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𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝗰𝘂𝗮𝘁𝗿𝗼 - 𝗫𝗫𝗜𝗩

Después de que los jóvenes fueran capturados por la policía los llevaron a la casa de los Wheeler. Allí los esperaban los padres de Lucas, Dustin y Nancy. No había rastro de la madre de Max, y por obvias razones Joyce tampoco estaba allí.

—¿Y qué estabais haciendo todos en el llago? —preguntó el jefe de policía, Powell, mirando al grupo de adolescentes.

Se miraron entre ellos intentando crear una mentira improvisada.

—Pues ah... —empezó Dustin algo inseguro.

—Estábamos de paseo —le interrumpió Max.

—¿De paseo? —cuestionó el agente Callahan incrédulo—, ¿A las nueve de la noche?

—¡En el lago! —dijo Dustin con la voz aguda y abrazando un cojín— íbamos a darnos un chapuzón —se encogió en su sitio—. Un chapuzón nocturno.

—¡Dusty! —exclamó su madre, Claudia, con una expresión preocupada— Pero si allí mataron a un chico.

—Ya, no lo pensamos hasta que llegamos allí.

—Por eso no nos metimos —explicó Lucas.

—¿Y Nancy no fue con vosotros a bañarse? —preguntó Karen.

Max negó al mismo tiempo que Dustin decía que sí.

—Fue hasta allí y luego se marchó —intervino Lia, queriendo salvar la situación—. Es un poco confuso.

—Perdona, ¿cómo has dicho que te llamabas? —preguntó Powell.

—Dahlia Byers —dijo con nerviosismo, a lo que el policía simplemente asintió.

—Y entonces llegó la policía —Lucas volvió al tema principal para evitar mas interrogaciones a la rubia.

—Sí, y ellos me retaron a decir lo que dije —continuó Max—. Esas cosas del asesino.

—Os podrían haber disparado —dijo Ted sin estar realmente preocupado.

—¿Habéis tenido algún contacto con Eddie? —cuestionó Powell.

—¿Ese asesino? —preguntó Henderson simulando estar disgustado— ¿Pirado y rarito? Dios no.

—No, hace siglos que no sabemos nada de él —explicó Max.

—Yo ni si quiera sé quien es —Lia soltó una pequeña risa nerviosa.

—Que mentirosos de mierda —soltó la hermana pequeña de Lucas enfadada.

Los cuatro adolescentes la miraron sorprendidos, no esperando que estuviese contra ellos.

—¡Erica! —la regañaron sus padres al unísono.

—Venga está claro que mienten, la nariz les llega a la pared.

—¡Erica! —volvieron a decir sus padres.

—Es la verdad.

—¿Estás mintiendo a la policía, Dustin? —preguntó Claudia con sorpresa y decepción.

—¡No!

—Mentirle a la policía es un delito hijo —mencionó el padre de Lucas.

—¡Que no miento!

—Os tropezareis con esa nariz tan larga —continuó Erica.

—Amenázales con el calabozo, a ver si así sueltan prenda —todos miraron a Ted con incredulidad al escuchar esas palabras.

—¿Quieres mandar a nuestros hijos a la cárcel? —preguntó la señora Sinclair ofendida.

—No decía para siempre —se excusó.

De un momento a otro, los adultos comenzaron a discutir entre todos. Incluso Dustin y Lucas se unieron a la discusión con sus padres. Max se pasó las manos por la cara, más que harta por toda la situación. Dahlia apoyó su cabeza en el respaldo y suspiró igual de cansada e irritada que su novia. Se miraron por un momento. Fue suficiente para que cada una supiese lo que la otra pensaba.

—¡A callar! —gritó Powell con todas sus fuerzas mientras se levantaba de su asiento.

La habitación se inundó en un absoluto silencio, y Lia no pudo estar más agradecida porque sentía que su cabeza iba a explotar otra vez.

—Probaremos con un meto más civilizado, de uno en uno —señaló a Max con un dedo—. Tú primera.

—Espere, ¿qué?, ¿por qué yo? —preguntó Mayfield.

—Sígueme —ordenó el policía ignorando las protestas de la pelirroja y caminando hacia otra habitación.

—Pero si ni si quiera soy del club fuego infernal —se excusó rápidamente.

—¿Tengo que esposarte? —pregunto Callahan.

—¿Esposarla? —preguntó Lia molesta— ¿Es una broma?

—No estaba hablando contigo —dijo ignorándola absolutamente— ¡Arriba!, Espabila, venga —le dijo a Max.

La pelirroja se levantó con fastidio y fue hasta la habitación a la que había ido Powell. Mientras tanto Dahlia solo se quedó mirando muy fijamente a Callahan, intimidándolo un poco.

—No vas a matarme con la mirada —dijo el policía.

—Pruébame y verás.

Callahan miró a la adolescente a los ojos, completamente incrédulo. Pestañeó un par de veces antes de mirar al resto de adultos, que parecían incluso más incrédulos.


[...]


—¿Nada? —preguntó Lucas una vez Dustin había vuelto de el baño para intentar contactar con el grupo de Steve.

—Nada —contestó el rizado.

—¿Crees que han cruzado? —preguntó Lia con preocupación.

—¿El watergate? ¿Sin nosotros? ¿Sin un plan? ¿Sin armas? —preguntó resaltando lo obvio— No serían tan tontos.

—Sí... —supuso la rubia.

—Deben de haberse escondido porque la ley está aquí.

Erica Sinclair apareció en la cocina con un brick de zumo en su mano. Los tres adolescentes miraron a la más pequeña.

—¿"La ley"? ¿Que es esto, el pistolero? ¿El estúpido y el feo? —preguntó con claro sarcasmo— ¿Reúno una partida de búsqueda? ¿Ensillo los caballos? —se apoyó en la encimera con el zumo entre sus manos.

—¡Erica! —llamó Lucas con fastidio— Por favor, tú... Márchate.

—Escúchame bien —se enderezó y dio unos suaves golpes a la encimera—. O me contáis lo que está pasando, o le cuento a tus amigos lo que tienes debajo de la cama.

Dahlia y Dustin abrieron los ojos y giraron la cabeza extremadamente veloz hacia Lucas, que tenía una expresión de terror que lo delataba.

—Por favor, no —dijo Lucas en voz baja, mirando a su hermana pequeña.

—Pues canta para mí, vaquero —amenazó.

—¿Qué hay debajo de tu cama? —preguntó el rizado con total interés.

—¡Nada! —intervino el moreno rápidamente.

—¿Es asqueroso? —preguntó Dustin con curiosidad. Tenía cientos de ideas.

Erica asintió lentamente alimentando más la curiosidad de Henderson y Byers.

 —¿Del uno al diez? —preguntó la rubia esta vez.

—Cien —aseguró Erica.

Dustin y Lia se miraron abriendo aún más los ojos y luego miraron a Lucas, que estaba muerto de incomodidad.

—¡¿Cien?! —exclamaron los adolescentes al mismo tiempo.

—Vale, vale. El asesino en serie es un mago oscuro del mundo del revés —comenzó Lucas evitando que su hermana hablara, y ella comenzó a beber su zumo de uva mientras lo escuchaba desinteresadamente— le estábamos buscando pero está en el mundo del revés y no podemos ir. Al menos eso creíamos hasta que hemos encontrado un portal en el lago lovers. Es el motivo de que estuviéramos ahí, pero la dichosa poli nos ha trincado —Dustin tuvo que decirle que bajara la voz—. Y como le cuentes a alguien lo que he dicho, incluidos mamá, y papá, y tina... —miró a su hermana, amenazador— Sobretodo Tina. Te asfixiaré mientras duermes. ¿Ha quedado claro?

Lia miró a Lucas cómo si fuera un desquiciado por lo rápido que había hablado y por lo rápido que había confesado con tal de que su hermana no contase eso tan asqueroso que encontró debajo de su cama.

La pequeña fingió pensar por un momento, dejando su zumo a un lado.

—¿Erica? —la llamó Lucas, deslizándose un poco más cerca de ella— ¿Ha quedado claro?

—Lo de asfixiarme mientras duermo y poco más —apoyó sus manos en sus caderas—. ¿Por qué abrieron un portal en el lago lovers?

—¿Qué?

—Los rojos.

—Los rojos no han sido —explicó Lucas.

—¿Pues quien?

—¡Nadie!

—¿Se ha abierto solo? Sin más —preguntó con sarcasmo.

—Erica no tienes ni idea de lo que dices.

—No, es verdad pero es una buena pregunta. ¿Como se ha abierto el portal? —cuestionó Dustin— Solo se han abierto dos portales que sepamos, uno Ce y el otro los rojos.  Dahlia intentó abrir un portal pero se cerró —la rubia se sintió algo avergonzada cuando mencionó su fracaso—. Sin embargo esta vez no han sido ni los rojos ni Ce, ni Lia, con qué... —abrió los ojos como is acabase de descifrar algo— Joder. Espera, espera, espera.

—¿Espera espera espera qué? —quiso saber Lucas con impaciencia.

—Solo hay una cosa que no hemos entendido —dijo Henderson, comenzado a caminar por la cocina—: por qué Vecna mata a la gente. ¿Qué lo motiva? Matar a adolescentes resulta muy arbitrario, muy prosaico —continuó caminando y pensando—. Aparte de eso, ¿Qué tiene que ver el azotamentes con todo? Puede que sea esto. ¡Esta es la respuesta!

—¿Cuál es la respuesta? —inquirió Lucas otra vez.

Lia, entendiendo a donde el rizado quería llegar les hizo una señal para hablar en un sitio más privado. Karen estaba demasiado cerca junto al policía Callahan.

—Vale, escuchadme —comenzó Dustin—. ¿Cómo abrió Ce el portal madre?

—Contactó con el demogorgon —explicó Dahlia—Un contacto psíquico, igual que... —se quedó callada, esperando que Dustin o Lucas continuasen. Erica los miraba como si estuvieran locos, pero sabía que todo lo que Lia decía tenía sentido.

—Vecna cuando lanza sus hechizos —exclamó Lucas.

—Exacto. Por tanto, ¿y si con cada muerte no solo los mata, si no que establece una conexión psíquica con ellos? —debatió Henderson— Una conexión tan potente como para hacer un agujero en el tejido del tiempo y del espacio.

—Está abriendo más portales —entendió el mayor de los Sinclair.

—Premio —Dustin saltó un poco de la emoción cuando vio que Lucas ya lo había entendido. 

Un agente estaba cerca de ellos y Dahlia decidió cambiar de lugar.

—¿Por qué querría abrir esos portales? —continuó la rubia.

—Para tomar el control del mundo —contestó Lucas. Dustin chasqueó los dedos en su dirección mientras caminaban a otra habitación.

—¿Y quien quiere tomar el control del mundo? —siguió el rizado.

—El azotamentes —volvió a contestar Lucas.

—Y si el demogorgon era su soldado de infantería, Vecna su general de cinco estrellas. 

—Un general de cinco estrellas con el poder de abrir portales —finalizo Lia.

—Joder —exclamó Lucas.

—Joder —imitó Dustin con el mismo tono de voz cuando su amigo lo entendió por completo.

—Joder, no he entendido una mierda —dijo Erica mirando a Lia y Dustin—. Me he perdido en el portal madre. Hacedme el favor y rebobinad.

—¿Te acuerdas del laboratorio de Hawkins? —preguntó Henderson.

—Oh no —dijo con sarcasmo—, lo había olvidado.

—Pues antes de que los rojos nos hicieran una visita...

—¿Qué era el láser gigante? —preguntó confundida.

—Lo mantenía abierto, no lo abrieron ellos —contestó Lucas, algo impaciente— Ce lo había abierto. De alguna manera, ella abrió una grieta en el espacio-tiempo tan poderosa...

Mientras que los adolescentes le explicaban todo el contexto a Erica, Nancy, Steve, Eddie y Robin estaban atrapados en el mundo del revés, casualmente también estando en la casa de los Wheeler. 

—¡Dustin!, ¡Dustin! ¡Lia! —exclamó Steve con todas sus fuerzas— ¿Me oís? ¿Hola?

—A lo mejor sí que tiene la rabia —dijo Robin.

—¿Hola? ¿Hola? —siguió gritando Harrington.

—¿Steve que estás haciendo? —preguntó Nancy.

Steve se giró para mirarlos y les apuntó con la linterna, deslumbrando a los tres.

—Están aquí, Henderson —dijo jadeando—. Las mierdecillas están aquí, es como si estuvieran en la pared o algo así. Escuchad —se calló por un momento —. ¡Dustin!, ¡Dustin!, ¿Lia, me oís?

Lo que nos lleva a la cuestión que has dicho antes...

Los tres restantes escucharon la voz algo distorsionada de Dahlia.

—¿Cómo y por qué hay un portal en el lago lovers? —dijo Henderson, caminando por el salón. Erica y Lucas estaban sentados, escuchando la explicación y teorías de Dustin y Lia— Analicémoslo, ¿Qué tienen Ce y Vecna en común?

¡Dustin! —llamó Steve.

¡Dahlia! —exclamó Robin.

¿Dustin? —preguntó Eddie, que era el que más desubicado estaba.

—La pregunta del millón— dijo Lia.

El rizado continuó explicándole a Erica toda la historia de los portales aunque ella parecía estar distraída en otra cosa. Dahlia siguió la mirada de la menor de los Sinclair y aterrizó en el candelabro. Esta parpadeaba, por un momento la rubia se asustó, pero recordó como cuando algún monstruo del mundo del revés estaba cerca las luces se volvían totalmente locas. El parpadeo de la lampara era mucho más suave y parecía seguir un patrón.

—¿Me estás escuchando? —preguntó Dustin sentándose frente a Erica.

—Sí, te escucho. Es que... —se levantó de la silla y caminó lentamente hacia el candelabro— Has dicho que seguisteis a Vecna con las luces, ¿no?

—Sí, ¿Por qué?

—Porque creo que está aquí.

—S... O... S... —Henderson tradujo el código morse.

—No creo que sea Vecna —murmuró Lia.

—¿Recordáis que he dicho que no serían tan tontos como para cruzar el portal?

—Sí —asintió Lucas.

—Les has sobrevalorado —finalizó Dahlia.


[...]


—Vale, ya está, ya está, ya está, va, va —dijo Henderson rápidamente.

Lucas corrió a enchufar el juguete de Holly, en cuanto lo hizo el panel se iluminó por completo.

—Tíos, ¿lo estáis viendo? —preguntó Dustin casi gritando.

Las luces se intensificaron y parpadearon levemente por unos segundos.

—¡Es la ostia! —exclamó Erica.

Lia sonrió levemente y Dustin rió a carcajadas de la emoción mientras que abrazaba a Erica, quién también sonreía.

—No lo moveremos, pero vamos a desenchufarlo, esperad —Lucas volvió a correr al enchufe—. Vale, probad ahora.

Esperaron un momento hasta que una "H" se iluminó en el panel, seguido de una "I". Los adolescentes volvieron a sonreír y saludaron de vuelta.

—Hola —repitieron Erica y Dahlia emocionadas.

—¡Ha funcionado! —exclamó Dustin.

Volvieron a esperar un momento para que volviesen a comunicarse con ellos.

—C... A... R... —leía el rizado— ¿Caraculo?

—Deja que terminen —le regañó Lia.

Las letras "C", "E", "L" aparecieron en el panel.

—Cárcel —dijo Dustin.

—Están encerrados en el mundo del revés —explicó Byers.

—¿No podéis volver por el watergate? —preguntó Henderson.

Pasaron unos segundos en los que nada cambió en la pantalla, hasta que una letra se comenzó a formar.

—¿Eso es un seis? —dudó Dustin.

—Es una "G" —aclaró Erica.

—U... A... R... —repitieron al unísono.

—¿Guardias? —preguntó Lia, y unos segundos después aparecieron el resto de las palabras— ¡Sí!

—Vale, el portal está custodiado.

—Creemos que tenemos una teoría que podría seros útil —dijo Lia en voz alta.

—Creemos que el watergate no es el único portal —continuó Dustin—, y que hay un portal en cada escenario del crimen.

Un signo de interrogación apareció en la pantalla.

—A ver, ¿En serio? —preguntó Henderson indignado— ¿Cuantas veces tengo que acertar en mis teorías para que os fiéis de mí?

—Nuestra teoría —corrigió Dahlia—. Id a la caravana de Eddie —les dijo al grupo del mundo del revés.


[...]


Max salió de la habitación en la que estaba siendo interrogada por el policía Callahan y el jefe Powell. Se puso los auriculares de inmediato y le dio al botón de reproducir. La misma canción de Kate Bush sonó al máximo en sus auriculares.

—¿Alguna novedad? —preguntó la señora Sinclair.

—No —dijo Powell una vez que estuvo delante de los adultos— Se ciñe a su historia. Fueron al lago los tres. Nancy apareció en algún momento...

Dahlia y Dustin aparecieron en la visión de Max y comenzaron a hacerles señas con bastante insistencia. Max la miró confusa y le dijo con su gesto facial que no podía irse. Dustin fue mucho más insistente.

—¡Vamos!

Max corrió hasta sus amigos y la rubia agarró la mano de Max.

—Yo no habría empezado por ella —dijo Callahan— Es un poco... Borde.

Los tres corrieron a la habitación de Nancy para reencontrarse con Lucas y Erica. Habían decidido escaparse por la ventana, los hermanos ya habían salido y los esperaban junto a las bicicletas. Dahlia dejó que Max saltase primero por la ventana y por último fue ella.

La puerta de la habitación se abrió, dejando ver al mismo agente que Lia puso en su sitio un rato antes. La chica miró atrás, mientras tenía medio cuerpo fuera. Sonrió pícara y le enseñó el dedo del medio al policía antes de saltar.

—¡Vamos, vamos! —gritó Byers apresurando a sus amigos. Agarró la bicicleta del suelo y comenzó a correr junto a sus amigos.

—¡Eh!, ¿A donde vais? —gritó Callahan desde la ventana— ¡No, no, volved aquí!

— ¡Corred! —volvió a decir Lia.

—Vale, solo es un delito menor —se intentó autoconvencer Erica mientras pinchaba la rueda del coche de policía con una navaja.

Los padres de los adolescentes salieron de la casa por culpa de todo el alboroto. Vieron a sus hijos pedalear a gran velocidad por la calle. Llamaron a los muchachos como desquiciados en un intento de que volviesen con ellos, pero no hicieron ni el mínimo caso. Los muchachos desaparecieron a lo lejos, dejando a los adultos confusos y angustiados.

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