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—Estúpido profesor —bufó molesto aquel joven de cabello castaño, hizo una mueca y se dejó caer justo en la puerta de la enfermeríaż. Sólo llegué treinta minutos tarde, no es para tanto.

Yoongi no era uno de los chicos que llegaba temprano a clases, pero ese día definitivamente el reloj le había ganado, y vaya que sí, se había desvelado por culpa de su hermanito, quien le habia pedido ayuda en uno de sus proyectos. Y él como buen hermano que era, termino haciendo todo el trabajo solo.

Por esa razón, había llegado tarde a su primera clase, y lo peor de todo es que el profesor con quien le tocaba no era para nada amigable ni comprensivo. Así que ahí estaba, sentado en el pasillo esperando a que un milagro lo salvara de recibir algún castigo.

—¿Joven Min? —el castaño desvió su mirada viendo a quien lo estaba llamando, rápidamente se puso de pie con una sonrisa en los labios—. ¿Por qué no estás en clase?

—Hoy llegué tarde. Buenos días, profesor Park. —dijo, haciendo una leve reverencia. Park sonrio, dándole confianza.

—¿Y porqué estás aquí?

—No la sé, no tengo a donde ir. —dijo, alzando sus hombros en forma de desinterés. El pelinegro suspiró y le dió una sonrisa a su menor—. Seguramente vienes a ver a la enfermera.— alzó sus cejas de manera coqueta, Yoongi hizo una mueca y nego.— Bien, no importa, entra conmigo. Ya que no estás haciendo nada, puedes ayudarme a mi.

Los ojos del estudiante se iluminaron, podría pasar todo el día con su profesor favorito y nunca sería suficiente para él. Siguió los pasos de Jimin hasta entrar a la enfermeria y acomodarse en una de las mesas hasta el fondo. Ese día tenia que entregarle unos papeles a la enfermera y necesitaba organizarlos.

Yoongi se sentó en la silla, justo a lado de Park. Recargó su brazo en la mesa, viéndolo detenidamente.

Habían pasado ya tres años desde que lo conoció, estaba en su último año de preparatoria y aún seguía manteniendo esos sentimientos por su mayor. Yoongi estaba completamente enamorado de Park Jimin. Tal vez era muy pequeño para entender lo que era el amor, pero definitivamente él mismo se podía asegurar de estar hechizado por Jimin, el problema es que era mucho mayor que él, y que era su profesor.

El sabía que no habrían más oportunidades después de que llegara la graduación, no lo volvería a ver, puesto que el trabajaría de la mano de su padre para llevar el puesto de empresario, y bueno, Jimin seguiria dando clases en la escuela.

Dejó salir un gran suspiro, llamando la atención de su mayor, quien lo miró confundido y con una sonrisa juguetona.

—Hey, Yoongi, ¿en quién tanto piensas? ¿Acaso ya hay una chica? —pregunto el mayor, mirándolo atentamente.

—Uh... No, exactamente.

¿Estaba mal si se lo decía? Tal vez él no lo aceptará y pensaria que es un enfermo por fijarse en su profesor, y sobre todo en un hombre. Pero, si no lo hacía ahora, ya nunca jamas podría hacerlo.

—Hmm, pensé que ya tenias alguna enamorada —comentó Jimin, volviendo a poner su atención en las hojas.

—En realidad, sí lo hay.

Jimin dejó de respirar por unos segundos, ¿había escuchado bien? ¿Su Yoongi estaba enamorado de alguien? Lo miró atento y dibujó una leve sonrisa para no hacerlo sentir incómodo.

—Oh... ¿Y cómo es ella? —preguntó, tratando de sonar feliz.

—Es... una persona muy linda, agradable y sincera. —dijo Yoongi mientras miraba al pelinegro—. A pesar de que es mayor que yo, puede que le gane en estatura. ¡Oh! Tiene unas lindas mejillas.

Debía detenerse ahora mismo o después se arrepentiría de lo que estaba por decir. Pero no podía y tampoco quería hacerlo, necesitaba liberar esa opresión en su pecho que sentía desde hace tres años, ya no podía simplemente verlo y no sentir nada.

—Oh, suena agradable.

—Lo es... Además, tiene un lindo lunar justo en su mejilla derecha, ese es mi favorito —sus palabras salieron sin titubeo alguno.

—¿Ah, si? —dijo Jimin mientras simulaba revisar las hojas, aunque por dentro estaba enojado.

No, él no sentía nada por su alumno, sólo se sentía herido por el simple hecho de que alguien tan puro y de buen corazón, que siempre venía a él todo el tiempo, que pedía sus consejos y que lo miraba como si fuera lo más preciado en el mundo, estabaenamorado de un chico.

Sí, sólo era eso, porque la sensación de comodidad que tenía cuando estaba con Yoongi no significaba nada... ¿O si?

—Ella debe ser muy afortunada —dijo sin pensar y de mala gana.

—Sí... Él es muy afortunado —respondió Yoongi, enfatizando la palabra "él".

Dejó de hojear las hojas, su mirada perdida entre los documentos se dirigió rápidamente hasta Yoongi, quien lo miraba como siempre, con un brillo en los ojos. ¿Habia dicho "él"? ¿Se refería a un hombre?

—Oh... ¿Es un hombre? —preguntó para sacarse de dudas.

Yoongi rodó los ojos, creía que su profesor era un poco más listo, o que al menos se daría cuenta más rápido, pero no.

—Profesor Park —le habló y se acercó hasta estar más cerca de él, puesto que sus sillas estaban una al lado del otro no tuvo que acercarse tanto. Jimin sintió que la respiración se le iba poco a poco—. Estoy enamorado de usted.

Park tragó duro y se alejó un poco de su menor.

—Pequeño amigo, no juegues con eso —pidió, tratando de sonar un poco tranquilo, soltó una risita nerviosa para tratar de agilizar eso.

—No estoy jugando —respondió Yoongi tomando distancia, hizo una mueca.

—Yoongi, siempre haces buenas bromas, esta vez no me lo esperaba —dijo guardando rápidamente sus cosas sin mirar al chico a su lado.

—Profesor Park, esto no es una broma, es serio.

Jimin trató de ignorar aquello mientras se ponía de pie rápidamente, sin embargo, sintió el agarre de Yoongi en su mano, viendo como este se levantaba también. Sintió los nervios invadir su cuerpo.

—Yoong —trató de sonar lo más tranquilo posible, debía ser cuidadoso con sus palabras—. Lo lamento, pero esto no puede pasar.

El semblante preocupado de Yoongi se fue desvaneciendo poco a poco hasta reflejar tristeza en su rostro, Jimin desvió la mirada rápidamente, no quería verlo triste, y mucho menos por su culpa.

—R-Realmente me gusta, estoy enamorado de usted, profesor Park —su voz tembló.

El mayor lamió sus labios y lo miró, se soltó del agarré del menor y respondió: —¿Cómo puedes decir que estás enamorado? Eres un niño, no sabes lo que dices.

—C-Claro que lo sé... Yo lo siento aquí, en mi corazón —tocó su pecho, justo donde estaba el órgano más importante del cuerpo—. Realmente usted me gusta.

Jimin lanzó una risita y rascó su cabeza.

—He tenido parejas, incluso mayores que yo, todos me han dicho lo mismo y me han dejado por alguien más, ¿cómo sé que un niño como tú no hará lo mismo? —tragó, tratando de ocultar el nudo que se estaba formando en su garganta.

Le dolía mucho estar rechazando a su menor, estaba seguro que después de todo esto, no se volverían a tratar como antes.

—¿Cómo sabe que lo haré? —preguntó de vuelta—. No sé con qué clase de personas hayan estado con usted antes, pero, yo no me atrevería a hacerle esto.

—Sólo estás confundido, ya pasará.

Entonces, Yoongi se enojó, ya no podía sentirse ni triste, ni feliz. Estaba enojado, ¿cómo una persona tan madura no podía siquiera ver en su interior?

—Estoy enamorado de ti. —le habló por primera vez informalmente, que hasta el mismo Park Jimin se sorprendió, pero lo dejó pasar—. Un sentimiento que he tenido por tres años, no se cambia de la noche a la mañana —sin nada más qué decir, tomó su mochila y salió rápidamente de aquel lugar.

Su corazón dolía y ya no quería estar ahí, lo único que quería era irse a casa y llorar, había cometido un gran error en decir aquello. Pero no era el único que quería llorar, puesto que en la enfermería también estaba otro chico, derramando lágrimas, y con el corazón lastimado por haber rechazado al único niño que había logrado tocar su sentido del humor.

—Espera, ¿qué? Ese niño... ¿Se te declaró? —preguntó sorprendo su compañero de trabajo y soltó una risita—. No puedo creer que Yoongi esté enamorado de ti.

—Namjoon hyung... ¿cómo sabes que es Yoongi? Ni siquiera te he dicho su nombre —contestó Jimin, mientras tomaba sus cosas del escritorio. Kim Namjoon, quien era su compañero de trabajo y el único buen amigo que tenía en la jornada, se había enterado del porqué estaba tan de mal humor.

—No es difícil adivinarlo —respondió Namjoon, dando un trago a su taza de café—. Siempre están juntos, además de que se te queda viendo con tanta ilusión.

—¿Tanto se nota? —preguntó, pensado que tal vez la mayoría de los profesores también se habrían dado cuenta, estaría en grandes problemas si se enteraran de eso.

—No tanto, pero yo si podía notarlo —dijo, terminado su café y dejando la taza de vuelta al fregadero—. ¿Lo aceptaste?

Jimin negó lentamente sintiendo cómo su corazón volvía a doler un poco más al recordar la expresión de tristeza y enojo de su menor.

—¿Lo rechazaste? —preguntó Namjoon, sin poder creerlo—. Pero, ¿porqué?

—Namjoon, no hagas preguntas tontas, lo de nosotros es imposible que pase, o que algo bueno salga de eso —respondió, caminando hacia la puerta de la oficina—. Además, lo superará en poco tiempo.

—Realmente eres muy testarudo para ser un mayor, debiste pensar bien las cosas.

—Lo hice. Es un niño, aún le quedan muchas cosas por vivir, se arrepentirá tarde o temprano—. Jimin dijo, se giró para caminar hacia el lado del pasillo en el que le tocaba clases, sin embargo, ambos chicos se toparon con aquel joven, que lucía un poco más serio y decaído.

Yoongi se paró justo a lado de ellos..

—Buenos días, profesores —dijo haciendo una reverencia en forma de saludo, Yoongi no lo miró, sólo dió una ligera sonrisa al otro profesor, ignorando completamente a Park.

Se dió media vuelta para seguir con su camino sin mirar a los dos maestros, Jimin sintió el desprecio de su parte. Jamás, desde que lo había conocido, había actuado de esa manera con él.

—Eso fue incómodo —dijo Kim, mientras rascaba su nuca—. Bien, vamos a clases, no nos pagan para estar aquí parados hablando de tus problemas amorosos.

—¡Namjoon!  —se quejó, mirándolo de mala manera. Su amigo soltó una risa y siguieron sus caminos correspondientes hasta sus salones.

De cierta manera, algo dolía en el pecho de ambos chicos, Jimin estaba triste por haber perdido un buen amigo, Yoongi era el primer joven que lograba sacar su mejor lado, tenían una excelente relación de profesor-estudiante. Pero ahora, sólo eran unos simples desconocidos, había pasado una semana y ellos se habían dejado de hablar.

Sólo quedaban dos meses para que la graduación llegara, y luego de eso, jamás lo volvería a ver.

¡Hola Molitos! Cualquier error o falta de ortografía, me avisan, porfa.

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