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𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑋𝐼 : 𝐿𝑎 𝑝𝑢𝑟𝑒𝑧𝑎 𝑑𝑒 𝐿𝑎𝑑𝑦 𝑀𝑜𝑟𝑔𝑎𝑛𝑎

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˗ˏˋ ♞ 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝐸𝐿𝐸𝑉𝐸𝑁 ˎˊ˗ ━━━━━ ♛
𝔒𝔫𝔠𝔢 𝔲𝔭𝔬𝔫 𝔞 𝔱𝔦𝔪𝔢... ❛ 𝔏𝔞𝔡𝔶 𝔐𝔬𝔯𝔤𝔞𝔫𝔞 ❜
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✠ ⎯⎯ 𝖂𝖗𝖎𝖙𝖙𝖊𝖓 𝖇𝖞 𝕭𝖗𝖎𝖓𝖆 ⎯⎯ ✠

—𝖃𝕴—

𝑳𝑶𝑺 𝑻𝑹𝑬𝑺 𝑱𝑶́𝑽𝑬𝑵𝑬𝑺 𝑬𝑴𝑷𝑬𝒁𝑨𝑹𝑶𝑵 𝑨 𝑨𝑽𝑨𝑵𝒁𝑨𝑹 con un sigilo y una rapidez sensacional mientras se tapaban la nariz para que Alistair no sospechara de que se había usado la magia para dormir a los dos guardias, al llegar a la puerta, hubo otro pasillo, este, a diferencia del otro, era mucho más abierto y airoso por lo que se mantuvieron con el mismo recelo.

Merlín asomaba la cabeza con un gesto veloz en los rincones para ver si había rastro de Arturo, Theobald o de algunos de sus centinelas para luego seguir sin complicaciones o peligros, pudieron subir una escalera con forma de caracol hasta dar con una puerta, pero de repente oyeron unos pasos aproximándose en el pasillo próximo y el eco de una voz fácilmente reconocible, la de Arturo. Abrieron la puerta sin pensarlo y se quedaron escuchando, Gadea se agachó y observó en el hueco de la cerradura con cautela, cada vez el eco se oía más de cerca hasta el punto de convertirse en voces.

—Theobald, sigue buscando por el bosque, yo me encargaré de buscar en las alcobas —le ordenó mientras se acercaba a las escaleras.

—¿Y qué le vais a hacer cuando la encuentre?

—Si la llegas a encontrar le enseñaré unos cuantos modales y no en el cepo —hizo una pausa—, será mi sirviente y no le pondré las cosas sencillas.

—¿Otro sirviente? ¿No tenéis a Merlín?

—Sí, pero no es suficiente —le contestó mientras ponía los ojos en blanco—, aunque tendré que soportar a los dos por igual, lo único bueno de todo esto es que las tareas que le voy a mandar le sacarán una "sonrisa".

—Será... —dijeron a la par Merlín y Gadea, pero una voz les interrumpió desde atrás.

—¿Merlín?


—¡M-morgana! ¿Qué hacéis aquí? —exclamó despistado y asombrado el hechicero.

La chica no pudo evitar sonreír, su belleza era incomparable, tenía puestos unos pendientes verdes, pequeños pero brillantes, un collar de diamantes y un vestido azul que dejaba relucir su hermosa piel, pero lo que más iluminaba era su rostro, una gran sonrisa lo llenaba, era brillante, preciosa y esperanzadora. Su cabello era largo, negro y ondulado, daba la impresión de que, con cada movimiento, sus ondas cobraban vida, por no hablar de sus ojos, verdes, como el color de los enormes árboles que florecen en la primavera, una estación llena de pureza, amor e ilusión, lo mismo que se podía reflejar en Morgana.

—Es mi alcoba, pero veo que tenéis algunos problemas —les dijo mientras señalaba la puerta—, en todo caso me será un placer ayudarles.

Merlín no pudo evitar sonrojarse, se había equivocado de alcoba, por los nervios se había confundido y se equivocó de lado, su habitación daba justo en la parte extrema de donde estaba Lady Morgana.

—Yo...fue sin querer, os lo prometo, ahora mismo me voy, bueno... —se rió nervioso—, es que...como bien dijisteis tenemos un problema...

—No, tenemos no, lo tengo yo, vosotros ya hicisteis bastante ayudandome, no quiero que esto os pase facturas, por favor, en cuanto los dos se vayan de aquí, os marchais y yo iré al bosque, necesito aclarar mis ideas, tal vez ser la sirvienta de Arturo no estará tan mal —le interrumpió Gadea.

—¡Oh! Créeme que sí, te lo digo por experiencia —dijo Merlín—, ser el sirviente de Arturo es horrible pero hablaré con él, no puedo permitir que pases por esto...también.

—¡No! No quiero meterte en más problemas, Merlín, ve con Alistair, yo cogeré el mismo atajo de antes y me iré al bosque, seguiré otra ruta para intentar no encontrarme con Theobald —le explicó la joven mientras volvía a mirar el hueco de la cerradura—, ya se han ido.

Gadea se acercó a la otra chica antes de irse y le extendió la mano.

—Un placer, mi señora, mi nombre es Gadea.

—El placer es todo mío, yo me llamo Morgana. —Aceptó la mano y le dedicó una cálida sonrisa—. Puedes quedarte conmigo, mi alcoba, como puedes ver, es espaciosa y no tengo ningún inconveniente en compartirla.

—Pero...¿y si Arturo se entera de que me habéis ayudado?

—¿Crees que le tengo miedo a Arturo? —preguntó con ironía Morgana.

—¡No! No en absoluto...pero una cosa, ¿es vuestro futuro prometido o algo así?

Morgana al oír esa pregunta se empezó a reír.

—¡No, para nada! ¡Dios me aguarde si lo fuéramos! Soy la protegida de Uther Pendragón y cuando me toca estar a su lado no lo soporto, ¡imagínate lo que sería estar casada con él!

—Pobre...entiendo perfectamente, es decir..., con lo poco que lo conozco es un gran necio, espero equivocarme y que pueda cambiar en el futuro.

—Complicado lo veo, imposible no, por el bien de Camelot, rezaremos porque así sea —continuó Morgana—. Entonces, ¿te quedarás Gadea? Para mi será un placer ayudarte.

—Me quedaré, pero si hay repercusiones —les explicó mientras miraba también a Merlín y a Alistair—, yo seré la que acarree con todo, ya han hecho bastante y no me cansaré de repetirlo. Y otra cosa —se dirigió esta vez, solo a Morgana— ¿Por qué confiáis en mí y me dejáis quedar en vuestra estancia?

—Al ver tus ojos pude comprobarlo, mi intuición nunca falla, además eres amiga de Merlín, él es buena gente, como también sé que lo eres tu, ahora pequeña, acomódate, estás en tu casa, por cierto, si no es molestia, ¿de dónde procedes?

Gadea no quería mentir acerca de su paradero a Morgana pero ya se lo había dicho a Arturo y a algunos plebeyos en su búsqueda de Merlín, por lo que no le quedó otra opción.

—Provengo de Camarthen, en Gales.

—¡Vaya! Interesante lugar, nunca he ido a otros parajes fuera de Camelot, debe de ser hermoso —hizo una pausa mientras se dirigía a Merlín—, ¿es cierto que sois primos? ¿Lejanos? Me han llegado algunos rumores.

Gadea quedó petrificada al oír eso, el hechicero se dio cuenta y la ayudó.

—¡Sí! ¡Lo somos! Hubo un tiempo en que estábamos muy unidos pero el destino nos separó, yo me fui de Camarthen para reunirme con algunos conocidos de mi madre Hunnith y bueno, parece que ese mismo destino nos ha querido ver de nuevo otra vez, juntos.

Gadea lo observó con la mirada y con un gesto sincero en ella le agradeció todo sin remediar palabra alguna, no hacia falta pues con una acción tan sincera las palabras sobran en ella y en gran parte también sabía que en esa frase de Merlín había algo de verdad.

—Pues, en todo caso, me alegra saber que volváis a veros, tan solo espero que no vuelva ocurrir más. —Siguió Morgana—. Alistair, pequeño mío. —Se agachó y con gesto afable lo abrazó—. ¿Te veré esta noche? Hoy toca otro cuento y parece que tenemos nuevo acompañante. —Echó la vista atrás y miró a Gadea.

—¡Me encantan las historias! ¡ Y también contarlas! —exclamó la chica.

Alistair y Morgana sonrieron.

—Dejaremos que nos cuente una esta noche —dijo Morgana y besó la frente del chico mientras este asentía— ¿Ahora vas a ir con tus amistades a la pradera, no?

—¡Sí! —exclamó el niño, emocionado.

—Ten cuidado, entonces y ¿Merlín? ¿Tú que harás? Si quieres puedes quedarte aquí.

—¡Ah! ¡No, no! Yo..eh, bueno, tengo que hacer cosas con Gaius —intentó explicar con un hilo de voz, al parecer estaba algo avergonzado por la última frase de Morgana.

—Está bien, cualquier cosa, aquí estoy, bueno aquí estamos —explicó, refiriéndose a Gadea, que ahora era su compañera de alcoba y con una sonrisa se despidió de los dos chicos, que salieron sigilosamente de la habitación por si acaso estuviera Arturo, hecho que, afortunadamente, no era así.

—De todas maneras, no puedo esconderme, tengo que hacerle frente, si tengo que ser su sirviente lo haré, además necesitaré ganarme el sustento mientras resida aquí.

—Como debas —continúo Morgana, mientras posaba su mano izquierda en el hombro de la muchacha—, pero si se pasa contigo, házmelo saber.

Gadea, impresionada por su actitud y modales, sonrió y asintió, sin duda, Morgana era increíble, tanto como Alistair y Merlín.

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