
04 | Presentacion de Animadores
La primera semana de clases había sido un asco para Briana.
Nada de lo que Alice le había prometido sobre "empezar de nuevo" o "encontrar su lugar" había resultado cierto. Los estudiantes de Seabrook eran todo lo contrario a lo que ella conocía. Sonrisas de catálogo, ropa combinada hasta lo ridículo y un entusiasmo colectivo que le erizaba la piel. Si uno no encajaba perfectamente en ese molde fluorescente, simplemente... no existía.
Y Briana, con sus botas negras, su suéter de mangas largas y su expresión reservada, era invisible.
Bueno, invisible hasta que alguien decidía señalar lo "extraña" que se veía. Entonces se convertía en un espectáculo.
Lo más irónico era que sabía que otros también eran tratados así. Como los zombies, por ejemplo. Podía verlo en la forma en que se les permitía estar allí, pero siempre al margen. Como si fueran invitados temporales en una fiesta donde nadie los quería realmente.
Por eso, desde que había llegado, Briana había hecho lo posible por pasar desapercibida. Ocultar lo que era, lo que podía hacer. Pero no siempre lo lograba. Había momentos —una emoción fuerte, una corriente de energía mal canalizada— en los que algo dentro de ella vibraba, alteraba la luz, hacía temblar el aire a su alrededor como una descarga invisible. Y ella solo podía esperar que nadie lo notara.
Pero Seabrook notaba todo lo que se salía del guion.
Por suerte, entre toda esa perfección sintética, había encontrado a Bree.
Bree no era como los demás. Era una chica con sonrisa honesta, pasos torpes cuando estaba nerviosa, y una risa que parecía no encajar en el molde... por eso Briana confiaba en ella.
Aunque eso no significaba que estuviera feliz con lo que Bree acababa de hacerle.
— ¿en serio, Bree? —gruñó mientras entraban al gimnasio abarrotado— ¿esto era necesario?
Bree: ¡por supuesto que sí! —respondió Bree, con una emoción desbordada— ¡es la presentación de los animadores! ¡es como... la coronación de Seabrook! Además, necesitabas salir de tu rincón oscuro y respirar un poco de... vida.
Briana bufó, cruzándose de brazos mientras se detenía junto a las gradas. El gimnasio brillaba con luces color pastel, decorado con serpentinas, pompones y una enorme pancarta que decía "¡Una Seabrook más unida que nunca!".
— estoy bastante viva, gracias —dijo Briana con sarcasmo— solo que no brillo en la oscuridad.
Bree: ¡ni falta que hace! —insistió Bree— vamos, al menos quédate hasta que empiece. Después puedes escapar por la salida trasera si quieres.
Briana no respondió. Sus ojos recorrieron a los estudiantes que llenaban el lugar, todos organizados por grupos, como en una coreografía que ella nunca había ensayado.
Y entonces, la música comenzó.
Los reflectores apuntaron al centro de la cancha, y los animadores entraron al ritmo de un remix vibrante. Saltaban, giraban, lanzaban pompones al aire como si fuera el evento del año.
Briana intentó no mirar. Pero alguien capturó su atención.
Zed.
Estaba allí. En la primera fila de los zombies, mirando a Addison, la chica rubia que parecía la embajadora oficial de Seabrook. Y a pesar de todo, Zed la miraba solo a ella no como a los demas, como si perteneciera. Como si no le importara ser diferente.
Lo miró por un instante más del que habría querido.
Bree: ¿lo estás mirando? —susurró Bree con una sonrisita.
— ¿qué? ¡no! —saltó Briana, con las mejillas ardiendo.
Bree: ajá... claro.
Pero Bree no insistió. En vez de eso, comenzó a aplaudir con fuerza cuando la rutina alcanzó su punto máximo: una pirueta perfecta de Addison la cual la impulsaba al aire.
Pero ahi fue cuando los animadores sacaban unos tubos con fuego, haciendo alterar a uno de los zombies empujando a el animador que debia atrapar a Addison por suerte, y Briana tuvo que mirar, como Zed la salvaba de una caida mortal para luego ser llamado.
Bree: ¿estás bien? —preguntó Bree, notando su tensión.
— sí —mintió ella— solo necesito... aire.
Y antes de que Bree pudiera detenerla, Briana salió del gimnasio. Caminaba rápido, apretando los puños, obligándose a respirar. Tenía que calmarse.
Caminaba rápido. Muy rápido. Como si pudiera dejar atrás el latido acelerado de su corazón.
Briana apretaba los puños, conteniéndose, sintiendo cómo la energía dentro de ella vibraba con cada paso. Estaba cerca. Lo sabía. Esa sensación —como electricidad en la punta de los dedos, como fuego bajo la piel— estaba creciendo. Y no podía permitirse perder el control. No allí. No frente a todos.
No después de lo que había pasado.
Lo había visto con sus propios ojos: los tubos con fuego, el zombie alterado, el salto fallido. Todo en cámara lenta. Addison, cayendo hacia el suelo como si el mundo se desplomara con ella. Y entonces, Zed.
Zed corriendo sin pensarlo. Zed cruzando la cancha, atrapándola en el último segundo. Zed, el "peligroso", el "diferente", salvando a la reina de Seabrook con los brazos temblando de fuerza y miedo.
Y aún así, lo reprendieron.
Un profesor lo llamó, serio. Otro zombie intentó intervenir. Y en medio del caos, mientras la multitud murmuraba y las luces titilaban, Briana había salido huyendo.
Porque esa escena le había removido algo que no entendía.
La injusticia. El gesto heroico. El fuego. Todo.
Se detuvo en uno de los pasillos laterales, donde las luces eran más suaves y no había nadie cerca. Cerró los ojos y apoyó la frente contra una de las paredes frías, intentando regular su respiración.
Uno. Dos. Tres...
Zed: ¿Briana?
La voz la sobresaltó. Se giró rápido, los ojos aún algo dilatados, lista para reaccionar. Pero no era un profesor. Ni Bree.
Era él, Zed.
Estaba allí, con su chaqueta medio abierta y el cabello revuelto por la corrida. Sus ojos marrones tenían ese brillo extraño, esa mezcla de inquietud y calidez que no encajaba con nada de lo que ella había visto en Seabrook. Y por un segundo, ninguno dijo nada.
— ¿qué... qué haces aquí? —preguntó ella, intentando sonar firme, pero su voz le tembló un poco.
Zed: te vi salir corriendo, solo quería saber si estabas bien.
Ella tragó saliva, volviendo la vista a otro lado.
— estoy bien.
Zed ladeó la cabeza, dudando.
Zed: lo siento por lo de ahí adentro, el fuego... alteró a uno de los míos. No deberían usarlo en estas presentaciones. Pero, ya sabes, a veces a Seabrook le importa más el espectáculo que la seguridad.
— y aún así tú saltaste —dijo ella sin pensarlo.
Zed sonrió, encogiéndose de hombros.
Zed: no podía dejar que Addison se estrellara contra el piso, aunque gracias a eso me gane un puesto en el equipo de futbol, y dejaran a los a zombies entrar a la cafeteria.
Dijo con una sonrisa. Briana bajó la mirada, sintiendo un nudo extraño en el estómago. Zed no parecía enojado. Solo cansado. Como si ya estuviera acostumbrado a cargar con culpas que no le pertenecían.
— fue valiente lo que hiciste —dijo ella al fin, en voz baja.
Zed: gracias.
Un silencio suave se instaló entre ambos. Por alguna razón, no era incómodo.
Addison: ¿tú también eres nueva, verdad? —preguntó la animadora, con tono casual.
Ambos se giraron al verla con una sonrisa.
Addison: no hablas mucho con los demas por lo que veo..
— si eso supongo... —cruzo los brazos algo incomoda por la presencia de la rubia.
Addison: solo queria agradecerte Zed, por salvarme —dijo con una sonrisa.
Zed: no hay de que —le correspondio la sonrisa.
Addison: bueno, los dejo.
Al ella irse, Zed noto a Briana cabizbaja.
— ¿cómo lo haces? —susurró.
Zed: ¿hacer qué?
— seguir sonriendo, con todo lo que te tiran encima.
Zed se encogió de hombros.
Zed: no sé supongo que si no sonrío yo, nadie lo va a hacer por mí.
Briana soltó una risa seca. No por burla, sino porque... entendía demasiado bien lo que quería decir.
— tú sí que eres raro —dijo ella.
Zed: ¿y tú no?
Ella lo miró de reojo. Él la miraba como si supiera que había algo más. Como si pudiera sentir el torbellino de secretos que ella ocultaba bajo su fachada tranquila.
— tal vez lo soy —admitió, y por primera vez, no sonó como algo malo.
Zed dio un paso hacia atrás, dejando espacio.
Zed: si alguna vez necesitas salir a tomar aire otra vez... yo soy bueno en eso.
Ella sonrió, pequeña, pero real.
— lo tendré en cuenta.
Y Zed se fue, dejándola en el pasillo con el corazón latiendo un poco más tranquilo.
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