14
Justo como dijo, ganó ese enorme peluche de llama.
Ran se burló de él por haber perdido en el puesto contra la chica y Naoko le dijo que la Ishikawa tenía buena puntería o una increíble suerte. El punto es que Rindo no pudo ganar nada para ella cosa que lo ponía mal, sentía que no pudo hacer nada bien en toda la cita planeada como en esas películas que había visto una noche anterior.
Ahora veía a la peli cobriza encima del enorme peluche como si se tratara de un caballo (se lo había prestado), utilizando sus piernas para dar saltitos al rededor de los chicos para ir a las motocicletas que estaban en el estacionamiento, Rindou no sabía como se llevarian esa llama en todo el camino, esperaba solo que nos multaran.
—Hay que sacarle el relleno—opinó el de trenzas sacando una pequeña navaja de su bolsillo—O dejarlo en la basura.
Ni siquiera preguntaron por que traía eso en su pantalón.
—Pero se va a dañar—Rumi alejo el peluche del teñido—Puedo llevarlo en medio, entre Rin y yo.
—Igual no es seguro para ustedes—le dijo la peli gris—Bueno, podrían ir lento para no caer.
Eso era mucho mejor que apuñalar a la llama y sacarle el relleno, pero existía un mini problema.
—Yo no conduzco lento—aclaró Rindou, su hermano lo apoyo en ese sentido.
La chica más alta se acercó al de lentes y paso su brazo por sus hombros como pudo para darle la vuelta y que no escuchará su mejor amiga.
—Haitani, piensa un poco, si le sacan el relleno a esa cosa o lo tiran a la basura Rumi se pondrá triste ya que lo ganó para ti y pensara que no te gusta—detuvo su habla para ambos voltear a ver a la chica que los miraba sonriente, volvieron a girar—No quieres que este triste. En cambio si lo llevas en medio de ustedes y a una alta velocidad pueden chocar y morir, tampoco quieres que le pase nada, ¿o si?—Naoko trabajo con la mente del rubio—Pero si solo por hoy vas a una velocidad baja no te pasará nada y mucho menos a tú chica. La llevarás a casa y hasta puede que le presuma a su mamá que eres el mejor novio del mundo.
El muchacho se soltó del agarre de Naoko y fruncio el ceño. Ella había jugado con su mente y había funcionado.
—Vamos, nos llevamos el peluche completo—tomó la mano de la fémina que seguía arriba de la llama.
Él mayor le dio un leve empujón a Naoko para que subiera a su motocicleta ya que irían juntos.
—Una manipuladora experta.
—Lo que pasa por juntarme contigo.
No se quedan atrás y suben a las motocicletas yendo a Roppongi a un ritmo lento, el sol había bajado dejando tonalidades naranjas y amarillas hermosas. El camino para llegar a casa fue tranquilo y sin mucho tráfico como normalmente, terminaron por para en el hogar de la Ishikawa donde la madre de esta los invitó a comer ramen por lo que no se negaron.
Los cuatro jóvenes comían en un agradable ambiente, escuchando como Ran le contaba a la mujer lo torturosas que eran las clases. Estos apenas se conocían y rápido se agradaron, el chico era bueno elogiando a la madre de Rumi por su comida.
—¿Sabes a que universidad ir? Supongo que ya deberías tenerlo en mente junto a una carrera—se metió Rumi. Ella estaba muy interesada en esos temas, pronto estarían decidiendo que estudiar, el próximo año sería el último y seguía sin saber que hacer en la mitad de su vida.
La pregunta tenso a ambos hermanos.
—Nuestros padres quieren que entre a la mejor universidad de Japón... Seguir con el negocio familiar y eso—le comentó Ran apretando los palillos—Es mi destino y no me dejan opinar.
—Eso es una mierda—susurro Naoko para que no la escuchará la mayor que se encontraba cerca de ellos; tenía un problema parecido ya que su hermano mayor y sus padres discutían seguido que terminaron alejando a Wakasa, dándole una atención muy exagerada para que no "terminara" como su hermano.
—Tus padres deberían apoyar la decisión que tomes, no obligarte en hacer algo que no quieres—menciona la mujer limpiando sus manos con un trapo para acariciar los cabellos de su hija y el chico de lentes—Sigue insistiendo, espero que cada uno logre hacer lo que más quiere, no se rindan chicos.
Las cálidas palabras de aliento quedaron grabadas en los cuatro, eran buenas de oír ya que ni sus padres los apoyaban tanto o tenían la misma ideología de esa señora.
—¿De casualidad no quiere adoptarme?
Rieron de las ocurrencia del chico de trenzas, aunque para él si habían sido sinceras.
Escapar de sus padres era sencillo pero a la vez muy difícil cuando ellos se lo propondrían, Ran y Rindou estaban cansados de ellos, lo bueno era que no siempre estaban en casa más que algunas veces cada uno o dos meses.
—Mamá, ¿ya viste lo que gane para Rindo?—le preguntó mostrando el enorme peluche.
—¿Cómo no verlo? Esta en su propia silla delante mío y mide casi lo mismo que yo.
Después de cenar decidieron quedarse otro rato en la casa de la menor, invadiendo su cuarto como si nada, sentados en una alfombra color azul jugando a las cartas mientras el pequeño hamster se paseaba entre ellos gozando de su libertad, todos apostando con pagar el lonche del día de mañana en la escuela, sumamente concentrados pero tratando de mantener una plática para distraerse.
—Ese chico tenía un compañero del mismo equipo, discutían mucho y le mordieron una nalga a Rin—contó Ran poniéndolo una tarjeta roja con el número seis—La pelusa azul lloró, cosa que le dieron poderes mágicos por que con una pierna y un brazo roto nos golpeo hasta derribarnos.
Narraba el pandillero sobre uno de sus encuentros más recientes contra otros chicos, su anécdota siendo su hermano menor protagonista de ella la decía como un recuerdo divertido que debía contarse, Rindou en cambio le parecía de mal gusto que le recordará esa humillante mordida y que se la contara a su novia y amiga presente.
—Pobre Angry, le rompieron los huesos—murmura la peli cobriza sufriendo un escalofrío por pensar en el dolor que tuvo que pasar—Eres malo Rindou.
—Oye piensa en mí, me mordieron el trasero—se quejó el de mechas azul con el ceño fruncido y soltando un gruñido—Igual él también nos golpeo muy feo.
—Tienes razón...—hizo un mohin sin saber a quien apoyar; no terminaba por entender a los pandilleros—Tampoco quiero que te lastimen.
—Come cuatro—exclamó Naoko a Ran, se la había pasado haciendo tragar al chico y ya tenía pocas tarjetas, en cambio el de mayor tenía demasiadas.
Una remarcada vena de enojo se sobre salto en la frente del chico que quería soltarle un millón de maldiciones a su persona y lo desgraciada que era, se supone que eran equipo contra la pareja.
Siguieron poniendo cartas teniendo a Rumi como delantera, con un mínimo de cartas.
Resignado Ran siguió comiendo cartas por culpa de su hermano y la peli gris, no querían hacerle comer a la fémina de ojos verdes, sin embargo, si la llegaron a saltar, todo estaba arreglado.
—Nos uniremos pronto a otra pandilla—confeso Rindou a la chica, los otros voltearon a verlo—Touman se fue y dejó el territorio libre para cualquiera.
Puede que Rumi no entendiera mucho de lo decía pero aún así quería decirlo, aún peligraba y creía que lo harías más pronto.
—Debería... ¿Aprender a pelear?—quizo saber notando ligeramente lo que podía venir—Puedo hacerlo, ustedes pueden ayudarme.
Unas cuantas clases de defensa no le vendrían mal, puede que no siempre estarían con ella. Rindou ya estaba pensando en que enseñarle.
—Podemos ayudarte en eso, ¿verdad Rin?—le habló su hermano de acuerdo con el comentario de la chica.
—Si le van a enseñar quiero estar ahí, yo igual podría mostrarle algo—se unió Naoko. Tenía que estar presente en el progreso de su amiga para ser una rompe huesos, ya quería verla golpeando a una chica que la moleste o a un chico.
—Entrenaremos depués de clases, tenemos dos semanas para enseñarte lo básico—sentenció la meta poniendo en el suelo una tarjeta igual roja.
—Gane.
Rumi había puesto la última tarjeta color verde pero el mismo número, la suerte siempre estaba con ella, tantos colores y números que hay y viene tocándole el mismo número que la tarjeta del muchacho.
Entre quejas Ran suelta todas las cartas que tenía, unas veinte aproximadamente, indignado por no haber ganado.
—¿Por qué siento que esto será un desastre?—bramo Naoko refiriéndose al entrenamiento—Igual es muy poco tiempo para que aprenda todo.
—Somos buenos maestros—hace saber el de trenzas picandole el esponjoso estómago a Nezu que trataba de huir de él—Creo.
Asustada Rumi toma al hamster y lo apega a su pecho, aún le tenía algo de miedo al mayor por haber abandonado a su hijo.
—Ran, ya no molestes a Nezu—vocifero Rindou por la peli cobriza, era muy brusco con él y acaba de comer.
—Esta tan llenito que se podría confundir con un estropajo.
—Ni se te ocurra Haitani—lo regaño la chica más alta.
—Oigan chicos, ya es muy tarde, ¿no se quieren quedar a dormir?—les pregunto Rumi tratando de desviar la platica y que no utilizarán a su hámster como estropajo—Aunque mañana hay clases....
—Podemos faltar mañana.
Las ganas de saltarse las clases e ir a pasar el rato por ahí eran tentadoras y más con el frío que hacia.
Luego de estar enferma por días, que se me fuera la luz y que hace días me lastimara la espalda ya regrese.
Perdonen faltas de ortografía.
El siguiente capítulo será el especial y estará caliente.
¿Quieren que aparezca Sanzu?
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎☁
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