06. | 𝗡𝗼 𝘀𝘂𝗿𝗽𝗿𝗶𝘀𝗲𝘀
𝙉𝙤 𝙨𝙪𝙧𝙥𝙧𝙞𝙨𝙚𝙨 — 𝙍𝙖𝙙𝙞𝙤𝙝𝙚𝙖𝙙
“ ᵃ ʲᵒᵇ ᵗʰᵃᵗ ˢˡᵒʷˡʸ ᵏⁱˡˡˢ ʸᵒᵘ
ᵇʳᵘⁱˢᵉˢ ᵗʰᵃᵗ ʷᵒⁿ'ᵗ ʰᵉᵃˡ ”
ఌ︎
𝕬lexis disfrutaba muchas cosas en su vida. Tenía incontables cantidades de recuerdos que atesoraba, todos ellos provenientes de momentos vividos que en su tiempo; la hicieron sentir viva. Le gustaba cuando jugaba a las luchas con sus primos, cuando su abuela y ella veían telenovelas, cuando su mamá le cocinaba y así un sin fin de acciones que le llenaban el alma. Dae-su formaba parte de ese espacio en su vida. Desde que lo conoció, su almacenamiento de cosas favoritas para hacer fue creciendo y creciendo, llevando cada vez más su nombre pegado como etiqueta en los envases donde sabía se almacenarían recuerdos que en un futuro, cuando mirase atrás, la harían tremendamente feliz.
Justo en ese momento se encontraba en la labor de empaquetar lo que posteriormente se convertiría en un agradable recuerdo.
Su cabeza descansaba en las piernas de Dae-su, un suave soporte que además de brindarle comodidad, también le ofrecía cariño. Sentía los grandes dedos de su amigo jugar con su cabello en un intento de mimos. Las yemas de él le rozaban el cuero cabelludo y la acercaban a los tentadores brazos de morfeo. Era un sentimiento de tranquilidad tan ameno, tan profundo, que la misma Alexis olvidó por un segundo el desastre en el que estaban metidos. Estaba muy cansada, cansada en en tantos sentidos. Lo único que quería era quedarse así por siempre, con su dolor pasando a un segundo plano porque Dae-su se encontraba con ella y ese era el mejor remedio para sus males.
Los zombies, gracias al cielo, perdieron interés en el preciso instante en el que hicieron silencio. Gritos lejos del aula donde el grupo se encontraba lograron alejar a los zombies y tranquilizar medianamente a todos. Las palabras de la señorita Park dejaron secuela en las mentes ansiosas de los adolescentes, mas el tiempo ayudó a que el ambiente se calmara. Ya solo se oían pequeños cuchicheos.
—Quítate. —Ordenó Alexis a Woo-jin cuando este intento recostarse en Dae-su. Su mano fue directo a la cara del muchacho, empujándolo lejos.
Dae-su sonrió. Woo-jin chistó.
—Que egoísta eres. —Se quejó el chico, teniendo que apoyarse en la dura mesa a sus espaldas.
Alexis asintió múltiples veces.
—Sí, sí. Muy egoísta.
Dae-su, sin borrarse la sonrisa del rostro, continuó en su tarea de jugar con el cabello de ella. Así como para Alexis era reconfortante descansar ante los mimos de él, para Dae-su era reconfortante mimarla y tenerla consigo de esa forma.
Alexis dirigió su vista directamente a los ojos de Dae-su. Se preguntó si él podría sentir los desembocados latidos de su corazón.
—Hola. —Le saludó Dae-su. Los ojos de Alexis tenían esa extraña manía de mirarle con intensidad. Podía compararlo con un profundo mar queriendo traspasarle.
Ella le regaló una minúscula sonrisa. Era ciertamente triste que su habilidad de sonreír se hubiese ido de tal manera desde que todo comenzó. Su pobre mente estaba sumergida en tantos pensamientos negativos, que nadar en busca de una sonrisa era mucho más difícil de lo que pudiese imaginarse. Aunque por Dae-su lo intentaba.
—Hola. —Le saludó de vuelta. Sus manos fueron involuntariamente a la cara de él.
La cara de Dae-su estaba llena de sangre. Una imperceptible caricia pasó por esta.
—Deberías limpiarte la cara. Te queda bien la sangre, pero capaz te entra en el ojo y boca y te conviertes en zombie. —Comentó una teoría que llevaba minutos dando vuelta por su cabeza.
Woo-jin, que hasta el momento se sentía como una tercera rueda, apoyó a Alexis.
—Ya fue suficiente con Min-ji y el señor Kang, no quiero tener tu gordo trasero persiguiéndome para comerme la cara. —Bromeó, olvidando que Alexis estaba ahí.
Un puño con mediana fuerza impactó en el brazo de Woo-jin.
—Te he dicho mil veces que no le digas así, idiota. —Regañó Alexis, llevando su cabeza hacia atrás para observar a Woo-jin y sus quejidos.
Desde que se hicieron amigos, Alexis se volvió un extraño tipo de guardaespaldas que defendía a Dae-su como si este le pagase por hacerlo.
La dinámica que los tres manejaban era un poco extraña. Alexis y Woo-jin jugaban bruscamente entre ellos, al igual que el último mencionado y Dae-su, pero Alexis y Dae-su no. No se golpeaban, no se insultaban y ni en broma hacían algo que pudiese herir al otro. Alexis no permitía que nadie hiriese a Dae-su, y es que se tratase de un zombie o un comentario negativo sobre el físico de su amigo, ella estaría allí para defenderle. Respetaba ciertos juegoz entre los dos chicos e incluso se reía de alguno de estos (como los golpes y luchas), mas tenía cero tolerancia con las palabras hirientes.
Woo-jin se sobó el brazo.
—¿Podrías pedirle a tu abogada que no me golpee? —Le pidió al chico a su lado.
Dae-su asintió.
—¿Puedes no golpear a Woo-jin? —Preguntó, sin abandonar los mimos y haciendo la pregunta en tono tranquilo. Tenía esa sonrisa que no le borraba del rostro.
Alexis negó.
—No. —Dijo. Después de estar con Dae-su, molestar a Woo-jin era su segunda actividad favorita.
Dae-su soltó una risita, muy contrario a Woo-jin, quien se resignó a cruzarse de brazos y hacerse el ofendido. Todo era una broma, o bueno, al menos seguía esa línea de juego típica entre los tres.
—No es justo, ustedes dos se alían en mi contra —Expresó, como sí de verdad Dae-su y Alexis conspirasen juntos —. Seguramente eso hacían cuando los encontré en la cafetería, planeaban hacerme algo, hablaban de mi, ¿verdad? —Acusó.
Apenas allí Alexis y Dae-su recordaron todo lo sucedido antes de que el infierno se desatase. Sorpresa, sorpresa; aún eran los mismos tontos enamorados con una vida a parte de los zombies. Alexis vio su noche sin dormir, la mañana sin hablar y el intento de confesar sus sentimientos a Dae-su. Dae-su recordó toda esa extraña actitud en Alexis y como ambos acordaron hablar después del almuerzo.
Hablar después del almuerzo.
Alexis le debía una charla a Dae-su y él no lo recordó hasta ese momento. Probablemente fueron las criaturas caníbales intentando comérselos vivos, pero las circunstancias los obligaron a olvidar sus asuntos por tratar.
Los dos, como si estuviesen conectados, se miraron. Los mismos nervios, las mismas ansias. Sus ojos revelaban los mismos sentimientos.
—Tú... —Dae-su ignoró completamente a su amigo, dirigiéndose a Alexis. Se sentía como si viviese la gran revelación, como si le devolviesen la memoria dramáticamente —Tú no me has dicho lo que tenías que decirme.
Alexis tragó fuerte. Woo-jin se metió.
—¿Ah? ¿De qué hablas? —Acercó su rostro a Dae-su.
Otro empujón en la cara del inoportuno, esta vez por parte de Dae-su. Alexis comenzó a ser devorada por nervios. Su cabeza se levantó del regazo de Dae-su, dejando atrás su estado tranquilo.
—¿No crees que no es un buen momento? —Intentó convencer.
Le tenía miedo al rechazo en circunstancias normales, ahora que su estabilidad mental dependía de él el miedo se triplicaba.
Dae-su negó. Creía que no había mejor momento. Lo que ella le quería decir lucía importante, la importancia solo aumentaba cuando sus vidas estaban en peligro.
—No, no, no. ¿Qué pasa si nos comen los zombies? Moriré con la duda de saber qué me ibas a contar. —Argumentó, llevando toda su atención a ella.
Woo-jin urgía de contexto. Volvió a ser el niño que tenía que aguantar capítulos al azar de la telenovela favorita de su abuela.
—No me gustan esas bromas. —Dijo Alexis, queriendo crear que él no decía eso en serio.
—¡No es una broma! No quiero morir con la duda. —Dae-su habló con sus usuales gestos caricaturescos que Woo-jin denominaba "tontos"
Alexis odiaba como sonaba esa oración, Dae-su siendo el sujeto y morir la acción. Le ofreció una de esas miradas duras que ambos muchachos a su lado sabían no significaban cosas positivas.
—No te vas a morir, ¿Está bien? Dejemos claro eso, dejemos claro que no dejaré que nada malo te pase, a ninguno de los dos —Metió a Woo-jin en el combo —. Hablemos en otro momento, tal vez cuando mi cabeza no duela tanto y mis muslos no ardan, ¿Es mucho pedir o puedes esperar?
La seriedad y dureza con la que salió cada palabra de la boca de Alexis únicamente consiguió traer de vuelta la preocupación de Dae-su. Fue como volver a la mañana, antes de que los zombies llegasen y su más grave problema era que Alexis actuaba raro. ¿Qué la tenía así? ¿Qué tema la podía poner con ese humor? Dae-su no recordaba verle con es humor desde la muerte de su padrastro.
Una ansiosa mano intentó agarrar la de Alexis, pero ella negó el contacto. El recordar que en algún momento tendría que hablar con él de por sí le provocaba ansiedad, que Dae-su pintase la hipotética situación donde morían, donde él moría, solamente conseguía empeorar su estado. Estar enamorada tenía efectos colaterales terribles y estarlo en una epidemia zombie definitivamente hacía todo peor.
—¿Te duelen los muslos? —Preguntó Dae-su. Su actitud pasó de intenso a desanimado y preocupado en cuestión de segundos.
Woo-jin, pendiente de todo como un fantasma, comparó en su cabeza la cara de su amigo con la de un cachorro triste.
Alexis miró esas esferas negras que Dae-su se cargaba por ojos. Ríos oscuros de calma, densos y profundos con amor fluyendo en a través de ellos. Su mente le recordó que eran inmune a casi cualquier cosa, excepto a los ojos de Dae-su.
Terminó por ser ella quien buscase su mano para sostenerla.
—Estoy bien, no te preocupes. Perdón por hablar así, estoy cansada. —Se disculpó como era debido.
Él palmeó su regazo en señal de que se acostase ahí. Sabía que el cansancio que Alexis sentía no se iría con los típicos métodos de descanso, pero aún así era su deber, como el muchacho enamorado que era, ofrecerle un lugar para descansar.
Alexis movió la comisura de sus labios en una especie de sonrisa. No dudó en colocar la cabeza en el lugar indicado. Tal vez esa idea planteada sobre la muerte y la amor no fuese a dejar su cabeza (o al menos no por un rato), pero a lo mejor todo se vería mejor si su amigo le sostenía.
—Ustedes son tan raros. —Sé expresó Woo-jin, cortando aquel extraño momento. Se preguntaba qué tan ciegos estaban sus dos amigos.
Alexis y Dae-su ignoraron su comentario, dedicándose meramente a funcionar el uno con el otro. Dae-su le cargaba los males a Alexis y ella se permitía descansar un poco. Ya cuando hubiesen zombies y su lado influenciado por las películas de superheroes saliese a luz, podría ser él quien descansase y ella quien cargase los males.
Era tan agradable estar así. Los tres siendo lo que eran, adolescentes.
Lastimosamente el mundo no giraba alrededor de ellos dos. En los pocos minutos que tuvieron para ser jóvenes otra vez, para jugar a los amigos enamorados, un virus carente de piedad viajaba por las venas de uno de los presentes en el lugar.
La voz elevada de I-sak fue el primer aviso, casi como el sonido de un motor encendiéndose antes de una carrera.
—No, no me mordieron. En serio. —Fueron las palabras que llamaron la atención de más de uno.
Alexis no tenía el oído más singular, y en su estado somnoliento y algo tranquilo, aquel comentario no llegó al procesador de su cerebro. Dae-su, cansado también, fue de esa minoría que no prestó atención.
Woo-jin, sin tener el amor nublando su juicio, sí escuchó eso. En un principio quiso creer que oyó mal, pero las siguientes palabras de I-sak le hicieron entender que la carrera ya empezaba.
—En serio. De verdad que no. —Dijo la asustada chica para su amiga, On-jo. Se percató que su voz llegó a los demás.
Una mano temblorosa golpeó levemente a Dae-su. Era Woo-jin. El receptor de los golpes quitó sus ojos de su amiga, llevándolos al muchacho a su lado y siguiendo la vista paniqueada de este mismo hasta las dos chicas en la ventana.
Lejos del trío de amigos, la persona menos favorita de todos allí también le dedicó atención a la situación. Su cabeza pegada al pupitre en el que descansaba se levantó.
—¿Qué pasa? —Preguntó Na-yeon. Su cerebro procesaba la imagen de I-sak sangrando por la nariz y las palabras anteriormente dichas —¿Te mordieron? —Se levantó de donde estaba sentada. Todo su lenguaje corporal apuntaba a que las cosas irían de mal en peor.
Alexis sí oyó eso, y es que era bastante difícil ignorar la chillona y molesta voz de Na-yeon. Sus ojos se abrieron con rapidez. Lo primero que se topó fue a un Dae-su preocupado, con la mirada yendo a parar lejos de ella. Abandonó las piernas de su amigo, sentándose y mirando lo que todos miraban.
—¡No! —Gritó I-sak en respuesta a lo preguntado por Na-yeon, procediendo a correr lejos de la ventana hacia un espejo ubicado en el lado izquierdo del aula.
Gyeong-su, probablemente uno de los más empaticos allí, se le acercó.
—Oye, estás bien, ¿verdad? —Cuestionó, igual de preocupado que los demás, pero con una pizca más de decencia humana.
I-sak no pudo responder a eso. La vista en el espejó le dio eso que estuvo intentando rechazar, la golpeó con exceso de realidad. De pronto costaba respirar, costaba pensar. Las miradas en ella se sentía tremendamente intensas, como puñales o balas azotando su cuerpo. Dolía, pero no se parecía a ningún dolor que hubiese experimentado antes.
El mundo se le pintó de rojo, literalmente.
—On-jo. —Pronunció el único nombre claro en su mente. Volteó para ver a su mejor amiga.
Ambas se miraron.
—I-sak. —On-jo se acercó.
Las amigas se reunieron. El aire tocaba los inicios de una melodía triste, una melodía que llevaba como nombre “despedida” .
Alexis, entrando en contexto y gracias a las expresiones evidentemente tristes de On-jo, comprendió lo que sucedía. Su mano buscó la de Dae-su, encontrándola y sosteniéndola.
—No, ¿verdad? —Comenzó I-sak, sosteniendo a On-jo tal y como Alexis sostenía a Dae-su —No soy como ellos, ¿No?
On-jo asintió entre lágrimas, probablemente sin darse cuenta que estas mismas resbalaban por toda su cara. Abrazó a I-sak. No recordaba la última vez que abrazó a alguien con tal sentimiento.
I-sak disolvió el abrazo. Sus ojos rojos, en lágrimas también, miraban con un fuerte sentimiento a On-jo. En su mente no cabía la posibilidad de que todo aquello fuese real.
—No. No soy una de ellos. —Intentó convencer a On-jo, y tal vez a sí misma también.
Alexis no era precisamente la persona más sentimental, mas no necesitaba serlo para sentirse mal por lo que ocurría. Su masoquista cerebro, quizá en un intento de ser empatico, le planteó la situación donde no era I-sak la infectada y On-jo la afectada.
On-jo sabía que no lo quedaba mucho tiempo, muy en el fondo lo sabía por más que quisiese creer lo que I-sak dijo. Volvió a abrazar a su amiga.
Dae-su apretó la mano de Alexis.
—¿Qué hacen? —Na-yeon captó la atención —¡Sáquenla de aquí! ¡Sáquenla de inmediato! —Gritó aterrorizada.
Los zombies no dejaron pasar ese grito. Una vez más, fueron por los pobres chicos cuyo único delito era existir.
Woo-jin, Dae-su y Alexis eran los más cercanos a las ventanas, por lo tanto, los primeros en reaccionar.
Alexis se tuvo que tragar el mal sentir y permitirse soltar la mano de Dae-su, todo para poder seguirle e ir con él y Woo-jin a ver la barricada.
—Carajo —maldijo Dae-su, subiéndose en la mesa —. Van saltar por encima.
Woo-jin y Alexis también se subieron, verificando que lo dicho por Dae-su era cierto. Nada ansiaba más Alexis que poder contradecirlo en eso, pero ya las sillas apiladas en los más arriba de la barricada comenzaban a sacudirse, así como los zombies se volvían cada vez más en cantidad.
Se oyó como I-sak le respondía a Na-yeon, sin embargo, habían temas donde la atención también era requerida. Woo-jin, Alexis, Dae-su y Gyeong-su ayudaron a sostener la barricada, preocupados por los zombies y casi olvidando que una compañera suya estaba cercana a convertirse. Por otro lado, Joon-young, Ji-min, Hyo-ryung, Na-yeon, Cheong-san y como no, On-jo, eran quienes veían todo lo sucedido referente a I-sak.
Alexis alcanzó a poner su espalda contra la mesa que tapaba las ventanas, pudiendo ver aquel último instante de lucidez de I-sak.
La pobre muchacha, después de que le arrebataran a On-jo, terminó por caerse al piso. Su vida y voluntad cayendo con ella.
No se asemejaba en lo absoluto con lo sintió, pero todos allí percibieron el miedo mezclado con tristeza asentarse en su pecho.
—¡Rápido! ¡Hagan algo! —Gritó Na-yeon.
Alexis suspiró. El dolor de cabeza aumentó y el ruido de todo subió de manera muy brusca.
—Cállate, por el amor de Dios, cállate —Pidió —. No solamente careces de empatia, también careces de sentido común. Tus gritos terminarán por atraer a media escuela —Acusó, soltando veneno —, así que, cállate.
Dae-su se le quedó viendo. Entendió que la situación la estaba abrumando demasiado y las palabras crueles eran su medio escape. También con la espalda apoyada en la mesa, llevó su mano hasta la de ella.
Na-yeon, sumamente irritada de tener constantemente a Alexis como voz de conciencia, pero con miedo a que lo de los zombies fuese cierto, no dijo una palabra más. Al fin y al cabo el miedo terminaba por dictar cada una de sus acciones, y se este le decía que se callara, lo haría.
Lo siguiente que prosiguió, lejos de la poca empatia de Na-yeon y el dolor de cabeza de Alexis, fue un forcejeo entre On-jo y Cheong-san. Ella peleaba por llegar hasta I-sak y él la retenía de semejante locura. Alexis vio conmovida. Se preguntó si Woo-jin intentaría sostenerla en caso de que ella quisiese acercarse a un Dae-su zombie. Sabía que no habría fuerza en el mundo capaz de retenerle en cuanto a Dae-su se trataba, así como sabía que su cerebro -inconsciente o consciente- seguiría al muchacho sin tomar en cuenta los factores o circunstancias. Le dolió pensar en ese escenario.
El curso de las cosas escaló de manera tal vez muy rápida. I-sak convertida, Cheong-san peleando con ella, I-sak siendo arrojada por la ventana, la despedida de las dos amigas...
Despedida era una manera menos dolorosa de decirlo.
Se pudo oír claramente la forma en que Cheong-san le suplicó a On-jo que soltase a I-sak, así como se vieron los intentos de alejarla de la ventana. Todos fueron testigos del desgarrador momento, nadie se salvó de observarlo. Cada uno tuvo que soportar escuchar los sollozos de On-jo, aunque nadie lloró con ella, ni mucho menos comprendieron el dolor que experimentaba.
Nadie supo cómo consolarla una vez I-sak se fue por completo.
Muchas cosas se fueron con I-sak. La esperanza corrió y se lanzó por la ventana, sin siquiera tener la decencia de decirle adiós a los chicos. También un pedacito de su lado adolescente, de ese lado inocente y tonto, le siguió al paso a las esperanza.
La “paz” después de la tormenta llegó con el paso de los minutos. Aunque aquí la paz carecía de su verdadero significado, solo era mero silencio disfrazado de tranquilidad.
On-jo se veía, a los ojos de todos, devastada, aunque realmente el adjetivo no fuese suficiente para describir su sentir. Las chicas fueron con ella para consolarla, todas menos Na-yeon, Nam-ra y Alexis. Na-yeon porque, bueno, era incapaz de consolar y Nam-ra y Alexis porque debían ayudar a sostener las mesas y sillas. Si no hubiese sido por tener la espalda pegada a la mesa, Alexis habría al menos intentando decirle algo a On-jo.
Dae-su quiso poder hablar con Alexis, quiso decir algo, pero no pudo. Nadie podía hablar. Se tuvo que conformar con tomarle la mano y darle alguna que otra mirada. Ansiaba poder hacerle saber que él estaba ahí para ella.
Cheong-san llegó para romper la calma.
—Vámonos —Captó la atención de todos —. No aguantaremos mucho aquí.
Alexis se acomodó. Vaya manera de romper el silencio.
—Tienes razón en que no aguantaremos aquí, pero, ¿Cómo salimos? —Respondió ella.
Woo-jin le siguió.
—¿Y a dónde vamos?
Alexis se giró para ver a su amigo.
—Tenemos que ir fuera de la escuela, eso es obvio. —Pensó en su casa y en su mamá. Era la primera vez que pensaba en su mamá.
—¿Cómo saldremos de la escuela si ni siquiera podemos salir de aquí? —Preguntó Hyo-ryung, sosteniendo la mano de On-jo.
Era increíble como se hacía una conversación así de rápido después de lo ocurrido. Alexis le dio la razón a su ex novia, quien alguna vez, con un cigarro a medio acabar entre los dedos y su cabeza en otro viaje, le dijo que el instinto de sobrevivir siempre sería más grande. Ojalá le hubiese prestado más atención a sus conversaciones filosofícas sobre el ser humano, quizá hubiese tenido respuesta para todos los debates morales que su cabeza llevaba a cabo.
Cheong-san retomó el liderazgo en la conversación.
—La cuerda de antes —Mencionó, siendo probablemente el único que recordase una cuerda —. Gyeong-su. —Llamó a su amigo.
Gyeong-su, encargado de sostener una de las puertas y ajeno a lo que conversaban, quitó su vista de la madera y la dirigió a Cheong-san.
—¿Si? —Respondió ante el llamado de su nombre. No tuvo respuesta por parte de Cheong-san —¿Qué? —Dijo, queriendo saber para qué lo llamaban. De nuevo, no hubo nada —¿Qué pasa?
Las intenciones de Cheong-san fueron reveladas luego de varios segundos de espera. Al principio, se creyeron que era una broma, pero al ver al seriedad del muchacho entendieron que lo que parecía un chiste suicida en realidad era un plan suicida.
—No hablas en serio, ¿cierto? —Cuestionó Woo-jin —¿De verdad quieres alcanzar la manguera a través de la puerta? —Su cara y voz mostraban lo que todos pensaban allí:
Que Cheong-san estaba loco.
—Los zombies no me verán, será rápido. —Quiso convencerlos.
Alexis, imaginándose el plan, le encontró la primera falla.
—Esas cosas se mueven hasta por escuchar el mas mínimo suspiro, cuando abras la puerta, irán hacia ti.
Dae-su, quien fue precisamente atacado por uno de esos gracias al sonido de abrir una puerta salía del baño, asintió en señal de estar de acuerdo.
—Alexis tiene razón, el ruido los atrae. —Le apoyó Woo-jin.
Sin embargo, Alexis no rechazaba al 100% la idea de Cheong-san.
—Claro, con esto no digo que no lo hagas —se ganó las miradas curiosas de los muchachos partícipes en la conversación —, solo digo que tienes que evitar ser escuchado.
Eso confundió al chico.
—¿Qué? —Expresó sin comprender Cheong-san.
Alexis tragó. Desde hace rato tenía sed y no había nada para beber.
—No puedes no hacer ruido, pero puedes evitar ser escuchado —explicó —. Si por ejemplo, hay un ruido más fuerte que el tuyo, los zombies no oirán el tuyo.
Un entendimiento grupal se hizo paso en el aula. Dae-su y Woo-jin soltaron un "oh", extendiendo la vocal y asintiendo. Cheong-san y Gyeong-su se limitaron a mirar nada más.
—¿Y cómo hacemos un ruido más fuerte? —Preguntó Gyeong-su.
Cheong-san respondió por Alexis, quitándole la palabra.
—Cualquier cosa hace más ruido que una puerta abriéndose.
—Algo tan simple como esto —Alexis se puso de pie en la mesa, colocando las manos a la altura de la ventana y aplaudiendo. Tuvo en respuesta a su sonido a zombies alterados queriendo comenté — puede funcionar.
Dae-su la jaló de la camisa, asustado y más que preocupado de verla tan cerca de los zombies. A veces lo frustraba la irresponsabilidad de Alexis en cuanto a su vida se trataba.
Una vez con su punto mostrado, Alexis se sentó. No era agradable sentarse bajo la mirada de reproche de Dae-su, pero sabía que las acciones tenían consecuencias. Quiso agarrar su mano de nuevo, pero él no se lo permitió.
—Ya está —Cheong-san se llevó su atención de nuevo —. Alguien hace un poco de ruido por aquí —señaló las ventanas —y yo buscó la manguera.
Alexis suspiró.
—Ve, yo haré ruido —ofreció, obligándose a no ver a Dae-su —. Estoy ansiosa por salir de aquí.
Yo después de escribir este capítulo:
Les juro que sí lo leen mientras oyen la canción, pega distinto.
En fin. Hola <3 ¿Cómo están? ¿Cómo les va? Yo muy bien, gracias.
Cuéntenme, ¿Les gustó el capítulo de hoy? ¿Qué les pareció? Leo cualquier cosa que tengan que decir sobre la historia nwn A mi me gustó escribirlo agskshs
Un agradecimiento a mi amigo Lokixw que lee todo antes y me ayuda con la historia. T quiero, nene, este cap va dedicado a ti <3
Yo hoy no tengo mucho por decir, aquí que procedo a dejar memes:
Woo-jin viendo a Dae-su y Alexis:
Dae-su, Woo-jin y Alexis be like:
Dae-su cuando Alexis le habla seria:
(créditos a ajebipink por la idea los memes, vayan y lean su fanfic de Woo-jin que está increíble)
Ahora sí, adeus <3
— 𝙸𝚜𝚛𝚘𝚓𝚒.
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