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𝑬𝒍 𝒉𝒊𝒋𝒐 𝒄𝒐𝒏𝒗𝒆𝒓𝒕𝒊𝒅𝒐 𝒆𝒏 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆


“𝑳𝒂 𝒈𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒉𝒂𝒃𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒂𝒚𝒐𝒓𝒊́𝒂 𝒅𝒆 𝒆𝒅𝒂𝒅. 𝑬𝒔𝒐 𝒏𝒐 𝒆𝒙𝒊𝒔𝒕𝒆. 𝑪𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒖𝒏𝒐 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒖𝒏 𝒉𝒊𝒋𝒐, 𝒆𝒔𝒕𝒂́ 𝒄𝒐𝒏𝒅𝒆𝒏𝒂𝒅𝒐 𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆 𝒅𝒖𝒓𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒂 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂. 𝑺𝒐𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒉𝒊𝒋𝒐𝒔 𝒍𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒂𝒑𝒂𝒓𝒕𝒂𝒏 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒐. 𝑷𝒆𝒓𝒐 𝒍𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆𝒔 𝒏𝒐 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒂𝒑𝒂𝒓𝒕𝒂𝒓𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔.” — 𝑮𝒓𝒂𝒉𝒂𝒎 𝑮𝒓𝒆𝒆𝒏𝒆


De Córdoba viajaron hacía Mendoza, esa vez lo hicieron nuevamente por avión pues el recorrido era considerablemente más corto que por carretera. El ambiente del bus en dirección al hotel cambió considerablemente desde la primera ves que viajaron en el, ahora parecía más vibrante, mucho más feliz de lo que era antes porque ninguno de los presentes la estaba pasando necesariamente mal, todo lo contrario. Incluso Victoria y Agustín, quienes vivían discutiendo, estaban sentados juntos en los últimos asientos hablando de todo un poco y la situación no cambiaba para ninguna de las chicas ya que Elisa e Isabel estaban muy bien acompañadas con sus respectivas parejas.

Pero los que más derrochaban amor sin necesidad de demostrarlo a los cuatros vientos eran Valentín y Andrómeda quienes estaban compartiendo asiento con Orión, el cual se encontraba sobre las piernas de su madre mientras ella junto al Argentino lo entretenían con historias, chistes y juegos. Cualquiera que los viera en ese momento pensaría que el ojiazul era el padre del pequeño por como lo trataba y como miraba a la madre del niño.

La miraba con sumo cariño, como si estuvieran juntos desde hace muchos años, como si tuviera todo del tiempo del mundo para apreciar la belleza de su acompañante y a su vez entretener a quien sería su hijo. Pero la realidad no era esa, claro esta, Valentín no era el padre de Orión ni tampoco estaba con Andrómeda desde hace años, en realidad solo había estado con ella por veinticuatro horas y contando, pero eso no le importaba ni un poco porque llevaba detrás de ella por semanas soñando despierto con una posible relación con la Venezolana.

Valentín tenía todo el derecho del mundo de mirarla hasta el cansancio al igual que tenía todo el derecho del mundo de tratar a Orión como si fuera su padre. El pequeño nunca había tenido una figura paterna más allá de su abuelo y él en verdad quería que lo viera como su papá en un futuro, que le tuviera la confianza suficiente para contarle sus cosas y para tener una relación con bases fuertes.

Muchos pensarían que estaba exagerando con querer todo eso, al fin y al cabo apenas estaba empezando con Andrómeda, pero él no planeaba estar solo un rato con ella, si él pensara en lo de ellos como algo pasajero no habría insistido tanto para tener algo con ella. Él quería que lo de ellos durara por mucho tiempo porque de eso se trata estar en una relación, si empiezas pensando que van a durar sólo unos pocos meses ¿Por qué empezarla? No tenía sentido.

Cuando empiezas una relación es porque te ves en un futuro con esa persona, porque quieres que funcione entre ustedes dos, porque ambos quieren algo bonito y duradero. Estaba más que claro que Valentín no buscaba algo de unos cuantos meses, Andrómeda no era una chica para estar unos cuantos meses, era una chica para estar para toda la vida, una chica a la cual presentarle a tus padres como tu novia oficial, con Andrómeda era todo o nada y él estaba dispuesto a buscar el todo por el todo.

—¿Te conté que mis viejos van a venir a la presentación de esta noche? —preguntó Valentín bajando del bus mientras cargaba a Orión en su brazo izquierdo. —Están hasta las pelotas de que les hable de vos entonces quieren conocerte, espero que no sea un inconveniente para vos, sé que les vas a caer re bien, sos un solecito y Orión un angelito —sonrió y pasó su brazo libre alrededor de los hombros de la castaña caminando hacia la entrada del hotel.

Andrómeda quiso responder, pero su cerebro se había desconectado en cuanto Valentín soltó el “¿Te conté que mis viejos van a venir a la presentación de esta noche?. Ella no tenía mucha experiencia conociendo padres, la última vez fue cuando tenía quince años y conoció a los padres de su ex novio, así que tenía cero experiencia. También estaba la cuestión de que no sabía si a los padres de Valentín les agradaba la idea de que su hijo sea padrastro siendo tan joven, siempre se ven padrastros ya mayores por culpa de los divorcios, pero casi nunca se ve a un chico de veintidós años poniéndose la responsabilidad de cuidar a un niño que no es suyo.

Pero tal parece que Valentín le importaba muy poco eso, él se veía feliz junto a ellos y al final eso es lo que más importaba, ya ambos estaban en una edad en la que no les importaba mucho el que dirán, pero sí que era importante la aprobación de sus padres para ella. La familia era muy importante para los García y si los Oliva por alguna razón les llegaba a caer mal sería horrible y no sabría como manejarlo.

Lo mejor que podría hacer era relajarse y actuar de forma encantadora cuando llegaran, iba a ser tarea fácil, sí, el encanto de Orión lo sacó de ella, solo tenía que actuar como siempre lo hacía.

—Estoy entusiasmada de conocer a tus padres, si tú eres tan bueno ellos seguramente son el triple de amables —respondió finalmente con una sonrisa un tanto nerviosa en cuanto les entregaron las llaves de las habitaciones.

—No tienes porqué estar nerviosa, beba, te van a amar, son re piolas y vos sos re piola, van a conectar muy bien —se inclinó un poco para dejar un beso en su cabeza acercándola más a su pecho. —Y vos wachin vas a ser su consentido, te los vas a a ganar de inmediato —habló esta vez hacia Orión haciendo que su sonrisa creciera.

—Todos me aman, seguro que ellos también lo harán —contestó con un tono de seguridad haciendo que ambos adultos jóvenes soltaran una carcajada por la confianza del niño.

—Eso lo sacó de mi papá, tienen la confianza de un Dios griego, los demás solo somos simples mortales —dijo la castaña con una sonrisa divertida. —Pero bueno, tienes razón, tus padres van a amarme, yo puedo con esto, incluso ya los nervios se me fueron, ya estoy más calmada —al decir aquello rodeó con sus brazos el torso el mayor.



—Estoy más cagada que el coño, siento que voy a vomitar, lo único que quiero es ponerme a llorar y no salir de este cuarto nunca —expresó Andrómeda con una clara expresión de querer morirse ahí mismo sin más.

Aunque la chica le haya mostrado confianza a Valentín mientras estaban juntos, apenas entró a su habitación sintió el verdadero terror de conocer a los padres de su ahora novio, tuvo que fingir delante de Orión que estaba muy calmada para que no sospechara nada, cuando se durmió a su lado fue cuando pudo empezar a dar vueltas en su habitación hasta que sus amigas llegaron a su encuentro con intenciones de calmarla.

Lo único que pasaba por su mente era a sus suegros odiándola a más no poder, eso sería terrible porque para ella la familia era lo más importante que había en el mundo, que la familia de su novio la odie sería un obstáculo demasiado grande en el comienzo de su relación y luego de dar tantas vueltas sin parar en definitiva necesitaban un respiro en donde solo cuiden el uno al otro, en donde disfrutan de estar juntos y dentro de esa fantasía no entraban problemas familiares.

—Primero, te tenés que calmar, seguro que estás así porque sólo estás pensando de mala manera cuando lo único que tenés que pensar es que te van a amar —habló Victoria con una sonrisa tranquilizadora. —Mirá, Valentín te quiere un montón y si no fueras la chica indicada no te quisiera así de bonito, eso sus viejos lo van a ver y además sos re tierna y amable, ¿Cómo no les vas a caer bien? —terminó estirándose para tomar su mano.

—Sí, sí, tiene razón, tienes todo lo que unos padres quieren para sus hijos, eso sí, a veces eres bastante mandona, un poco odiosa y demás, pero de resto eres una tía muy buena, no te tienes que preocupar —en cuanto Isabel terminó de hablar todas las miradas acusatorias se fueron a ella. —¿Qué? ¿Por qué me miráis así? Aclare a lo último que era una tía muy buena, tierna, hermosa y así —siguió hablando con una sonrisa de “yo no fui”.

—El punto es que te van amar, es imposible que no te amen, eres la chica que todos los padres aman, solo te basta sonreír y ya generas una confianza increíble, ellos van a notar rápidamente que eres una buena persona y que tú y Valentín se quieren —intervino Elisa volviendo al tema. —Así que bájale a tu pedo, todo va ir bien y luego te vas a reír por haber estado tan nerviosa por nada —terminó de hablar provocando una pequeña sonrisa en la Venezolana.

Sus amigas tenían razón, desde tiempos inmemorables ella había sido la típica amiga la cual se ganaba la confianza de los padres desde el primer momento en el que la veían, era quien en su adolescencia convencía a los mayores para que sus amigos pudieran salir prometiendo que iban a ir a “algo tranqui” y los dejaban ir solo para que sus hijos terminaran en fiestas en barrios peligrosos de la Argentina, por suerte nunca les pasó algo malo a excepción de un par de sustos, nada importante.

Ahora que sus amigas habían intervenido en su crisis existencial se sentía un poco más tranquila que antes, de lo único de lo que se tenía que preocupar era sobre que se iba a poner, de resto podía estar más calmada.



Al final había decidido vestirse como siempre lo hacía para trabajar, siempre buscaba la forma más cómoda para así poder moverse alrededor y abajo del escenario, constantemente tenía que subir y bajar para filmar las mejores tomas, así que aunque quisiera, no podía irse con un vestido como ella pensó en un principio. No creía que lo que vestía iba a influir tanto en lo que pensarían los padres de Valentín sobre ella, por lo que termino vistiendo unos jeans negros hasta la cintura junto con una simple camisa color naranja metida por dentro del jean, cómodo y sencillo, nada extravagante.

Al final eso era lo que la caracterizaba, siempre había tenido un estilo fresco y cómodo como toda mamá de un niño de cinco años, tenías que estar preparada para todo situación en la que se viera involucrado tu hijo, si empezaba a correr de un momento a otro, si empezaba a llorar, etcétera. Eso no significa que no se veía bonito y a la moda, siempre había tenido un buen estilo, que sea mamá no significaba que tenía que vestirse de forma desaliñada, ni mucho menos.

Desde hace ya algunos minutos había ingresado al local en donde se iba a llevar a cabo el concierto de Valentín junto a sus amigas y a su hijo, su novio había ido a buscar a sus padres al aeropuerto, por lo tanto aún no llegaba el momento esperado por todos.

Valentín ya había conocido a sus padres, pero aún no eran novios, así que la presión era mucho menos ya que sólo estaba conociendo a los padres de su amiga, todo lo contrario a este caso en donde ya eran novios oficiales y era importante este pequeño paso que estaban dando, al menos para Andrómeda era así. Para ella la familia era sumamente importante, pensaba que si no le caías bien a la familia de tu pareja era un obstáculo bastante difícil de superar y, además, ella siempre quiso una familia grande en la que todos convivieran con todos y eso se lo podría dar la unión de dos familias con diferentes raíces, pero con algo en común, el amor entre dos personas que portaban la sangre de los dos lados respectivamente.

—Valentín ya llegó, preparen todo que comenzamos la última prueba de sonido —la voz de uno de los técnicos hizo que despegara la mirada de su cámara hacia el origen de la voz.

Valentín había llegado, había llegado con sus padres y su hermano, se dirigían hacia ella en ese preciso momento. Los nervios volvieron a atacarla, pero rápidamente comenzó sus ejercicios de respiración para calmarse, se vería patética si comenzara a tener un ataque de nervios delante de sus suegros.

Cuando logró finalmente calmarse del todo por la puerta del camerino entró su pareja y atrás de él entraron tres personas más, una mujer con cabello grisáceo junto con un hombre que portaba con elegancia y la vez un poco desaliñada una barba, pero tenía una sonrisa que iluminaba el lugar y por último, pero no menos importante, un muchacho alto con cabello castaño que portaba rasgos parecidos a Valentín, todos ellos se dirigieron directamente a ella.

—Hey —lo primero que hizo Valentín fue saludarla con un pequeño beso en sus labios sin pena alguna. —Meda, ellos son mis viejos y mi hermano, ella es Andrómeda, mi novia —rodeó sus hombros con su brazo junto con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro, completamente feliz por lo que estaba sucediendo.

Aún no se acostumbraba a llamar a la Venezolana su novia o su wacha, pero se sentía orgulloso cuando lo decía, él pensaba que era el hombre más afortunado del mundo por tener a tal mujer a su lado como acompañante, claro que le encantaba presumirla y que vean cuanto bien le hacía. Ahora era el turno de mostrárselo a sus padres y que se dieran cuenta que todo los que les contó era completamente verdad, desde la belleza que portaba la chica hasta la inteligencia que residía en su cabeza.

—Hola, es un placer conocerte por fin, yo soy Maia, la mamá de Valen —se presentó al mujer con una contagiosa sonrisa y para su sorpresa sus brazos la rodearon en un abrazo confortable y cariñoso que tardó un poco en responder, pero lo hizo.

—Yo soy Alejandro, el viejo de Tin —se presentó con la misma sonrisa esta vez el hombre dejándole solo un cortes beso en su mejilla luego de que su mujer hay dejado libre a Andrómeda.

—Por fin mi hermanito consiguió a alguien, creí que este momento nunca llegaría —bromeó el castaño recibiendo una pequeña reprimenda de su madre con solo sus ojos. —Pará, vieja, era solo joda —soltó un poco intimidado provocando una pequeña sonrisa en la joven. —Yo soy Manuel, me podés decir Manu, igual —se acercó a dejarle un corto abrazo para luego separarse.

—Yo soy Andrómeda, es un gusto conocerlos finalmente, Valen me ha hablado un montón de ustedes —habló con una notoria tranquilidad en su voz, todo lo contrario a lo que había sido hace unas horas.

—Mi hijo también nos ha hablado mucho de vos, muchísimo, ¿Ya mencioné que habla muchísimo de vos? —preguntó el padre de familia con una sonrisa divertida viendo como el aludido bajaba la cabeza un tanto avergonzado por verse expuesto de esa manera.

—Mami, tengo hambre —la pequeña voz de Orión hace acto de presencia interrumpiendo lo que iba a decir Maia haciendo que todas las miradas fueran a parar a él.

—¿Cómo que tienes hambre? Si comiste hace como dos horas nada más, si comes ahorita luego no vas a poder cenar a la hora y te va a dar hambre a mitad de la noche, luego me tengo que parar a hacerte un tetero en Dios sabe donde porque aquí no tenemos cocina —le explicó la castaña en voz baja para que los demás no escucharan, sin embargo, fracasó.

—Igual le podemos dar un sanguchito con jamoncito para que coma —intervino su pareja provocando que Orión sonriera de oreja a oreja.

—¡Sí! Yo quiero sanguchito, mami —aplaudió con la misma sonrisa ya saboreando el platillo en su boca.

—¿Acaso tu te vas a levantar en la madrugada para buscarle algo de comer? —preguntó Andrómeda volteando hacia Valentín con sus brazos cruzados sobre su pecho junto con una mirada de diversión.

—Yo sí me la banco, vos lo sabés, si al nene le da hambre a las tres de la mañana yo salgo a buscarle algo ligerito, no me molesta —respondió el Argentino con seguridad en sus palabras provocando una sonrisa en los presentes.

—Ta' bien —la chica volteó de nuevo hacia su hijo quien la miraba expectante. —Pero no te jartes toda la mesa de sanguches, te puede hacer mal —aceptó finalmente provocando que Orión diera un pequeño salto de felicidad y se diera la vuelta para buscar su comida, pero antes la joven lo tomó por el brazo volviendo a atraerlo hacia ellos. —Lamento no presentárselos antes, él es Orión, mi hijo —lo cargó en sus brazos dejándolo a la misma altura que todos.

—Hola, mucho gusto, soy Orión—habló con su característica sonrisa repitiendo las mismas palabras que su madre le había enseñado desde que aprendió a hablar, era un niño muy buen educado.

Tal como había predicho antes los padres de Valentín y su hermano quedaron encantados con el pequeño apenas lo vieron, ese era el efecto que tenía el niño ante lo demás.

Hasta ese momento todo parecía ir bien entre todos y Andrómeda rezaba para que siguiera así hasta que se fueran, cruzaba los dedos para que así sea.





¡Nuevo capítulo y dan un paso importante! Creí que era importante que se viera en la novela cuando se conocen y así.

Falta poco para el segundo actoooooo y me vuelvo locaaaa, se vienen capitulazos, así que voten, comenten y den mucho amoooor, las tkm 💖💖

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