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𝟬𝟬𝟳 ✧┆ good friends

٭ chapter seven ٭

✩*⢄⢁ ❝Buenos amigos❞ ⡈⡠*✩

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En uno de los tiempos entre clases, Finn decidió acompañar a Ben con el entrenamiento que ambos habían propuesto para ayudar al menor de los villanos.

Carlos miró a ambos príncipes conversar entre ellos, talvez planificando sus siguientes ejercicios. A diferencia de Jay, él necesitaría mucho más apoyo para poder mejorar en el Tourney y no ser el hazme reír de toda la preparatoria. Aunque se imaginó a un príncipe riéndose de él, y Lia metiendo sus manos en el asunto, dándole una buena razón para reírse.

Ante aquella imaginaria escena, una sonrisa apareció en el rostro del hijo de Cruella, quien ante cualquier amenaza, de vez en cuando le gustaba refugiarse en su amiga. Aunque ella la mayoría del tiempo quisiera usarlo como cocodrilo de indias en sus locas ideas piratas.

—Bien, Carlos, ¿Estás listo para comenzar? —Preguntó Finn, acercándose nuevamente a él.

—Ah, depende. No soy el mejor en esto de los ejercicios.

—Descuida, trataremos de ser no tan malos —Sonrió dándole un poco más de confianza.

—De acuerdo...

—Comenzaremos con un par de flexiones de brazos para determinar qué tanta fuerza tienes sobre tu propio cuerpo, ¿Okey?

Carlos tragó saliva tras escuchar las palabras de Finn. Ese sería un día verdaderamente agotador para él, y hasta se sintió cansando de solo imaginar lo que haría.

—Ben tomará tu tiempo y así sabremos cuántas puedes hacer en un minuto.

—Bien, ¿Listo? —Preguntó el futuro rey, mientras sostuvo el cronómetro con una de sus manos —Y... Comienza.

Carlos flexionó sus brazos y casi terminó de cara contra el césped al intentar hacer la primera. Luego con un gran esfuerzo, levantó su cuerpo, quedando en la misma posición que empezó.

—Ah, okey... Fue una en... —Ben le mostró el marcador —Dos minutos. —Se pasó una mano por el cabello, y luego colocó ambas manos al costado de su cadera —Esto nos llevará tiempo.

—Vamos, Carlos, no te desamines —Habló Ben al notar su semblante decaído —. Todo esfuerzo tiene su recompensa.

Finn observó al villano sentarse en el césped, y abrazar sus piernas, como si ya se hubiera rendido a la posibilidad, sin siquiera haberlo intentando antes.

—Carlos, escucha... —Se agachó a su nivel y puso una mano sobre su hombro —¿Te cuento algo? Yo tampoco sabía jugar Tourney cuando llegué a la preparatoria. —El menor lo miró con una ceja alzada. —Ajá. De hecho, era incluso más reservado que tú.

—Solo quieres hacerme sentir bien.

—Él no miente —Ben continuó —. Cuando Finn llegó de Corona con Raizel, le costó mucho adaptarse a Auradon.

—Creo que estar encerrado en un castillo por dieciséis años no era lo aconsejable... —Chasqueó la lengua —Aunque no estábamos encerrados como tal. Es decir, salíamos a pasear por el pueblo y lugares cercanos. Creí que Auradon sería toda una nueva experiencia, pero al poco tiempo de estar aquí...

—Quisiste regresar —Carlos completó por él —. Sientes que no encajas, que todo lo que haces está mal, y piensas que si regresas, todo estará en calma. Porque así es como siempre ha estado todo.

Carlos sintió un enorme nudo en la garganta al expresarse con Finn. Las palabras estaban atoradas en el fondo de su garganta hace bastante y no sabía con quién soltarlas. Sus amigos habían comenzado a adaptarse poco a poco a la idea de Auradon, y él parecía ser un cero a la izquierda en todo lo que hacía.

Jay encontró el Tourney, Evie disfrutaba el sol y los príncipes, Mal pasaba las tardes pintando casilleros y buscando hechizos y a Killian le gustaba escuchar los grititos de las personas que pasaban por su lado asustadas por su espada.

¿Y él? Recibía clases particulares de gimnasia para lograr entrar a un equipo que nisiquiera le interesaba. Carlos solo... Buscaba encajar.

—La idea de Auradon no pareció tan descabellada cuando mamá lo dijo, pero el estar aquí, y ver que no encajo en ningún lado... Me dan ganas de volver.

El príncipe miró a Ben y le hizo una señal para que los dejara solos al menos un minuto. Ben captó la mirada de su amigo, y se alejó un poco, mientras revisó un portapapeles.

—¿Sabes qué pasó cuándo quise irme y volver a casa? —Él negó —Encontré algo así como un hada madrina.

—¿Hada madrina? —Enarcó una ceja.

—La expresión correcta sería talvez un «mejor amigo» —Finn volvió a colocar una mano sobre el hombro del menor —Escucha, Carlos, los cambios son difíciles y pensarás que son un completo caos, pero lo cierto es... Que con las personas adecuadas, esos cambios se vuelven mejores. Y harán relucir a tu verdadero yo. Es lo que pasó conmigo —Se auto señaló —. Con la confianza propia, consigues mucho más que lindas chicas. —Guiñó un ojo.

Carlos miró al chico inclinando un poco la cabeza y una diminuta sonrisa se instaló en su pecoso rostro. Luego solo se levantó, y Finn imitó su acción.

—Tienes razón —Finn le dedicó una sonrisa —. Todo cambio es bueno. Y puede que Auradon sea un gran desafío para mí, pero sé que lo superaré.

—¡Así se habla, mi amigo! —Extendió su mano y estrecharon palmas.

—A propósito... —El hijo de Cruella volvió a hablar —¿Quién fue tu hada madrina?

—Su nombre es Peter —Aclaró, volviendo otra vez con Ben —. Talvez lo has escuchado mencionar... Tengo entendido que Killian ya se cruzó con él y lo llamó «niño perdido».

—Oh, sí —Asintió —. Lia nos habló sobre su "amistoso" encuentro la primera noche aquí. —Hizo comillas en aquellas palabras. —También suele referirse a él como; «bacalao» y «torpe».

—¿Sabes? Comienzo a creer que Lia tiene un muy buen y largo repertorio de apodos. —Finn soltó una pequeña risa. —Ahora yo soy un «principito».

—No sé si vale, pero ayer me llamó «futuro rey». —Ben se unió a la conversación. —Y también Bennybú, aunque creo que lo hace solo para molestar a Audrey.

—Créanme, chicos, podríamos estar hablando todo el día de Lia y sus apodos —Carlos aclaró —. Creo que es una extraña manía pirata. Su padre también se la pasa llamando a sus marineros por nombres y apodos que no le corresponden.

—Sobre costumbres, no hay nada escrito. —Finn alzó ambas manos. —Bien, ¿Continuamos con las prácticas?

—Ay... Había olvidado que estábamos en eso.

Los minutos en el cronómetro de Ben siguieron pasando. Muy lento, según Carlos. Habían terminado de hacer flexiones, para continuar con algunas sentadillas y abdominales para que el menor tuviera mejor postura y pudiera soportar un poco más de su propio peso.

A la práctica se les unió también Peter, quien había terminado alguna de sus clases y esperó a que Finn terminara, ya que lo acompañaría a probarse su traje para la coronación de Ben como también de Raizel.

Carlos cruzó algunas palabras con él y pensó que sería detestable tal cual Killian lo expresó. Pero tal fue su sorpresa cuando el hijo de Peter Pan comenzó a darle palabras de ánimo y que así pudiera dar lo mejor de sí en su entrenamiento.

—Gracias por tu apoyo, Peter —Agradeció él —. No eres tan torpe como Killian te describió.

—Sí, mi relación con la pirata no es "amistosa" en este momento —Chasqueó la lengua —. Y creo que será así un buen tiempo...

—¿Ahora qué hiciste? —Interrogó su mejor amigo.

—¿Por qué insinuas que tuve algo que ver? —Peter miró a Finn y este enarcó una ceja —Bien, sí tuve que ver.

—Lo sabía.

—Lia es buena persona. Excepto cuando alguien la molesta o se entromete en su vida —Explicó el peliblanco —. Esa persona mayormente terminaría caminando por la tabla y después, en el fondo del mar.

—Vaya... Recuerdame no hacerla enfadar. —Ben agregó, pues había regresado de dejar algunas cosas que usaron, nuevamente en el depósito.

—Descuida, la caes bien. Al igual que Finn. —Carlos señaló. —O sea, no por nada te deja que le digas Lia.

—Respecto a eso... —Peter volvió a hablar —Solo lo dije por suposición, ya que solo ustedes son los que le dicen así, pero ¿Se debe a algo?

—¿Por qué tan interesado, amigo? —Finn le dedicó una sonrisa pícara. Peter rodó los ojos.

—Resulta que esta mañana fui a la cafetería y encontré a la pirata hablando con Tiago.

—¿Quién es Tiago? —Preguntó el joven villano.

—Es el hijo de la Reina Tiana y el Rey Naveen —Ben le aclaró —. Es el que lleva el mando en la cafetería ya que es una pequeña sucursal de Tiana's Palace.

—Ah, sí. Tú nos comentaste algo de eso el primer día —Carlos recordó, mirando a Finn.

—Sí, eso. Y bueno, por algún motivo le dijo «Lia» y no reaccionó de la misma manera a cuando un extraño se lo dice. —Se cruzó de brazos.

—Desde que tengo memoria, Killian a sido así con su nombre —Carlos miró al chico —. No deja que nadie más la llame Lia, al menos que te tenga la suficiente confianza.

—¡Es lo mismo que yo dije! Solo que... No creí que fuera verdad. Y luego ella lo confirmó.

—Pero aún así, Tiago siguió llamándola Lia.

—Y a ti eso te molestó —Finn completó las palabras de Ben —. ¿Verdad?

—Pff, obvio que no —Soltó un poco de aire —. ¿Por qué habría de molestarme?

—Porque sientes celos de que Tiago pueda llamarla así, cuando tú solo puedes decirle «pirata».

La mirada de Peter se perdió en un punto distante entre la copa de los árboles que movían sus verdes hojas al compás del viento. Su mente divagó otra vez, y las preguntas rondaban sin sentido alguno por su cabeza. ¿Qué le estaba pasando?

—Bien, Carlos, lo último que haremos hoy será correr, ¿De acuerdo? —Ben volvió a su tarea principal.

—Con esta práctica, veremos qué tan rápido puedes ser en el campo —Explicó el príncipe —. Empezarás desde ahí, y terminarás acá.

—Sí, de acuerdo. Estoy listo.

Carlos se paró en una línea que Ben le indicó y esperó paciente a que la señal le fuera dada para correr a la otra línea donde Finn estaba.

—Y... ¡Ahora! —Avisó Ben, quien era el que tenía el cronómetro.

El villano comenzó a correr con todas sus fuerzas y velocidad, hasta la posición de Finn.

—¡Muy bien, Carlos! ¡Así se hace! —Festejó el príncipe cuando logró pasar la meta —Sí que corres rápido.

Pero Carlos no se detuvo ante el halago de Finn, sino que este siguió corriendo, adentrándose cada vez más en el bosque. Tanto Ben como Finn y Peter que aún seguía ahí, fruncieron el ceño confundidos. Hasta que unos ladridos de perro llegaron a sus oídos.

—¡Ah! ¡Ayudenme! —Gritó mientras corrió de la bestia que quería cazarlo.

—¡Carlos, espera! ¡Alto!

Ben fue el primero en ir tras él, y luego le siguió Finn. Peter por su lado caminó tranquilo detrás de ambos.

Cuando él llegó hasta la ubicación de los dos príncipes y el villano, encontró a este último abrazando un árbol y a la pequeña criatura peluda, sentada sobre sus patas traseras, observandolo curioso.

—¡Ben! ¡Finn! —Gritó en auxilio —¡Peter! ¡Quién sea! —Señaló al perro —Sé que es un asesino. Va a perseguirme y morderme el cuello. Es un animal feroz, rabioso y salvaje. —Se abrazó más al árbol.

—¿Quién te dijo eso? —Preguntó Ben, tomando a la mascota entre sus brazos.

—Mi madre.

—Dejame adivinar —Peter se cruzó de brazos —¿Cruella de Vil?

—Sí, ella es experta —Respondió —. Es entrenadora. —Señaló a Ben con pánico —¿Lo tienes en brazos? Te atacará seguro.

—Oye, Carlos... ¿Alguna vez viste un perro? —Finn le preguntó.

—Claro que no.

—De acuerdo... Chico, te presento a Carlos —Ben continuó y miró al animal, para después pasar su mirada al villano —. Carlos, él es Chico. Nos acompaña siempre.

—Es nuestra pequeña mascota del campus —Finn le rascó las orejas —. ¿Verdad, amigo? —Chico ladró en respuesta.

—Ahora no parece un animal feroz, salvaje y rabioso... —Peter le extendió una mano para que pudiera bajar del árbol al que subió. Carlos le agradeció con la mirada y luego pasó su vista al perro —Eres un chico bueno...

Finn le indicó con la cabeza para que Ben le cediera el cuidado de Chico. Así que él con delicadeza cambió de brazos a la mascota, siendo recibida ahora por los cálidos brazos del hijo de Cruella. Los tres adolescentes sonrieron.

—Entiendo que fue duro vivir en la Isla —Ben continuó —. Todo lo que nos has contado esta tarde, no imagino como se siente.

—Suelo usar la expresión de; Las caricias en la barriga no eran habituales. Cuando se trata de amor parental.

El ambiente permaneció en silencio un largo minuto. Hasta que Ben decidió romperlo otra vez.

—Se nota que eres buen corredor. Eres veloz.

—Fue lo único que hice bien de toda esta práctica.

—Tonterías —Negó Finn —. Todo estuvo bien. Solo que algunas cosas te llevarán más tiempo que otras, pero lo conseguirás.

—Sí, gracias.

—Bueno, ahm... ¿Qué tal si les damos un poco de espacio? —Ben preguntó, señalando a Carlos y a Chico. —Vayan conociéndose y ven a buscarnos luego. ¿Okey?

—Sí... Gracias, chicos.

—Pórtate bien, Chico —Finn acarició una última vez la cabeza del pequeño perro y luego se retiró.

—No es tan malo como aparenta. Te caerá bien. —Peter siguió.

—No, no se ve malo.

—Oh, no te lo decía a ti —Carlos frunció el ceño —Se lo decía a él. —Señaló al perro.

Peter soltó una leve risa, contagiando a Carlos su buen humor. Luego él también se despidió de ambos, para retomar su camino junto a Finn y dejar que Carlos y Chico formaran aquel vínculo que los volvería buenos amigos.




















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Peter alcanzó a Finn una vez salió del bosque y lo acompañó hasta las gradas. El castaño guardó su equipo de Tourney en un bolso que era dado a todos los jugadores, y se despidió de Ben, para comenzar a caminar lejos del campo.

—Probé los pancitos que tu mamá me dio esta mañana —Lo miró de costado —, estaban exquisitos. Díselo por mí, ¿Puedes?

—Claro, se lo haré saber. —Dirigió otra vez la mirada al camino.

—Algo te molesta, ¿Qué es? —Preguntó —. No, ya sé qué es lo que te atormenta.

—¿El qué?

—Empieza con K y termina con illian —Sonrió —. ¿Verdad?

—¿Por qué la pirata sería la causante de mi tormento?

—Porque desde que nos contaste que estuvo con Tiago, tú, mi amigo, has estado en otro lado, menos en tierra firme.

—Es que... No la entiendo —Peter soltó un largo suspiro —. Con ella se puede mantener una conversación tranquila, pero al otro segundo, lo único que sale de su boca son amenazas. De preferencia hacia mi persona.

—Tenle paciencia, Peter. Killian ha sido criada de una forma diferente a la nuestra. —Lo miró —Mucho más si se trata de ti y tu familia. ¿O pensabas que al ser hija del enemigo de tu padre te hablaría lindo y te entregaría rosas rojas?

—¿Por qué rosas rojas?

—No lo sé, ella tiene claro afán por las cosas rojas. —Peter le dio la razón. —El caso es que, si quieres llegar a ser un buen amigo de ella, tienes que darle tiempo. Ya sé, ¿Por qué no le pides que sea tu pareja en la coronación?

—¿Eh?

—Sí, invitala a ir contigo a la coronación. Talvez así puedan crear un vínculo de amistad y no tan de enemistad... ¿Comprendes?

—Eso creo... Pero por el momento, ella no quiere verme. Ni hablarme. Ni nada que involucre estar dos centímetros de su campo de visión.

—Ya todo cambiará. Tranquilo.

Finn palmeó el hombro de Peter dándole un poco de apoyo. El rubio solo le dedicó una diminuta sonrisa, para luego volver a su rostro neutral. Mientras que Finn volvió a mirarlo de reojo, y comprendió que su amigo de verdad estaba en una situación complicada con la pirata.

Peter era alguien muy reservado con temas que involucraban sentimientos. Muy pocas veces Finn lo vio demostrarlos, y mayormente era con su familia o incluso con él. Pero, en situaciones externas, el hijo de Peter Pan con suerte llegaba a expresar alguna emoción sentimental.

Y luego pensó en Killian y en lo que Carlos les contó sobre ella. Sobre su forma de expresarse y la confianza que ella depositaba en las personas. Notó ciertas similitudes con el rubio, y Finn talvez ahí se dio cuenta de que Peter y Killian no eran tan diferentes como ellos mismos pensaban.

—¿Ese es Chad con Evie?

Peter interrumpió los pensamientos del castaño, quien giró la cabeza con rapidez tras escuchar el nombre de la princesa villana.

—¿Qué hace Chad con Evie? —Enarcó una ceja —¿Y qué hacen debajo de las gradas?

—Creo que no soy el único que es atormentado por una villana... —Peter sonrió y codeó a su amigo. —¿Celoso, mi amigo?

Si Peter podía encontrar la manera de vengarse de Finn, usando los mismos trucos que él usó, por supuesto que lo haría. Y nada le causaría más satisfacción que verlo rendido a los pies de una villana.

—Shh, has silencio.

Finn comenzó a acercarse donde los dos estaban, quedando casi escondido en otra sección de las gradas. Peter rodó los ojos, pero aún así, lo acompañó.

Después de casi cinco minutos en que los dos mantuvieron sus miradas fijas en Chad y Evie, el hijo de Cenicienta decidió por fin dejarla sola. Así que Finn aprovechó la oportunidad y se acercó a ella.

—¿Así que por él cancelaste mi invitación el otro día? —Interrogó el castaño.

—¿Desde hace cuánto que nos espías? —Contraatacó la peliazul.

—Yo diría que hace unos diez minutos más o menos —Agregó Peter, observando el reloj en su muñeca derecha.

—Mentira. Fueron como cinco minutos.

—¿Cinco minutos? —Evie enarcó una ceja —¿Acaso me estás siguiendo?

—En realidad... No.

—Sí. —Respondió Peter a su misma vez.

—Bueno, no y sí —Evie lo miró confundida —Terminamos el entrenamiento y nos estábamos yendo del campo, y luego te vi aquí. Con Chad.

—Conversando muy animadamente. —Peter siguió aumentando la llama. Evie posó la mirada en él e inclinó un poco la cabeza. —Oh, lo siento. Creo que no nos hemos presentado. Soy Peter. Peter Pan.

—Ah... El Peter de que Killian tanto se queja. —Evie acomodó la mochila de Chad, que por algún motivo ella tenía, en su hombro.

—El mismo.

—Un placer entonces conocerte, Peter. —Hizo una pequeña reverencia. —Me llamo Evie. Aunque imagino que ya lo sabías.

—¿Por qué tienes la mochila de Chad? —Continuó esta vez Finn, señalandola.

—Es que tenía una curiosidad sobre la varita del Haga Madrina... —Explicó y ambos adolescentes la miraron extraños —Porque visitamos el museo, y vimos que la tenían en una muy protectora barrera de seguridad... Entonces le pregunté a Chad si la tenían siempre ahí, y él me dijo que no tenía tiempo para seguir hablando porque tenía mucha tarea qué hacer y...

—Tú te ofreciste a hacersela, para tener más tiempo con él, ¿Verdad? —Peter se cruzó de brazos, mientras que observó de reojo a su amigo y lo vio tensar la mandíbula. ¿Acaso eran celos?

Evie asintió, pero por algún motivo se sintió apenada.

—¿Chad te interesa? —Fue Finn quién preguntó ahora.

Peter había ayudado tanto a Finn con su nuevo cambio de personalidad, que sabía con exactitud las emociones que estaba sintiendo su amigo. Y las de ahora, no eran celos. Más bien parecía estar decepcionado. No de Evie, ni de Chad. Sino que consigo mismo.

—Es lindo, sí...

—Bien. —Apartó la mirada de la villana. —Ah, por si querías saberlo... No. La varita no siempre está encerrada en esa barrera de seguridad.

—¿Qué? —Evie sintió su corazón latir con un poco más de fuerza. Talvez por el tono de voz que Finn implementó.

—El Hada Madrina la saca para ocasiones especiales. Y se acerca una coronación. O bueno, dos coronaciones. Así que ahí la usará.

—¿En serio? —Tragó saliva. Todavía estaba nerviosa. —Eso es bueno, supongo...

Peter pasó la mirada de Evie a Finn, y de Finn a Evie. Como si estuviera viendo un clásico partido de PingPong.

—Ah, si me disculpan, chicos... Tengo que reunirme con mis amigos —Avisó la peliazul, acomodando la tira de la mochila de Chad —. Los veo luego.

—Adiós... —Peter agitó su mano y Evie comenzó a caminar alejándose de los dos. —Oye, amigo, ¿Estás bien?

—Sí. De maravilla. —Finn seguía todavía con la mandíbula tensa y dio grandes pasos, alejándose del campo y de su destino original.

—¿A dónde vas? Creí que tenías tu prueba de vestuario ahora.

—Decidí que llegaré tarde.

—¿Por qué? —Trató de seguirle el paso.

—Porque tengo que arreglar un par de asuntos con Chad.

Peter pensó que si las miradas mataran, Chad Charming ya estaría tres metros bajo tierra.

























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—¡Doug!

El hijo de Tontin saltó en su lugar cuando la pirata apareció de la nada, asustandolo. Colocó una mano en su pecho para controlar su respiración, y también acomodó sus anteojos que se habían inclinado tras el salto.

—Killian... Me asustaste.

—Sí, lo noté... —Murmuró tras la exageración del chico. —En fin, estaba buscando a Raizel, pero como no la encontré, recurrí a ti.

—¿Qué se te ofrece?

—El primer día Rai nos habló sobre los extracurriculares. —Doung asintió. —Y la clase de Esgrima llamó mucho mi atención.

—Dejame adivinar. ¿Por las espadas? —La miró y asintió repetidas veces con una sonrisa en el rostro. —Sí, ah... Hay un pequeño problema con eso.

—¿Cuál? —La expresión de Lia cambió tan drásticamente que Doung quiso salir corriendo.

Tragó saliva —Según el libro de reglas, sección 2, párrafo 3, 11, diagonal 4... Dice que el equipo solo puede ser conformado por hombres.

—Tiene que ser una broma.

—Lo lamento, Li- Killian. —Se corrigió tras ver la dura expresión de la pirata. —Eso nos ha traído varios problemas a lo largo del curso escolar.

—No me digas... —Rodó los ojos —Incluso en Auradon tienen problemas de patriarcado, ¿Verdad?

—Puedo intentar hablar con el capitán del equipo... O con el entrenador. Talvez podamos llegar a un acuerdo.

—No, déjalo. —Soltó un suspiro. —Ya no viene al caso.

Doug le dedicó una sonrisa triste, y luego solo siguió con sus quéhaceres. Lia caminó por el patio principal, hasta encontrar una mesa vacía donde se sentó.

Apoyó ambos codos sobre la mesa, y su rostro en las palmas de la mano. Luego soltó un sonoro resoplido, para que todos supieran que no estaba de buen humor. Y como advertencia para que nadie se acercara a ella.

—¿Qué te aflige, mechitas?

Tras solo escuchar su apodo, Lia sabía de quién se trataba. Pues, la única persona que tenía la libertad de llamarla así, era el hijo de Jafar.

Killian podía ponerle apodos a todo aquel que quisiera, pero nadie podía ponerle uno a ella. Su propia cabeza estaba negada a llamarse por otro nombre que no fuera Killian o Lia. Aunque... No siempre fue así.

—¿Sabías que el equipo de Esgrima solo puede ser conformado por hombres? —Dijo con total indignación.

—¿Quién lo dice? —Tomó asiento frente a ella.

—El reglamento que Doug se sabe de memoria.

—Entonces...

—Entonces quiere decir que por más que quiera, no puedo entrar al equipo.

—¿Y eso es un problema? —Killian lo miró —Lia, tú no necesitas unirte a un tonto equipo de esgrima. Eres una pirata. La mejor espadachina que los siete mares puede tener.

—¿Lo crees?

—No lo creo. Lo sé. —Tomó su mano entre la suya. —Y unirte a ese equipo solo le demostraría a los demás que no sabes hacerlo. Sino, ¿Por qué te unirías?

—Para demostrarle a los torpes príncipes quién soy y para que vean como se utiliza una espada de verdad.

—¿Y no crees que sería mejor demostrarselos aquí, fuera del equipo, que adentro?

—Tienes razón. No necesito un tonto equipo para demostrar lo que sé hacer. Soy Killian Hook, hija de un pirata.

—Corrección, hija de un Capitán.

—Corrección, soy Killian Hook, una capitana.

—Nunca mejor dicho... —Jay rodeó la mesa y abrazó a su amiga. —Por cierto, ¿Y tu espada?

Killian tocó su cintura con rapidez y el cinturón que transportaba siempre a su fiel compañera, no estaba.

—Ahora sé qué es lo que me olvidaba cuando salí del cuarto...

—¿Qué te olvidaste? —Carlos se unió a la conversación y tomó asiento en el antiguo lugar de Jay.

—Mi espada... —Sonó triste —Salí tan distraída hoy, que la olvidé.

—Se debe sentir abandonada.

Killian golpeó el brazo de Jay —No te burles.

—Ya... Lo siento. —Cambió su mirada al peliblanco —¿Cómo estuvo tu entrenamiento personal?

—Horrible —Jay y Killian fruncieron el ceño —. Resulta que solo soy bueno para correr. Y ni siquiera porque quise, sino porque una bestia peluda me perseguía.

—¿Bestia peluda? ¿Hablas del Rey acaso?

—No, de un perro, en realidad... Se llama Chico. Es la mascota de la preparatoria.

—Ay, quiero conocerlo.

—Ahora creo que está en el salón, porque tenía turno para un baño... O algo así me explicó Ben cuando se lo devolvi —Explicó —. Pero mañana puedo llevarlo a tu habitación para que lo conozcas.

—Quién lo diría, De Vil... Tú siendo el mejor amigo del perro.

—Las personas pueden cambiar, Lia. —Ella asintió de acuerdo. —Además, no tengo por qué seguir los pasos de mamá.

Killian no argumentó nada más a la conversación. Las palabras de Carlos dieron varias vueltas en su cabeza hasta que desaparecieron en lo más profundo de su mente.

La preocupación se instaló en su pecho, y miró discreta al hijo de Cruella. ¿Acaso Carlos estaba en lo correcto? ¿Acaso los hijos de villanos estaban destinados a seguir el mismo destino que sus padres o podrían tan solo cambiarlo? No importa si sea para mal o... para bien.

—Lia, necesito que hables con Finn.

Killian miró confundida a la peliazul que tomó asiento a un lado de Carlos. Su semblante era diferente al de otros días. Parecía incluso preocupada.

—¿Por qué hablaría con Finn?

—Se comportó extraño conmigo. —Los tres la miraron en espera de que continuara —Es que me encontró hablando con Chad.

—Ahora entiendo porqué se molestó. —Killian cruzó los brazos sobre la mesa. —Evie, aún no te diste cuenta, ¿Verdad?

—¿Darme cuenta de qué?

—De que el principito está loco por ti.

—¿Qué? Claro que no. Dices locuras, Lia.

—Solo digo lo que yo veo... —Alzó los hombros. —¿Qué le ves a Chad, de todos modos?

—No lo sé. Él es lindo... Y es un príncipe.

—Finn también es príncipe —Carlos aclaró. Lia lo señaló, dándole la razón.

—Yo ya te di mi punto de vista sobre el asunto... Pero si quieres que hable con Finn, bien. Lo haré.

—Eres la mejor —Sonrió —. No quiero tener enemigos en Auradon.

—Dudo que Finn se vuelva tu enemigo. Le importas. Y mucho.

—Bueno, cambiemos de tema. —la sonrisa de Evie pareció agrandarse un poco más cuando miró a la pelinegra. —¿Sabes a quién conocí hoy? —Negó —A Peter.

Como era de costumbre, la pirata rodó los ojos. Carlos miró a Evie y decidió seguirle la corriente.

—Yo también lo conocí. Y me pareció muy agradable. —Killian cambió la mirada al hijo de Cruella. —Me ayudó a entrenar y todo.

—¿Se van a poner del lado de mi enemigo ahora?

—Ay, vamos, Lia. Deja el rencor para tu padre y el de Peter. ¿Por qué no te abres a la idea de quererlo un poquito más?

—¿Quererlo?

—¿Nunca oíste la frase de; Del odio al amor hay un solo paso?

Killian miró totalmente sorprendida a la peliazul. ¿Era en serio aquello que acababa de decir? Porque mientras los otros se lo tomaban con seriedad, Lia soltó una gran carcajada.

—Eres realmente graciosa, Evie —Miró a la chica con una sonrisa—. ¿Tienes otro de esos increíbles chistes?

—Lia, no fue un chiste. —Aclaró —. ¿Nunca pensaste en la posibilidad de que tú y Peter estén destinados a estar juntos?

—¿Qué? —Enarcó una de sus cejas —No puedo creer lo que estás diciendo. —Miró al chico cerca de ella —Jay, dime por favor que no piensas lo mismo que Evie, porque sino dejas de ser mi mejor amigo...

—Bueno, Lia...

—¡Por todos los cocodrilos! —Exclamó la pirata ━¿Se lo imaginan? ¿A mí? Saliendo con aquel... ¿Niño perdido? ¿Mi enemigo?

Evie, Jay y Carlos, quien no había soltado palabra en toda la conversación, formularon una sonrisa discreta. Pues era cuestión de tiempo para que sus deseos se hicieran realidad y vieran a Killian enamorarse de aquel que alguna vez pensó en destruir.

Señorita... Pan. Eso sí es ridículo. —Rodó los ojos. ━Capitana... Pan. Ser su novia, agh... Y no, jamás. Lo garantizo.

Killian se levantó del asiento bajo la mirada de sus amigos, y subió a la mesa, lo que llamó la atención de algunos alumnos que pasaron por ahí.

¡Cambiemos mi aburrida vida ya! ━Su mirada pasó al bosque que rodeaba al castillo ━Yo quiero un mundo lleno de aventura... Y un gran tesoro quiero encontrar.

Bajó de la mesa, y se acercó a Evie. Ésta sonrió ante las acciones inesperadas de su amiga.

Que feliz a mí vendrá... ━Se acercó a Jay y lo tomó de los hombros ━Sé que compartes mi ideal. ━Continuó con Carlos, sentándose a su lado. ━Quiero mucho más que un simple plan...

Lia bajó la voz y miró a los villanos en la mesa. Estaban estupefactos tras el actuar de la pirata. Vaya que Auradon sacaba su lado más inesperado, en momentos que ninguno se imagina.

Un par de aplausos repetitivos se escucharon cerca, y los alumnos que habían logrado ver la actuación de Killian le festejaron. Ella hizo una pequeña reverencia, con una sonrisa en el rostro.

—Eso fue...

—¿Inesperado?

—¿Raro?

—¿Confuso?

—Divertido. —Aclaró la villana, mirando a los tres. —Solo salió de la nada.

—Como típico cuento de hadas —Carlos remarcó.

—¡Hola, chicos! —Una característica cabellera rubia se acercó e impregnó de positividad el círculo íntimo de los villanos —¿Cómo están?

—Hola, Raizel —Evie saludó —. Llegaste tarde. Te perdiste la actuación de Lia.

—Ah, no. La vi. —Asintió. —Cuando estaba viniendo la vi pararse sobre la mesa y cantar. Fue increíble.

—Fue espontáneo, de hecho —Jay agregó —. Pero entretenido. ¿Qué te trae por aquí, solecito?

—¿Solecito? —Raizel enarcó una ceja en su dirección.

—Ah, sí... Digo, ya que tu familia está relacionada con el sol, yo...

—Ignoralo, Rai —Killian hizo un ademán con su mano —. No sabe lo que significa aplicar un buen apodo.

—Claro... —Raizel miró discreta a Jay y sonrió por lo bajo. El hijo de Jafar tragó saliva. —En fin, te estaba buscando a ti, Lia.

—¿A mí? ¿Por qué? —Frunció el ceño —Juro que no hice nada.

—No, no es por eso —Sonrió —. Aunque ayer recibimos quejas de Chad sobre amenazas con espadas.

—Ah, eso. Prometo cambiar. —Cruzó los dedos por detrás de su espalda, para no hacer válido el juramento. Jay notó aquello y negó con la cabeza. —Dices algo y te golpeo. —Murmuró.

—Descuida, Lia, no vengo por eso. Nadie suele hacerle caso a Chad, de cualquier modo. Vine para entregarte eso.

Raizel dejó una especie de pergamino sobre la mesa. Era de un color marrón claro, con un poco de tinte más oscuro en los bordes, y estaba enrollado con un listón rojo alrededor para no ser abierto.

—¿Qué es eso? —Killian lo abrió con algo de desconfianza.

—Doug fue a buscarme después de que le dijiste sobre el equipo de Esgrima.

—Vaya que corren rápido las noticias. —Desenrolló el pergamino y leyó las letras grandes de arriba —"Invitación real para el curso de marineros".

—¿Qué quiere decir eso? —Jay miró a la rubia esperando una respuesta.

—Es eso mismo. Una invitación real para un curso de marineros. —Lia la miró con una ceja alzada. —Sí, déjame explicarte. Este curso da las clases necesarias para que los hijos de marineros y/o capitanes sepan qué hacer cuando estén en alta mar.

—Me interesa. Continúa. —Killian siguió leyendo el pergamino mientras Raizel explicó.

—El curso está a cargo del Capitán Liam. Es el capitán de mayor confianza de Auradon. Él junto a su tripulación eran los encargados de llevar los de-

La rubia detuvo su hablar cuando se dio cuenta del rumbo de la conversación y que podría afectar a los villanos de alguna manera.

—¿Los desechos a la Isla? —Preguntó Jay, mirándola —El escudo de Auradon visitaba los muelles de la Isla de vez en cuando. Y siempre era para dejar su basura.

—Lo lamento. En serio. —Agachó la mirada.

—Te acostumbras con el tiempo. Eso creo.

—¿Por qué dijiste que "eran" los encargados de llevar las cosas a la Isla? —Evie continuó.

—Porque un día el Capitán llegó al castillo del Rey y le pidió... O exigió al Rey Bestia que le asignara esa tarea a otra tripulación.

—¿Nunca supieron por qué fue?

—Nop. Mi hermano y yo acababamos de llegar, así que... Mejor preferimos no preguntar.

—Parece interesante. Gracias, Raizel. —Killian le regaló una sonrisa. —Iré en cuánto pueda.

—Ah, de hecho... Te recomiendo hacerlo ahora. Tengo entendido que el Capitán Liam se va mar adentro por una semana. Y que también necesitará a alguien que lo reemplace esos días de clases.

—¿Qué? ¿Crees que yo podré dar las clases en su ausencia?

—Escuché por ahí que tú solías dar clases en la Isla.

—Y era la mejor haciéndolo —Jay halagó —. Deberías verla en acción. Es increíble el respeto que esos niños le tienen.

—Pero porque eran eso. Niños. ¿Cómo conseguiré el respeto de marineros juveniles?

—Así como te conseguiste el respeto de la tripulación de tu padre. Siendo una capitana.

—Anda, Lia —Carlos animó —. No pierdes nada con intentarlo.

—De acuerdo. Lo haré.

—Esperaba oír eso. —Raizel le pasó otra hoja de papel —Ten, es un mapa. Te guiará hasta la Bahía de Tritón. Ahí está el muelle y todas las tripulaciones.

—Gracias, otra vez.

—No hay de qué —Sonrió —. Ah, y dile que vas de parte de la futura reina de Corona. Así tendrás un privilegio extra.

—Genial —Se levantó del asiento —. Un segundo, ¿Dijiste futura reina de Corona?

—Legalidades de nuestro reino. Mi coronación será en un par de días. Junto a la de Ben. Pero no es momento de hablar de mí. —Hizo un ademán con su mano. —Vete o no habrá servido de nada lo que hice por ti.

Killian se alejó del grupo y comenzó a seguir las indicaciones que la princesa le escribió en el mapa.

Le tomó más o menos una hora llegar hasta la Bahía de Tritón. Así que entendió porque Raizel le dijo que se fuera en ese momento, ya que la luz solar parecía consumirse poco a poco.

Una flota de barcos se asomó tras una colina y la sonrisa de Killian fue verdaderamente genuina. No supo cuánto extrañaba su barco hasta que estuvo frente a uno. Inhaló hondo por la nariz y un pequeño aroma a bruma marina llegó hasta sus fosas nasales. También sintió el aroma de la brisa fresca, aunque le llegó un desagradable olor a pescado. Arrugó la nariz con desagrado.

—Miren lo que trajo la marea... —Un hombre de unos treinta y tantos le habló desde la cubierta de un barco. Él bajó de la nave, acercándose a ella. —¿Qué te trae por aquí, marinero?

Cuando el hombre estuvo frente a Killian, la pirata notó algo familiar en su rostro, pero no supo descifrar qué era. Mientras que el Capitán mantuvo la mirada sobre la pelinegra sin siquiera apartarla un segundo.

—Ah, sí... —Buscó el pergamino que dobló en su bolsillo —Tengo una invitación real de la futura reina de Corona.

—¿Así que quieres unirte a mi tripulación? —Preguntó leyendo el pergamino.

—Solo hasta que pueda conseguirme mi propio barco y formar mi propia tripulación.

—Me gusta como piensas, niña —Sonrió —. ¿Cómo te llamas?

—Soy Killian. Killian Hook. —Extendió la mano hacia él.

—Hook, ¿Eh? —Aceptó su mano —. Ahora sé porqué quieres comenzar el curso. Todo marinero... O en tu caso, pirata, necesita despejarse de las clases de Auradon. Sentir ese aroma salado en el viento... El sonido del mar que golpea contra las rocas.

—Escuchar el tintinear de las cadenas que golpean contra el muelle. Las gaviotas que sobrevuelan las velas mayores.

—Creo que tú y yo nos entenderemos muy bien —Sonrió —. Soy Liam. Capitán Liam.

—Es bueno conocer a alguien que hable mi mismo idioma —Killian se cruzó de brazos y siguió al Capitán que había comenzado a caminar nuevamente hacia el barco. —Increíble... Todo luce tan...

—¿Brillante? Lo sé. —Señaló la cubierta —Anda, explora. Sé que lo deseas.

—¿Puedo?

—Por supuesto. Todo Capitán extraña su nave.

Killian asintió y se permitió recorrer la cubierta del barco. A pesar de ser un barco, era completamente diferente al Jolly Rogers. O tal vez solo era por los colores azules y amarillos clásicos de Auradon.

Por su lado, Liam continuó su escaneo por la pelinegra, notando varias similitudes con él. La forma de caminar, aquel brillo en sus ojos cuando hablaba del mar, su fascinación por los colores oscuros, y sobre todo, notó aquel anillo que tenía en su dedo medio, justo al lado del anillo con calaveras y rubíes. Era plateado y grande. Y una pequeña inscripción por el interior podía verse, ya que debido a la complexión de la chica, le quedaba un poco suelto.

Claro que conocía esa joya. La reconocería donde fuera. Porque él poseía la misma, solo que en su mano contraria.

—Ah, ¿Capitán? —La voz de la pirata lo trajo nuevamente a la realidad —¿Todo en orden?

—Sí, sí... Disocié un poco. Creo que tantos mareos en el mar afectaron un poco mi cabeza. —Rio por lo bajo. —¿Dónde estábamos? Ah ya lo recuerdo. Quieres unirte a mi curso.

Asintió —Raizel me comentó sobre él. Dice que ayuda a los marineros a forjarse como capitanes.

—No creo que tú lo necesites.

—Lo sé. Pero aún no encuentro nada para ocupar mis tardes libres. Y en serio no quiero unirme al grupo de porristas.

—¿No quieres cambiar una espada por pompones? —Killian lo miró con una sonrisa —De acuerdo. Ahora ya es tarde. Ven mañana un poco más temprano y hablaremos sobre eso.

—Bien, sí. De acuerdo. —Killian bajó del barco. —En cuanto mis clases terminen, volveré.

—Ya sabes dónde encontrarme.

Killian se despidió del Capitán con una sonrisa y agitación de mano como saludo de despedida. Volvió sobre sus pasos, mientras la noche ya había caído por completo dentro del bosque.

Aunque tampoco le importó. Las emociones que su pecho estaba sintiendo no podían compararse a las ideas que ella misma se había planteado desde un principio sobre Auradon. Soltó un largo suspiro y decidió guardar esas opiniones muy al fondo de su cabeza. Disfrutaría el ahora, y los pequeños placeres de sentirse en casa otra vez. Ya habría tiempo luego para seguir planificando lo de la varita.

Un bulto blanco en el suelo llamó su atención, por lo que detuvo su caminar. Se acercó a los pies del árbol y se dio cuenta de que era un pequeño huevo. Seguro se había caído de algún nido. Lo tomó entre sus manos y miró hacia arriba, pero no encontró ningún nido cercano.

—De acuerdo, chiquitín... Te quedarás conmigo hasta que salgas de ahí adentro, y luego encontraremos a tu familia. ¿Qué dices?

Sin recibir respuesta alguna pues, es un huevo, Lia lo refugió entre sus ropas con mucho cuidado de no aplastarlo, y lo llevó de regreso al castillo.

El ulular de los búhos fue su música los próximos sesenta minutos, hasta que por fin vio la preparatoria erguirse a lo lejos. Necesitaba descansar. Su cuerpo estaba agotado, pero su mente y corazón, se unieron en sincronía para no dejar que las emociones de Lia se apagaran.






































━𝗪𝗔𝗥𝗜𝗜'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🧚🏻‍♀️

¡He aquí otro capítulo que seguro sació su eterna espera! Jajhabs

En fin, ¿Qué les pareció?

Sé que talvez no tuvimos mucho protagonismo de Killian, pero es que el mismo título lo dice; Villanos entre realeza. Quiero captar la esencia de los cinco y narrar cómo se van adaptando poco a poco. Pero obvio que la historia principal y la que más nos importa acá es la de nuestra querida pirata.

¿Quién será ese Capitán Liam y por qué tiene tanto interés en Lia? Mmm... Sospechoso...

Liam es un personaje que no presenté en el apartado principal, porque quería que fuera un personaje misterioso. Además porque alcancé el límite de imágenes, pero eso no viene al caso.

En los próximos capítulos nos iremos enterando más de su historia y relaciones. Así que, paciencia, todo tiene un por qué en esta historia.

Ahora sí, ya lo extendi demasiado. Nos leemos en otro capítulo.

Ah, dejé una cajita de preguntas en mi canal de difusión por si quieren mandar su opinión del cap y conversar un rato sobre algo... No sé, lo que sea.

El link del canal ya lo he dejado en un comentario del capítulo pasado si mal no recuerdo, así que los que se quieran unir, solo busquen ese comentario y los veré por allá.

¡Hasta la próxima, bacalaos!

palabras; 6840

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