ᰍ . ° 𝗍𝗁𝖾 𝗁𝗂𝗀𝗁 𝗂𝗇𝗊𝗎𝗂𝗌𝗂𝗍𝗈𝗋 𝗈𝖿 𝗁𝗈𝗀𝗐𝖺𝗋𝗍𝗌 .ᐟ ˎˊ˗
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Kiara soltó un grito ahogado y puso el periódico sobre la mesa, mostrando una foto de Umbridge que lucía una gran sonrisa debajo del titular de la noticia.

𝙀𝙇 𝙈𝙄𝙉𝙄𝙎𝙏𝙀𝙍𝙄𝙊 𝙀𝙈𝙋𝙍𝙀𝙉𝘿𝙀 𝙇𝘼 𝙍𝙀𝙁𝙊𝙍𝙈𝘼 𝙀𝘿𝙐𝘾𝘼𝙏𝙄𝙑𝘼 𝙔 𝙉𝙊𝙈𝘽𝙍𝘼 𝘼 𝘿𝙊𝙇𝙊𝙍𝙀𝙎 𝙐𝙈𝘽𝙍𝙄𝘿𝙂𝙀 𝙋𝙍𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 𝙎𝙐𝙈𝘼 𝙄𝙉𝙌𝙐𝙄𝙎𝙄𝘿𝙊𝙍𝘼

—¿La profesora Umbridge "Suma Inquisidora"? —repitió Leo confundido—. ¿Qué significa eso?

La galleta que Betty estaba comiendo se le cayó de las manos.

𝘈𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦 𝘦𝘭 𝘔𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘔𝘢𝘨𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘮𝘰́ 𝘶𝘯𝘢 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘴𝘪𝘰́𝘯 𝘪𝘯𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘥𝘢 𝘺 𝘢𝘱𝘳𝘰𝘣𝘰́ 𝘶𝘯𝘢 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘢 𝘭𝘦𝘺 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘭𝘤𝘢𝘯𝘻𝘢𝘳𝘢́ 𝘶𝘯 𝘯𝘪𝘷𝘦𝘭 𝘥𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭 𝘴𝘪𝘯 𝘱𝘳𝘦𝘤𝘦𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘭𝘦𝘨𝘪𝘰 𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴 𝘥𝘦 𝘔𝘢𝘨𝘪𝘢 𝘺 𝘏𝘦𝘤𝘩𝘪𝘤𝘦𝘳𝘪́𝘢.

"𝘏𝘢𝘤𝘦 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘔𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘱𝘳𝘦𝘰𝘤𝘶𝘱𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘭𝘰𝘴 𝘴𝘶𝘤𝘦𝘴𝘰𝘴 𝘰𝘤𝘶𝘳𝘳𝘪𝘥𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴. 𝘠 𝘦𝘭 𝘱𝘢𝘴𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘤𝘢𝘣𝘢 𝘥𝘦 𝘥𝘢𝘳 𝘩𝘢 𝘴𝘪𝘥𝘰 𝘭𝘢 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘢 𝘭𝘢 𝘱𝘳𝘦𝘰𝘤𝘶𝘱𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘮𝘢𝘯𝘪𝘧𝘦𝘴𝘵𝘢𝘥𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰𝘴 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴 𝘢𝘯𝘨𝘶𝘴𝘵𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘦𝘤𝘵𝘰 𝘢 𝘭𝘢 𝘰𝘳𝘪𝘦𝘯𝘵𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘵𝘰𝘮𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘭𝘦𝘨𝘪𝘰, 𝘶𝘯𝘢 𝘰𝘳𝘪𝘦𝘯𝘵𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢́𝘯 𝘥𝘦 𝘢𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘰" 𝘯𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘷𝘦𝘭𝘢 𝘦𝘭 𝘴𝘦𝘤𝘳𝘦𝘵𝘢𝘳𝘪𝘰 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢𝘭 𝘥𝘦𝘭 𝘔𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘳𝘰, 𝘗𝘦𝘳𝘤𝘪𝘷𝘢𝘭 𝘞𝘦𝘢𝘴𝘭𝘦𝘺.

𝘕𝘰𝘴 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘢 𝘷𝘦𝘻 𝘦𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘶́𝘭𝘵𝘪𝘮𝘢𝘴 𝘴𝘦𝘮𝘢𝘯𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘔𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘳𝘰, 𝘊𝘰𝘳𝘯𝘦𝘭𝘪𝘶𝘴 𝘍𝘶𝘥𝘨𝘦, 𝘶𝘵𝘪𝘭𝘪𝘻𝘢 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘢𝘴 𝘭𝘦𝘺𝘦𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘪𝘯𝘵𝘳𝘰𝘥𝘶𝘤𝘪𝘳 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘭𝘦𝘨𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘮𝘢𝘨𝘰𝘴.

𝘙𝘦𝘤𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘦𝘭 30 𝘥𝘦 𝘢𝘨𝘰𝘴𝘵𝘰, 𝘴𝘦 𝘢𝘱𝘳𝘰𝘣𝘰́ 𝘦𝘭 𝘥𝘦𝘤𝘳𝘦𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘯𝘴𝘦𝘯̃𝘢𝘯𝘻𝘢 𝘯.° 22 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘢𝘴𝘦𝘨𝘶𝘳𝘢𝘳 𝘲𝘶𝘦, 𝘦𝘯 𝘤𝘢𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘢𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭 𝘥𝘪𝘳𝘦𝘤𝘵𝘰𝘳 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘥𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘳 𝘢 𝘶𝘯 𝘤𝘢𝘯𝘥𝘪𝘥𝘢𝘵𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘶𝘯 𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘥𝘰𝘤𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘦𝘭 𝘔𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦𝘳𝘦𝘤𝘩𝘰 𝘢 𝘦𝘭𝘦𝘨𝘪𝘳 𝘢 𝘭𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢 𝘢𝘱𝘳𝘰𝘱𝘪𝘢𝘥𝘢.

"𝘈𝘴𝘪́ 𝘧𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘋𝘰𝘭𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘜𝘮𝘣𝘳𝘪𝘥𝘨𝘦 𝘰𝘤𝘶𝘱𝘰́ 𝘴𝘶 𝘢𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭 𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘱𝘳𝘰𝘧𝘦𝘴𝘰𝘳𝘢 𝘦𝘯 𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴. 𝘋𝘶𝘮𝘣𝘭𝘦𝘥𝘰𝘳𝘦 𝘯𝘰 𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰́ 𝘢 𝘯𝘢𝘥𝘪𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘪𝘮𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘳 𝘭𝘢 𝘢𝘴𝘪𝘨𝘯𝘢𝘵𝘶𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘋𝘦𝘧𝘦𝘯𝘴𝘢 𝘊𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘈𝘳𝘵𝘦𝘴 𝘖𝘴𝘤𝘶𝘳𝘢𝘴, 𝘺 𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘴𝘰, 𝘦𝘭 𝘔𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘰́ 𝘢 𝘋𝘰𝘭𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘜𝘮𝘣𝘳𝘪𝘥𝘨𝘦, 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘵𝘪𝘵𝘶𝘰𝘥𝘰, 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘶𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰, 𝘶𝘯 𝘦́𝘹𝘪𝘵𝘰 𝘪𝘯𝘮𝘦𝘥𝘪𝘢𝘵𝘰 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢 𝘳𝘦𝘷𝘰𝘭𝘶𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘭𝘦𝘵𝘰 𝘦𝘭 𝘴𝘪𝘴𝘵𝘦𝘮𝘢 𝘥𝘦 𝘦𝘯𝘴𝘦𝘯̃𝘢𝘯𝘻𝘢 𝘥𝘦 𝘥𝘪𝘤𝘩𝘢 𝘢𝘴𝘪𝘨𝘯𝘵𝘢𝘵𝘶𝘳𝘢 𝘺 𝘢𝘴𝘪́ 𝘯𝘰𝘴 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘰𝘳𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢 𝘦𝘭 𝘮𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘪𝘯𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘥𝘦 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘢 𝘮𝘢𝘯𝘰 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴" 𝘯𝘰𝘴 𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘞𝘦𝘢𝘴𝘭𝘦𝘺.

𝘌𝘭 𝘔𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰 𝘩𝘢 𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢𝘭𝘪𝘻𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘶́𝘭𝘵𝘪𝘮𝘢 𝘧𝘶𝘯𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘢𝘱𝘳𝘰𝘣𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘥𝘦𝘭 𝘥𝘦𝘤𝘳𝘦𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘯𝘴𝘦𝘯̃𝘢𝘯𝘻𝘢 𝘯.° 23, 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘳𝘦𝘢 𝘦𝘭 𝘤𝘢𝘳𝘨𝘰 𝘥𝘦 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘰 𝘐𝘯𝘲𝘶𝘪𝘴𝘪𝘥𝘰𝘳 𝘥𝘦 𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴.

"𝘋𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘮𝘰𝘥𝘰 𝘴𝘦 𝘪𝘯𝘪𝘤𝘪𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘦𝘮𝘰𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘧𝘢𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘭𝘢𝘯 𝘥𝘦𝘭 𝘔𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘱𝘰𝘯𝘦𝘳 𝘳𝘦𝘮𝘦𝘥𝘪𝘰 𝘢 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘯𝘰𝘴 𝘭𝘭𝘢𝘮𝘢𝘯 𝘦𝘭 "𝘥𝘦𝘴𝘤𝘦𝘯𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘯𝘪𝘷𝘦𝘭" 𝘥𝘦 𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴. 𝘌𝘭 𝘐𝘯𝘲𝘶𝘪𝘴𝘪𝘥𝘰𝘳 𝘵𝘦𝘯𝘥𝘳𝘢́ 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘶𝘱𝘦𝘳𝘷𝘪𝘴𝘢𝘳 𝘢 𝘴𝘶𝘴 𝘤𝘰𝘭𝘦𝘨𝘢𝘴 𝘺 𝘢𝘴𝘦𝘨𝘶𝘳𝘢𝘳𝘴𝘦 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘶 𝘵𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘰 𝘢𝘭𝘤𝘢𝘯𝘤𝘦 𝘦𝘭 𝘯𝘪𝘷𝘦𝘭 𝘳𝘦𝘲𝘶𝘦𝘳𝘪𝘥𝘰" 𝘥𝘪𝘫𝘰 𝘞𝘦𝘢𝘴𝘭𝘦𝘺.

𝘓𝘢𝘴 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘢𝘴 𝘮𝘦𝘥𝘪𝘥𝘢𝘴 𝘢𝘥𝘰𝘱𝘵𝘢𝘥𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘭 𝘔𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰 𝘩𝘢𝘯 𝘳𝘦𝘤𝘪𝘣𝘪𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘦𝘯𝘵𝘶𝘴𝘪𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘢𝘱𝘰𝘺𝘰 𝘥𝘦 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘢𝘭𝘶𝘮𝘯𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴.

"𝘌𝘴𝘵𝘰𝘺 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰 𝘮𝘢́𝘴 𝘵𝘳𝘢𝘯𝘲𝘶𝘪𝘭𝘰 𝘥𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦́ 𝘲𝘶𝘦 𝘋𝘶𝘮𝘣𝘭𝘦𝘥𝘰𝘳𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘳𝘢́ 𝘴𝘰𝘮𝘦𝘵𝘪𝘥𝘰 𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘦𝘷𝘢𝘭𝘶𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘫𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘺 𝘰𝘣𝘫𝘦𝘵𝘪𝘷𝘢. 𝘔𝘶𝘤𝘩𝘰𝘴 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴, 𝘲𝘶𝘦 𝘲𝘶𝘦𝘳𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘭𝘰 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘩𝘪𝘫𝘰𝘴, 𝘦𝘴𝘵𝘢́𝘣𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘱𝘳𝘦𝘰𝘤𝘶𝘱𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘱𝘰𝘳 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘯𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘤𝘢𝘣𝘦𝘭𝘭𝘢𝘥𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘴𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢 𝘵𝘰𝘮𝘢𝘥𝘰 𝘋𝘶𝘮𝘣𝘭𝘦𝘥𝘰𝘳𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘶́𝘭𝘵𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘢𝘯̃𝘰𝘴 𝘺 𝘯𝘰𝘴 𝘢𝘭𝘦𝘨𝘳𝘢 𝘴𝘢𝘣𝘦𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘔𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭𝘢 𝘭𝘢 𝘴𝘪𝘵𝘶𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯" 𝘥𝘦𝘤𝘭𝘢𝘳𝘰́ 𝘓𝘶𝘤𝘪𝘶𝘴 𝘔𝘢𝘭𝘧𝘰𝘺.

𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘦𝘴𝘢𝘴 "𝘥𝘦𝘴𝘤𝘢𝘣𝘦𝘭𝘭𝘢𝘥𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘴𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴" 𝘦𝘴𝘵𝘢́𝘯 𝘴𝘪𝘯 𝘥𝘶𝘥𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘷𝘦𝘳𝘵𝘪𝘥𝘰𝘴 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘥𝘰𝘤𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘪𝘯𝘤𝘭𝘶𝘺𝘦𝘯 𝘢𝘭 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘭𝘰𝘣𝘰 𝘙𝘦𝘮𝘶𝘴 𝘓𝘶𝘱𝘪𝘯 𝘺 𝘢𝘭 𝘦𝘯𝘨𝘢𝘯̃𝘰𝘴𝘰 𝘦𝘹 𝘢𝘶𝘳𝘰𝘳 𝘖𝘫𝘰𝘭𝘰𝘤𝘰 𝘔𝘰𝘰𝘥𝘺.

"𝘊𝘳𝘦𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘐𝘯𝘲𝘶𝘪𝘴𝘪𝘥𝘰𝘳𝘢 𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳 𝘱𝘢𝘴𝘰 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘭𝘢 𝘨𝘢𝘳𝘢𝘯𝘵𝘪́𝘢 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘢 𝘶𝘯 𝘥𝘪𝘳𝘦𝘤𝘵𝘰𝘳 𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘱𝘰𝘥𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘴𝘪𝘵𝘢𝘳 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘪𝘢𝘯𝘻𝘢" 𝘢𝘧𝘪𝘳𝘮𝘰́ 𝘶𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘵𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘢𝘥𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘔𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰.

𝘋𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘪𝘦𝘮𝘣𝘳𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘮𝘢𝘺𝘰𝘳 𝘢𝘯𝘵𝘪𝘨𝘶̈𝘦𝘥𝘢𝘥 𝘥𝘦𝘭 𝘞𝘪𝘻𝘦𝘯𝘨𝘢𝘮𝘰𝘵, 𝘎𝘳𝘪𝘴𝘦𝘭𝘥𝘢 𝘔𝘢𝘳𝘤𝘩𝘣𝘢𝘯𝘬𝘴 𝘺 𝘛𝘪𝘣𝘦𝘳𝘪𝘶𝘴 𝘖𝘨𝘥𝘦𝘯, 𝘩𝘢𝘯 𝘥𝘪𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘱𝘳𝘰𝘵𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘭𝘢 𝘪𝘯𝘵𝘳𝘰𝘥𝘶𝘤𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘥𝘦𝘭 𝘤𝘢𝘳𝘨𝘰 𝘥𝘦 𝘐𝘯𝘲𝘶𝘪𝘴𝘪𝘥𝘰𝘳 𝘥𝘦 𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴.

"𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴 𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘤𝘰𝘭𝘦𝘨𝘪𝘰, 𝘯𝘰 𝘶𝘯 𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘢𝘷𝘢𝘯𝘻𝘢𝘥𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘢𝘤𝘩𝘰 𝘥𝘦 𝘊𝘰𝘳𝘯𝘦𝘭𝘪𝘶𝘴 𝘍𝘶𝘥𝘨𝘦. 𝘌𝘴𝘵𝘰 𝘯𝘰 𝘦𝘴 𝘮𝘢́𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘭𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘣𝘭𝘦 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘤𝘳𝘦𝘥𝘪𝘵𝘢𝘳 𝘢 𝘈𝘭𝘣𝘶𝘴 𝘋𝘶𝘮𝘣𝘭𝘦𝘥𝘰𝘳𝘦" 𝘥𝘪𝘫𝘰 𝘭𝘢 𝘴𝘦𝘯̃𝘰𝘳𝘢 𝘔𝘢𝘳𝘤𝘩𝘣𝘢𝘯𝘬𝘴

Kiara terminó de leer y guardó en periódico.

—La teoría de Betty era cierta —les dijo Kiara.

—No puedo creer que Fudge aprobara el decreto para desacreditar a Dumbledore —dijo Betty—. Y ahora va y le da poderes para supervisar a los demás profesores.

Pero en la cara de Leo estaba dibujándose una sonrisa.

—¿Qué pasa? —le preguntaron Kiara y Betty, observándolo confundidas.

—Es que me muero de ganas de ver cómo supervisan a McGonagall —respondió Leo—. Umbridge va a enterarse de lo que es bueno.

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Cuando todos entraron en la clase de la profesora Umbridge, se la encontraron tarareando y sonriendo.

—Guardad las varitas —ordenó sin dejar de sonreír, y alumnos más optimistas, que habían sacado sus varitas, tuvieron que guardarlas con pesar—. En la última clase terminamos el capítulo uno, de modo que hoy quiero que abráis el libro por la págino diecinueve y empecéis a leer el cspítulo dos, titulado "Teorías defensiva más comunes y su derivación". En silencio, por favor —añadió exhibiendo una sonrisa de autosuficiencia.

Betty suspiró mientras abría el libro por la página diecinueve. Abatida, Betty se preguntó si habrían suficientes capítulos para leer durante todo el curso, y cuando estuvo a punto de revisar el índice, vio a su lado cómo Hermione volvía a tener la mano levantada. Esta vez la profesora Umbridge, en vez de ingorarla, se acercó a su mesa.

—¿Qué ocurre esta vez, señorita Granger?

—Ya he leído el capítulo dos —respondió Hermione.

—Muy bien, entonces vaya al capítulo tres.

—También lo he leído —dijo Hermione y añadió—. De hecho, me he leído todo el libro.

La profesora Umbridge parpadeó unas cuantas veces, pero recuperó el aplomo casi de inmediato.

—Estupendo. En ese caso, podrá explicarme lo que dice Slinkhard sobre los contraembrujos en el capítulo quince.

—Dice que los contraembrujos no deberían llamarse así —contestó Hermione inmediatamente—. Dice que "contraembrujo" no es más que un nombre que la gente utiliza para denominar sus embrujos cuando quieren que parezcan más aceptables. Pero yo no estoy de acuerdo.

—¿No está usted de acuerdo? —las cejas de la profesora Umbridge se arquearon.

—No —contestó Hermione con voz clara y potente—. Al señor Slinkhard no le gustan los embrujos, ¿verdad? En cambio, yo creo que pueden resultar muy útiles cuando se emplean para defenderse.

—¿Ah, sí? —exclamó la profesora Umbridge enderezándose—. Pues me temo que es la opinión del señor Slinkhard, y no la suya, la que nos importa en esta clase, señorita Granger.

—Pero... —empezó a decir ella.

—Basta —la interrumpió la profesora Umbridge—. Señorita Granger, voy a restarle cinco puntos a la casa de Gryffindor.

—¿Por qué? —preguntó Harry furioso.

—Por perturbar el desarrollo de mi clase con interrumpciones que no vienen al caso —contestó la profesora Umbridge delicadamente—. Estoy aquí para enseñaros a utilizar un método aprobado por el Ministerio que no contempla la posibilidad de animar a los alumnos a expresar sus opiniones sobre temas de los que no entienden casi nada. Es posible que vuestros anteriores profesores os hayan permitido más libertades, pero dado que ninguno de ellos, tal vez con la excepción del profesor Quirrell, que al menos se limitó a abordar temas apropiados para vuestra edad, habría aprobado una supervisión del Ministerio.

—Sí, Quirrell era un profesor excelente —dijo Harry en voz alta—, pero tenía un pequeño inconveniente. Por su turbante se asomaba Lord Voldemort.

Esa declaración fue recibida por uno de los silencios más aplastantes que Betty había oído en su vida.

—Creo que le sentará bien otra semana de castigos, Potter —sentenció la profesora Umbridge sin alterarse.

Entonces Betty levantó su mano.

—No te metas en esto, Betty —le susurró Ron a su lado, pero Betty no le hizo caso.

—¿Entonces va a castigar a Harry por decir la verdad? —Betty no entendía por qué este año estaba siendo tan directa y menos tímida, pero estaba orgullosa del nuevo cambio—. Usted no estuvo en el laberinto para comprobar si el-que-no-debe-ser-nombrado no estuvo realmente, y usted tampoco puede comprobar que Quirrell no tuviera al-que-no-debe-ser-nombrado en el turbante.

—¡Castigada, señorita Cooper! —exclamó la profesora Umbridge, que había perdido la poca paciencia que tenía—. ¡Los quiero mañana en mi despacho a las cinco! No voy a tolerar que interrumpan mi clase para difundir mentiras y faltarme al respeto.

—Como quiera —dijo Betty fríamente mientras abría su libro por el capítulo dos, ignorando la mirada preocupada de Ron.

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El corte que tenía Betty en su mano todavía no se había curado, pero con el siguiente castigo, iba a ser imposible que sanara completamente.

A pesar del dolor, Betty no dejó escapar de su boca ningún sonido de dolor. Estaba decidida a no darle a Umbridge la satisfacción de verla sufrir.

Estuvo por horas escribiendo sin parar "no debo interrumpir la clase" sin mostrar ninguna señal de debilidad, sin embargo, el corte cada vez se volvía más profundo y las gotas de sangre caían por su mano frecuentemente.

Cuando salió la luna, la profesora Umbridge, orgullosa de ver cuan profundos eran los cortes, les dejó salir de su despacho.

Betty nunca había notado que su mochila fuera tan pesada como aquella noche, casi no podía ni moverse bajo su peso. Caminaba lentamente por los pasillos de Hogwarts de regreso a su sala común, sentía cómo sus párpados cada vez estaban más cerrados y cómo sus piernas temblaban cuando daba un paso.

Cuando giró hacia la derecha, estuvo a punto de chocar con alguien, pero por suerte, lo esquivó. Cansada, se apoyó en la pared para descansar.

—¡Lo he conseguido, Betty! —exclamó la persona con la que se había chocado—. ¡Me han elegido como guardián!

—¿Qué? —Betty tuvo que frotar sus ojos cuando se dio cuenta de que empezaba a ver borroso, y la figura de Ron Weasley apareció frente a ella—. ¡Oh, eso es genial, Ron!

Pero Ron se dio cuenta de que algo en ella andaba mal. Betty tenía la piel más pálida de lo normal, sus ojos estaban medio cerrados y su cuerpo temblaba, tratando de mantenerse en pie.

—¿Estás bien, Bett? —le preguntó Ron preocupado por el estado en el que se encontraba Betty.

—Sí, sólo estoy algo...

En aquel momento, Betty cayó y Ron tuvo que actuar rápido antes de que Betty se diera contra el suelo.

—¿Betty? ¡Betty despierta!

Ron sintió cómo sus manos empezaban a temblar levemente. Sabía que Betty no había bajado a comer al Gran Comedor durante días por la cantidad de deberes que tenía por terminar por culpa del castigo de Umbridge.

Cuando Ron hizo un intento de cargarla, levantando el brazo derecho para ponerlo alrededor de su cuello, la manga de su túnica se bajó, mostrando la profunda y reciente cicatriz que había en el dorso de su mano.

Ron se alarmó. La última vez que vio aquella cicatriz no era ni la mitad de profunda de lo que lo era ahora.

Tratando de calmar la rabia que sentía ahora mismo contra Umbridge, cargó a Betty con facilidad y se la llevó con la única persona que conocía que podía ayudarla.

ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲