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El día se había puesto frío y ventoso, y mientras Betty, Kiara y Leo descendían por el empinado jardín hacia la cabala de Hagrid, Betty notó cómo algunas pequeñas gotas de agua caían sobre su rostro.

La profesora Grubbly-Plank esperaba de pie a los alumnos a unos diez metros de la puerta de la cabaña de Hagrid, detrás de una mesa cubierta de ramitas.

Cuando Betty, Kiara y Leo llegaron donde estaba la profesora, oyeron una fuerte risa a sus espaldas. Betty se dio la vuelta para encontrar a Draco Malfoy, que iba hacia ellos con aire resuelto, rodeado como siempre de su pandilla de Slytherin.

Por lo visto, Malfoy acababa de decir algo divertidísimo porque Crabbe, Goyle y Parkinson reían con ganas. Por cómo miraban a Betty, pudo hacerse una idea de lo que trataba el chiste.

No era un secreto que Hagrid era el profesor favorito de Betty, y Betty de las alumnas favoritas de Hagrid, ya que ambos compartían ese interés por las extrañas criaturas mágicas. Y ahora que Hagrid no estaba, Malfoy tenía una ventaja para burlarse de ella.

—¿Ya estáis todos? —gritó la profesora Gruby-Plank cuando llegaron todos los alumnos—. Entonces, manos a la obra. ¿Quién puede decirme cómo se llaman estas cosas?

Señaló el montón de ramitas que tenía delante y Betty levantó su mano. Betty casi siempre acudía a la biblioteca para leer libros sobre extrañas criaturas, e incluso a veces acudía a la cabaña de Hagrid para aprender más. Era obvio que Betty sabía el nombre de aquella criatura.

Malfoy, que estaba detrás de Betty, empezó a hacer una imitación de Betty dando saltitos, ansiosa por responder la pregunta. Betty trató de no hacerle caso, pero las carcajadas de Pansy eran tan fuertes que Betty no pudo evitar sentirse humillada, a pesar de que Leo y Kiara le susurraran que no les hiciera caso.

Pero, de repente, las carcajadas de Pansy se convirtieron en gritos. Las ramitas que habían sobre la mesa brincaron. Betty empezó a reír, acompañada de Kiara y Leo, mientras Pansy la miraba mal.

—¡Wow! —exclamaron Parvati y Lavander, lo cual molestó a Betty, y a juzgar por las miradas de Ron y Harry, a ellos tampoco les sentó bien.

—¡Haced el favor de bajar la voz, señoritas! —ordenó la profesora Grubbly-Plank con severidad—. A ver, ¿alguien sabe cómo se llaman estas criaturas? ¿Señorita Cooper?

—Se llaman Bowtruckles —respondió Betty—. Son guardianes de árboles, normalmente viven en los árboles que sirven para hacer varitas.

—Cinco puntos para Hufflepuff —anunció la profesora Grubbly-Plank—. Efectivamente, son Bowtruckles, y como muy bien dice la señorita Cooper, generalmente vivien en árboles cuya madera se emplea para la fabricación de varitas. ¿Alguien sabría decirme de qué se alimentan?

—De cochinillas —contestó Betty—. Pero también de huevos de hada, si los encuentran.

—Muy bien, señorita Cooper, anótate cinco puntos más. Bien, siempre que necesitéis hojas o madera de un árbol habitado por Bowtruckles, es recomendable tener a mano un puñado de cochinillas para distraerlo. Quizá no parezcan peligrosos, pero si los molestáis intentarán sacaros los ojos con los dedos, que, como podéis ver, son muy afilados. Por lo tanto, no conviene que se acerquen a nuestros globos oculares. De modo que si queréis aproximaros un poco, coged un puñado de cochinillas y un Bowtruckle. Antes de que termine la clase quiero que cada uno de vosotros me entregue un dibujo con todas las partes del cuerpo señaladas.

Todos los alumnos fueron directos a la mesa y la rodearon para coger un Bowtruckle. Betty, sin embargo, se acercó a la profesora Grubbly-Plank.

—Disculpe, pero ¿usted sabe dónde está Hagrid? —le preguntó Betty mientras ella ponía una cara seria.

—Eso no es asunto tuyo —contestó la profesora Grubbly-Plank cortante.

Así que Betty, desilusionada, se giró para ir a por un Bowtruckle, pero notó que Harry y Ron la miraban atentamente. Cuando se dieron cuenta de que Betty los estaba viendo, apartaron sus miradas de ella rápidamente y cogieron un Bowtruckle. 

Cuando Betty cogió el último Bowtruckle de la mesa, notó que alguien se acercaba a ella por detrás. Pero suspiró al ver que era Malfoy quien se había acercado a ella con una amplia sonrisa.

—¿Qué quieres ahora, Malfoy?

—A lo mejor ese bruto zopenco ha tenido un accidente —le dijo en voz baja para que solo lo oyera ella.

—El que va a tener un accidente eres tú como no te calles —replicó Betty sin levantar la voz, de forma amenazante.

—Quizá se haya metido en un lío con alguien más grande que él, no sé si me entiendes —le dijo en voz baja de nuevo.

Betty se quedó callada, ¿Malfoy sabía algo? Él se alejó, mirando hacia atrás y sonriendo con superioridad.

Cuando cogió el Bowtruckle, caminó hacia donde estaban Leo y Kiara y se sentó al suelo con ellos. Betty les contó cómo la profesora Grubbly-Plank le había respondido y cómo Malfoy se había acercado a ella, insinuando que Hagrid estaba en problemas.

—Si le hubiera ocurrido algo a Hagrid, seguramente Dumbledore lo sabría —opinó Leo mientras dibujaba la cabeza del Bowtruckle—. Si te muestras preocupada sólo se lo vas a poner en bandeja a mi hermano, entonces comprenderá que no sabes lo que está pasando con Hagrid.

—Leo tiene razón, Bett. Hay que ignorar todo lo que nos diga Malfoy —le dijo Kiara—. ¿Me podrías ayudar a dibujar el cuerpo?

Pero cuando Betty estuvo a punto de asentir, la voz de Malfoy a su lado la interrumpió.

—Sí —oyeron que decía Malfoy arrastrando las palabras—, mi padre habló con el Ministro hace unos días, y según parece, el Ministerio está decidido a tomar medidas contra la escasa calidad de la educación en este colegio. De modo que, aunque ese tarado gigantesco vuelva a presentarse por aquí, seguramente lo pondrán de patitas en la calle.

Betty iba a ignorarlo, pero cuando vio que Malfoy la miraba con una sonrisa burlona, se levantó de donde estaba sentada y fue directa hacia Malfoy sin importar las veces que Kiara y Leo la llamaran. Malfoy sonrió cuando la vio acercándose a él, pero la sonrisa de su rostro se borró cuando Betty lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. Malfoy se levantó con ayuda de Crabbe y Goyle y encaró a Betty, la cual no se echó para atrás.

—No me vuelvas a tocar, sangre sucia —le advirtió Malfoy con un tono amenazante, pero Betty no tenía miedo, sabía que las amenazas de Malfoy eran en vano.

—¿O qué, se lo dirás a tu padre? —se burló Betty.

En aquel momento, Malfoy hizo un intento de empujarla, pero alguien la apartó agarrándola del brazo y llevándosela de la multitud que miraba la pelea.

—¿Qué haces? —exclamó Betty furiosa hacia la persona que se la estaba llevando, pero cuando vio quién era, las palabras quedaron atrapadas en su garganta.

—Betty, no te vayas a pelear con Malfoy, él es prefecto y si quisiera podría hacerte la vida imposible —le dijo Ron, haciendo que Betty soltara una carcajada.

—No me imagino cómo debe de ser eso de que te hagan la vida imposible —dijo Betty con sarcasmo, haciendo reír levemente a Ron—. Como vuelva a llamar tarado a Hagrid no habrá forma de que me saques de la pelea.

—Harry y yo tampoco nos resistiremos —le dijo Ron, pero en aquel momento, la campana que anunciaba el final de la clase sonó—. Tengo que irme ya si no quiero ganarme un castigo con Snape.

—Yo también debería irme —dijo Betty colocando su mochila en su hombro—. Nos vemos esta tarde en el castigo de Umbridge.

—Ah, sobre eso —empezó a decir Ron—, tengo deberes de prefecto y la profesora Umbridge me ha levantado el castigo.

—Hum... que suerte, supongo —dijo Betty—. Bueno, entonces nos veremos por el castillo.

Ron asintió con una sonrisa mientras se giraba para encontrarse de nuevo con Harry y Hermione. Betty, en cambio, se quedó observando la cabaña de Hagrid, deseando que el semigigante volviera de nuevo a dar clases.

ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲