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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐈𝐈

𝟑: 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐭𝐚𝐢.

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El mensaje era tan simple y por eso mismo tan aterrador, una sola oración había hecho lo que años de presenciar lo más horrible y enfermo de la humanidad no habían hecho. Sus piernas temblaron y su cabeza no pensaba con claridad, sabía que Canary le estaba hablando desde hace unos segundos pero el no escuchaba nada más que las palabras en su mente.

"Alluka y Zushi no han regresado, hoy por la madrugada dieron el anuncio de que los encontraron. ¿Qué hacemos, jefe?"

—Iré al monte dragon— dijo sin siquiera escuchar lo que la mujer estaba intentando decir.

—¿Qué? ¡No puedes hacer eso Killua!— la chica camino detrás de él—. Si ellos los tienen estarán en el palacio tenemos que ir a la hora del eclipse.

—¿Y si no los llevaron ahí?— su cabeza le dolía, habían imágenes que solo lo atormentaban en sueños y que ahora estaban ahí, mostrándole que por su incompetencia Alluka podría estar muerta o peor aún siendo torturada.

—Las posibilidades son mínimas, tenemos que priorizar la misión Killua— los ojos azules se volvieron oscuros al escuchar la oración.

—¡Es mi maldita hermana Canary! ¡El que tu no tengas a nadie no significa que yo tenga que abandonarla por la estúpida misión!— Killua jamás le había gritado, esos ojos fríos los había visto incontables veces; verlos dirigidos a ella era tan irreal, sus palabras se quedaron clavadas en su cerebro como agujas, el enojo y la tristeza que esa afirmación le hizo tener la desconcentro por completo—.  La misión se puede irse al diablo, tengo que salvarla.

—¿¡Y cómo lo harás!?— le gritó de vuelta—. ¿Sin mi, sin Kurapika o Bisky?

—¡No lo sé!— no estaba siendo racional lo sabía, y estaba desquitando su estrés con ella.

—Yo y Kurapika buscaremos la pintura y el collar, tu buscaras a Alluka, ¿entendido?

—Si— asintio.

—El eclipse es a las cinco, ella estará bien Killua— quiso abrazarlo pero sabía que el albino se alejaría por completo de ella, lo vio irse a uno de los cuartos ido totalmente.

Canary suspiro sus manos temblaban un poco y las ganas de llorar la invadieron. Se seco sus ojos algo mojados dió una inhalación profunda Alluka tenía que estar bien, se dirigió a la radio para mandar un mensaje a Bisky y Kurapika. Tenía que resolver esto sola, al menos por ahora tomar el control de la misión y dejar que Killua se despeje un poco.

El sol ya había salido, hace unas horas desde que el chico había decidido ignorar sus preguntas pero al ver que despertó comenzó nuevamente con los interrogatorios sin respuesta.

No fue hasta después de varias malditas horas que el chico se digno a hablar.

—¿Sabían que estábamos aquí?, ¿cómo?— la pelinegra preguntó un poco más relajada, sus ojos pesaban estaba muy cansada.

—Bueno, con los numeritos que han estado haciendo ¿Cómo no lo iban a saber?— preguntó con ironía, Alluka quiso rodar los ojos, sin embargo la palabra "numeritos" la desconcertó.

—¿Numeritos?— está vez Zushi preguntó sin confianza.

—Los ataques— la voz ronca de una mujer se hizo escuchar—. De eso hablamos.

—Nosotros no hicimos los ataques— dijo Alluka sin pensarlo mucho, la mirada del moreno cambio su expresión a una confundida aunque se recompuso al instante.

—Graciosa— ironizó levantándose mirando la única ventana del lugar aquella que estaba hasta el final del pasillo, el cielo se torno por completo oscuro y gotas empezaron a caer—. Eso no se ve bien.

La mujer en la otra celda contesto un monosílabo afirmativo; ambos comenzaron a hablar en otra lengua misma que había escuchado varias veces en la radio, Zushi le explico que Slunce había preservado algunas de las lenguas natales de sus pueblos. Sonrió un poco al ver la mirada encantada de Zushi al escuchar en persona está lengua que según él es de las más antiguas.

—Antes de que se los lleven a la sala de interrogación, ¿por qué volvieron a atacar?— la mirada del chico le daba algo de miedo, aunque su rostro parecía no decir nada sus ojos lo gritaban todo: furia.

—Ya te lo dijo ella— Zushi hablo—. Nosotros no fuimos quien atacaron.

—Deberían ser más inteligentes. Es obvio que ustedes no fueron pero en definitiva tienen algo que ver— el castaño rodó los ojos, aunque era obvio que no les creerían.

—¿Y, ustedes por qué están aquí?— la pelinegra miro al moreno del que ni siquiera sabía su nombre—. Pueden empezar por sus nombres.

—Jordan— respondió el moreno, era obvio que mentía—. Es confidencial niña. Es sorprendente que seas una "espía"— señaló haciendo comillas con sus dedos—. Además una linda omega— el sarcasmo estaba palpable en su voz.

—No soy una espía— frunció el ceño, tratando de olfatear con disimulo aún así no pudo captar ningún aroma—. Y si lo fuera que tendría de malo ser una espía siendo omega.

—De hecho es maravilloso— el chico la miraba con burla—. Es un paso agigantado en su sociedad.

—¿Cómo piensas escapar?— preguntó Zushi de repente, Alluka que estaba de frente pudo ver la sorpresa en el moreno.

—¿Sabes elastial?— está vez fue la mujer quien preguntó sorprendida.

—Un poco y por su reacción tengo razón, ¿no?— Zushi le lanzó una sonrisa a Alluka—. Piensas escaparte.

—¿Por qué, me ayudarás?— preguntó sarcástico.

—Nosotros no somos los terroristas, venimos por otro motivo, tenemos amigos afuera que pueden darte lo que quieras— Alluka se apresuró a hablar ignorando por completa el regaño en la mirada del historiador—. Si en verdad puedes escapar de aquí ellos pueden darte lo que sea.

—Perdón pero no hago tratos con terroristas— dijo el chico con voz aburrida.

Alluka recordó traer consigo un colgante que Killua le había regalado unos días atrás, en uno de los muelles en dónde pararon por suerte el dije tenía las letras de la ciudad grabadas en pequeño por toda la circunferencia. Con rapidez se lo saco lanzándolo a la celda del moreno.

—Mira ahí, Satyagraha es una ciudad — vio como el moreno analizaba el dije redondo—. Esta en Björk, ¿la conoces?

La mirada del moreno se alzó sin mostrar interés alguno:—¿Y?, ¿vienen de ese reino?

—Exacto— mintió, si le decía que no pero ha estado ahí el chico no le creería—. No tenemos nada que ver con esos terroristas— la chica miro la duda en los ojos avellana—. Nuestros amigos, están en Yamatai ninguno salió de aquí, escuchamos que hubieron ataques en los otros palacios, hemos estado aquí desde hace unos días.

Zushi cerro los ojos con fuerza, no podía creer que Alluka estuviera dando esa información. Antes de que pudiera contestarle un trueno le hizo ver a la ventana la lluvia estaba cada vez más fuerte. Al lugar entraron dos soldados, Alluka se espanto mirando como de inmediato una alfa abría la celda de Zushi.

—Vamos, camina— el castaño se levantó mirando por última vez a Alluka, sus ojos se llenaron de lágrimas al ver alejarse a Zushi. Mierda, mierda.

—¿A dó-dónde se lo llevan?— preguntó la chica con la voz temblorosa.

—A interrogar— suspiro la mujer—. Chica, ten la mente preparada para lo que eso quiere decir.

—Si de verdad sales de aquí, te imploró que nos ayudes— los ojos azules de la chica estaban rojos, parecía que pronto se echaría a llorar.

—Aunque quisiera, no sé dónde están, Yamatai es lugar grande— dijo con frialdad—. Sería imposible ayudarte.

—¿Sabes código Morse?— preguntó cómo última alternativa. Tal vez parecía una mala decisión, pero, confiaba más en alguien que está preso que en alguien que no lo estaba.

Tal vez su juicio se estaba nublando por el miedo, pero a pesar de esa mirada fría sentía que podía confiar. ¿Qué más podía perder? Seguramente para mañana sería asesinada.

—Si— contestó el moreno. Haciendo ruido con una pequeña piedra, Alluka le dijo absolutamente todos los lugares en dónde estaban sus amigos.

Una vez terminando Gon no dijo nada, solo asintió y se quedó callado dándole la espalda.

Alluka suspiro con lágrimas en los ojos, tenía miedo. Mucho miedo. Después de unas horas de completo silencio dónde lo único que se escuchaba era la lluvia caer, los pasos apresurados y pesados de un guardia se escucharon.

Gon alzó la mirada encontrándose con Luck.

—¿Qué haces aquí?— se levantó de prisa sorprendido.

—¿Tú qué haces aquí?— le vio los moretones en su rostro—. Esos imbéciles se pasaron, déjame verte— el moreno se acercó más a los barrotes, Luck hizo una mueca de disgusto—. ¿Por qué te hicieron venir aquí?

—Porque dije herejías— sonrió alejándose—. ¿Tu qué haces aquí, no estabas en las islas del sur?

—Hace unos días atacaron los dos palacios, nos pidieron venir a custodiar este— una vez que vio a Gon paso su mirada a Ume—. Buenos tardes Ume.

—Luck— saludo la mujer con una sonrisa.

—¿Quién es esa?— el soldado fue a la celda dónde la chica estaba sentada abrazando sus rodillas.

—Una presunta terrorista— contestó Gon.

—No somos terroristas— dijo la chica chasqueando la lengua.

—Por eso dije presunta— el moreno rodó los ojos—. ¿Qué sabes?

Esta mal, todo— susurró en elastial —. La reina se está preparando para el eclipse creemos que será cuando atacarán aquí.

Tengo que salir de aquí Luck— dijo Gon con necesidad—. No me quedaré aquí y lo sabes, ¿a eso veniste?

Lo sé Gon, sé que no puedes hacerlo, mañana vendré por ti— se pasó las manos por sus cabellos—. Procura que no te pase nada a ti y al niño.

Confía en mí— sonrió débilmente—. ¿Sabes que les pasará a ellos?— el moreno dirigió su mirada a la celda de la chica.

A ella nada, pero el otro chico será interrogado— Gon movió la cabeza—. Aunque no sé muy bien como, la reina mando a decir que nuestra prioridad era el palacio.

Esta segura que el ataque será mañana.

Exacto, aunque ellos tuvieran información de nada le serviría a la reina— el chico suspiro, dando una leve sonrisa cambiando el tema—. Una vez todo pase iré a ver a Ori.

Él estará emocionado de verte— sonrió Gon—. ¿Ya tienes un nuevo pacto?— preguntó divertido viendo su mano derecha.

No aún no— con diversión mostró la herida en su mano derecha—. Sigue cicatrizada por completo, estoy haciendo tiempo hasta que Palm me ordene tenerla.

Esas marcas nunca se olvidan Luck— dijo Ume divertida, haciendo que el pelinegro rodará los ojos.

Lo sé— sonrió el chico—. Me tengo que ir, prepárate para mañana.

Con esa despedida, salió de los calabozos, Ume le sonrió a Gon:— Es un buen chico, escogiste bien a tu hermano de armas.

Lo chistoso es que yo no lo escogí, fue Palm— sonrió el moreno viendo la cicatriz en su palma derecha—. La marca sigue funcionando.

¿De verdad?— se sorprendió la mujer, Gon enseñó la palma, la cicatriz brillaba levemente—. Tu bendición aún se aferra a ti.

—Gon— hablo la chica viéndolo sin emoción alguna, Gon rodó los ojos al notar que sabía su nombre—.¿Cuándo es el día del eclipse?— la voz de la chica de pronto se hizo pequeña parecía incluso asustada. 

—Mañana— contestó el chico sentándose.

—¿Nos ayudarás?— preguntó la chica sin asomarse.

—No lo sé— respondió genuino, no sabía quiénes eran, tampoco si solo esos dos estuvieran actuando, su prioridad no eran ellos. Mucho menos  podia confiar en ellos.

—Bien.

Kurapika había regado las últimas jardineras que le quedaban. Su vista pasaba de las flores al reloj enorme que se encontraba al centro del patio exterior. Ese reloj tenía la intención de verse en todo el palacio, le encantaba verlo. Pues exactamente a ciertas horas sonaba haciendo que varios pasillos del palacio se cubrieran de omegas.

Siempre pensó que Yamatai al ser la capital de Slunce sería más tecnológica la realidad era muy diferente. Aunque si tenían la tecnología para sobrevivir, realmente todo era más rústico, más tradicional.

A diferencia de Casiopea, dónde las grandes ciudades estaban repletas de tecnología.

—¿Todavía no termina tu turno Mao?— la voz delicada de una mujer de mediana edad lo hizo salir de su trance—. De hecho, ya terminé Señora Ling.

—Me alegra, ¿mañana pasarás el eclipse con alguien?— la señora pregunto con una sonrisa.

—¿Mañana?— la pregunta se le salió de forma natural, haciendo que su corazón palpitara ferozmente.

—Si hijo mañana— dió una risita—. Si es por los ataques no te preocupes, mañana nuestra reina se llenará de la energía del eclipse.

—Si— contesto recomponiendo su semblante—. He estado preocupado, y bueno la pasaré con mi hermano.

—Es una alegría— le sonrió la mujer.

—Debo irme— tomo las herramientas—. Le dije a mi hermano que llegaría temprano.

—Por supuesto— le sonrió la mujer, el chico decidió dejar las cosas en su lugar y salir corriendo del palacio. ¿Mañana era el eclipse? Después de unas horas llegó a la casa donde se quedaba yendo a la línea directa que tenía con Bisky.

En código Morse pudo mandar el último mensaje, aunque el recado llegara a tiempo para Bisky... Para Kurapika y Canary no sería lo mismo.

Tomando unas cuantas monedas y su credencial decidió ir a la aldea dónde esos dos se encontraban. Teniendo un viaje en esas carretas sujetadas por caballos de metal; llegó a la aldea después de una hora.

Recordando la panadería vago por el pequeño lugar esperando que ambos chicos siguieran en el lugar. Según el plan se verían a las 4:00 de la tarde, ¿cómo no se dió cuenta antes? Aunque ayer si hubo bastante movilidad era más como una reunión entre los omegas del palacio, no vio que preparan el palacio o que Bisky se lo dijera, no fue hasta hoy en la mañana.

Pronto su mente entendió, la ceremonia era mañana... No hoy. La lluvia había comenzado a caer, después de mojarse bastante y de caminar en círculos pudo encontrar la maldita panadería junto a la casa. Toco la puerta con fuerza viendo que nadie lo viera, lo cual no era así gracias a la lluvia no había mucha gente afuera.

—¿Kurapika?— susurró la mujer sorprendida—. Mao, que alegría verte. Pasa.

—Vamos adentro— el chico se movió con rapidez en la casa acercándose al fuego de la chimenea—. Tenemos un problema.

—¿Qué ocurrió?— la voz ronca de Killua hizo que ambos lo vieran.

—El eclipse no es hoy. Es mañana— suspiro el chico con ansiedad—. No podemos lanzarnos hoy.

—Debemos hacerlo— dijo Killua con una mirada tensa—. Tienen a Zushi y a Alluka.

—¿Qué?— Kurapika observo con miedo a Killua, si ellos los tenían podrían torturarlos sacarles toda la información—. Mierda.

—Tenemos que ir hoy Kurapika.

—No Killua— la morena se metió viendo con reproche a Killua—. Solo piensa con la cabeza fría, si han ocurrido ataques a los demás palacios falta que lo hagan aquí, si ellos pensaron lo mismo que nosotros entonces lo harán mañana— explico tratando que Killua no perdiera la maldita razón.

—No me interesa la misión Canary, solo quiero recuperar a mi hermana— la vio amenazante.

—¡Y yo también!— le gritó enojada, triste—. Yo también quiero que esten sanos, maldita sea— el rubio le miro sorprendido—. Pero no podemos ir así como así.

—Tu y yo sabemos muy bien que puedo hacerlo— dijo sin expresión.

—Lo sé Killua, pero eres tú solo con lo que sea que tengan dentro de ese palacio— la paciencia se le estaba yendo.

—Killua— el rubio lo vio con una mueca complicada—. Canary tiene razón. Aunque puedas hacerlo, entrar en combate con todo un ejército es imposible incluso para ti.

—¿Me estás subestimando Kurapika?— preguntó con cinismo

—¡Mierda, no!— el rubio paso su mano por su rostro—. Killua de nada le servirá a Alluka que la salves mientras mueres.

—Kurapika ¡Ella está ahí sola!, y sabrán solo los dioses lo que le están haciendo ahí dentro— dijo enojado. 

—Lo sé, pero si queremos salvar a ambos no podemos entrar en esa desesperación en la que estás cayendo— gritó, para luego exhalar y dejar salir ese aire calmando sus nervios—. Alluka no puede perderte.

—Killua escúchalo— la mujer dijo con tristeza ya había entendido que a ella no le haría caso pero tal vez Kurapika podía detener el deseo suicida de ese imbécil.

—Saldre en la noche— sentenció—. No más tarde.

Con eso dicho se fue a la habitación de la que había salido antes.

—¿Le avisaste a Bisky?— preguntó la morena sentandose en una silla.

—Si— el rubio la imitó—. Ella ya sabe.

—Harán que lo maten— dijo Kurapika preocupado—. Mierda, tenemos que hacer algo Canary.

Horas más tarde y después de ordenarle a Bisky que fuera a dónde Leorio, el cielo ya estaba oscuro la lluvia ya no era tan fuerte como hace rato. Canary y Kurapika estaban listos para enfrentar a Killua, el albino salió de la habitación preparado.

—No te dejaremos ir— dijo Canary lista para pelear—. Piensa las cosas Killua.

Killua camino frente a ella, retandola la chica no se dejó intimidar por el alfa, sin embargo de un momento a otro una luz brillante se vio por todas las ventanas de la casa. El albino tomo a Canary del brazo para lanzarse al suelo mientras que Kurapika hacía lo mismo. Pronto otro tiro hizo tambalear la casa.

—¿Qué mierda?— Kurapika aún agachado tomo las máscaras con las que iban a entrar al palacio lanzándolas.

Ambos chicos se las pusieron esperando lo peor:—Tenemos que salir de aquí.

Ya no solo era un tiro, eran varios repetidos. Killua solo podía ver cómo todo brillaba de un momento a otro, ¿qué tipo de arma era esa? Miro el techo que poco a poco se derrumbaba, salieron por la puerta se atrás estando en guardia por si algo más sucedía.

—¡Salió por detrás!— escucharon el grito de un hombre. Alertados, corrieron hacia el bosque, era imprudente salir a pelear si no sabían que armas usaban o cuántas personas eran.

El sudor frío bajando por sus espaldas y la ansiedad los golpeaba al no tener nada que los pudiera mínimo proteger. Al llevar un poco la ventaja lograron esconderse escalando algunos árboles, Kurapika y Canary estaban en el mismo, mientras que Killua estaba en otro a la derecha. Vieron como cinco soldados corrieron derecho mientras que una mujer con kimono caminaba detrás con una gran lanza en su espalda.

Cuando por fin vieron que desaparecían por los grandes árboles bajaron despacio.

—Se tienen que ir— dijo Killua de inmediato—. Vayan con Leorio, a la isla.

—¡Estás loco!— se alarmó Canary—. ¿Y tú qué mierda vas a hacer?

—Distraerlos— el chico miro sus ropas, solo un triste cuchillo era lo que le acompañaba—. Estarán rondando este lugar, si nos vamos juntos nos encontraran.

—Pero...— la morena quiso replicar. Si lo hacían juntos los tres sería mejor.

—El hombre dijo "salió"—el rubio hablo—. Creen que solo hay una persona aquí, si nos separamos será más sencillo.

—Exacto— sonrió el albino—. No te preocupes— le dió un apretón en el hombro a la alfa—. Los veré ahí.

—Vuelve sano— advirtió la chica caminando al lado contrario del que Killua se iría.

Con un último suspiro el albino subió a uno de los árboles viendo el perímetro aún podía ver a tres de ellos, los otros tres no se veían. Había hecho esto tantas veces en su vida, que volver a hacerlo siempre era como jugar en el parque algo tan rutinario que incluso la sensación de peligro se iba por momentos. Pero aquí, pensando que Alluka podía estar siendo torturada le ponía su mente muchas trabas, se sentía como si fuera su primera vez haciendo esto.

Notó que sus manos temblaban literalmente, las cerro con fuerza. No podía permitirse sentir... Miedo.

Había podido pasar desapercibido yendo por el suelo, los tres soldados no lo habían visto. Con agilidad trepó otro árbol esperando ver algo más. Los tres hombres se veían a lo lejos, mientras que la mujer y los soldados faltantes no se veían.

Tal vez fue un descuido, su mente y pesadillas le estaban creando una mala jugada. No podía creer como de un segundo a otro una flecha se clavo en su hombro, alertado miro el origen. La mujer del kimono bajo el arco y con un ademán de manos ordenó que los otros soldados fueran tras él.

Con el dolor punzante en su hombro saltó, comenzando a correr mientras sacaba la hoja de su lugar. Un nuevo disparo fue lanzado, eran flechas. ¿Cómo podían pelear con flechas?

Los soldados llevaban armas, ¿no era más fácil dispararle? Su mente se iluminó, lo querían con vida, otro golpe en su hombro izquierdo.

—Mierda— se quejo al ver que está había entrado muy profundo, como pudo se alejo, la herida del lado derecho comenzó a arder. La flechas tenían veneno.

Uno de esos imbéciles comenzó a disparar repetidamente. Ni siquiera sabía a dónde iba. Un nueva flecha se clavo en su abdomen, sus manos empezaron a temblar por la adrenalina y el veneno que empezaba a esparcirse por todo su cuerpo.

Llegó a una pequeño risco, la altura era poca y debajo había un río. Volteo hacia atrás, se estaban acercando tenía que hacerlo. Tomando aire salto esperando que en verdad pudiera salir de esta.

—¿Es en serio?— preguntó Gon sorprendido bajando las escaleras con rapidez—. ¿Encontraron más de ellos?

—Parece que si— dijo Luck revisando los pasillos—. No te quites la máscara.

—No lo haré. Creí que lo harías más tarde— contestó.

—De hecho lo iba a hacer— abrió una puerta que daba a la cocina—. Pero, mi general me dijo que los calabozos iban a estar cerrados desde la seis.

—¿No se darán cuenta?— preguntó temiendo que le echarán la culpa.

—Nadie pensaría que alguien ayudaría a sacar a uno de los presos estando esta situación— suspiro abriendo la puerta de la cocina que daba a las afueras del palacio—. Listo, promete que te cuidaras.

—Lo prometo—le sonrió—. Si mañana atacan, promete que estarás bien.

—Lo haré— sonrió el pelinegro—. Ahora vete.

Gon asintio empezando a caminar para adentrarse al bosque. Luck suspiro preocupado, había sacado al moreno del palacio, sabía que estaría bien con Ori. Miro el cielo oscuro pidiendo perdón a su Diosa, pero, no podían seguir así. Esto era por un mejor futuro para los omegas, para Gon y Ori.

Aún cuando se podría decir que era un traidor. Él ya había aceptado su camino y su rol en este mundo; su mente ya se había mentalizado para las consecuencias que esto traería.

Con un último vistazo entro de nuevo al palacio. Gon por su parte había comenzado a caminar con mucho cuidado si de verdad estaban esperando un ataque las afueras del reino estarían siendo vigiladas, pensando en su menor opción decidió rodear por completo el palacio para llegar al bosque.

Después de unas cuantas horas, empezó a ver qué el palacio se veía lejano. Suspiro afortunado, está noche se sentía extrañas. Había un hormigueo incesante en su pecho y manos. Incluso su lobo estaba algo inquieto.

¿Por qué se sentía así? Cómo expectante, ¿pero de qué? Tal vez eran más los nervios de que no lo descubrieran, los nervios de que sabía que atacarían el palacio. Rascando su palma con ansiedad pensó en que no podía dejar que lo castigarán otra vez y por consecuencia ya no poder ver a Ori.

Para la mañana ya estaría en la aldea, eso era lo único que lo tenía tan despierto. Si todo estaba bien, Ori no habría recaído en esta semana.

Seguía el sonido del río, internarse por completo en el bosque había sido la mejor decisión. Su corazón se había tranquilizado hace unos pocos minutos, bajo la guardia pensando que tal vez aquí podía descansar de la ansiedad que le estaba dando. Fue ahí cuando escucho unos quejidos, gruñidos de dolor que en definitiva pertenecían a un hombre.

Miro en alerta los alrededores, ¿una pelea?

Escucho un "mierda" y tela rasgándose, podía seguir su camino e ignorar por completo al pobre diablo que se estaba muriendo porque no por nada olía tanto a sangre. Pero su curiosidad, su estupidez y su lobo le pedían que fuera a dar un vistazo.

¿Desde cuándo él y su lobo se hablaban? Peor aún, ¿desde cuándo le hacía caso a sus pedidos? Por años le entrenaron a no escucharlo y por lo general era fácil no sucumbir a sus deseos sin embargo ahora no tenía quien lo vigilará.

Podía hacerle caso por un momento. Así que acercándose a un árbol lo escaló en silencio, llegando a las ramas altas y saltando a otro árbol diviso a un hombre de cabellos muy blancos.

Estaba muy herido, sus ojos se sorprendieron al ver la flecha clavada en su abdomen así como las demás heridas que se lograban ver. Era raro que también soportará tanto ese somnífero; por lo general esas flechas no tenían la intención de matar si no dormir.

Era muy efectivo, y si bien se veía que habían sido tres flechas como mínimo era casi increíble que ese tipo hubiera soportado tanto. Viendo con más detalle notó que de su cuello colgaba un dije. Este tipo era amigo de la chica del calabozo.

Que casualidad.

—¡Sal!— se escuchó un gritó grave—. Sé que estás viendo.

Gon lo miro con recelo, para poder sentir su presencia debía ser bueno. Aunque no se había ocultado del todo, ni siquiera tenía la intención de "salir" solo quería echar un vistazo y luego seguir su camino.

¿Pero, si era verdad? Si ellos no estaban con los estúpidos terroristas entonces ¿Cómo habían llegado?, ¿Quién lo había traído? Su corazón palpito con fuerza ellos... ¿Tendrían un barco?

Sus manos temblaron comenzando a picar con impaciencia. Las pequeñas gotas de lluvia golpeando su rostro lo sacaron de sus pensamientos, tal vez había una oportunidad. De un solo salto bajo del árbol, el hombre aún sentado y sosteniendo su herida más grave con una mano lo veía con advertencia.

No le importaba como le miraba, como si estuviera apunto de cortarle la garganta. Lo único que su mente procesaba es que tal vez el hombre frente a él era su llave de salida.

Y no podía desperdiciar esa oportunidad.

AAAAAAAAAH dios mío, ya estamos aquí JAJAJAJAJAJ.

Por fin, Gon y Killua se encontraron. 

Ajsjajs estaba escuchando música y ajajajja quedó perfecto porque al final del capítulo se puso "Me and the Devil" ¿La conocen? Ha estado muy sonada en tiktok.

Y quedó perfecta con el encuentro de estos dos.

Estoy emocionada. 😭

Este capítulo fue algo complicado de leer la verdad, muy seguramente los siguientes capítulos vengan acompañados de la "guía" de Slunce. Sooooo ya veremos cómo organizaré.

Porque el siguiente capítulo uy uy uy. Ya lo edite ya está listo para leerse incluso ya tiene las notas escritas, solo es publicar. Tendrán que esperar a la semana que viene... ¿O no? 😺, Depende de la organización JAJAJAJA.

Pregunta de la semana, ¿cuál es su estación del año favorita? La mía es el invierno y otoño, es nostalgia pura y me gusta sentirla.

Ahora sí, nos leemos la siguiente actu. Los quiero.

Bye bye. 💗

-Annie ☾-

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