𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 2
―Hyung, ¿Cómo vas? ―pregunto dando algunos golpes en la puerta.
Del otro lado, Yoongi se levantó algo somnoliento y abrió.
―Estoy listo, creo que me dormí mientras te esperaba ―dijo entre cortas risas.
Jungkook no supo que decir, el alfa había quedado anonadado ante la belleza del omega. Quien tria puesta una camisa azul a rayas blancas, sencilla, pantalones negros con algunos adornos blancos que colgaban, tenis negros, un abrigo de gamuza negro con estampados y bordes blancos, más su cabello pelirrojo dándole el toque de color al outfit. Toda una belleza.
Lo miro de arriba abajo y apenas pudo modular algunas palabras.
―Te ves muy lindo ―contestó tímido, ―He notado que últimamente tienes más sueño de lo normal.
―Gracias...puede ser, dormi mucho estos días ―respondió con un evidente tono rojizo en sus mejillas. ―También te ves guapo, haz crecido mucho.
Miro al maknae de arriba a abajo, realmente había cambiado, paso de ser el niño de contextura delgada que era fácil de intimidar, a ser el alfa atractivo que hoy estaba frente a él, con una camisa roja a cuadros, jeans desgarrados, botas negras y un abrigo de cuero del mismo tono.
El menor sentía a su lobo dar saltos y mover la cola como un pequeño cachorro ante el cumplido de su mayor.
―Soy casi un adulto ahora ―sonrió. ―Gracias... ―hizo silencio unos segundos para continuar. ―¿Te parece si vamos en la moto?
―Esta bien, recuerdo que tu papá se enojo muchísimo por ella ―. Río ante el recuerdo.
Eso era cierto, al principio Taehyung se opuso rotundamente a la idea, pero Yoongi lo convenció de que el alfa obtendría la licencia antes de usarla.
―Genial, vamos.
Caminaron juntos al garaje donde estaba guardada. Allí se encontraron con una imagen inesperada. La motocicleta tenía las llantas ponchadas y un espejo roto.
Jungkook gruño de frustración, sabía de memoria quien estaba detrás de eso.
―Hey, cálmate ―Yoongi le froto la espalda, ―Mañana la puedes llevar a reparar, no hay porque enojarse ¿Si?
Acaricio el rostro del menor, quien estaba al borde de las lágrimas, no por lo material en específico, sino por la relación hostil que llevaba con su padre.
―Lo se, hyung, es que no entiendo, él es mi padre ¿Porqué no intenta entenderme? ―suspiró y se apoyo en el capot del auto estacionado en medio del espacioso garaje. ―No quiero la empresa, podría llegar a querer a mi padre si no rechazara la forma en que soy. Siempre fue así, me crié con niñeras, no con un padre, tu eres lo único que nos unió ―lo miró ―Pero ni aún de esa manera cambia su desprecio, eres lo único que tengo hyung.
Yoongi dejo que lo abrazara y emano algo de su fragancia para tranquilizarlo.
―No estás solo, también tienes a tus abuelos ―se separo del abrazo y tomo sus manos ―Se que Tae puede ser muy estricto y poco paciente, pero el también quiere que lo entiendas, estoy seguro de que si ambos tratan de escucharse podrán mejorar su relación.
El omega le sonrió comprensivo y soltó sus manos.
―¿Qué tal si nos vamos en bus? Será divertido ―Le guiño un ojo.
Jungkook asintió ante la idea. Como precaución antes de salir, Yoongi dejo una nota sobre la mesa.
"Si estas viendo esto y te preguntas porque no hay nadie, te aviso que salí a cenar con Jungkookie, aprovechamos a pasar tiempo juntos, no se a que hora volvemos. Te amo"
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Lejos de casa, Jungkook y Yoongi tomaron un autobús que los dejó cerca del río Han, lo siguiente era decidir sobre la comida.
―Compramos unas deliciosas brochetas de cordero y comemos sentados frente al río ¿Qué dices? ―preguntó el omega.
―¡Me gusta! Después podremos pasear un poco ―acepto gustoso.
Fueron a comprar las brochetas en un puesto cercano y en cuestión de minutos se encontraban comiendolas sentados sobre el césped, con el hermoso río cerca de su vista.
―Es una noche muy linda ―comento Yoongi con su vista puesta en las luces de colores que iluminaban el río.
―Si, lo es, y me alegra que prácticamente seamos los únicos aquí ―menciono el alfa.
―Cierto, me agrada el ambiente tranquilo ―. Asintió Yoongi tomando otra brocheta.
Después de comer y beber tranquilos, limpiaron todo, listos para comenzar a caminar. Seul era mágica de noche, los aromas en las calles, la música, las luces, realmente se volvía un encanto.
Padrastro e hijastro vieron unas tiendas que aun estaban abiertas, compraron alguna que otra cosa y se adentraron a lo largo de una feria que estaba en su mejor noche.
Allí había un juego para derribar formas de manera con balas de pintura, los ojos gatunos de Yoongi brillaron al encontrarse con un muñeco de kumanon colgado entre los premios.
―Juguemos ahí ―pidió con la ilusión de poder reclamar al muñeco como premio.
―Esta bien, veamos como nos va.
Compraron tres fichas para cada uno, y no les iba nada mal con la puntería. En cada uno de los tres intentos derribaron una figura, así pudieron obtener un premio cada uno.
―Quiero el kumamon por favor ―señaló Yoongi al muñeco que tanto había esperado conseguir.
―Oh, era lo único por lo que estaba jugando ―El alfa puchereo. ―Me quedaré con ese Iron Man que esta ahí ―Lo apunto con entusiasmo.
Entre risas y con sus premios en las manos, optaron por recorrer la feria.
Al final de la velada, terminaron Yoongi sentado en un banco de madera un poco alejado del centro de la feria y Jungkook con la cabeza apoyada en su regazo mientras se acostaba en el resto del banco.
―Mañana es el aniversario ¿Cómo te sientes? ―preguntó el omega dándole caricias en el cabello.
―No lo se, iré con mis abuelos al cementerio mañana, siempre te preocupas por eso ―dibujo una mínima sonrisa de agradecimiento.
―Como un buen hyung tenía que hacerlo, lo que es importante para ti, también lo es para mi ―sonrió.
"Entonces ¿Porqué tu felicidad no es importante para ti si lo es para mi?"
Pensó Jungkook en un largo y pesado suspiro.
―¿Vamos a casa? Ya es un poco tarde ―sugirió el menor.
Yoongi acepto, y juntos salieron de la zona de aquella feria. En el camino a la próxima parada, el pelirrojo arrugo la nariz y respiro profundo.
―¿Estas bien? ―pregunto el alfa.
―Si, solo, olfatee algo que me dio nauseas, debo estar muy lleno ―comentó sin saber muy bien a qué adjudicarle su molestia.
El pelicastaño oscuro se acercó al mayor y libero un poco de feromonas para cambiar el aire a su alrededor. Su idea funcionó, logrando que Yoongi deje de cubrirse la nariz.
Un rato más tarde ambos estaban sentados en el bus. Jungkook jugaba con la mano izquierda de un adormilado Yoongi, quien iba prácticamente apoyando en su hombro.
Al levantar la cara para avisarle que estaban cerca, Kim menor se paralizó al notar que estaba muy cerca del pelirrojo, esto le hizo poner especial atención en sus labios entre abiertos, lindos.
―Y-Yoongi hyung... Ya estamos cerca ―titubeo aturdido.
―¿Eh? Ah si, vamos.
Con esfuerzo y sueño se levantó, el bus paso encima de una montura con la velocidad bastante arriba, por lo que el salto terminó con Jungkook abrazando la cintura del mayor para evitar que se tropezara o callera.
En silencio, se separaron y avanzaron a la puerta de descenso.
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Todo el camino a pie hasta casa fue silencioso, con un alfa que trataba de calmar sus palpitos acelerados y hacerse a la idea de que todo estaba bien.
Llegar a casa fue otra prueba, pues Taehyung los esperaba de mala gana, frente a la puerta sin llave del hogar.
―Yoongi, ¿podemos hablar? ―pidió sin siquiera dirigirle la mirada a su hijo.
El omega asintió, flaqueando del sueño, realmente el viaje en bus se sintió como una cuna.
Tae analizo la imagen que tenia frente a sus ojos. Yoongi con un muñeco en sus brazos, igual que su hijo. Podía imaginarse a Jungkook ganando ese muñeco para hacer sonreír a Yoongi, y este aceptando el regalo avergonzado. Su sangre hervía por las ideas poco familiares que su lobo tenía en la cabeza
―Vamos ―. dijo el alfa.
Se acerco a su esposo y ofreció cargarlo en brazos, oferta que Yoongi no rechazo, pues los pies le dolían de tanto caminar.
Una vez en la habitación, el alfa recostó a su pareja y le quito los zapatos, luego la chaqueta y finalmente lo cobijo en la cama tras quitarle los colgantes del pantalón para que estuviera cómodo.
Taehyung frunció la nariz al notar el aroma a tierra mojada y café de su hijo impregnado en la ropa de Yoongi. Por lo que desprendió sus propias feromonas para que su omega oliera a coñac y menta, es decir, para que oliera a quien le pertenecia.
―No lo entiendes, eres tan inocente y puro ―susurró con la voz ronca hacia un dormido omega. ―Jungkook-ah ya no es un niño, se convirtió en un hombre ¿Lo haz visto a los ojos? El te desea, ―abrazo su cintura y hundió la nariz en su terso cuello. ―Le pasan cosas contigo, pero tu eres mío, mi omega.
Lo que Kim no imaginaba, es que Yoongi fingió dormir desde la segunda oración, y ahora su mente daba vueltas en pura confusión.
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¡Segundo capítulo! Aún más apabullante que el comienzo. Padre e hijo buscan la atención de Yoongi, las cosas se ponen tensas ¿Qué estará sucediendo? ¿Cuánto puede cambiar todo a partir de las palabras de Taehyung?
Muchas gracias por todo su apoyo ¡Son increíbles! Me alegra que disfruten la lectura y le den una oportunidad a cada historia. Espero que sigamos juntos por muchas historias más♡
Lxs amo♡
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