𝕻𝕬𝕽𝕿𝕰 20 🔞
>>>>>>>{𝘓𝘦𝘮𝘮𝘰𝘯}>>>>>>>
— ¡¿Ella hizo... Que?!
La reacción de su amiga no fue una buena señal para el hombre, por más que este le explicará a la sabueso, ella se negaba a quedarse a dormir en la mansión de la mujer, ni por qué su hermanastra estubiera con ellos, Loona, simplemente odiaba a la mujer por problemas anteriores no solo con su familia, si no también con ella misma, el hombre entró a la furgoneta, trataba la manera de hacerla entrar en razón que solo sería por una noche, las palabras dichas por la mujer habían dejado al pobre hombre nervioso, fue toda una amenaza para el.
Loona, seguía negándose que se quedaría a dormir con ellos, aúnque no le quedaba otra opción, si volvía sola a casa lo más probable era que sus padres se exaltaran por haber dejado a su acompañante, esa idea no sonaba nada mal para ella, pero el era su amigo, y no podía abandonarlo, el no tenía la culpa que la mujer lo invitará a comer, fue su comportamiento que obligó al búho que le dijera al hombre que la acompañara, de no haber sido por eso, ya estaría de regreso a casa.
Octavia, quien escuchaba todo desde el costado de la furgoneta, estaba no tan solo molesta, tan apenada por al acción de su madre en invitar a ambos a dormir si ella misma sabía que detestaba a su amiga, era claro que la mujer tenía otras cosas planeadas pero era su madre, no tendría por ella misma dañar a sus amigos, aunque está empezaba ver al hombre más bien como un problema para ella.
Volviendo con la pareja de amigos, Loona, al ver cómo el hombre le insistía que se quedará, no pudo hacer otra cosa sin que el dejara de insistir, le era molesto que le insistieran en cosas que ella odiaria hacer, cómo a los machos del infierno que varias veces intentaron engañarla para que se acostara con ellos, nunca cayó en sus encantos pero de su amigo, su petición era tan estúpido, se enfureció al tener que escuchar tantas palabras de convencimiento de su amigo que terminó por acceder a la idea de quedarse con el a dormir en la mansión de la mujer.
— ¡Eres un idiota! Sabía que era mala idea traerte conmigo de acompañante.
— Lo siento, Loona. Esa mujer me incómoda mucho y no quiero estar solo en esta mansión, ya está por caer la noche, tiene razón ¿Y si tal vez sufríamos un accidente? — agrego al tema intentando razonar un poco con ella —.
Loona, volteo su cabeza para tomarlo de la camisa y verlo a los ojos.
— ¡No vimos a ningún auto pasar por la carretera, idiota! — exclamó entre gruñidos saliendo de la furgoneta — Cagaste el día, todo estaba tan bien.
— Que yo recuerde fue tu padrastro en convencerme de venir, yo solo quería pasarla contigo, Loona.
Fueron esas pequeñas palabras que ablandó a la sabueso, en parte tenía razón, fue su padre quien lo convenció con su mirada seria, estando ahora ambos afuera estos dos se acercaron a la chica recostada contra la furgoneta, su mirada era la misma que puso, Loona, al escuchar como su madre invitaba a quedarse a ambos a la mansión, confusa.
Volteó a ver al hombre con enojo.
— Eres un gran tonto, debiste de insistirle que no te querías quedar aquí, se que ella trama algo, su mirada fue tan maliciosa — volteó a ver a su hermanastra — ¿Por qué te lo trajiste?
— A mi no me mires, fue Stolas, el sugirió la idea, sabe muy bien que yo no me llevo bien con tu madre, ahora tendremos que pasar la noche aquí — intentó calmarse acariando sus propias mejillas — Ya me di hambre.
— Será mejor entrar, tu madre encerio me dió tanto miedo, creí que la última persona en aterrarme sería, Loona, pero resulta que es tu madre quien hace temblar el cuerpo con tan solo verla a los ojos.
Tanto su amiga como, Octavia, rieron ante el comentario del humano, asintieron sin nada más por hacer y los tres se adentraron a la mansión de la mujer, la mansión de la chica era tan grande que parecía ser todo una copia del palacio de, Stolas. Octavia guío a ambos hacia la cocina, una parte generosa de ella llevarlos para que se alimentarán bien.
Un hombre de baja estatura fue quien los recibió a ambos, pasen adelante. Fueron sus palabras, acercándose a un pequeño banco para estar a la altura de la estufa, el hombre había sido ya ordenado con platos de comidas para los invitados, órdenes de la mujer, tomaron asiento con incomodidad al estar ya dentro de la mansión, el hombre miraba todo el sitio con ojos brillantes, este sitio era más ambiental con su blancura divina, estaba tan distraído al tener que ver el lugar, contemplando cada parte de su interior.
Loona, solo se limitaría a no ver a esa mujer a los ojos, un fuerte pleito y la mujer es capaz de enfrentarla ya por unos problemas que habían vivido anteriormente, optó por hablar con su hermanastra quienes los acompañaba a la mesa para comer, ya solo hacia falta la presencia de la mujer que la mayoría esperaba que no llegara a la mesa para acompañarlos a comer.
A última hora fue cuando el hombre se percató de la presencia del pequeño chef que cocinaba, ¿Por qué actúa con normalidad al ver a, Octavia? Tal vez la mujer lo había convencido de no decir nada y eso también lo dejaba con los guardaespaldas de ella, no mostraban ninguna reacción ante ella.
— Hmmmm ~ algo huele tan bien por aquí.
Se escucha a lo lejos la voz de la madre de, Octavia. Loona al percatarse de su presencia ya muy cerca, bajó sus orejas al igual que su mirada, con su cabeza recostada contra la mesa viendo para el suelo, sentía mucha incomodidad al tener la presencia de la estricta madre de su hermanastra.
La mujer cruzo las enormes puertas ya estando dentro de la cocina, con una sonrisa abrazaría a su hija dándole un cálido beso en su frente, el hombre no pudo evitar ver tal escena amorosa de madre e hija, cosa que la mujer se daría cuenta del espectador, por dentro el hombre deseaba largarse de la mansión pero por fuera su atención era atraída por la mujer de cabello blanco y de buena forma.
— ¿Usted tiene hijos? Señor ___ — el hombre incomodado ante su pregunta, negó rápidamente solo con su cabeza sin el valor de verla a la cara — ¿No?.
— Je, je no claro que no, aún no tengo a una chica a mi lado.
Esas palabras erizaron el pelaje de la sabueso quien seguía con la cara contra la mesa, sus orejas rápidamente se movieron a dirección al hombre, mientras que por la mujer, ella solo miró con más interés al hombre, parecía tener intenciones desconocidas con el hombre pero como lo habia visto antes, el hombre tal vez ya se estaba haciendo una idea de sus miradas atrevidas.
— ¿Cómo puede un hombre estar tan solo? — comenta sentándose al lado del hombre, teniendo la mano de su hija sin soltarla — Muchos hombres no siempre son valorados, pero algunos se lo merecen, ¿Tu que opinas?.
Lo mira fijamente a los ojos con una sonrisa macabra.
— B-bueno... N-no sabría opinar en ese t-tema...
— Stella, mi nombre es, Stella. Puedes llamarme así.
Asintió sin dejar de verla a los ojos, ahora su hija miraba la escena confundida, sobre todo por el comportamiento raro de su madre con el hombre, sabía que su madre estaba tramando algo con el hombre, era como si se sintiera atraída por el, era algo tonto para ella pensar en ese tema pero su madre no dejaba de comportarse de esa forma con el hombre, incluso su voz sonaba a un tono coqueto.
Durante la comida, el hombre trataba de permanecer como la acción de su amiga, con la mirada en el suelo, al igual que ella, solo se limito a dar respuestas cortas con, Stella. Esa mujer no paraba de hacerle preguntas o bromear con el, cosa que estaba incomodando tanto a los tres, Octavia, por ver cómo su madre se comportaba tan rara ante ellos, Loona, por ser la única callada y no agregar ni una palabra a la conversación y el hombre, quien no paraba de ser atacado por las palabras de, Stella.
Por más que el hombre se llenara la boca para no hablar, Stella, seguía preguntando y bromeando con el, hubieron chistes donde el no pudo evitar reírse, para las chicas parecían tontos pero para el hombre no, eran chistes negros, Stella, sin duda se estaba comportando raro con el hombre, parecía necesitar algo y solo de el.
El hombre quien había acabado su tazón, agradecía generosamente a, Stella por haberlos dejado pasar la noche en su mansión, unas palabras falsas salieron de la boca de la mujer, Loona, odiaba con fuerzas a esa mujer y no solo por sus mentiras, también por la forma de comportarse con su amigo, ella no se daba cuenta que solo se enojaba por las palabras atrevidas de la mujer contra su amigo, se estaba poniendo celosa y no se había dado cuenta de eso.
Inesperado para el hombre, este empezó a sentir como el pie de alguien empezaba a rozar de su pierna, Stella, lo miraba con una expresión sería pero al mismo tiempo con una sonrisa maliciosa en su rostro, las chicas habían dejado de ponerle atención a ambos, más había sido su hija, estaba tan asqueada por la escena.
El hombre bajó la mirada directo al suelo, simuló estar acomodando el pantalón que traía puesto y como se lo esperó, la mujer estaba rozando su pie contra su rodilla, cosa que lo hizo sonrojarse, rápidamente empezó a sentir un pequeño bulto en medio de sus piernas, sin darse cuenta el hombre estaba empezando a erectar, la mujer si parecía tener intenciones atrevidas con el, al ser un hombre de experiencia en relaciones sexuales, sabía el comportamiento y las señas que uno mujer le hacía ante su presencia.
Recompuso su postura sacudiendo su pierna, alejando así el pie de, Stella, pero sin darse cuenta se había quedado enredado con el agarre forzoso de ella, dejandolo en una situación incómodo, se estaba empezando a erectar más y no podía evitarlo, el tanto tener relaciones sexuales le había echo inevitable ver el cuerpo de las mujeres y pensar de manera sucia, estaría tan mal para todos si, Stolas, escuchara un día la noticia que el hombre se había follado a su ex-esposa, sin duda lo mataría por tal acto, si es que a él le seguiría importando eso.
La noche ya había caído ya hace un par de horas, las chicas se había levantado de la mesa ya con el permiso de, Stella. Octavia sin dejar de ver la escena, notó como el hombre le señalaba hacia abajo, cosa que se percató del agarre de su madre con el pie del hombre, rápidamente su hermanastra también se daría cuenta de la acción de la madre de, Octavia.
Loona, observó la escena con una expresión de enojo, en verdad se estaba poniendo celosa, incluso intento acercarse a la mujer con la intención de despegarlo de el, pero ella no tenía el valor de hablarle a esa mujer y menos hacerle una pregunta, eso dejaba al hombre sin oportunidades de escaparse, las chicas se miraron entre hombros encogidos dándole a entender al hombre que no podían hacer nada, al menos que el no se dejara seducir fácilmente, algo que le sería tan difícil al tener a una atractiva mujer ante sus ojos.
— Señorita Stella, Emmm... Yo, n-no me siento bien, ¿No tendrá de casualidad un medicamento para dolor de cabeza? — le dice con un leve sonrojo, no podía evitar erectarse por la acción de la mujer, intentaría apartarla de el, aunque fueran tal vez con excusas y no con palabras serías —.
— Oh, si claro que tengo algo para eso, déjeme y se lo sirvo — se levantó no sin antes tomar los platos sucias de la mesa y dejarlos en el lavamanos —.
Stella, sacó de uno de los gabinetes una botella de contenido extraño, el líquido dentro de esa botella emitía una luz amarillenta, cosa que el hombre no se dió cuenta al estar de espaldas de ella, se miraba desesperado por levantarse pero ya le había pedido un medicamento como excusa para que lo dejara libre, la mujer virtió una cucharada sobre el vaso de agua del hombre, acompañado con una pastilla que la deciso rápidamente en el vaso, desgraciadamente el hombre no se había percatado de lo que la mujer le agradaba al agua, rápidamente el agua tomo color a un amarillo pálido.
El hombre no se daría cuenta que las pastillas que pensaba darle era solo para la gripe, se acercó a su espalda rozando sus dedos sobre su hombro, entregándole el vaso de agua junto a la pastilla para la gripe, ¿Es limonada?. Pensó al recibir el vaso de "limonada", rápidamente tomar la pastilla y beber del líquido del vaso, Stella miraba con una sonrisa victoriosa al hombre, intencionalmente botar el vaso de agua luego de que el hombre se lo tomará.
Con malas intenciones, está mujer se inclino para recoger los pedazos del vaso, su trasero quedó cerca del hombre quien solamente miraba de reojo, este no pudo evitar verlo, tenía una bellas curvas y perfecto trasero para follar en su opinión mental, la cosa era que el no tenía las intenciones de hacerle algo o eso pensaba ahora que estaba conciente.
— Je, que tonta de mi parte, puede retirarse si gusta, su habitación está en el tercer nivel, es el único espacio libre, me gusta que mis invitados tengan una maravillosa vista al hermoso ecosistema — comenta dejando el vaso a un lado y con ojos seductores verlo a la cara — Mi puerta está abierta, por si gusta que le alcance o necesite algo... De mi.
Esas últimas palabras fueron dichas en susurro, el hombre rápidamente se levantó de la mesa no sin antes voltear a ver a, Stella. Darle las gracias por atender su mal estar, aunque fuese mentira pero el hombre se había ganado un pase al cuarto de la lujuria, Stella no pudo evitar guillarle al hombre, seguí de eso darse una leve palmada en uno de sus glúteos, pasó a retirarse dejando al hombre alterado, rápidamente este subió las escaleras en busca de las chicas.
Estubo buscándolas por toda la mansión, pero para su mala fortuna, no pudo encontrala, aparte de eso, el humano estaba empezando a presenciar calentura por todo su cuerpo, estaba sudando demasiado al punto que se empezaría a quitar la camisa en medio de los largos pasillos de la mansión, cómo lo dijo ella, su cuarto estaba hasta el último nivel, no se le hizo raro que estuviera hasta ese punto, tal vez tenía razón en dejar que los huéspedes observarán de la bella vista que la naturaleza ofrecía.
Se dirigió hacia el cuarto, la última puerta estaba hasta el fondo de esa habitación, daría por el cuarto al ver que la puerta contenía un tablero con la palabra "invitados". El hombre ya desesperado por el sudor de su cuerpo entró a la habitación abriéndola de golpe, cómo lo dijo ella, tenía la vista del gran bosque al frente, el cuarto contaba con una alcoba por lo que el hombre se acercó, deslizó la puerta de cristal y con desesperación dejó salir un fuerte jadeo al aire libre, afuera hacia ya una brisa haciendo de esta noche fría eh húmeda.
No pudo evitar incluso quitarse los pantalones que traía puestos, quedándose solamente con su ropa interior, no se dió cuenta que traía el boxer roto a un costado de su glúteo, mi boxer tiene aire acondicionado. Se dijo así mismo entre risas por lo que estaba pasando, estaba forzado a estar sin ropa por el fuerte calor que sentía, aunque lo sintiera dentro de el, sus jadeos dejaron de escucharse y optó por recostarse en el suelo, sintiendo el material ya frío por la brisa que chocaba.
Este hombre quedó profundamente dormido a las afuera de la habitación, con su cabeza recostado contra la base de cemento, nunca se había sentido tan caliente y de igual forma desesperado, a su mente le empezaban a llegar imágenes de cierta sabueso, unas tan cachondas que otras.
Quiero cogerme su cuerpo.
Dijo sin pensar, abriendo sus ojos rápidamente por sus palabras mencionadas, se percató que aún seguía acostado en el suelo, volteo a ver a sus alrededores, la noche seguía estando fresca, se había quedado dormido por error en la alcoba, se miró a si mismo notando su cuerpo semidesnudo, fue tan grande el desespero que tenía que lo obligó a quedar dormido sin ropa en la alcoba, antes de tomar su ropa, la puerta de la habitación empezó abrirse inesperadamente, escuchó los pasos de una persona acercándose y adentrándose a la habitación.
Se levantó rápidamente del suelo procediendo a cubrir su cuerpo con la camisa aúnque no ayudaba mucho al ser solo su miembro marcado por el boxer.
— ¿Q-quien es...? — hablo con voz moribunda, acercándose a la puerta —
Unos ojos color rojo aparecieron ante la presencia del humano, la puerta fue cerrada bruscamente, escuchando como la puerta era puesta el seguro, desconsertado por lo que veía procedió a prender las luces de la habitación, cerca de la alcoba un par que interruptores, no supo cuál presionar por lo que presionó una que mostraba un foco con cadenas, al presionarlo, el cuarto rápidamente fue iluminado por un luz roja, no tan intensa pero si el ambiente de un momento intenso.
Pudo presenciar la silueta de lo que estaba en la habitación, su apariencia era tan extraña, juraba ver esa forma un una de los cuadros de el palacio de, Stolas. Pero no tubo tiempo de opinar sobre la forma de la persona ante sus ojos, claramente se trataba de cierta chica con su respectiva forma natural, el hombre no sabía que se trataba de la mismísima, Stella, portaba un traje que ni el mismo pudo describir por la poca iluminación.
Bajó su mirada volviendo a sentir ese bulto, está vez su verga estaba erectada ahora marcado su ropa interior, al ser ropa de su jefe le quedaría algo apretado y corto,obligando a mostrar la punta de su verga a un costado de sus orificios, simplemente era algo hermoso para el lo que tenía ante sus ojos, su cuerpo empezaba a calentarse a medida que la chica se acercara hacía, teniéndola ahora mas cerca, escuchando la respiración la cual parecía estar agitada.
— ¿Q-quien rayos... Eres? — preguntó dudosa, empezando a tambalearse —¿Puedo ayudar en a-algo...~?
Stella, con una sonrisa lujuriosa se acercó al hombre, dándole la espalda empezaría a restregarle el trasero sobre su erección, forzando al hombre a besarle el cuello, el hombre empezaba a caer antes los encantos de, Stella. No pudo evitar corresponder a su acto, la forma en como restregaba su nalgas sobre su erección, fue la gota que derramó ese vaso, caliente.
— ¿Cómo se siente...~? — besó la mejilla del hombre sin dejar de mover su trasero sobre su verga — ¿Te gusta ~?
— No está bien esto ~ — tal vez estaba conciente de lo que hacía, estaba realmente mal, pero no sabía de quién se trataba y el cuerpo de, Stella, era algo lujurioso para los ojos del hombre — Tienes un buen trasero...~
— ¿De verdad ~?
— Si ~
Fueron sus últimas palabras para besar el pico de, Stella, quien rápidamente correspondía abrazando al hombre con ambas manos, el hombre correspondió a su abrazo sin apartar sus labios de su pico, le fue algo difícil besarla pero al tener la lengua de la chica ingresada en su boca, trató la manera de acomodarse en el beso de, Stella.
— Necesito un favor ~ — comenta en susurro apartándose del hombre y caminar seductoramente moviendo sus plumas traseras de un lado a otro — Me siento tan sola ~ en esta mansión ~ sin ningún macho digo de hacerme feliz ~
— Eso es un problema ~ y más para alguien tan atractiva ~ — le seguiría su juego bajando un poco su tono de voz — ¿Que necesitas ~?
Stella, rápidamente volvió acercarse al hombre, acercó a las manos del hombre un dispositivo, que rápidamente emitió una baja luz blanca, un teléfono con la cámara ya seleccionada, el hombre no entendió mucho lo que la chica necesitaba, suponía que tal vez quería ser grabada teniendo relaciones con ella, fue lo único que le pasó por su mente.
— ¿Quieres que te grabe...~? — le dijo desconsertado, seleccionando la función de grabar — Que sucia ~
— Quiero que cierto hombre, vea como otro me da lo que tanto quise~ — se acercó hasta su oído — que me viole sin tenerme compasión ~
— ¿Entonces quieres que te grabe siendo cogida por mi ~? Eso no me molesta para nada ~.
El hombre arrojó el cuerpo semidesnuda de, Stella, contra la cama, está se puso en 4, empezará a menear sus caderas seguido de eso levantarle sus plumas traseras exhibiendo con orgullo su trasero, acompañado con un fuerte nalgada por parte de ella misma, el hombre empezaría a grabar acercándose a la chica para rápidamente empezar a manosear su trasero emplumado, entre risas y gemidos la mujer mencionaba el nombre del hombre quien la manoseaba.
Stella, con desesperación se daría fuertes nalgadas dándole al hombre entender que lo necesitaba dentro de ella, cosa que el hombre no dudo en bajarse el boxer y rozar su verga contra la vagina escurriente de, Stella.
— Oh ~ mierda ~ en verdad necesito su verga dentro de mi mojada vagina ~ ¿Cuánto desea por una noche salvaje ~?
— Lo suficiente para comprar un maldito teléfono ~ — responde con una fuerte nalgada hacia ella — o tal vez más ~.
— Te daré la mitad de la maleta ~ si me follas mi vagina junto con mi trasero ~
— Acepto ~ — apuntó la cámara hacia ella, seguido de eso ingresar su verga dentro de la vagina de, Stella —
Ya hacía días que el hombre no volvía a sentir el interior de una mujer, pero está sensación era nuevo para el, se estaba cogiendo a una criatura con un cuerpo tan atractivo, su interior se sentía tan húmedo, apretado y placentero, este no soportó el segundo del como describía la sensación en su mente, empezó a embestirla rápidamente, estaba tendiendo al fin sexo con una chica que aunque no la conociera, lo estaba disfrutando de una manera tan nueva, tan única, tan especial.
— Ahhh ~ Sii ~ que rico me lo estás haciendo ~ siii ~ puta madre ~ métela más duro ~ siii~ por favor no pare ~ — exigía entre gemidos ahogados al hombre quien rápidamente obedece sus órdenes —
— Ahhh ~ le gusta así ~ ¿Quiere que sea más brusco ~? — esté jalo fuertemente del cabello blanco de, Stella. Pegó un fuerte grito al sentir un fuerte jalón, cosa que ella disfrutó — ¿Eso quiere ~?
— Si ~ acaba con mi vagina por favor ~ no me dejes viva ~ quiero demostrarle a ese hombre que puedo vivir con semen de otro ~.
— Que asquerosa ~ eso me gusta ~ — puso la cámara frente a su cara apoyada contra la almohada — Que ese hombre vea tu reacción ~
Sus intenciones del hombre ahora eran cogerse a, Stella. Al punto de dejarla satisfecha, estaba tan cegado por el cuerpo de esta bella mujer que sus pensamientos eran perversos y sucios.
— Ahh ~ ahhh ~ me lo haces rico ~ demaciado rico ~ eres un puto cerdo ~.
— Y usted una puta zorra facilota ~ con solo darme el culo ya siente que te lo cogeré ~ no entiendo de dónde salieron estás ganas de follarla pero no tienes de otra más que darme tu cuerpo ~
El hombre siguió embistiendo la vagina de, Stella. De su parte ya escurría un líquido blanco cubriendo y brillando la verga del hombre, Stella, no dejaba de gritar el nombre del hombre, muchas palabras sucias salian de su boca, el hombre intentaban callarla cubriendo su boca pero está no se dejaba callar por el.
Stella, meneaba sus caderas desesperada por las fuertes embestidas del hombre, tanto así que levanto medio cuerpo y aferró su espalda al abdomen del hombre, sin dejar de ser embestida, ella golpeaba su vagina en frente del teléfono que estaba siendo grabada, gimiendo el nombre del hombre con desesperación y abrir sus piernas, cómo que si quisiera que la cámara grabase su penetración.
La acción ya estaba durando mucho en la cama, Stella, se encontraba besando la boca del hombre mientras su vagina escurría ya sus fluidos junto con los del hombre, ambos luchaban en el beso cada uno ingresando sus lenguas dentro de la boca del otro, la mujer llevo la mano del hombre hacia sus glúteos, las cual empezaría a frotar este con fuerza, entre susurro estos dos se comentaban cuánto se amaban el uno al otro, estaban ya cruzando la raya.
Stella, tomó el teléfono dándose cuenta que el vídeo estaba apunto de llegar su grabación máxima, por lo que dejó de grabar quedando el vídeo guardado y como si no fuera suficiente para ella, empezaría a grabar nuevamente, está vez ella sosteniendo el teléfono mientras el hombre besaba y lamió su trasero, alzó su trasero hasta donde la cámara lo grabará, en la pantalla se lograba ver cómo un hombre lamía de su parte trasera, doblando sus plumas traseras dejando ver el rostro del hombre, meneaba sus caderas seguido de un empujón a la cabeza del hombre contra su trasero, Este es el hombre que deseaba tener. Dijo en susurro ante la cámara.
— ¿Le gusta su sabor ~? — volteo a ver al hombre sin dejar de grabarlo, empujando su rostro contra su trasero — ¿Le gusta lamer mi culo ~? Este solía ser de un traidor ~ no supo aprovechar y aquí está usted ~ reclamandolo cómo suyo ~
— Al menos reconoces que lo hago ~ fue petición tuya ~ — cómo último acto, besar el ano de esta provocándole un fuerte gemido — Shhh ~ pueden oírte ~
— Me gustas ~ no puedo pensar en algo que no sea tu puta verga ~ ¿No crees que hace algo de calor ~?.
Está se levantó de la cama, se acercó a la alcoba no sin antes tomar el celular, tomaría un libro y lo usaría como soporte para seguir grabando sus relaciones, estando fuera de la alcoba, colocó el teléfono en la gruesa barra de cemento apuntando hacia su dirección, el libro ayudaba a que el teléfono no cayera de espaldas al suelo, enfocándose a ella misma, está se desnudó por completo, arrojando la poca ropa que tenía puesta, está vez exponiendo sus partes al aire libre.
No tardó otro minuto más y se muestra como el hombre la abrazaba por la espalda, seguido de eso apretar los pechos de, Stella, rápidamente soltaría un fuerte gemido con el nombre de su amante, apretando fuertemente sus pezones ya descubiertos por sus plumas blancas.
— ¿Acaso quieres que los demás te vean el cuerpo ~? — le dijo sin importar que estubiera desnudo exponiendose al aire — Eres muy sucia~.
— Aún le falta follarme el culo ~ ahora que ya sabes su sabor ya puede dejar que su verga también lo pruebe ~
— Shhh ~ cállate y goza de este momento bello ~
El hombre golpeó su verga contra los gruesos glúteos de, Stella. Está con una sonrisa pervertida y lujuriosa abriría sus propios glúteos dejando a la vista del hombre una bella entrada, que al poco segundo ingresara su verga dentro del ano de, Stella.
— Ahhh ~ parteme en dos ~ déjame el culo sin plumas ~ demuestra a ese puto hombre quien es el dueño de mi cuerpo ~ acabe con mis nalgas ~ puede disfrutar de la vista ~
Fueran esas palabras que forzaron al hombre embestir a, Stella. Con ambas manos inclinaba el cuerpo de esta, el cuerpo de, Stella ahora colgaba desde su vientre en la base de cemento, la cámara dejo de apuntor por un descuido de ellos, ahora se enfocó solamente en la parte trasera de la mujer quien era embestida por el hombre.
La mujer era embestida y ferozmente siendo golpeada desde sus glúteos, sus gritos pasaban a ser algo adoloridos y quejidos de ella pero esto era lo que la mujer había estado deseando, que un hombre acabará con su cuerpo y terminará a su lado, o al menos esto le hacía creer el hombre bajó el efecto del líquido que había consumido.
Parecían apenas haber comenzado con lo bueno de su ritual lujurioso, el hombre azotando el cuerpo de la ex-esposa de un demonio de clase alta, se alcanzaba ver a los lejos como los guardaespaldas de, Stella pasaban a su forma original, demostrando que se trataba solo de sabuesos, con la bulla ya captada, estos observarian cada embestida que el hombre dejara saltar contra su cuerpo.
Stella, habia olvida por completo que estaba grabando su desnudo cuerpo, está vez solo es estaba enfocando en las embestidas del hombre, sus ojos tornaron a un color rosado, sus pupilas en forma de corazónes y sus manos acariciaron las manos de este, sentía como todo sus problemas, sus terribles momentos vergonzosos con el búho se esfumaban, pasando a ser solo momentos inútiles del pasado, abría sus glúteos con desesperación, se había quedado encantada con las capacidades de este hombre.
Me acabo de enamorar.
Se dijo en la mente gritando con orgullo el nombre del humano, sus embestidas dejaban de ser bruscas a ser unas más suaves, giró la cabeza de, Stella, obligandola a qué está lo viera directo a los ojos bajando el ritmo a sus embestidas, le clavaría un fuerte beso en su pico entre gemidos ahogados, cada uno susurrando el nombre del otro con amor, sus miradas esta vez fueron detectados al otro, se mostraron una sonrisa pervertida al otro acompañado de un beso rápido por parte de, Stella.
Ambos optaron por seguir follando entre ellos, no parecían estar cansados de lo que hacían, todo esto estaba pasando realmente rápido, en un solo día había tenido que follar con una demonio sin tener que rogarle nada, Incluso había salido ganando, lo que, Stella no sabía, era que el efecto había pasado desde ya hace un buen rato y quién la embestía no era un hombre hipnotizado, si no el mismo hombre con su conciencia perversa.
ঌ𝑃𝑅𝑂́𝑋𝐼𝑀𝐴𝑀𝐸𝑁𝑇𝐸 ࿐
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