero Hiroko se le adelantó hablando.

—Aunque me encantaría que jugaras— con ambas manos señaló a los dos hombres a su derecha e izquierda—. Los omegas no tienen permitido jugar.

—Tú eres una omega— debatió poniéndose un poco nervioso.

—¿Estas poniéndote en mi mismo nivel?— recargo su cabeza en el dorso de sus delgadas manos con una ceja alzada y una sonrisa.

—Lo hago.

Hubo un silencio, murmullos para nada silenciosos y muecas de desagrado. Hiroko dejo salir una risa encantada asintiendo con la cabeza.

—Mi señora si este omega la ofendió...— comenzó un hombre de bigote que era quien ayudaba a acomodar el juego.

—¿Ofenderme? Para nada— le resto importancia con un movimiento de mano—. Me sorprendió— lo miro señalando la silla en la que se recargaba—. Adelante Gon, siéntate.

Los hombres se vieron realmente ofendidos por el giro de acontecimientos:—Como las reglas acaban de cambiar— se dirigió a los hombres—. Dejare que esta noche los omegas jueguen.

—¿Disculpe?

—Qué traigas a tu omega para jugar o a alguien más que sepa— los hombres perdieron el color de sus caras.

—Yo juego— fue el rubio, qué se sentó con rapidez una vez que el alfa dejo la silla con enojo.

—Falta un jugador— sonrió, cuando lo vio sentarse. El alfa corrió para buscar a su mujer, era oriental de cabellos negros y piel pálida, ojos rasgados y pequeños.

—Te he visto jugar con el mayordomo— le siseo el hombre sentandola con agresividad a la silla—. Ahora, gana.

El coraje se presentó por todo su cuerpo, sintió sus manos hormiguear con ganas de tomar a ese imbécile y golpearlo para que respetará a su esposa. La misma que ahora tenía las manos temblorosas y los ojos brillosos.

Cuando iba a hacer algo sintió el tirón no fuerte pero si serio en su hombro, miro hacia arriba era Killua quien le negaba con la cabeza. Eso lo enfurecio más, con un movimiento brusco se deshizo de la palma en su hombro y se concentró en el tablero.

—Las fichas han sido colocadas— el hombre miro a los jugadores—. El ganador recibirá una platica de negociaciones con la señora Yoshida.

Esto era exactamente lo que necesitaba, así no necesitaba caerle bien simplemente con ganar podría lograrlo, pero su mente le gritaba qué no solo ganara por una negociación qué no le interesaba si no por saber realmente quien era esta mujer. ¿Por qué estaba aquí?

Sus miradas se encontraron:—¿De dónde vienes Gon?— sus manos delgadas tomaron las catorce piezas de la muralla.

—De Sa— mintió, tomando las piezas.

Un dado se les entrego para poder nombrar a los vientos:—¿Y tu querida?— lanzó el dado un seis. Ella sería el este.

—Zunn— dijo la mujer, lanzando los dados—. Cuatro.

—¿Zunn?, dicen que es un lugar muy caliente— Matt hablo sin dejar de mirar sus piezas.

—Lo es, señor.

—¿Es verdad que Sa rige con las mismas normas qué Slunce?— Hiroko lo miro impacible, soltó los dados, un cinco.

—Jamás he estado en Slunce— le entrego el dado a Matt—. ¿Usted no lo sabe?

La sonrisa de Hiroko se alzó muy poco, sus ojos se iluminaron con algo peligroso:—Me lamento al decirle que yo vengo de las islas de Kudzu— la primeras piezas fueron colocadas en la mesa para que todos los jugadores las vieran.

Mentirosa.

—Son islas preciosas, Freecss— Matt se metió a la conversación, mirando el tablero cuando dos piezas más se alzaron—. Deberían ir, mi padre tiene varios hoteles allí.

—Gracias por la invitación— robo una pieza, el mahjong era un juego de robar y pelearse por las piezas, el mayor objetivo eran los puntos.

Aquel que tuviera más puntos por ronda ganaba. Eran dieciséis rondas. Este juego era sencillo para alguien que había nacido en Slunce, para alguien que vivió en aguas orientales, desde niños te enseñaban a jugar. Pero en el palacio están prohibidos los juegos de apuestas, Idril tenía uno escondido en su habitación y a veces jugaban por las noches. La gran mayoría de veces él gano le gustaba pensar que sería así ahora.

Las piezas caían cada cierto tiempo, las combinaciones qué tenía de hecho eran bastante buenas, a su lado pudo ver el rostro enfurecido de Matt, un mesero acerco varias copas llenas de alcohol.

—Eres muy bueno Gon— la mujer se vio encantada, colocando otra pieza alado de las suyas—. Vas ganando varias partidas.

Las partidas se habían limitado a seis, de las cuales tres había ganado:—Es un honor qué alguien como usted lo diga— alago con seguridad—. Mahjong.

Las piezas se mostraron y dejaron ver los puntos que fueron contados por el mesero qué estaba ahí. Killua abrió los ojos sonriendo, aunque el juego era también por suerte parecía que Gon la tenía de su lado. Las siguiente ronda fue ganada por Hiroko y la última por Gon, se hizo la sumatoria de todas las rondas dando como ganador a Gon.

—Fue un buen juego— sonrió la mujer, al rededor aquellos que vieron el juego asintieron encantandos, fueron partidas rápidas qué no se alargaron mucho—. Si me lo permites— miro a Killua quien sonreía orgulloso—. Me llevaré a tu omega.

—Adelante— dijo el albino con una sonrisa.

Elle le sonrió alzando ambos pulgares y guiñandole el ojo, encantada. Gon se levantó viendo a Matt rodar los ojos mientras la otra mujer se veía más preocupada era obvio que el estúpido de su alfa no estaba de acuerdo con lo que acababa de suceder, en serio esperaba que ese imbécil no le golpeara.

La mujer lo encaminó a una habitación al final de un pasillo iluminado muy levemente. Alado de ella iba una joven omega con un kimono más simple, cabellos amarrados en un hermoso moño y la cabeza baja. Pronto entraron a una habitación, una qué era decorada con muchas cosas orientales, desde las lámparas de papel rojas qué colgaban, hasta el tapiz de un color naranja rojizo qué adornaban la habitación.

—Mi alfa hizo qué esta habitación fuera para mi— sonrió sentándose en un sillón color negro, la omega se dirigió a uno de los estantes sacando un juego de té... De jade—. ¿Es linda no?

Se sentó en el sillón frente a ella, las lámparas iluminaban muy poco el lugar y pronto el aroma a incienso se destacó en la habitación.

—Lo es— respondió, sus manos estaban sudorosas.

—Entonces— la mujer se recostó en el costoso sofá con un cigarro en su mano—. ¿Por qué un solis esta sentado frente a mi?

Abrió los ojos sorprendido, haciendo que la mujer sonriera con maldad:—¿Cómo?

—Un solis solo puede sentir a otro, ¿no es eso lo primero que nos enseñan?— le alzó una ceja.

—¿Cómo... Es que estas aquí?— preguntó desesperado por respuestas—. ¿Cómo es que nadie se ha enterado de lo que eres?

—Eso debería preguntartelo yo a ti Gon— le dio una calada a su cigarro, la omega trajo una bandeja con el té—. Hace un tiempo que no veía omegas de Slunce.

—¿En plural?

—La gente siempre encuentra la forma de escapar de Slunce— se encogió de hombros desinteresada—. Como tú, ¿no es cierto?— dejo el cigarro en el cenicero—. Lo que me hace preguntar, ¿cómo fue que terminaste con un Zoldyck? Valiente de tu parte.

—Somos socios— dijo viendo de soslayo a la omega qué se permaneció en la puerta con la cabeza baja—. Ella, ¿también es de Slunce?

—Oh no— hizo un movimiento con su mano delgada—. La compre en una subasta de Kudzu.

—¿Subasta?

La mujer soltó una risa, Gon no sabía de que mierda se estaba burlando, miro de nuevo a la omega qué sin perturbarse siguió con la cabeza baja.

—Es tan divertido ver a los nuevos omegas incursionar en este mundo— bebió de su taza—. Y tú te ves tan novato.

—¿Por qué?— le gruñó—. ¿Por qué hacer algo que en Slunce es ilegal? Todos aquí hablan como si no tuviéramos... Voz.

—No la tienen— dijo con obviedad—. Como en Slunce, como en Kudzu, como en Zunn— su voz se volvió fría y un escalofrío le recorrió la espalda—. Como en el cualquier parte del mundo Gon, nuestro mundo no está hecho para omegas.

—Pero...

—Slunce es solo otra utopía gobernada por el miedo— rodó los ojos—. Dime antes de venir aquí, ¿qué fue lo que te exigieron hacer?, ¿querías hacerlo?— su expresión hizo qué la mujer sonriera como si supiera los secretos de su alma—. Ves, Slunce hizo lo mismo que otros gobiernos. Mandarnos, darnos la ilusión de ser libres.

—Entonces, ¿por qué no hablas de ello? Nadie sabe que vienes de Slunce, ¿por qué?

—No me conviene— otra calada a su cigarro—. Además el mundo no está preparado para que se sepa acerca de la bendición, nadie nos entenderá y si ya hemos sido cazados por varios cientos de años... No quiero tener que huir de eso, no ahora.

—¿Y entonces decides que lo mejor es seguir perpetuando esto?— señaló a la joven de la puerta.

—Creeme ella está mejor aquí qué en otro lugar, si no estuviera aquí seguramente estaría en un burdel— la joven se tenso ante la mención—. Si no es que estuvo en uno ya.

—¿Cómo puedes estar tan tranquila?— sus ojos se quedaron en la marca en su cuello—. Dejaste qué te marcarán...

—No es la primera— un escalofrío surco sus huesos—. Salir de Slunce me costó muchas cosas Gon, me asesinaron de tantas formas— suspiro sin expresión—. La primer marca fue la más difícil, las primeras veces siempre lo son.

Retuvo la respiración, la mirada de la mujer le decía que no solo hablaba de una marca si no de muchas cicatrices qué seguramente adornaban un corazón que ahora era fuerte y la sola idea de que alguien tuviera que sufrir eso lo hizo empatizar, él lo vivió:—Lo siento...

—No necesito tus disculpas— negó con la cabeza—. Toma esta marca como un convenio— se encogió de hombros—. Nadie me molesta, mi celo esta regulado y tengo poder. Es todo lo que necesito.

—¿Por qué te fuiste?— preguntó con duda, porque si bien el tenía un propósito la verdad era que jamás quiso vivir en un lugar colo Slunce, ingenuo pensó que tal vez afuera sería diferente descubrió que era peor. Pero ella tenía una vida aquí, una qué le gustaba.

—Miedo tal vez— se alzó de hombros—. Nagisa era... Justa al inicio, luego simplemente cambio y con ese cambio supe que Slunce también lo haría.

—¿Nagisa?— abrió los ojos sorprendido comprendiendo ahora quien se encontraba frente a él, una solis qué además era dominante, alguien tan intimidante como la reina de Slunce—. Eres la desertora.

Hiroko sonrió:—La desertora— saboreo el apodo en su boca—. Suena bien.

—¡Pudiste ser reina!, ¿¡Cómo fue que terminaste aquí!?— la señaló estupefacto—. ¿Por qué terminaste así?

—Oh Gon— le dio una sonrisa malvada—. ¿No deberías hacerte esas preguntas a ti?— tenso su cuerpo por completo—. Te veo y me veo a mi misma, ingenua, tonta, rota— lo miro de pies a cabeza—. Pero también veo ese fuego en tu mirada— lo señaló con el cigarro en mano—. ¿Qué hiciste? Para que esa gente te masacrara el núcleo de esa forma.

—Yo...

—Vamos cuéntame

Recordar esos tiempos era... Horrible, Hiroko era una mujer poderosa y que incluso era imponente no tanto como Nagisa pero tenía esa mirada que te hacía sentir que podía ver cada mentira en tu alma, sus ojos se iluminaban de rojo no sabía si eran los destellos de la habitación o si realmente esta mujer dejaba que sus ojos cambiaran. Una muestra distintiva de los solis, cuando hay emociones tan fuertes y abrumadoras los ojos brillan de forma inconsciente.

Pero supo de algunos solis tan poderosos qué podían controlar esa "habilidad" y podían hacerlo a voluntad. Un ejemplo era Nagisa.

Su voz salió monótona, cuando hablo de lo que ocurrió ese año fatídico, no indagó en detalles y oculto algunas cosas, Hiroko se veía encantada con el relato como si fuera un buen cuento para dormir y no algo que lo lastimó al punto de sangrar, al punto de tener tantas cicatrices en su cuerpo y alma.

—Hijos de solis— hablo pensativa—. Jamás sobreviven.

—No lo sabes— siseo a la defensiva.

—Lo sé por eso lo digo— se puso un dedo delgado en su quijada pensando—. Tu lindo cachorro no es el primero— asintió, sabía esa información—. Y no lo digo por su precaria condición Gon— sus ojos se volvieron oscuros—. ¿Qué crees que hace Slunce con los niños nacidos de solis?

La sugestión en la pregunta le heló los huesos, sus manos temblaron y sintió una opresión terrible en su pecho:—Los... Liberan de su sufrimiento— dijo la mujer al ver que no contesto—. Y tú debes estar preparado para cualquier cosa que le pueda ocurrir a ese niño.

—Lo estoy— dijo con determinación, la mujer suspiro negando con la cabeza.

—¿Por qué estás aquí?— le alzó una ceja.

—Ya te lo dije Ori...

—No, ¿por qué el Ryodan te envío conmigo?

—Para un negocio simple, solo eso quieren— por un momento había olvidado por completo su verdadera misión.

—¿Y si no lo logras qué crees que les pase a tus nuevos amigos?— una nueva calada al cigarro.

—Nada, ellos dijeron que no ocurriría nada.

—Ese es tu problema Gon— rodo los ojos—. Confías demasiado en gente muy cuestionable— dejo el cigarro de nuevo cruzando sus brazos—. Algo que tienes que entender Gon, es que aquí afuera no puedes confiar en nadie ni siquiera por aquellos a quien consideras amigos, todos puedes apuñalarte.

—Tú confías en esta mujer que esta escuchando todo esto, ¿por qué yo no?— le alzó una ceja.

—Porque esta mujer lleva años conociéndome, porque hay una confianza que se ha construido con el tiempo— le dijo con voz sabionda—. En cambio tú estás confiando en un asesino y sus lacayos.

Ignorando por completo la primera afirmación hablo:—Es lo mínimo que puedo hacer— susurro con culpabilidad.

—¿Por deuda?— le preguntó sin creerle—. No les debes nada.

—Les debo, si no fuera por ellos yo seguiría estando en Slunce— sus manos sudaron—. Esperando lo peor para Ori.

—Yo diría que es al revés, tenías un plan desde antes que ellos aparecieran.

—Sin su ayuda no lo hubiera podido lograr— suspiro—. Esa es la verdad.

Nuevamente la mujer negó con la cabeza:—Debes pensar más en ti mismo Gon, en ti y en ese niño— sus ojos eran severos—. No importa si debes pisarlos para poder obtener lo que necesites— se inclino en el sillón.

—Se los debo...— siguió con la culpabilidad en su pecho.

—¿Qué?— presionó tajante—. Ni siquiera les tienes confianza para decirles sobre lo que eres o el riesgo que corre ese niño— se sintió pequeño al escuchar esas palabras y luego una exclamación de revelación—. Oh...

Alzó la mirada aterrado porque esa mujer tan perspicaz entendiera sus verdaderos sentimientos:—Se los debo... Por lo que hicieron, por sacarnos.

Ella negó con su cabeza sonriente:—No, no es por eso— Gon apretó los dientes, ella siguió con una voz oscura—. Ya los traicionaste.

—Yo no...— quiso defenderse pero eso era lo que había pasado ¿no? Los había utilizado, engañado desde el principio y ahora que sentía una pequeña estima por ellos la culpabilidad lo invadía.

La maldita mujer comenzó a reír encantada:—Creo que te subestime un poco— le sonrió sádica—. Estas haciendo lo que tienes que hacer.

—Ellos me han ayudado...

—Ellos te necesitaban para salir de ahí, te ocuparon de la misma forma en que tú lo haces— le resto importancia con un movimiento de mano—. En este mundo esto no será la primera vez que lo hagas— hubo un suspiro pesado—. Y si vas a seguir con este viaje creeme que tendrás que acostumbrarte a utilizar y dejar a las personas.

—Ellos me han ayudado, le han dado a Ori lo que nunca ha tenido en Slunce— tal vez era un mecanismo de defensa, uno que le hacía sentir menos mierda, él sabía que mañana iban a entregar esas reliquias, sabía que esas cosas tenían un valor para el grupo entero y aún así hizo lo que hizo.

—Esas son excusas para sentirte menos mal contigo mismo— y la realidad dicha por otra persona pesaba más—. Diles, habla con ellos.

—No entenderían— susurro, porque a pesar de haber pasado bastante juntos no sabía cómo reaccionarían, aún no sabía cuanto debía confiar y con esto ellos obviamente no confiarían más en él.

—Y ahí lo tienes— lo señaló con la palma abierta—. No los conoces y por eso no confías, ¿pero seguirás con ellos, no?

—Es mi mejor opción

—La es— sonrió—. Cuando conocí a mi alfa tenía una segunda marca en mi cuello— el omega abrió los ojos sorprendido—. Le guste o tal vez fueron las pláticas por las noches que hicieron qué me marcara— se alzó de hombros—. Un alfa más poderoso puede eliminar otra marca, él fue mi mejor opción para salir de ese lugar— la explicación lo estaba poniendo incómodo—. Y si hubiera conocido mejores opciones las habría tomado.

—¿Sin arrepentimientos?

—Sin ellos— aseguro—. Y por eso te felicito por tomar a un Zoldyck como tu mejor opción.

—No lo tome— dijo incómodo.

—Sabes a lo que me refiero, tenerlo como un aliado antes de sepa que lo apuñalaste por la espalda es inteligente— una sonrisa divertida—. Pero te recomiendo alejarte una vez que la verdad sea revelada.

—Lo necesito aún...

—Y lo entiendo mientras que yo trabajo para mi misma— lo señalo—. Tú no lo haces.

—Ori es lo único que me queda— se sorprendió que hablar con esta mujer fuera tan sencillo, era como hablar con Ara, más seria y con mucha más experiencia pero se sentía parecido.

—No soy una persona sentimental o moral, jamás me gustaron los niños pero no me gusta que los lastimen— dio un suspiro cansado—. Y en Slunce no importaba de quien fuera hijo los asesinaban, no es algo que apenas se este haciendo Gon, lo han hecho por siglos.

—¿Por qué?

—Son niños más poderosos— se alzó de hombros—. Ellos ni siquiera deberían existir, Mêsic creo a los solis por una razón.

—Tú... ¿No deberías saber más? Fuiste candidata para reina, según yo te enseñan más cosas que a los demás— imploro por más información por ya no sentir que estaba caminando sin rumbos.

—No lo sé— no se veía como una mentira—. Supe que asesinaron a un niño en mi época de selección, un gemelo— cerro los ojos recordando—. Atraparon al padre un solis y al niño, pero el otro gemelo logro salir de Slunce.

—Pero... ¿Y en serio tenía la bendición?

—La tenía— asintió—. La antigua reina estaba tan alterada, y aprovecho para ponernos una prueba más— su mirada parecía lejana como si estuviera viendo ahí en la habitación lo que hace años sucedió—. Nos hicieron tomar una decisión a mi y a Nagisa.

—Y ella gano los puntos, ¿verdad?

—Los gano, yo tenía veintiuno cuando sucedió, no pude tomar una decisión— lo miro de nuevo su mirada pareció regresar—. ¿Por qué el Ryodan envío a tu alfa a Slunce.

—No es mi alfa— rodo los ojos pero la mujer lo vio divertida—. Las lágrimas de Hanako y el collar del fénix.

Sus ojos se abrieron sorprendidos, luego se oscurecieron:—Me da muy mala espina.

—A mi también.

—Pero supongo que no los entregaras del todo ¿cierto?— le sonrió orgullosa.

—Cierto.

—Toma— le dio una tarjeta blanca con varios números y direcciones—. Es una perfumería, mi alfa esta a cargo de ella, el Ryodan no quiere más que un negocio conmigo— la tomo con cuidado—. Dales esto y te dejaran en paz al menos por un tiempo.

—¿Por qué la ayuda?, ¿un capricho tuyo?

—Podría decirse— se alzó de hombros—. Hay cosas que hasta yo aún me pregunto, Slunce guarda muchos secretos y tú estas intentado desenvolverlos— una nueva sonrisa—. Es entretenido, esto es para ti— la omega qué estaba en la puerta se acercó de inmediato para entregar una pluma y papel—. Llámame si necesitas algo.

—Gracias

La omega le susurro algo al oído de la mujer que asintió no tan feliz:—No me las des, y parate la subasta esta por empezar.

Salieron de la habitación, el ruido invadió por completo sus sentidos, aunque su aroma estaba escondido sentía que sus emociones estaban a flor de piel. Aún así la mujer lo guió por el teatro qué se iluminaba por bombillas de color amarillo, era enorme y hermoso. Gon subió unas escaleras qué lo hicieron llegar a uno de los palcos. Desde ahí podía ver el escenario adornado por luces blancas y por una tala de un color rojo casi vino.

Miro hacia abajo buscando con la mirada los cabellos albinos de Killua. Más no los encontró con tanta gente.

—Esto te incomodara mucho— dijo Hiroko a su lado, para una omega era alta, una dominante.

—¿Por qué?

Las luces se apagaron dejando solo las blancas iluminando el escenario, en una esquina del borde del palco había una pequeña pantalla con dos botones uno rojo y uno verse, las manos delgadas de la omega acariciaban los botones.

Un hombre de traje salío con una sonrisa, Gon pudo divisar tres pantallas flotantes una enorme y rectangular en el escenario y otras verticales de colores cobre.

—¡Es para mi un honor tener a tanta gente tan importante en mi teatro!— grito emocionado—. Como siempre los productos son de exquisita calidad— el telón comenzó a subir dejando ver a una mujer vestida con corset y una falda algo pequeña—. Nuestra primera adquisición... — el sonido se apago por completo al entender que esta no era una subasta normal, si no una donde se estaban comprando personas. Miro a Hiroko qué llevaba una expresión de poker, mientras que sus ojos pasaron a los demás palcos y podía ver a algunos alfas sonriendo con una satisfacción enfermiza, reían y tomaban como si esto fuera lo más normal.

—Que la furia no te gane— le susurro—. Aunque tu núcleo esta jodido aun puedes hacer qué tus ojos cambien— la omega detrás de ellos le entrego una copa de agua—. Contrólate.

—Doscientos mil a la una— dijo el hombre—. A las dos— la mujer detrás de él se veía drogada, adormilada—. ¡Vendida!— una música alegre sonó y con ellas las ganas de vomitar qué tenía.

—¿Por qué no la compro?

—Es alfa no me sirve— Gon vio la pantalla donde efectivamente decía que era una alfa—. Yo vengo por los omegas— dijo con un suspiro—. Son los que se llevan la peor parte.

Gon estaba de acuerdo, en un momento a otro noto la cabellera albina en uno de los palcos de enfrente. Elle le susurraba cosas al odio a Killua mientras este negaba con el ceño fruncido viendo la pantalla.

Gon suspiro bebiendo de la copa, sacaron a la mujer para poner ahora a un hombre. La noche ya no se podía poner peor.

Holaaaaa

¿Cómo están? Les debo una disculpa, por estas ¿dos semanas? JAJAJA estuve ocupada y la verdad la platica con Hiroko no me salía como la tenía en la cabeza JAJAJAJAJA.

Pero ahora estoy feliz con el resultado. Ayer se me fue el dedo y lo publique incompleto entonces lo elimine rápido JAJAJAJAJA perdón si les llego notificación.

Creo que Gon siempre vela por si mismo, digo le importaba la gente que estaba cerca de él obvio pero también era egoísta con sus metas. Y en este fic tiene como meta qué no le pase nada a Ori.

¿Les gustó este cap? ¿Cómo les está pareciendo la historia hasta ahora? Críticas, opiniones, preguntas del funcionamiento del omegaverse acepto de todo.

Espero poder sacar la siguiente semana cap, el finde o el lunes. Les quiero y espero que tengan una linda semana. ❤️‍🩹

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